Trump no dudaría en desconocer los tratados de libre comercio firmados con los países de América Latina si considera que estos obstaculizan sus objetivos de industrializar Estados Unidos y recuperar los empleos perdidos durante la transición de su economía hacia un modelo centrado en los servicios. Esta postura podría llevarlo a revisar o incluso abandonar acuerdos comerciales que perciba como perjudiciales para los intereses nacionales de su país. El poder de veto que Estados Unidos posee en la Organización Mundial de Comercio (OMC) le otorga una posición de ventaja y le da seguridad al momento de desconocer acuerdos y tratados comerciales internacionales.
Es en el ámbito de la política exterior donde se espera un impacto global más significativo de la administración de Donald Trump, en términos de su respuesta a la pregunta crucial de si podrá aliviar las tensiones geopolíticas que actualmente plantean riesgos existenciales, como la tendencia hacia conflictos prolongados que podrían derivar en una confrontación nuclear. El presidente electo de Estados Unidos ha prometido terminar con las guerras, en particular la de Ucrania, lo que representará una prueba fundamental para su mandato, en caso de que logre traducir sus palabras en acciones concretas. Sin embargo, persisten dudas sobre su postura en otros conflictos, como el del Oriente Medio y el genocidio en Gaza, lo cual sugiere una posible selectividad en sus iniciativas de paz. Este enfoque podría estar influido por el apoyo recibido de sectores evangélico-sionistas en Estados Unidos, quienes respaldaron su campaña y mantienen una postura favorable hacia el expansionismo israelí en la región.
La postura de Estados Unidos frente a los BRICS, que buscan construir un sistema económico alternativo, será fundamental para definir si se mantiene o transforma el actual clima de tensiones internacionales. China, en particular, ha ofrecido a EE.UU. una cooperación de beneficio mutuo a través de iniciativas como la Franja y la Ruta. Sin embargo, durante la administración de Obama se optó por rechazar estas oportunidades, eligiendo en su lugar una estrategia de contención conocida como el “Pivote hacia Asia,” diseñada bajo la doctrina Wolfowitz[i], con el objetivo de contrarrestar el avance económico de China. Esta decisión contribuyó a un legado de tensiones geopolíticas que Trump podría intentar redefinir, alineándose potencialmente con países europeos como Hungría y Eslovaquia, que también abogan por el fin de la guerra en Ucrania y muestran una apertura hacia la colaboración con China.
En términos geopolíticos[ii], el reto principal radica en superar la doctrina Wolfowitz, que establece que Estados Unidos debe preservar su hegemonía global a toda costa. La prevalencia de este paradigma en la administración Biden, evidenciada en su creciente hostilidad hacia Rusia, China e Irán, su presencia militar en Oriente Medio, los acuerdos militares con países de Asia-Pacífico, como el Aukus[iii], que han generado tensiones en el indo – pacifico, plantea un riesgo de escalada nuclear. Dejar atrás esta doctrina es esencial para reducir el peligro de la carrera armamentista y abrir oportunidades para la paz global.
Aunque Trump parece inclinado a reducir los conflictos, preocupa su intención explícita de distanciar a Rusia de China, una alianza crucial para ambos países que no tiene ninguna posibilidad de disolverse. En este contexto, la postura ideal sería que Trump aceptara la invitación de los BRICS para construir un nuevo paradigma de desarrollo y seguridad basado en los principios de paz, cooperación y respeto mutuo. Este enfoque implicaría adoptar una visión global de “futuro compartido”, como propone Xi Jinping, y dejar atrás una competencia que carece de sentido en un mundo interconectado, con desafíos globales comunes.
América Latina y Colombia en la agenda de política exterior de Trump
La principal preocupación de Trump respecto a América Latina probablemente esté enfocada en la migración hacia Estados Unidos, motivada por la falta de desarrollo y empleos dignos en la región. En este sentido, el mensaje de felicitación del presidente Gustavo Petro plantea la perspectiva correcta: “La única manera de sellar las fronteras es con la prosperidad de los pueblos del sur y el fin de los bloqueos”[iv].
