- Sobre el valor
Afirma que “la teoría marxista del valor embadurna todo el pensamiento de las lumbreras del régimen, el presidente incluido.” El mayor aporte aquí parece ser el término “embadurna”. ¿Qué pruebas tiene Vélez de que el presidente Petro y las lumbreras del régimen conocen la teoría del valor de Marx? Al referirse en reciente comentario a una nota elaborada con inteligencia artificial sobre las limitaciones de la teoría del valor de Marx el presidente Petro dio muestras de un conocimiento insuficiente de dicha teoría; el profesor inglés Michael Roberts le hizo unos pertinentes comentarios en su blog[2]. Dudo mucho de que las lumbreras del régimen conozcan adecuadamente esta teoría. Pero de otra parte Vélez no dice nada de fondo sobre el asunto, su análisis de estas ideas es más bien pobre.
Vélez considera que “la economía de mercado es un gana-gana donde se genera valor social para todos”; sin embargo no nos explica mayor cosa, nuevamente hay déficit de ideas. ¿A qué se refiere con valor social? No lo dice. Pero se pregunta uno: ¿la economía de mercado genera valor social para los desempleados que no pueden vender su fuerza de trabajo? Sin embargo, Vélez está interesado no solo en la teoría del valor sino la del plusvalor. Su artículo se enfoca principalmente en esto.
- Sobre el plusvalor
La izquierda piensa que lo que ganan unos, lo pierden otros: “el empresariado, para ellos, no es más que un parásito que extrae la plusvalía al trabajador para acumularla en su codicioso provecho. La acumulación del capital, como está convencido Petro, no solo genera pobreza, sino que está destruyendo el planeta.” Observe el lector que Vélez utiliza algunos términos de Marx en El capital: plusvalía y acumulación de capital. ¿Habrá estudiado Vélez El capital?
Al decir que la izquierda piensa lo anterior Vélez da una muestra de poco rigor intelectual. ¿Toda la izquierda piensa lo mismo? ¿A quiénes se refiere por izquierda? Valdría la pena un poco de precisión en alguien que reclama un debate serio de ideas. Quizás citar a algún autor teórico, un personaje político, un presidente. De otra parte parecería que Vélez comparte el concepto de plusvalía pero que quizá no está de acuerdo con que es un “parásito codicioso”. Si la frase se reescribiera de la siguiente forma: “El empresario es un agente que extrae plusvalía al trabajador asalariado para acumularla” ¿estaría de acuerdo Vélez? ¿Considera que la razón de ser del capitalismo es obtener plusvalor?
Vélez habla de plusvalía y acumulación de capital, pero no menciona a los actores principales de esta obra: el capitalista y el trabajador asalariado. En el caso del segundo simplemente habla de trabajador, lo cual no es muy preciso; en el caso del primero prefiere utilizar el término empresario, un concepto ambiguo que puede ser aplicado a sociedades de muy diferente naturaleza y que oculta las características principales de este agente fundamental en la producción capitalista. Sin embargo, en un alarde de riqueza de ideas económicas, nos dice que en vez de empresarios se puede hablar de los ricos, o de las oligarquías o de la clase dirigente, conceptos todos que no se enfocan en lo fundamental: le cuesta trabajo decir, simplemente, capitalistas.
Pero dentro de la misma sociedad dominada por el capitalismo la categoría de empresario tampoco es muy precisa: cabe dentro de la categoría de empresario un tendero, un panadero, un cerrajero que no contrata a otros, o pequeñas empresas con menos de 10 empleados asalariados, o los dueños de Bavaria, la Nacional de Chocolates, Quala y del grupo Aval.
Los empresarios por cuenta propia no obtienen plusvalor, es decir, no extraen un excedente a otros trabajadores. Los pequeños empresarios capitalistas extraen muy poco. Los grandes empresarios capitalistas extraen la gran mayoría y concentran las ganancias en nuestra sociedad. Es un hecho objetivo que todos los años un puñado de empresas capitalistas se queda con la mayor parte del excedente bruto de explotación y de las ganancias industriales, comerciales y financieras, tal como lo muestran las cifras del DANE de cuentas nacionales y de las Superintendencias Financiera y de Sociedades. Algo que Vélez debería saber muy bien dado que fue superintendente de sociedades durante el gobierno de Juan Manuel Santos. Los capitalistas extraen plusvalor (bajo diversas formas) a los trabajadores. Entre más grande la parte de los capitalistas, menor la parte correspondiente a los trabajadores asalariados. Puede que esto no lo sepa explicar teóricamente Vélez pero lo conoce en la práctica: recordemos que fue asesor del grupo Aval.
Lo anterior no impide que en la dinámica del capitalismo pueda haber momentos en los cuales los incrementos en la productividad lleven a que aumente el plusvalor al mismo tiempo que se incrementan los salarios reales y por tanto las condiciones de vida de los trabajadores asalariados. De otra parte no siempre hay gana-gana en la economía de mercado. Los grandes capitalistas de la banca y del comercio pueden aprovecharse en ciertas circunstancias de sus hermanos menores capitalistas: empresas de menor tamaño que deben someterse a sus condiciones. O se presentan casos de capitalistas embaucadores que estafan a sus hermanos de clase, como ocurrió con Interbolsa, un caso que tuvo que tratar Vélez como superintendente. En ciertos casos los mismos capitalistas son los que consideran a sus colegas más poderosos como parásitos.
