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Petro a la deriva y Uribe ante la juez

10 febrero, 2025 By Jaime Acosta Puertas Leave a Comment

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Transcurren los días en un país de tantos momentos espantosos en todos los gobiernos y años de su historia desde cuando se convirtió en una independiente república subalterna. Las situaciones van pasando y solo quedan tristes recuerdos y escasas alegrías cubiertas por una bandera ensangrentada por las barbaridades de la dirigencia y de los poderes que mal han gobernado a Colombia, tanto que es el país de la violencia eterna y en los últimos tiempos de la corrupción política asociada a compañías ilimitadas. En este contexto transcurre el primer gobierno de izquierda y el juicio al expresidente del terror paramilitar.

Un presidente desvelado

Qué hace despierto un presidente de la república a las tres de la mañana usando X contra el gobierno de una superpotencia que tiene a un mandatario inesperado no por sus virtudes, sino por su capacidad de poner los pelos de punta a un mundo que se consume en las obsesiones de un superpoder neoliberal, consumista y devastador de la biodiversidad, e incapaz de pensar otro tipo de vida y de sociedad. Es lo que hay porque la humanidad no pudo crear ni construir un proyecto superior para el planeta. El marxismo luchó siglo y medio, pero al final perdió. Entonces, llegaron las corporaciones que no se contentaron con poner y manejar presidentes de las repúblicas, sino que ahora ya son gobierno.

En el siglo XXI y desde las últimas décadas del siglo pasado personajes como Trump y Musk, jamás habían existido. Tampoco como Netanyahu y Uribe. La tecnología es otra, la economía mundial es global e interconectada, y la política pagada por el neoliberalismo, el mercado y la ultraderecha, conforman las columnas torcidas de una sociedad occidental en decadencia.

No fue posible un neoliberalismo progresista o social demócrata. El neoliberalismo y el neofascismo, son una solo construcción. No pueden ser otra, por eso la civilización occidental viene cuesta abajo sin fondo y sin salida a través de una enorme potencia, Estados Unidos, y dos bloques subalternos: la Unión Europea y América Latina. Petro desvelado retó a Trump. Nadie en las Américas lo acompañó. Quedó solo.

Afortunadamente en la región existen líderes de gran madurez e inteligencia como Sheinbaum, Lula, incluso, Boric. Si Estados Unidos pretende recuperar lo que irremediablemente perdió por sus errores, soberbia y prepotencia armada, la desgracia sería que Trump y Marco Rubio profundicen la dependencia Latinoamericana, y esta se arrodille de manera incondicional.

Brasil y México tienen a Lula y Sheinbaum como presidentes. Petro estuvo ahí, pero, sus errores políticos lo apartaron y Colombia corre el riesgo que alguien de la deformación uribista gane la presidencia el próximo año. Entonces, regresaría con más intensidad la barbarie de un neoliberalismo sin piedad, sin visión, violento, machista y avaro.

Petro soñó con una paz total en otra de sus noches sin dormir, sin pensar cómo serían las políticas de largo plazo para superar el extractivismo, porque la reindustrialización no asoma de la mano de la educación, de la ciencia, de la autonomía de las regiones y del desarrollo de las periferias que conforman el Pacífico, Amazonia y Orinoquia. Más de medio país en violencia por el atraso de las periferias, y el otro medio país en la violencia urbana por la rotura del tejido social debido a un modelo de producción que no brinda oportunidades a toda la nación, porque tiene un sistema de poderes fraccionados y despedazados que no forman una unidad de Estado. Los emigrantes son por el fracaso de 35 años de violencia neoliberal, y otros tantos de violencia entre liberales y conservadores que hicieron la paz de los silencios, pero no la paz para Colombia.

Fatal reunión en los fríos salones de la casa presidencial

Lo sucedido en una tarde-noche en un mal llamado Consejo de ministros, no tiene explicación. Fue un acto espantoso. El presidente hizo una vulgar encerrona a ministras, ministros y directores, como si fueran los absolutos culpables de la falta de conducción, coordinación y rezago en el cumplimiento de las metas del plan nacional de desarrollo.   Quedó claro, por las mismas palabras del presidente, que no es un articulador de políticas y de grandes misiones de desarrollo. Esa emboscada a los ministros, parecía como si aún estuviéramos en los primeros meses de gobierno, cuando la oposición interna y externa arreciaba contra el presidente y sus ideas de gobierno. Pero ocurrió dos años y medio después de su posesión.

Se fueron seis ministros, cuatro presentaron renuncia protocolaria, una ministra dijo que si Benedetti no tiene delitos no tiene porque renunciar, cinco no han dicho nada al momento de cerrar este artículo, y el director de planeación ya se fue del piso 14. En cualquier circunstancia, mientras el presidente está en Doha, hablando sobre el fin del mundo, Colombia está sin gobierno así haya un encargado de cuidar los fríos cuartos y salones, aún más fríos, porque a la señora Verónica no se la volvió a ver.

El improvisado piloto de los ministros de cara al pueblo, fue un fiasco, porque además se llevó por delante el proyecto progresista. Sus mejores representantes se fueron, solo queda el Bolívar que ama a Petro. Sin embargo, entre quienes no volverán a la Casa del Hielo, hay gente muy valiosa para recomponer el Pacto Histórico y darle luces al progresismo en el 2026.

