La ANUC surge al final del corto periodo de reformismo social agrario impulsado por el gobierno de Lleras Restrepo (1966-1970) que a su vez era un intento de modernización de la producción agrícola y de industrialización. Ahora, con el gobierno del Cambio, la Anuc ha resurgido después de un largo periodo de contrarreforma agraria, concentración de la tierra, de violencia rural y marginación a pesar de esfuerzos de participación política en periodos muy distanciados entre sí. En lo que va del gobierno del Cambio han surgido también gran número de organizaciones de primer grado (locales) e incluso algunas que intentan ser de tercer grado (nacionales).
Si bien los gobiernos de Barco y Santos intentaron acordar relacionamientos con la Anuc, lo determinante fue que se prolongó el espíritu anticampesino del acuerdo reaccionario de Chicoral (enero de 1972). Formalmente Chicoral previlegiaba el capitalismo agrario, pero más allá de algunos monocultivos como los de caña y palma para aceites, se mantuvo la estructura y la lógica económica terrateniente que incluye modernizaciones parciales y subsidiadas.
Con Chicoral se derrotó la reforma agraria pero también, políticamente, a un sector de la elite encabezado por Carlos Lleras Restrepo que se convirtió en minoritario. La alianza de López Michelsen y Turbay Ayala se apoderó del partido liberal y los lleristas fueron arrinconados hasta años después cuando resurgieron con los finalmente asesinados Rodrigo Lara y Luis Carlos Galán.
La derrota llerista significó también el desmonte del Pacto Andino y sus pretensiones de construir un mercado común e impulsar la industrialización. Las instituciones del sector agropecuario irían a ser destruidas o transformadas en cotos burocráticos. Sin embargo, medio siglo años más tarde, el cambio político impulsado por Gustavo Petro volvería a colocar en el centro de la agenda política la reforma agraria y ante todo el empoderamiento del campesinado.
Lleras Restrepo pudo apoyarse en la Alianza para el Progreso que incluyó reformas agrarias en Latinoamérica para frenar la influencia de la Revolución Cubana y utilizó instrumentos jurídicos que imponían en algunos lugares la distribución de la gran propiedad por motivos sociales o la conversión de aparceros, arrendatarios y similares en propietarios. Los terratenientes reaccionaron contra Lleras Restrepo en lo que tenía que ver con la labor del Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA).
Con el gobierno de Petro se estableció la reforma agraria sobre la base de la venta voluntaria por parte de los propietarios y el pago a precio comercial por parte del Estado siempre y cuando se llenen varios requisitos que tornan lento el proceso.
Los terratenientes no están en contra de este tipo de reforma agraria. Ni de lejos la Agencia Nacional de Tierra recibe un ataque por parte de los terratenientes como el que recibió el INCORA. Si embargo los terratenientes, incluso los que quieren venderle tierra al gobierno, atacan de manera frontal al gobierno de Gustavo Petro. Rechazan, alinderados con la derecha, el conjunto de la propuesta de cambio político de Petro. Esta posición incluye, por supuesto, el rechazo a la posibilidad de uso de la figura jurídica de la expropiación de tierras por vía administrativa con fines de reforma agraria.
El abstencionismo de ayer y la infancia de la ANUC
El abstencionismo había sido proclamado como táctica revolucionaria por el ELN y el EPL, pero fue el padre Camilo Torres quien lo convirtió el distintivo de la nueva izquierda de la época. El ELN se veía como un grupo revolucionario con gran potencial inicialmente en Santander y Antioquia mientras que el EPL ejercía influencia en la Costa Atlántica y en el Alto Sinú. Las FARC para el periodo de surgimiento de la ANUC (1968-1970) mantenían un bajo perfil, ocultaban estar metidas en un plan de gran crecimiento y parecían subordinadas a las estrategias políticas y electorales del Partido Comunista. Aunque este partido había proclamado la tesis de la combinación de todas las formas de lucha y no ocultaban su papel en la fundación de las FARC, amplios sectores de izquierda convencidos de las virtudes del abstencionismo lo acusaban de electorero.
Las grandes tomas de tierra y los paros cívicos de 1971 y 1972 se alcanzaron a realizar con una ANUC que no se había dividido. El agrarismo radical se proclamó ya antes de 1972. Un ejemplo es el Mandato Campesino aprobado sin reticencias.
Sin embargo, en 1972 el presidente de la ANUC del Huila, después de haber promovido importantes tomas de tierra, anunció la decisión de ir al debate electoral buscando una curul en la Asamblea Departamental que finalmente no se alcanzó. Esta intervención en elecciones provocó una cerrada crítica de importantes sectores abstencionistas del entorno de la ANUC especialmente de la Costa Atlántica. Dos miembros del Comité Ejecutivo, uno del Valle y otro del Quindio, defendieron la decisión del presidente de ANUC Huila. Otros dirigentes departamentales de Santander y Tolima tomaron la misma posición. Diversas contradicciones aterrizaban en el tema de la participación electoral y se construyó una fuerte diferenciación que fue aprovechada por el gobierno de Pastrana para promover la división entre Línea Armenia y Línea Sincelejo. Una buena parte de la izquierda, de la cual habría que excluir el Partido Comunista que dirigía algunas asociaciones en Cundinamarca y Caquetá, vio con buenos ojos esa ruptura y volcó su apoyo a la Línea Sincelejo a pesar de múltiples rivalidades.
