Tras el rebote del crecimiento posterior a la pandemia, el PIB por habitante ha estado prácticamente estancado. Lo deseable es que el ingreso per cápita aumente como resultado del buen desempeño de la economía y no por una crisis demográfica como la que está en ciernes. El problema es que tanto la pandemia como la gestión de la misma están pasando cuentas de cobro que aumentan el hueco fiscal. De la forma en que se gestionen esas cuentas de cobro en la actualidad depende, en buena medida, si la economía colombiana toma una senda productiva o una senda de empobrecimiento.
La tasa de sacrificio de una política monetaria restrictiva corresponde a sus costos sobre la producción y el empleo. Tras el fracaso de los viejos supuestos monetaristas acerca de la estabilidad de la demanda de dinero, los bancos centrales descartaron la regla monetaria única y optaron cada vez más por la tasa de interés como instrumento clave de política monetaria: aumentarlas era necesario para sujetar las riendas de una inflación galopante. En marzo de 2020 la inflación anual en Colombia era 3,85%. En marzo de 2023 llegó a 13,34%. El Banco de la República respondió subiendo dramáticamente su tasa de intervención (gráfico 2).
El crecimiento mediocre del último año y medio (en el tercer trimestre de 2023 fue incluso negativo) ha sido resultado de la tasa de sacrificio de la política monetaria y del endeble dinamismo de la política fiscal. Aunque la decisión inicial de aumentar la tasa de intervención fue correcta, el ritmo posterior de su disminución ha sido demasiado cauteloso y costoso. La buena noticia de la reducción de la inflación anual en julio (6,86%) es, en buena medida, el resultado de un hecho desafortunado: el pobre crecimiento de los últimos trimestres. Está por verse si la leve recuperación del segundo trimestre de este año representa un punto de inflexión o un breve interludio. Lo cierto es que persisten motivos de preocupación.
No hay que demonizar el déficit fiscal puesto que el gasto público puede generar un efecto multiplicador de los ingresos en una economía. Sin embargo, el gobierno anunció que el déficit en 2024 podría llegar al 5,6% del PIB. Esa cifra resulta inquietante no tanto por su nivel sino porque resulta cada vez más restringido el campo de maniobra de la política fiscal. El 21% del presupuesto propuesto para 2025 (523 billones de pesos) se irá en el pago del creciente servicio de la deuda. La inversión, en cambio, representa apenas 15,7%. En otras palabras, se trata de un presupuesto con poca capacidad para inducir la reactivación de la economía, precisamente en momentos en los que más necesitamos revertir los costos tanto de la gestión de la pandemia como de la inflación posterior.
Es urgente priorizar la implementación de la Política Nacional de Reindustrialización aprobada a fines del año pasado, mejorar la gestión y la ejecución del rubro de inversión del presupuesto nacional, poner en marcha programas de cultivos para sustituir importaciones de alimentos como el maíz, pisar el acelerador en la ejecución de programas de financiamiento público de micronegocios y microempresas como los que lidera el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
No obstante, lo que más se requiere en este momento es aprovechar la hoja de ruta trazada en el Plan de Desarrollo y sus cinco grandes transformaciones: 1) Derecho Humano a la Alimentación; 2) Ordenamiento del territorio alrededor del agua; 3) Seguridad Humana; 4) Economía productiva para la vida y lucha contra el cambio climático y 5) Convergencia regional. Ante las premuras fiscales y la necesidad de promover la reactivación, la mejor estrategia es la de invertir los recursos en función de aquellos grandes proyectos capaces de generar cambios en las dinámicas territoriales y sociales a gran escala. El camino de la austeridad extrema y de la dispersión de los recursos es uno de empobrecimiento que debemos evitar, si queremos superar las enormes fracturas sociales en las que medran toda suerte de violencias.
Mauricio Uribe López, Economista y Doctor en Ciencia Política.
Foto tomada de: Radio Nacional de Colombia
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