- La política migratoria de Trump bajo escrutinio
El presidente Donald Trump percibe a los migrantes como un problema en lugar de reconocer su potencial como motor de desarrollo. Por esta razón, ha promovido la expulsión de todos aquellos en condición irregular, asociándolos con criminalidad y delincuencia. Esta política migratoria no solo resulta profundamente inmoral porque estigmatiza a gente que trabaja en actividades legales, sino que podría tener implicaciones genocidas al retornar nuevamente a la pobreza extrema a millones de personas que intentaban alejarse de ella.
No solo son cuestionables las condiciones inhumanas en las que Estados Unidos deporta a los migrantes irregulares y su criminalización, sino también la destrucción de vidas construidas durante décadas. Un caso emblemático es el de un migrante brasileño, deportado tras 35 años en EE. UU., perdiendo así su patrimonio empresarial y familiar. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha condenado la política migratoria implementada por de Donald Trump, señalando que contraviene los principios fundamentales de los derechos humanos[i].
En el marco de la controversia por estas deportaciones Petro logró un compromiso diplomático para que las deportaciones de colombianos respeten protocolos humanitarios, evitando prácticas degradantes como esposarlos y encadenarlos. Aunque en redes sociales el debate se centró en quién “ganó” la disputa diplomática, Petro o Trump, la pregunta clave es otra: ¿Por qué tantos iberoamericanos deben migrar en lugar de construir un futuro en sus países de origen?
- Causas estructurales de la migración
La migración masiva tiene sus raíces en factores como la pobreza, la ausencia de empleos dignos, los conflictos armados y la violencia generalizada. Un ejemplo triste de esta realidad es la situación de miles de migrantes provenientes de África y Oriente Medio, quienes, impulsados por la desesperación, arriesgan sus vidas intentando cruzar el Mediterráneo. Este mar se ha convertido en un siniestro “cementerio acuático” para quienes huyen de países donde las condiciones materiales mínimas para vivir son prácticamente inexistentes. Otro ejemplo trágico, más cercano, es el “hueco” en la frontera entre México y Estados Unidos, donde cada año mueren miles de personas que intentan alcanzar el “sueño americano”, pero terminan viviendo una pesadilla de violencia, violaciones, estafas y muertes en condiciones de horror, como lo han relatado muchos sobrevivientes[ii].
Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)[iii] indican que, en 2018, la informalidad laboral en El Salvador, Guatemala y Honduras era del 66%, 71% y 72%, respectivamente. Estas cifras reflejan la prevalencia de la economía informal en los países del Triángulo Norte de Centroamérica. La informalidad, sin embargo, es un eufemismo que en muchos casos encubre actividades propias de la economía ilícita, dominada por el narcotráfico y las pandillas. En este contexto, el empleo a menudo se traduce en actividades como prostitución, venta ambulante o mendicidad, configurando un escenario de desempleo encubierto desde la perspectiva de una economía productiva formal. La tasa real de desempleo en la región oscila entre el 50% y el 80%, y la pobreza extrema afecta a una porción significativa de la población. En Honduras, el 51% vive en pobreza extrema, mientras que en Guatemala y El Salvador las cifras son del 46% y el 13%, respectivamente.
A estas condiciones de precariedad económica se suma la violencia como factor determinante en la emigración masiva. En 2023, Honduras registró una tasa de homicidios de 31 por cada 100.000 habitantes, mientras que en Guatemala fue de 17 por cada 100.000. En El Salvador, aunque la tasa de homicidios alcanzó los 20 por cada 100.000 habitantes en 2020, ha disminuido significativamente desde entonces.