Para reducir la migración irregular hacia Estados Unidos, es crucial fomentar el desarrollo económico en América Latina. Sin embargo, si continúa la confrontación comercial con China se dificulta este objetivo, ya que las tensiones geopolíticas pueden limitar las inversiones y el comercio en la región. La búsqueda de hegemonía por parte de Estados Unidos podría aumentar las presiones hacia la región y limitar las opciones de cooperación económica para los países latinoamericanos, lo que a su vez perpetuaría las condiciones que impulsan la migración.
En el caso de Colombia, además de la preocupación migratoria, la administración de Donald Trump centrará su atención en el aumento de los cultivos de coca y la producción de cocaína, que al cierre de 2023 registró un incremento del 53%, según el último informe de Naciones Unidas[v]. La mayor parte de esta producción tiene como destino el mercado estadounidense. Ante este desafío, Colombia necesita replantear su estrategia antidrogas, que hasta ahora ha dependido principalmente de acciones de interdicción. Aunque estas han logrado un aumento en las incautaciones, resultan insuficientes para abordar el problema de fondo.
La solución a largo plazo, al igual que en el tema migratorio, pasa por el desarrollo económico. Solo llevando oportunidades productivas legales que sean rentables a las regiones cocaleras y al país en general se podrá avanzar en la guerra contra las drogas ilegales. En esta estrategia, el componente policiaco – militar debe ser marginal en comparación con la transformación de la estructura económica, el control efectivo del lavado de activos, y una política educativa y cultural que promueva alternativas para los jóvenes.
Colombia debe intensificar su diversificación comercial, explorando nuevas alianzas estratégicas. Además de profundizar su integración con la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el país debería buscar su ingreso al bloque de los BRICS y al Nuevo Banco de Desarrollo. Esta estrategia fortalecería su posición en el comercio global y ampliaría el acceso a financiamiento para proyectos de infraestructura y desarrollo científico.
¿Pero que será lo determinante en el gobierno de Trump?
Más allá de los temas planteados por la campaña de Trump sobre los migrantes, el establecimiento de aranceles para proteger la producción interna de Estados Unidos y su reindustrialización, y su promesa de detener conflictos como la guerra en Ucrania, el desafío clave es si logrará entender que la solución superior para estos problemas es el establecimiento de acuerdos de cooperación con los BRICS y, en general, con los países del sur global para encontrar soluciones conjuntas a desafíos comunes.
Si la migración es realmente un problema para Estados Unidos, la mejor estrategia es cooperar con China y los BRICS para desarrollar las economías del sur global, de modo que sus habitantes encuentren oportunidades de empleo y de construcción de proyectos de vida en sus propios países, sin necesidad de emigrar hacia las naciones del norte más desarrolladas.
El mundo puede tomar dos trayectorias diferentes: una de confrontación entre Estados Unidos y Europa frente a los BRICS y los países del sur global, bloqueando iniciativas como la Franja y la Ruta, lo cual podría llevarnos a un escenario de guerras, incertidumbre y desesperanza. La otra opción es optar por la cooperación para superar la pobreza y construir un nuevo paradigma de seguridad y desarrollo. Los primeros nombramientos de Trump en su gabinete sugieren una inclinación hacia el camino de la confrontación, al reemplazar a los “halcones” demócratas del gobierno de Biden, como Blinken y Sullivan, con “neoconservadores” tradicionales vinculados a las redes de Bush y al sionismo proisraelí. Figuras como Marco Rubio (nuevo secretario de Estado) y Elise Stefanik (nueva embajadora ante la ONU) parecen inclinarse hacia una política de confrontación permanente, especialmente dirigida contra China e Irán.