La violencia jurídica de Uribe contra una juez: el patriarcado machista en la justicia

Trece años lleva el juicio a Álvaro Uribe, por falsedad y fraude procesal. Trece años donde se ha visto cómo el sistema de justicia y su código penal no son más que instrumentos que conducen a la impunidad. Como en tantas situaciones, no es la única, que no se sabe muy bien cómo se aplica justicia cuando se trata de un presidente o expresidente de la república, porque lo cierto es que se asiste a un tortuoso proceso judicial.

Uribe, en buena justicia y en códigos ciertos, ya estaría preso, pero en su primer gobierno se creó la ley que hoy le permite escabullirse de una condena inevitable. Valientes e inteligentes juezas, con base en decisiones de la Corte Suprema, han llevado adelante el proceso, que ha llegado a su etapa final, por eso los recursos de sus abogados defensores en torno a la actuación de la Juez que adelanta esta etapa, no tiene sentido. Se espera que el Tribunal Superior de Cundinamarca decida con independencia, rigor y no entierre el caso, porque genera sorpresa que un magistrado, en una decisión exprés, haya neutralizado el juicio.

Pretendía Uribe que la jueza se declarara impedida de continuar la etapa de juicio, porque supuestamente está actuando con parcialidad. Los defensores del imputado querían que la jueza se tomara un tiempo para reflexionar de si estaba o no actuando con garantías iguales para las dos partes. Fue una trampa, porque si ella hubiera pedido un tiempo para revisar la solicitud de Uribe, quedaría en duda su transparencia jurídica. Y así hubiera concluido que su actuación ha sido imparcial, sembraría duda de la cual se agarrarían los defensores del jefe de la ultraderecha para insistir en la revisión de su actuación puesto que dirían que ella misma tenía dudas de su imparcialidad y de esa manera recurrirían a más marrullas jurídicas para ahogar el caso. El Tribunal decide si se hace justicia o habrá impunidad.

Si en el Tribunal prospera la recusación contra la juez, se declararía la nulidad del proceso, desde cuando ella empezó a actuar. Esa decisión sentaría un precedente tremendo porque todo poderoso que cometa delitos, seguirá el ABC del caso de Uribe. Esta es la razón por la cual la justicia en Colombia nunca llega, puesto que los despachos están saturados y los procesos son eternos por ineficiencia, amenazas, favores cruzados, machismo y corrupción.

El Tribunal Superior de Cundinamarca, lo peor que hizo fue acoger la solicitud de los abogados de Uribe. Si los acepta, los abogados habrán tenido la mejor universidad del mundo para mostrar como un personaje que se inventó veinte falsos testigos y a partir de ahí hizo fraude procesal, no es culpable. Además, impulsó el paramilitarismo desatando un huracán que dejó miles de crímenes que no terminan de descubrirse y de los cuales “tampoco” es culpable. Si llega a suceder la impunidad por la vía de la preclusión, la justicia de Colombia se habrá convertido en escuela del delito.  Pero, el que dió las ordenes quedaría en la puerta de la Corte Penal Internacional porque en Colombia no se hizo justicia.

Absuelto, Colombia será peor y cada vez peor, por una ultraderecha y un centro que navegan en el delito, el crimen, el genocidio, la corrupción, la ilegalidad, la informalidad, el atraso, la inequidad, la insostenibilidad y la dependencia total que envuelve todo lo anterior, porque evidencia que no es un país que ha construido instituciones y políticas autónomas y soberanas, y transformado y consolidado instituciones para crear una gran cultura y una gran sociedad.

Colombia solo tiene una esperanza, y está en quienes acompañaron a Petro en la campaña y en el gobierno. Sin embargo, hay gente muy valiosa y decidida que deben diseñar el camino: contenido ideológico y programático, y estrategia para ganar y poder para gobernar.

La corrupción electoral seguirá contando con los recursos públicos de distinto origen y destinación: nacional y territorial, público y privado, legal e ilegal. Esta cultura público privada no se ha corregido ni superado con el actual gobierno, porque no hay reforma política ni del sistema electoral ni del sistema de justicia. Petro tampoco ha tenido fortuna en estos temas, y hoy la defección estructural del estado, es total.

A Colombia únicamente la salva una nueva constitución donde la democracia participativa sea la que diga a donde quiere ir y como ir de la dependencia a la autonomía y la plena soberanía, para ello ni el viejo Estado y menos el débil y abusado Estado regulador, pueden ser el Estado de una nueva sociedad.

El reloj corre y es urgente que el Pacto Histórico se reúna y tome decisiones ciertas y tranquilizadoras para elegir un abanico de precandidatos y accionar el mecanismo para que haya candidato a la presidencia, la vicepresidencia, y el congreso. Carolina Corcho viene haciendo una gran tarea y le ha pedido al Pacto, acción. Mientras tanto, el centro y la derecha solo tienen a Claudia López que espera agazapada como el presidente se equivoca y que Galán termine lo que ella no terminó cuando fue alcaldesa.

Jaime Acosta Puertas

Foto tomada de: ifm noticias

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Filed Under: Revista Sur, RS Desde el sur

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Dra. Carolina Corcho Mejía, Presidenta Corporación Latinoamericana Sur, Vicepresidenta Federación Médica Colombiana

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