La suma de estos factores —pobreza, informalidad, desempleo encubierto y violencia— evidencia una crisis humanitaria que más bien parece un genocidio intencionado. Las circunstancias estructurales en la región no solo perpetúan la desigualdad y la inseguridad, sino que también impulsan la migración desesperada hacia Estados Unidos en busca de una vida más digna. El flujo migratorio actual refleja la destrucción sistemática de las economías del Sur Global, incapaces de sostener a su población. Esto no es casual: políticas impulsadas por grandes centros de poder financiero, como Wall Street y la City de Londres, perpetúan el subdesarrollo mediante guerras, hambre y pobreza. Las teorías económicas ortodoxas impuestas por el FMI[iv] han obstaculizado nuestro desarrollo, condenándonos a un rol de economías neocoloniales, dependientes de la exportación de materias primas y la importación de bienes manufacturados.
La migración masiva desde el Sur Global, impulsada por la pobreza, el desempleo y los conflictos armados, refleja las profundas desigualdades globales y es consecuencia de décadas de políticas económicas impuestas por el FMI y los centros financieros del Norte, que han devastado las economías del Sur. La destrucción deliberada de sus estructuras productivas ha reducido su capacidad para sostener a una población creciente con un nivel de vida digno, generando condiciones de hambre, enfermedades, violencia y desplazamiento forzado.
- Estados Unidos y el impacto económico de las deportaciones
La deportación de migrantes irregulares tendrá un impacto negativo significativo en la economía de Estados Unidos, ya que muchas de las labores que realizan a bajo costo no son asumidas por la población nativa. Estas actividades incluyen trabajos en agricultura, restaurantes, bares, cafeterías, empresas de catering, hoteles, agencias de turismo, organización de eventos, compañías de ocio y entretenimiento, ventas, así como conductores de autobuses, taxis, Uber y servicios de reparto, entre otros[v].
De los 11 millones de migrantes indocumentados, cerca de dos tercios, es decir, aproximadamente ocho millones, están empleados. Esto representa el 5 % de la fuerza laboral total de Estados Unidos, estimada en 160 millones de personas. Su expulsión generaría un vacío laboral que podría provocar una disrupción grave en sectores clave para el funcionamiento diario del país, afectando la calidad de vida de la población en general. La falta de mano de obra en estas áreas, que no es suplida por la población nativa, comprometería el desempeño de importantes actividades económicas, incrementando los costos y reduciendo la eficiencia de varios sectores productivos.
En 2023, se estimó que en Estados Unidos residían 47,8 millones de inmigrantes, lo que representa aproximadamente el 14,3 % de su población total de 335 millones. Aunque este porcentaje ha aumentado desde 1970, cuando era del 4,7 %, aún no alcanza el máximo histórico del 14,8 % registrado en 1890 durante la gran ola migratoria de 1860 a 1910. En aquel entonces, Estados Unidos no solo absorbió este flujo, sino que se benefició de él. ¿Por qué hoy esto no es posible?
- Migración colombiana y remesas
En Colombia, la migración no es un fenómeno reciente ni exclusivo del gobierno actual. Por el contrario, se ha desarrollado durante décadas. Sin embargo, en los últimos años, este flujo migratorio ha mostrado un incremento notable, reflejado en el comportamiento de las remesas enviadas por los colombianos residentes en el exterior, que en 2024 alcanzaron un máximo histórico, superando incluso el crecimiento de la actividad económica nacional.
Según informe del Banco de la Republica[vi] el crecimiento sostenido de las remesas ha llevado su participación en el PIB a niveles nunca antes vistos, pasando de representar el 1,1% del PIB hace una década al 2,8% en 2024. Tras la contracción del 3% en las remesas durante 2020, causada por la crisis económica mundial derivada de la pandemia, estas mostraron un repunte significativo en 2021 con un crecimiento del 24%. Este aumento se debió, en gran parte, a las ayudas económicas que los países de residencia de los migrantes ofrecieron para mitigar los efectos de la crisis.
