Con el comienzo de un nuevo período legislativo, Petro se prepara para tejer nuevas alianzas y hacer nuevas apuestas para lograr la aprobación de sus reformas más queridas en un Congreso en el que no cuenta con mayorías pero que necesita absolutamente para concretar sus planes.
Petro no parece dispuesto a ceder en el eje de sus propuestas que ponen el acento en lo público, pero es consciente de que la relación con el poder legislativo es crucial para un trámite exitoso de sus proyectos, particularmente el de la “paz total”. Por ello, para alcanzar su meta se ve abocado a dar vida a lo que ha llamado un “acuerdo nacional”.
Luis Fernando Velasco no tuvo el éxito esperado como ministro del Interior negociando uno a uno con los congresistas y ahora Juan Fernando Cristo tiene la misión de lograr el apoyo de las distintas formaciones políticas mediante reuniones con las bancadas del Senado y la Cámara. El propósito es no radicar proyectos dey de la agenda prioritaria del Gobierno sin antes socializarlos y sin antes buscar los mayores consensos posibles con las bancadas. Hasta ahora ha primado el clima de concertación y el ministro del Interior ha anunciado que los primeros proyectos del Gobierno que serán radicados son la ley de jurisdicción agraria y la reforma de la salud más la reforma laboral.
Ciertamente, la estrategia consiste en planes de acción que intentan alcanzar un resultado, una acción conducida que compite con otras estrategias y si hay estrategia, aunque sea una estrategia de paz y consenso, es un movimiento de intervención social; siempre hay lucha.
El desarrollo de una estrategia apunta a un horizonte futuro elegido, pero incierto. Supone articulaciones y etapas de acuerdo con otras estrategias en un contexto en el que no todo es previsible ni negociable, aunque controlable. A partir de aquí pueden considerarse tres factores que deben ser tomados en cuenta.
En primer lugar, la solidez y estabilidad de las formaciones políticas con las que interactúa el Gobierno. En este orden de ideas, no es desconocida la pugna en el interior del Gobierno por el modelo de seguridad mientras se negocia la paz. La pregunta que muchos se plantean es si se mantendrá la promesa de una salida negociada a los conflictos armados o si se fortalecerá la ofensiva. Tampoco son desconocidas las fracturas en el seno del partido Verde y otras organizaciones políticas
En segundo lugar, la falta de recursos del Estado para cumplir compromisos adquiridos. El problema de la deuda y la existencia de un presupuesto desbalanceado son obstáculos mayores que generan incertidumbres y ponen en peligro la inversión tanto pública como privada afectando el potencial económico de la nación. Hasta ahora no ha habido caída del consumo, pero ha sido gracias al crecimiento de la nómina del Estado y a los subsidios lo cual no es viable a mediano plazo.
Por último, El tipo de discurso y el lenguaje empleados. No siempre el mensaje del presidente coincide con el de sus ministros y este fenómeno genera disonancia. El mensaje de resentimiento que envían permanentemente algunos sectores no permite que se aborden ciertos temas con la suficiente racionalidad y generan la impresión de querer imponer unas ideas al país alimentando el clima de polarización que reina en él.
En suma, la estrategia que quiere adoptar Petro es una forma de acción dirigida y orientada, con diversos grados de realización y distintos tipos de resultados.
Rubén Sánchez David
Foto tomada de: La Silla Vacía
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