Durante la sesión plenaria, Vladimir Putin expuso la política energética de Rusia, destacando sus estrategias de cooperación y comercio con los países del sur global, orientadas a la construcción de un sistema energético soberano.
Ideas fuerza de la intervención de Vladimir Putin
En su intervención[i], Putin ofreció un análisis del sector energético en el contexto global, abordando sus dificultades, retos y posibles soluciones. Dada la relevancia de sus ideas para el debate interno sobre la política energética en nuestro país, destaco a continuación sus principales argumentos.
- La energía: indicador clave del desarrollo y el bienestar social
La energía ha sido históricamente una industria clave, no solo como motor de desarrollo económico, sino también como base sólida para garantizar el bienestar de la población[ii]. En la actualidad, Rusia está reconfigurando su agenda energética en un contexto global caracterizado por cambios irreversibles, sanciones occidentales y un crecimiento emergente en el sur global.
- Desafíos y control de occidente
Occidente ha mantenido durante décadas un firme control sobre la infraestructura y los sistemas de pago del comercio energético, con el dólar como moneda central y el sistema SWIFT dominando las transacciones internacionales. Las élites occidentales se convencieron de que podían restringir el acceso a este sistema a aquellos países considerados políticamente indeseables, excluyéndolos del mercado. Estas acciones reflejan la incapacidad de Occidente para competir en condiciones justas.
- El nuevo orden energético: Asia y el Sur Global
El mundo ha entrado en una nueva era de crecimiento, donde Asia y el sur global se están consolidando como los principales centros económicos. En 2023, mientras el G7 representaba el 30% del PIB global, los BRICS alcanzaban ya el 36%. Esta transición ha llevado a Rusia a reorientar su comercio energético, disminuyendo su dependencia del mercado occidental. En los últimos dos años, Rusia ha incrementado sus exportaciones de energía hacia los países asiáticos, que ahora constituyen más del 60%, y el comercio energético con los países “amigos” alcanza el 90%.
- Infraestructura y soberanía energética
Para consolidar esta nueva dinámica, Rusia ha desarrollado una estrategia de infraestructura que incluye la construcción de nuevos gasoductos y rutas para la exportación de gas licuado, además de incrementar la capacidad de sus puertos y fortalecer la Ruta del Norte. Asimismo, se está ampliando la red ferroviaria desde Siberia hacia los países del sur global, lo que facilitará el transporte de recursos energéticos.
La infraestructura financiera también ha presentado desafíos, pero Rusia ha logrado avances significativos al adoptar el uso de monedas nacionales, lo que ha reducido su dependencia del dólar. Entre 2021 y 2023, la participación del rublo en los pagos por exportaciones casi se triplicó, y actualmente representa el 40% de las transacciones energéticas rusas.
- El rol de los BRICS y la cooperación tecnológica
Los BRICS buscan sumar las potencialidades económicas de sus Estados miembros y crear un espacio de oportunidades para aquellos que buscan una cooperación equilibrada y mutuamente beneficiosa. Están trabajando en el establecimiento de un sistema propio de pagos, libre de injerencias externas, que facilite el comercio energético.
Más allá de la simple exportación de recursos, Rusia tiene como objetivo fortalecer la soberanía tecnológica de sus socios, desarrollando cadenas de producción y cooperación científica. Un ejemplo clave de esta estrategia es el programa nuclear con propósitos pacíficos, liderado por ROSATOM[iii], que busca construir centrales nucleares y formar ingenieros en países aliados, fomentando una industria energética local robusta.
- Matriz energética y transición justa
El consumo energético en Rusia ha crecido, superando incluso los niveles alcanzados durante la era soviética. Este crecimiento es un indicador clave de la expansión económica. Rusia ha incrementado la participación del gas natural en su matriz energética hasta un 48%, lo que, junto con la energía nuclear e hidroeléctrica, representa el 85% del total[iv].
Occidente ha utilizado la agenda verde para promover sus propios intereses neocoloniales, pero Rusia aboga por una transición energética más ordenada y justa. Esta estrategia incluye mejoras en el desarrollo social, la modernización de ciudades y una diversificación de la matriz energética. Entre los avances más notables están las energías renovables y las innovaciones en energías atómicas de baja potencia y la generación de hidrógeno.