En los años siguientes, las remesas continuaron creciendo a una tasa promedio anual cercana al 10%. En 2023, el país recibió por primera vez más de 10,000 millones de dólares en remesas, consolidando su importancia como una fuente crucial de ingresos externos para Colombia. Para 2024, la cifra se acercó a los 12,000 millones de dólares. Las remesas se han consolidado como la segunda mayor fuente de divisas para el país, solo detrás de las exportaciones de petróleo, y se pronostica que este año podrían superar incluso ese rubro[vii]. Es decir, la mano de obra barata se está convirtiendo en el principal producto de exportación del país.
El crecimiento de las remesas enviadas a Colombia está directamente relacionado con el aumento de la migración de colombianos hacia el exterior. Según una encuesta realizada por la firma de estadística CID Gallup, el 49 % de los colombianos quiere migrar por la falta de oportunidades económicas y el deseo de una mejor calidad de vida[viii].
- Colombia: Transformar las amenazas de Trump en desarrollo
En Colombia, periodistas y políticos afines al establecimiento han reaccionado con alarma ante la crisis diplomática con Estados Unidos y las amenazas arancelarias de Donald Trump, argumentando que estas representarían un riesgo para la economía. Si bien muchas familias dependen de las exportaciones de flores, café y frutas a EE.UU.[ix], el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado con ese país, que entró en vigor el 15 de mayo de 2012, no ha generado beneficios estructurales. Entre 2012 y 2023, la balanza comercial colombiana acumuló un déficit de USD 9.928,3 millones, en contraste con el superávit de USD 39.896,7 millones registrado entre 2000 y 2011[x]. Por su parte, el déficit de la balanza comercial manufacturera entre Colombia y Estados Unidos alcanzó un promedio anual de USD 7.600 millones durante el período 2012-2023, un aumento significativo respecto al promedio de USD 2.800 millones entre 2000 y 2011. Estas tendencias reflejan un proceso de desindustrialización y un debilitamiento del sector agropecuario, lo que ha ampliado el déficit comercial del país en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Como resultado, el país ha perdido más empleos de los que ha generado la agroexportación, agravando la precariedad laboral y productiva.[xi]
El resultado es claro: Colombia importa el 30% de los alimentos que consume (FAO, 2023), y el desempleo rural ronda el 10%, superando el promedio nacional. Por ello, una eventual “guerra arancelaria” afectaría más a EE.UU., cuyo superávit comercial con Colombia fue de USD 1.920,6 millones en 2023 y, hasta noviembre de 2024, asciende a USD 1.015,7 millones[xii]. La historia reciente muestra que las sanciones pueden ser oportunidades:
- Rusia, a pesar de enfrentar más de 15,000 sanciones desde 2014, registró un crecimiento económico del 3.6% en 2023 (según el FMI), superando a Alemania como la mayor economía de Europa en términos de paridad de poder adquisitivo. Para 2024, se proyecta un crecimiento del 4%.
- China, aun con restricciones en el acceso a chips avanzados, ha desarrollado plataformas innovadoras como DeepSeek (lanzada en 2023), que utiliza chips de 14 nm (menos costosos) para ofrecer inteligencia artificial de alto rendimiento a bajo costo, desafiando a gigantes como OpenAI. Se estima que la economía china crecerá alrededor del 5% en 2024.
- Venezuela, a pesar de las sanciones internacionales, alcanzó en 2024 un 95% de autosuficiencia alimentaria (según la FAO), revirtiendo su histórica dependencia de importaciones. Además, se proyecta un crecimiento económico del 6% para el mismo año.
La mejor alternativa para Colombia en esta coyuntura es obvia: acelerar su integración a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que cuenta con más de 150 países participantes, y al acuerdo BRICS, cuya área de influencia representa el 45% del PIB global. Esto permitiría aprovechar el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), que desde 2015 ha financiado numerosos proyectos productivos, impulsando el desarrollo y la industrialización en varias regiones. Como lo demuestra el crecimiento del 7,2% de la industria tecnológica china en 2023, la clave está en priorizar la innovación, el desarrollo de infraestructura y la soberanía productiva. Lejos de ser una amenaza, las crisis comerciales representan una oportunidad para la reindustrialización y la reducción de dependencias neocoloniales.
