Riesgosos anuncios y medidas
Todos los anuncios de Trump son intimidantes, unilaterales, fulminantes, pero también impredecibles en medio de su retórica populista y de su estilo megalómano y confrontacional. Usa la política internacional para sus objetivos de política interna.
Trump menosprecia el multilateralismo y niega el cambio climático. Amenaza con sacar a Estados Unidos de varios organismos internacionales, incluso de la Organización de Naciones Unidas (ONU), entidad a la que intenta debilitar. Ya anunció que retirará a su país del Acuerdo de París sobre el cambio climático, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que revisará su pertenencia a la Unesco y al mismo tiempo, afirma que suspende la ayuda humanitaria. Todo eso afecta muchas vidas, causa más inestabilidad, reduce las capacidades de hacerle frente a urgencias humanitarias y deja un vacío de liderazgo que otros regímenes autoritarios querrán llenar bajo sus propios términos[1].
Amenaza hasta a lugares como Groenlandia, que lleva décadas de paz y fluida convivencia con Dinamarca. Quiere apropiarse y controlar el canal de Panamá. Trump recurre a medidas como el pacto con El Salvador, al que comprometió a recibir a personas deportadas desde Estados Unidos; y frente a Canadá y México anunció que subiría los aranceles, aunque con México acordó su suspensión por un mes, en espera de los resultados en el control de la frontera.
Trump dice que quiere Gaza sin palestinos. Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, fue a Washington, y el 4 de febrero 2025, en rueda de prensa conjunta, Trump pidió tomar el control de Gaza, expulsar a los dos millones de palestinos de la Franja y aspira a convertir su territorio en una Riviera del medio Oriente. Días después, el 7 de febrero, Trump firmó una orden ejecutiva por la que Estados Unidos impondrá sanciones económicas -congelación de bienes en territorio estadounidense, prohibiciones de viaje a funcionarios del Tribunal Penal Internacional (TPI) en La Haya, que hayan participado en causas contra Estados Unidos, sus ciudadanos, o aliados como Israel, alegando que ninguno de los dos países es signatario del Estatuto de Roma o miembro del tribunal-. Así lo señala con respecto a la orden de arresto de Netanyahu, y Yoav Gallant su anterior ministro de Defensa, como sospechosos de crímenes de guerra en la ofensiva israelí en Gaza.
En 2020, Trump ya había impuesto sanciones a funcionarios del TPI, prohibiciones de viaje y congelación de activos contra Fatou Bensouda entonces fiscal jefe, cuando realizaba investigación preliminar sobre denuncias de crímenes de guerra cometidos en Afganistán y en los territorios palestinos ocupados. En 2021, esa revisión preliminar dio paso a una investigación penal formal, por el fiscal Karim Khan, quien encontró “motivos razonables para creer” que Netanyahu y Gallant eran “penalmente responsables” de crímenes de guerra y contra la humanidad en Gaza; y pidió a los jueces la detención de tres líderes de Hamás. Aunque Israel no es miembro del TPI, ese paso elevó la presión sobre su Gobierno y complica los desplazamientos al exterior de sus líderes[2].
El TPI, encargado de procesar crímenes de guerra y contra la humanidad, ha condenado la decisión y ha pedido a los 125 Estados miembros de ese organismo que mantengan unidad para defender la justicia y derechos fundamentales. Por su lado, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU le pidió a Trump rectificar, y él en lugar de hacerlo, le pide al Departamento de Estado presentar los nombres de personas a sancionar.
La decisión de suspender la ayuda externa y de desmantelar la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), que sería absorbida por la Secretaría de Estado, la tomó Trump después de que Elon Musk, uno de los miembros de su dream team, que actúa casi como presidente alterno, acusara a esa agencia de cooperación de “organización criminal”. Así, en lugar de cumplir la meta acordada en Naciones Unidas, pretende poner fin a la ayuda externa, y uno de los principales perjudicados será Colombia, gran receptor.