- Plan estratégico a largo plazo
Con miras al futuro, Rusia ha trazado un plan estratégico hasta el año 2050, con inversiones en infraestructuras clave como centrales eléctricas y líneas de transmisión. La prioridad es asegurar el mercado nacional y un suministro energético estable y accesible, anticipando un crecimiento del consumo del 2%. Para satisfacer esta demanda, se generarán 27 gigavatios de energía mediante hidroeléctricas, centrales atómicas y termoeléctricas. Además, el uso de carbón se mantendrá, pero con tecnologías de baja carga ecológica.
La industria del gas también está atravesando una transformación profunda. El consumo interno está en aumento, impulsado por el programa de gasificación nacional liderado por GAZPROM[v]. Este plan, que abarca 10 años, busca mejorar la infraestructura para procesar gas dentro del país, reduciendo así la dependencia de las exportaciones. En respuesta al rechazo de Europa del gas ruso, Rusia ha redoblado sus esfuerzos para aumentar la producción de hidrocarburos y añadir valor mediante el desarrollo las industrias químicas[vi], sectores que, además de ser altamente rentables, generan empleos bien remunerados.
Enseñanzas de la política energética rusa
La política energética rusa, centrada en la soberanía y la seguridad energética, el desarrollo industrial, la innovación tecnológica y la cooperación internacional, pueden servir como referencia para diseñar una política energética nacional que responda a los desafíos actuales, como el crecimiento poblacional, las demandas de desarrollo social y la necesidad de reindustrialización, garantizando al mismo tiempo el suministro energético a precios asequibles. Veamos las enseñanzas de lo planteado por Vladimir Putin
- Señala que la agenda verde occidental representa una forma de neocolonialismo, argumentando que busca frenar el desarrollo de los países del Sur Global al imponer restricciones en el uso de combustibles fósiles. En contraposición, Rusia aboga por una transición energética gradual y equitativa, donde el gas natural desempeñe un papel clave como fuente de energía transitoria, mientras se avanza en el desarrollo de alternativas más limpias y eficientes.
- Reconoce la importancia de los combustibles fósiles en la industria química, donde aún no existen sustitutos viables para muchas aplicaciones. La industria petroquímica rusa ha desarrollado procesos altamente eficientes para transformar estos recursos en productos esenciales como plásticos, medicamentos y productos de limpieza. Además, gran parte del gas producido está orientado hacia la fabricación de polímeros y otros derivados, como los fertilizantes. Sin embargo, el país también está invirtiendo en tecnologías innovadoras para reducir las emisiones en la generación de energía a partir del carbón, y está ampliando su capacidad en energías renovables y limpias, como la hidráulica y la nuclear.
- Se busca un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente, promoviendo una transición energética gradual y basada en sus propias condiciones y recursos. Si bien reconoce los desafíos ambientales, cuestiona la imposición de políticas energéticas occidentales que podrían limitar el desarrollo de muchos países.
- Las energías renovables generadas a partir de paneles solares y aerogeneradores son marginales en Rusia debido a su intermitencia y falta de competitividad. Estas fuentes dependen de condiciones climáticas variables, lo que dificulta un suministro constante de energía. Aunque los costos de instalación han disminuido, los gastos totales—incluyendo almacenamiento y respaldo—siguen siendo altos en comparación con los combustibles fósiles, que ofrecen una generación más predecible y económica. Esta intermitencia limita su capacidad de competir con el gas natural y el carbón de baja carga ecológica, que son fuentes más confiables para satisfacer la demanda energética de manera continua.
¿Qué debe hacer nuestro país?
El desarrollo económico y social de un país está estrechamente vinculado con el consumo de energía. Generalmente, entre los indicadores utilizados para evaluar el nivel de desarrollo de una nación se incluyen el consumo de energía y electricidad per cápita. Según los diagnósticos realizados sobre la situación actual, algunas de las orientaciones clave que debe seguir la política energética del país son las siguientes:
- Es fundamental garantizar la autosuficiencia en la producción de gas natural para el consumo interno y apoyarse en este recurso como base de la transición energética.
