Flaco favor le hace el ELN a la paz, al primer gobierno de izquierda que después de mucho esfuerzo y muchos muertos logramos en Colombia, y gran favor le hace a quienes siempre nos han gobernado y se han atravesado como un palo en la rueda para no permitir que los anhelos de cambio sigan adelante.
El presidente Petro ha mostrado toda su voluntad, desde el primer minuto de su gobierno ha sido coherente con su propuesta de campaña, ha dispuesto todo, incluso con cierta dosis de laxitud, para que los procesos de diálogo se lleven a cabo y avancemos hacia una salida política al conflicto armado. Pero ello no es posible si no se encuentra reciprocidad, si desde la otra orilla no se dispone del mismo propósito y no se actúa con coherencia y con honestidad, que es lo que no ha dejado ver el ELN.
Se equivoca el ELN si piensa que el país le va a comprar una propuesta de paz en la que no muestra interés alguno en cesar la confrontación e ir dando pasos serios hacia el desescalamiento del conflicto.
No se ha dado cuenta del daño terrible que está causando en los territorios, no se ha dado cuenta de que hay una sociedad civil cansada de la guerra porque es ella la principal víctima y la más damnificada. No entiende que es precisamente a esa sociedad a la que hay que proteger y fortalecer y con la que hay que contar para acabar con el dominio hegemónico de las élites políticas y económicas tradicionales, lo que no será posible en el marco de una guerra que, si alguna vez lo tuvo, perdió razón de ser y sentido histórico.
Los que celebran este recrudecimiento de la guerra, que siempre han celebrado, los baluartes de la derecha y la extrema derecha, pasan saliva y beben en el cáliz de su sangre, mientras reclaman lo que nunca ellos lograron. Quién si no ellos son los responsables del estado de postración, desigualdad, miseria y violencia que han dejado después de más de doscientos años de gobiernos corruptos e incapaces. Ese fue el país que Gustavo Petro heredó y no se puede pedir ahora que en tres años se resuelvan las infamias acumuladas en más de dos siglos.
¿Que este gobierno perdió el control en el Catatumbo? ¿Cuándo acaso los gobiernos anteriores lo tuvieron? Todos los gobiernos anteriores le cedieron la soberanía del Estado a los grupos armados de uno u otro cuño. ¿Que de lo que se trata es de llevar inversión social y garantizar sus derechos a los pobladores? Claro que sí, pero ¿porque hasta ahora se acuerdan de ello los vocingleros de la oposición y nunca durante sus gobiernos se ocuparon de ello?
Hay que mantener el apoyo al gobierno nacional, respaldar la decisión de romper los diálogos con el ELN, declarar el estado de conmoción en la región y hacer presencia con la fuerza pública. Por supuesto que la ruptura del proceso de diálogo no es una noticia que nos alegre, pero la insistencia en la guerra de la organización armada no deja otra alternativa.
De todas maneras, la voluntad de paz y la disposición al diálogo debe mantenerse en firme. Aquí no es un gobierno el que está fallando, sino la tozudez de unos grupos a los que los dejó la historia, se degradaron en su guerra o se desviaron en sus propósitos.
Señores del ELN, el uribismo y toda la extrema derecha les deben estar prendiendo velitas. Pero no propiamente para velar a sus muertos.
Orlando Ortiz Medina, Economista-Magister en estudios políticos
Foto tomada de: Razón Pública
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