Con Trump la última noticia siempre es peor que la anterior. Por eso, muchos análisis se preguntan el motivo por el que millones de estadounidenses siguen apoyando a una persona que había irrespetado las leyes de su país, que tiene un estilo confrontacional. Sorprendió ver entre los invitados a su nueva toma de posesión, por ejemplo, dueños de grandes tecnológicas que lo habían criticado[3].
Estrategias discriminadoras de Trump
Trump propicia un supremacismo blanco, un nacionalismo con discriminación étnica y racial, con su lema, Make America Great Again (MAGA), que pide revivir un supuesto pasado glorioso de su nación, discrimina y desprecia a todas las demás. Califica a los migrantes de ignorantes, vagos y criminales. Desprecia su pluralidad cultural y los acusa de poner en peligro la supuesta identidad de Estados Unidos; de apoderarse de los empleos, subsidios y privilegios de los “reales” estadounidenses. Su humillante expulsión de Estados Unidos, el desmantelamiento abrupto de Usaid, y su nacionalismo empiezan a despertar patriotismos y nacionalismos[4]. Aunque el Estatus de Protección Temporal (TPS en inglés) se implantó en Estados Unidos desde los años 90 del siglo XX, con el fin de apoyar poblaciones que corren riesgos para sus vidas en sus países de origen, por desastres naturales, conflictos armados, tiranías, Trump lo ha desconocido y lo eliminó pese a que permitía, en especial a miles de migrantes, hacer vida en Estados Unidos con un estatus migratorio regular.
Como en su primer gobierno, representantes del gobierno estadounidense califican la migración como “invasión” y lanza amenazas para atemorizar incluso a aliados cruciales. La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, informó de dos vuelos de su país hacia Guantánamo (Cuba), empezando febrero, y dijo que transportaban allí presuntos individuos que participaban en actividades criminales[5]. Trump ha pedido que se vaya preparando esa base naval de Guantánamo para encerrar allí unos 30.000 inmigrantes que dice viven ilegales en Estados Unidos; ha dicho que los migrantes haitianos se comen las mascotas, que los venezolanos son “ilegales” porque no tienen resuelta su situación migratoria, y son un peligro para la seguridad de Estados Unidos. Además, ordena que se vayan los cerca de 350.000 venezolanos que, en 2023, obtuvieron el TPS, y se les vence el 7 de abril 2025. Pero -como afirmó la directora del Venezuelan American Caucus, la venezolana Adelys Ferro-, ningún miembro de la banda criminal del Tren de Aragua dispone de un TPS, como lo registran el Buró Federal de Investigaciones (FBI), el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (Ucsis) y el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). Y agregó que los venezolanos han optado por el TPS siguiendo muchos procedimientos, están totalmente localizados, no son ningún peligro para la seguridad de Estados Unidos; como sí lo son los miembros de la banda criminal del Tren de Aragua[6].
La primera visita oficial, a Venezuela -desde la ruptura de relaciones diplomáticas en 2019-, de un alto funcionario estadounidense, fue la de Richard Grenell, como enviado especial de Trump. Los gobiernos de ambos países han ido encontrado áreas de mutuo interés a través de la liberación de seis estadounidenses, la deportación desde Estados Unidos de venezolanos indocumentados, la renovación de la licencia de la empresa Chevron para que pueda operar en Venezuela. No se trata de un acercamiento ideológico sino de acuerdos pragmáticos para ambos lados que los muestran dispuestos a negociar cuando la necesidad y el beneficio es inmediato y concreto. Trump muestra fuerza en particular en su política exterior, trata de reforsar su liderazgo, no reconoce a Maduro ni hace una negociación política, muestra que atiende intereses concretos al recuperar rehenes, y logra la estabilidad de los mercados energéticos estadounidenses evitando el alza en los precios del petróleo desde Venezuela. Maduro muestra que, al aceptar la deportación de venezolanos, evita tanto tensiones diplomáticas con Estados Unidos, como nuevas sanciones, y mantiene a Chevron en Venezuela tratando de garantizar ingresos. Ese frágil equilibrio sigue siendo incierto, puede ceder o rehacerse[7].