- Por una solución humana a la crisis migratoria
La crisis migratoria que enfrentan Estados Unidos y Europa no se resolverá mediante medidas represivas. La verdadera respuesta radica en abordar las causas estructurales que perpetúan la pobreza y el subdesarrollo en el Sur Global. Es esencial promover el desarrollo económico, garantizar empleos dignos y combatir la violencia estructural para construir un mundo más justo y equitativo.
Poner fin al “genocidio económico”, resultado de políticas impulsadas por la City de Londres y Wall Street, y promovidas por su institución vocera, el FMI, es fundamental para abordar esta problemática de manera integral. La clave para resolver la migración masiva reside en fomentar el crecimiento económico y el desarrollo industrial en las naciones del Sur Global, de modo que las personas no se vean forzadas a migrar como refugiados económicos.
En este contexto, Estados Unidos y Europa deberían colaborar con países como China y los miembros de los BRICS para impulsar la industrialización, fortalecer la producción de alimentos y desarrollar grandes proyectos de infraestructura. Asimismo, es crucial promover la ciencia y la tecnología para mejorar la productividad económica, lo que garantizaría empleos estables y bien remunerados, creando condiciones de vida dignas en los países de origen de los migrantes.
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[i] https://news.un.org/es/story/2025/01/1535961
[ii] https://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/migracion-ilegal-asi-pasan-colombianos-por-el-hueco-a-estados-unidos-670980
[iii] https://www.ilo.org/sites/default/files/wcmsp5/groups/public/@americas/@ro-lima/@sro-san_jose/documents/publication/wcms_752182.pdf
[iv] Las políticas del FMI se resumen en las siguientes: Austeridad fiscal: Reducción del gasto público para controlar déficits. Privatizaciones: Venta de empresas estatales para reducir la deuda. Liberalización comercial y financiera: Eliminación de barreras arancelarias y controles de capital. Desregulación laboral: Flexibilización de leyes laborales para atraer inversión. Ajuste fiscal y priorización del pago de deuda: Garantizar el servicio de la deuda por encima de gasto social.
[v] https://ejemplos-curriculum.com/busqueda-de-empleo/trabajos-para-inmigrantes
[vi] https://www.banrep.gov.co/es/blog/evolucion-reciente-ingresos-externos-remesas-hacia-colombia#:~:text=Adem%C3%A1s%2C%20el%20reciente%20crecimiento%20de,61%20%25%20(Grafico%208).
[vii] https://www.larepublica.co/finanzas/fenomeno-de-migracion-llevo-las-remesas-a-cifras-record-durante-todo-el-ano-pasado-4050050#:~:text=Las%20remesas%20de%20Estados%20Unidos,en%20el%20consolidado%20del%20a%C3%B1o.
[viii] https://colombia.as.com/actualidad/estudio-revela-que-el-49-de-los-colombianos-quiere-migrar-por-falta-de-oportunidades-n/
[ix] Empleos en estos sectores: Flores: Emplea a unos 130,000 trabajadores directos (Asocolflores, 2023), en su mayoría mujeres, y beneficia indirectamente a unas 250,000 personas. Café: Involucra a unas 540,000 familias productoras (Federación Nacional de Cafeteros, 2023), aunque no todas exportan directamente a EE.UU. Frutas: Sectores como el banano y el aguacate Hass emplean a unos 35,000 trabajadores directos (Augura, 2023).
[x] https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/comercio-internacional/balanza-comercial
[xi] Como las metodologías para medir el desempleo y la informalidad laboral han cambiado y no son comparables los indicadores laborales de 1990 con los del 2024, un referente es que las tasas de desempleo y de informalidad laboral actual son superiores a las de la región. A vía de ejemplo, la informalidad laboral es superior al 56%.
[xii][xii] https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/comercio-internacional/balanza-comercial
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: France 24
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