- El uso del carbón para la generación de energía eléctrica no debe descartarse, ya que existen tecnologías que permiten una baja emisión de carbono.
- Es necesario ampliar la capacidad de gasificación del país, incluyendo la construcción de una nueva planta, posiblemente en Buenaventura.
- Debemos incrementar la capacidad de refinación de petróleo, orientándonos hacia la producción de gasolina más eficiente y con menor impacto ambiental.
- Los combustibles fósiles seguirán siendo relevantes durante muchos años como fuente de materias primas para la industria química. Por ello, es vital apoyar el desarrollo de estas industrias, que agregan valor y generan empleo de calidad.
- No podemos renunciar a la construcción de nuevas hidroeléctricas, garantizando procesos sin corrupción y realizando consultas previas con las comunidades afectadas.
- Es crucial iniciar un programa de construcción de centrales nucleares, dado que son una de las fuentes más eficientes, seguras y limpias de generación de energía.
- Si bien las energías renovables, como la solar y la eólica, pueden desempeñar un papel en la generación eléctrica, la matriz energética debe basarse en fuentes más firmes y continuas para garantizar la estabilidad y confiabilidad del sistema.
- Es fundamental asegurar un crecimiento sostenido del consumo energético per cápita, dado que está directamente vinculado al desarrollo económico y a la mejora de las condiciones de vida de la población.
- La adhesión de Colombia a los BRICS y a la Iniciativa de la Franja y la Ruta facilitaría el acceso a tecnologías energéticas de vanguardia, impulsadas por la inversión y el conocimiento de países como Rusia, China, India e Irán, lo que podría acelerar la transición energética en el país.
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[i] Intervencion de Putin en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=km3MSK4IdiE&t=32s
[ii] Según el Banco Mundial “El consumo de energía y el desarrollo económico de un país son dos fenómenos estrechamente relacionados. Usualmente, entre el conjunto de indicadores que se utilizan para evaluar el nivel de desarrollo de un país se suelen incluir, por ejemplo, al consumo de energía y de electricidad per cápita”. Ver: https://www.bancomundial.org/es/topic/energy/overview#1
[iii] Rosatom es una empresa estatal rusa, líder mundial en la industria nuclear. Esta empresa se encarga de todo el ciclo del combustible nuclear, desde la extracción de uranio hasta la gestión de residuos. Además de generar electricidad a través de plantas nucleares, Rosatom también diseña y construye estas centrales tanto en Rusia como en otros países.
[iv]Aquí está el desglose aproximado de su matriz energética actual: Gas natural: 48%; Energía nuclear 19%; Hidroelectricidad: 18%; Carbón: entre el 15%-16%; Energías renovables (solar y eólica): menos del 1%.
[v] Gazprom es una gigantesca empresa estatal energética rusa, la mayor del país y una de las más grandes del mundo en su sector, que ejerce un monopolio sobre la exportación de gas natural. Gazprom posee la red de gasoductos más extensa del mundo y sus operaciones abarcan desde la extracción y producción de gas hasta su transporte y venta a consumidores industriales y domésticos. Su influencia en los mercados energéticos mundiales es enorme, lo que la convierte en un actor clave en la geopolítica energética.
[vi] El petróleo, gas natural y carbón, a pesar de la necesidad por reducir su uso como fuente energética, siguen siendo fundamentales en la producción de una amplia gama de productos cotidianos. De estos combustibles fósiles se derivan plásticos, solventes, productos de limpieza, medicamentos, fertilizantes (como la urea), colorantes, fibras sintéticas, y hasta componentes de productos electrónicos. El negro de humo, esencial para neumáticos y tintas, también se obtiene de estos recursos. En resumen, nuestra vida moderna depende en gran medida de los productos derivados de estos combustibles, y aún no se encuentran alternativas más competitivas y sostenibles.
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: CNN
diego otero says
Muy interesante, a ver si aprenden en el gobierno de Petro