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum le dijo a Pam Bondi, fiscal general de Estados Unidos, que ese país también tiene tareas pendientes en su propio territorio, como controlar el tráfico de armas hacia México; que su gobierno ha detectado que los criminales utilizan armamento de uso exclusivo del Ejército estadounidense. Y le sugirió “empiecen por su país” en referencia a un memorando del Departamento de Justicia estadounidense que exige la eliminación total de los carteles del narcotráfico. Agregó, “Nosotros, por supuesto, vamos a coordinarnos y colaborar, pero como lo dije el 5 de febrero, nunca habrá subordinación ni injerencismo. Lo que habrá es coordinación”. Así reaccionó a un documento en el que Bondi señala que “el presidente Trump ordenó al gobierno federal revisar las estrategias de seguridad nacional y antinarcóticos existentes para lograr la erradicación total de los carteles y organizaciones criminales transnacionales”[8].
El regreso de Trump a la presidencia estadounidense ha generado muchas preocupaciones en el mundo, así como por la forma como piensa lograrlo. Ante todo, amenaza mostrando y ratificando a Estados Unidos como la superpotencia militar más poderosa del mundo, y la usa como una forma de disuasión y para mantener su liderazgo global, para recompensar o castigar países según sea la lealtad que logre. Además, usa las relaciones con Estados Unidos para chantajear a países y presionar a sus rivales, impone duras medidas, aranceles, sanciones y luego ofrece concesiones, así trata de moldear a su favor hasta las reglas del comercio internacional. También, usa la innovación tecnológica no sólo para controlar empresas, conocimiento e innovación, iniciativas de inteligencia artificial; sino para imponer reglas del juego y mantener su influencia. Igualmente, trata de controlar y utilizar en su estrategia, la energía, aprovechando que Estados Unidos es el mayor productor de petróleo y gas del mundo, se vende como proveedor de estabilidad no solo económica, comercial, sino internacional y política, imponiendo sus condiciones. Asimismo, trata de dominar las percepciones sobre aliados y enemigos, la narrativa de la guerra, usar las redes sociales y los medios afines para moldear la opinión pública y desacreditar a sus opositores, reforzando su agenda y su poder[9].
El escenario de crisis políticas y económicas que Trump está incubando y generando a nivel internacional es, sin duda, muy complejo. Esperamos que esas crisis no se materialicen, que la comunidad internacional logre impedirlo. Cambios tan radicales y súbitos de una gran potencia, como son todavía los Estados Unidos, a mediano plazo suelen generar reacciones internas e internacionales igualmente fuertes.
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[1] https://www.elespectador.com/opinion/editorial/donald-trump-agrede-al-mundo-entero/
[2] https://elpais.com/internacional/2025-02-06/trump-sancionara-al-personal-del-tribunal-penal-internacional-que-investigue-a-ciudadanos-de-ee-uu-o-sus-aliados-incluido-israel.html
[3] https://www.elnacional.com/mundo/la-seleccion-donald-trump-y-la-politica-del-espectaculo/8fb25.
[4] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/piedad-bonnett/trump-y-los-estragos-del-nacionalismo/
[5] https://www.elnacional.com/mundo/inmigracion/ee-uu-envio-a-guantanamo-segundo-vuelo-con-pandilleros-venezolanos/
[6] https://www.elnacional.com/opinion/donaltron/, https://www.elnacional.com/mundo/la-seleccion-donald-trump-y-la-politica-del-espectaculo/
[7] https://www.elnacional.com/opinion/trump-y-maduro-fragil-equilibrio/#google_vignette
[8] https://www.elnacional.com/mundo/empiecen-por-su-pais-sheinbaum-a-la-fiscal-de-ee-uu-ante-plan-para-eliminar-los-carteles-del-narcotrafico/
[9] Antonio de la Cruz https://www.elnacional.com/opinion/trump-y-sus-cinco-armas-para-dominar-el-mundo/12fb25
Socorro Ramírez
Foto tomada de: Fortune
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