- Sobre el desprecio por la economía de mercado y los empresarios
Vélez repite una queja común entre los capitalistas y sus defensores: el gobierno de Petro los persigue, el desprecio por la economía de mercado y los empresarios es evidente, y considera que el empresario es mezquino. Son afirmaciones que también ameritarían precisión para no quedarse simplemente en sentimientos y actitudes de Petro y otros funcionarios. Desde la perspectiva de Marx la extracción de plusvalor es un asunto objetivo, una estructura de relaciones sociales de producción dentro de las cuales los agentes, tanto los capitalistas como los trabajadores asalariados están sometidos a unas condiciones que establecen los límites de sus actuaciones. No evalúa la situación desde una perspectiva moral. Hay una notable diferencia entre una postura política que considera que la única forma de garantizar condiciones de vida digna a los trabajadores es suprimiendo el capitalismo, es decir la relación social basada en el trabajo asalariado, de aquella que considera que algunos capitalistas cometen excesos que deben ser combatidos. Petro y su gobierno se ubican dentro de este segundo enfoque. Su propósito es tener un capitalismo más decente y humano, no suprimir el capitalismo; pero esto tampoco les gusta a los capitalistas si implica que les reduzcan sus ganancias. La otra postura considera que hay que avanzar hacia el socialismo y que el asunto no es de comportamientos mezquinos de los capitalistas.
La diferencia fundamental se encuentra en determinar si la sociedad capitalista colombiana está basada en la extracción de plusvalor, es decir, en la explotación de los trabajadores o no. Vélez claramente se encuentra dentro de la segunda posición, aunque en esta columna de opinión no da mayore ideas ni económicas ni de otro tipo sobre el asunto. Lo que es evidente es que a los capitalistas no les gusta nada que se hable de comunismo y socialismo, pero tampoco los divierte que se hable de un capitalismo más humano y de redistribución de la riqueza y los ingresos dentro del capitalismo.
- La desigualdad del ingreso y de la riqueza es carreta y poco relevante
Vélez ataca al presidente Petro y a la izquierda que representa por acompañar sus críticas al capitalismo con alguna cita sobre el coeficiente de Gini, suponemos por el contexto, con relación a los ingresos. Y arremete contra el coeficiente de Gini que realmente no tiene la culpa por las cifras que arroja la sociedad colombiana: 1) Dice que es mentira que Colombia es el país más desigual del mundo, pero no entra en detalles; 2) Señala que aunque fuera cierto lo anterior “no significa gran cosa”; 3) Crítica la existencia de una insulsa “fetichización del coeficiente de Gini”, que es como culpar al metro porque la población sea de baja estatura. Aquí parecería usar otro término de Marx en El capital, el fetichismo, pero no da la impresión de que Vélez haya leído sobre esto y si lo hizo es evidente que no entendió mucho.
El punto de fondo no es el coeficiente de Gini, podría usarse algún otro método de medición, sino el hecho mismo de la desigualdad y su interpretación. Vélez se sale por la tangente: sea cual sea el método utilizado para medirla la desigualdad de riqueza y de ingresos en Colombia es elevada. Y no lo dice solamente la gente de izquierda o el progresismo de la Colombia humana: lo dicen el Banco Mundial, el FMI, el BID, la CEPAL, el PNUD para mencionar solamente algunas instituciones que podrán ser acusadas de cualquier cosa menos de izquierda y mucho menos de marxistas. Bueno, con la excepción de Javier Milei que incluye en la categoría de izquierda a todos aquellos que no sean anarco capitalistas. Vélez coquetea con Milei en su enfoque político, pero también en aspectos de su aproximación teórica.
Para Vélez la desigualdad no dice “mucho en materia de prosperidad, justicia social, pobreza y desarrollo humano.” ¿En qué sustenta esta afirmación? En que hay países “relativamente desiguales” con poblaciones prósperas, como la China y los Estados Unidos y países muy iguales con poblaciones paupérrimas.” En parte tiene razón: el análisis de la desigualdad no debe hacerse fuera del contexto de la estructura social de cada país en particular y de su inserción en la economía mundial. Pero esto no suprime el hecho de la existencia de la desigualdad en riqueza e ingresos ni de todo lo que expresa en cuanto a condiciones de vida de los trabajadores.