No obstante, destaca positivamente el nombramiento de Tulsi Gabbard como directora nacional de inteligencia, reconocida por su postura crítica frente a las políticas intervencionistas de Washington. Su designación ha provocado ataques desde los medios corporativos, que la han acusado de estar alineada con los intereses de Putin, lo que refleja la polarización generada por su visión alternativa dentro del establishment político. También es relevante la designación del representante Matt Gaetz (republicano de Florida) como fiscal general, lo que ha generado reacciones mixtas tanto dentro como fuera del partido, dado su historial de críticas hacia el liderazgo tradicional de Washington.
Trump y Putin comparten cierta afinidad personal, lo que podría facilitar la mediación para reducir tensiones con China e Irán. Esta relación también podría propiciar que Estados Unidos considere las propuestas de cooperación planteadas por los BRICS. En este contexto, sería posible avanzar hacia una solución política para la cuestión palestina basada en el modelo de dos Estados, promoviendo el desarrollo económico y social en la región bajo un esquema de beneficio mutuo tanto para Israel como para el pueblo palestino. Esto abriría oportunidades para construir un camino hacia la prosperidad económica y social, que sirva como base para una convivencia pacífica en el ámbito global. Confiamos en que el presidente Trump, gracias a su enfoque pragmático y orientado a resultados, característico de una mentalidad empresarial, pueda comprender y respaldar la visión promovida por China y los BRICS, centrada en establecer una comunidad de futuro compartido para la humanidad. Por el contrario, si la geopolítica predomina, aumentarán las tensiones, los conflictos y las guerras, especialmente ante el indeclinable propósito de los países del Sur Global de superar su pasado colonial y neocolonial.
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[i] La doctrina Wolfowitz es una estrategia de política exterior desarrollada en la década de 1990, durante la administración de George H. W. Bush, y lleva el nombre de Paul Wolfowitz, quien era subsecretario de Defensa de Estados Unidos. Esta doctrina fue diseñada para guiar la posición de Estados Unidos en la posguerra fría y fue presentada en el documento Defense Planning Guidance (DPG) de 1992, un documento que establecía lineamientos de defensa y seguridad nacional. El objetivo central de la doctrina era asegurar que Estados Unidos mantuviera su posición como la única superpotencia global, evitando la aparición de cualquier rival que pudiera desafiar su liderazgo. Esta doctrina ha intensificado las tensiones de manera particular en el mar de China meridional por ser considerado el ascenso de China como una amenaza al hegemonismo de los Estados Unidos.
[ii] La geopolítica se basa en la idea de que una nación o grupo de naciones tienen el derecho de imponer sus intereses sobre otras, estableciendo una relación entre ellas de tipo gana-pierde. Esto contrasta con la visión promovida por China y los BRICS, que abogan por relaciones internacionales fundamentadas en el beneficio mutuo, conocidas como relaciones gana-gana.
[iii] El acuerdo militar AUKUS es una alianza estratégica entre Australia, el Reino Unido y Estados Unidos. Japón ha sido invitado formalmente a formar parte de esta alianza. Se formó en 2021 y su principal objetivo es fortalecer la cooperación militar de la anglosfera en la región del Indo-Pacífico con un sesgo anti – chino.
[iv] https://x.com/petrogustavo/status/1854156283525341339?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1854156283525341339%7Ctwgr%5E1884ee786b554e0ac6f0bcc46604dcfe9983c97f%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Felpais.com%2Famerica-colombia%2F2024-11-06%2Fpetro-felicita-a-trump-el-pueblo-estadounidense-ha-hablado-y-se-le-respeta.html
[v] https://www.dw.com/es/onu-la-producci%C3%B3n-de-coca%C3%ADna-en-colombia-subi%C3%B3-53-en-2023/a-70540005#:~:text=ONU%3A%20la%20producci%C3%B3n%20de%20coca%C3%ADna%20en%20Colombia%20subi%C3%B3%2053%25%20en%202023,-19%2F10%2F2024&text=El%20reporte%20anual%20de%20la%20Oficina%20de%20Naciones%20Unidas%20contra,10%25%20m%C3%A1s%20que%20en%202022.
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: BBC
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