Pero de otra parte el conocimiento de Vélez no le da para examinar que la medición de la desigualdad es una expresión de una forma social específica de producción y que es por tanto necesario ampliar las ideas económicas para entender mejor el asunto. Ni por asomo se le ocurre a Vélez ver qué la desigualdad fundamental está en la posición que ocupan las personas en la estructura económica, es decir, en las diferencias de clase. Para Vélez es seguramente lo más natural que existan por un lado capitalistas dueños del dinero y de las empresas y del otro trabajadores asalariados dueños solamente de su fuerza de trabajo forzados a venderla a los capitalistas. De otra parte, una enorme desigualdad de riqueza y de ingresos es un claro indicador de éxito…de los capitalistas. La desigualdad social en el proceso de producción y la extracción de plusvalor (bajo la forma de ganancias productivas, comerciales, intereses y renta de la tierra) es la fuente de la desigualdad en los ingresos. Por esto el contraataque de Vélez a quienes osan criticar a los capitalistas por apropiarse de la mayor parte del valor agregado.
Para Milei no hay explotación porque los trabajadores tienen la libertad de decidir no trabajar para un patrón, así se mueran de hambre: es su decisión autónoma. Pero a Milei no se le ocurre siquiera preguntarse por qué existe esa desigualdad enorme entre los seres humanos. A Vélez tampoco. Para ellos es natural el capitalismo, como si fuera un producto de la naturaleza.
Las afirmaciones de Vélez molestaron a Rodrigo Uprimny quien lo criticó en X: “Increíble que un analista que en general es serio (sic) sostenga hoy que no importa que haya desigualdad y que un coeficiente de Gini alto como el de Colombia no significa nada.”[3] Y lo invita a estudiar con mayor seriedad recomendándole varios autores. Uprimny piensa que Vélez quiere aprender y se equivoca de cabo a rabo. Vélez, como Milei, traduce el pensamiento de sus patronos. Están cansados de tanta crítica a los capitalistas por mezquinos y poco solidarios. Ellos saben que lo son, pero no es grato que les estén restregando todo el tiempo que ganen tanto dinero mientras que la gran mayoría no llega a fin de mes. Y también saben que en determinadas circunstancias tienen la fuerza suficiente para imponer su poder en forma más cruda y directa, incluyendo una actitud radical en materia de interpretación de la sociedad. Y personajes a su servicio como Milei y Vélez cumplen el papel de desacreditar las ideas de izquierda y vociferar contra los zurdos, sin mayor preocupación por la coherencia y profundidad de las ideas.
Vélez repite la crítica que hacen los capitalistas, como por ejemplo Mario Hernández, de que el presidente Petro y la gente de izquierda no tiene ni idea de asuntos prácticos como crear empresa y generar empleo. Dice que “ignoran por completo el funcionamiento más básico de un negocio. Aquello de pagar nóminas, tomar créditos, desarrollar productos, abrir mercados y solucionar (en vez de crear) problemas claramente no es lo de ellos.” Es de una pobreza mental que da grima. ¿Cómo si este tipo de conocimientos y experiencia sirviera de algo para acabar el desempleo y el subempleo, generar ingresos decentes y eliminar la pobreza y la miseria?
Vélez quiere a toda costa defender el capitalismo con su organización de mercado y las relaciones de explotación. Por tanto, no le interesa mucho entender a fondo en qué consiste el modo de producción capitalista.
Luis Guillermo Vélez Barrera es hijo de un exsenador y de una señora proveniente de una familia de empresarios (suponemos que capitalistas). Ha hecho carrera en el sector público, ocupando altos cargos, pero también en el sector privado. Trabajó en la oficina de abogados de Fernando Londoño Hoyos, fue viceministro de Defensa durante el gobierno de Ernesto Samper y cónsul general de Colombia en México. Luego fue asesor en asuntos gubernamentales de la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo, cuyas ideas seguramente son las que difunde en sus columnas de opinión[4].
Vélez piensa que Petro y su gobierno quieren hacer una revolución por lo cual hay que ir preparando la contra-revolución: “Recoger los pedazos cuando acabe el tsunami petrista no será tarea fácil. Habrá que pensar en la elaboración de un arrume de decretos para ser firmado por el/la nuevo/a presidenta el 7 de agosto de 2026. A lo Milei, pero sin la fanfarria. Al fin y al cabo, si insisten en hacer la revolución por la vía ilegal del decretazo tocará, hacer la contra-revolución por la vía legal de la derogatoria.”
Y no oculta su simpatía por Milei, a quien hay que imitar en su esquema de contra revolución por decretos. Eso si quiere a Milei “pero sin la fanfarria” es decir sin balandronadas, bravatas y jactancias. Le gusta el contenido, reducir los salarios, las jubilaciones y el gasto social, pero le fastidian las formas del personaje.
Las opiniones de un columnista son suyas y no representan las del medio de comunicación en la cual las publica. Pero si el columnista dice mentiras, verdades a medias o inexactitudes ¿no debería La Silla Vacía tan rigurosa aplicarle el detector de mentiras?
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[1] https://www.lasillavacia.com/opinion/que-dejen-algo/
[2] https://thenextrecession.wordpress.com/2024/10/03/marxs-theory-of-value-collapse-ai-and-petro/
[3] https://x.com/RodrigoUprimny/status/1842640784866292016?t=tkmvAjGaY-7KLxLwRdQCUg&s=03
[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Guillermo_V%C3%A9lez_Cabrera
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: BBC
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