Separación de la ANAPO y la ANUC a pesar de Golconda y los Zabala
Volviendo a los primeros días de la ANUC surge la pregunta: ¿Por qué no se dio una alianza o siquiera un acercamiento con la ANAPO?
Recordemos que desde 1966 durante el gobierno de Lleras Restrepo, la ANAPO crecía a un ritmo impresionante y de hecho muchos campesinos que luego serían dirigentes como José Froylan Rivera habían apoyado a la ANAPO e incluso antes al MRL. Sin embargo, el tema de la reforma agraria le daría una gran ventaja a Lleras Restrepo para frenar la ANAPO en el seno de las primeras asociaciones de usuarios.
En el alejamiento de las dos fuerzas que hacia 1970 viven un ascenso paralelo, aunque con gran ventaja para ANAPO, mucho tiene que ver el papel de la tecnocracia que Lleras construyó de manera significativa dentro del estado. Esto está bien relatado por Guillermo Perry (2019) uno de los jóvenes profesionales escogidos para esta renovación parcial de la elite. La pretensión de Lleras Restrepo era modernizar la administración pública, aumentar la capacidad de planeación y desplazar la intervención de las castas tradicionales. Los profesionales y estudiantes reclutados por el Incora y otras instituciones eran en su mayoría unos convencidos de la necesidad de la reforma agraria y la organización campesina y no pocos tenían posiciones de izquierda o al menos cepalistas. La Anapo, en cambio, no reivindicaba la reforma agraria y Rojas Pinilla era partidario de la colonización de baldíos. De esta forma apareció Rojas Pinilla ante la tecnocracia y la naciente dirigencia campesina comprometido con los terratenientes a pesar de su discurso antioligárquico.
Para los sectores de izquierda que habían vivido la violencia de los años cincuenta, especialmente para los cercanos al partido Comunista y ciertos sectores liberales, estaba muy fresca la guerra despiadada desatada por el general Rojas en Villarrica, Sumapaz y otras zonas agrarias influenciadas por los comunistas. Entre el estudiantado de izquierda y en un amplio sector liberal, golpeaba el recuerdo de la masacre de estudiantes del 8 y 9 de junio de 1954 convertido luego en el Día del Estudiante Caído.
No se ha estudiado el apoyo de población rural a la ANAPO que no fue insignificante. El movimiento de Rojas se sigue interpretando como exclusivamente urbano. Sin embargo, entre los dirigentes campesinos que surgieron en la promoción de las asociaciones de usuarios campesinos entre 1968 y 1970 nadie levantó la bandera anapista.
A pesar de todas las objeciones que se le podían enrostrar a la Anapo se hizo evidente que amplias masas populares habían encontrado en ella una forma de expresión. De todas maneras, constituyó un formidable fenómeno de masas que representó un gran peligro electoral para el sistema del Frente Nacional. El resultado de las elecciones del 19 de abril de 1970, cayeron bajo la sospecha de un fraude tramado por el gobierno y lanzaron sombras sobre Lleras Restrepo el reformador agrario.
Sin embargo, el proceso dentro de la ANUC fue más complejo pues sí hubo algunos esfuerzos por hacer converger a la Anapo y la Anuc antes del 19 de abril e inmediatamente después. La debilidad de la propuesta se debe en parte a que quienes la recomendaban no podían hablar a nombre de la ANAPO ni nadie de la ANUC hablaba al movimiento de Rojas.
La primera Anuc fue sensible al mensaje del movimiento de los curas de Golconda que en 1970 fijaron una posición pública favorable a la ANAPO a la vez que descalificaban la vía electoral. Un promotor del movimiento sacerdotal, el matemático Germán Zabala y el entonces joven Vladmir Zabala propusieron una alianza de Anapo y ANUC en reuniones de usuarios campesinos posteriores a las elecciones 1970 y por la época de las grandes tomas de tierras de 1971. Esta propuesta no coincidía con la reivindicación de la reforma agraria de la Anuc. Por otra parte, también se descalificaba al “general Rojas” por haber desmovilizado la protesta anapista que inundó las calles al otro día de las elecciones.
Muy pronto un buen número de curas de Golconda que eran escuchados en la ANUC y que habían intentado combinar abstencionismo con el acercamiento a las masas de ANAPO se alejaron de esta y también de ANUC para comprometerse más con el ELN siguiendo los pasos de Camilo.
El abstencionismo, en los años 70, se volvió rápidamente la actitud mayoritaria en la Anuc y en el caso de Saravena el ELN supo canalizar este factor y unirlo al mensaje camilista impulsado por Golconda para sintonizarse con el Paro Cívico de 1972 promovido por la Anuc de Arauca. Este sería, por muchos años, el último rastro de la vida de Anuc en esa región. Actualmente el ELN sigue muy presente en Arauca y la Anuc realmente no ha podido volver a existir.
La ANUC y la ANAPO ni siquiera se exploraron posibilidades de un acercamiento. El grupo de Golconda que había podido tramitar una mediación se interesó más por dejar un testimonio camilista al lado del ELN. El MOIR que estaba naciendo en 1970 propició un Paro Patriótico con la aspiración de canalizar la frustración de las masas anapistas por el resultado del 19 de abril y aunque conquistó algunos amigos para su primera intervención electoral y también militantes como Carlos Bula Camacho no persistió en mantener una táctica dirigida al conjunto de ANAPO. La ANUC permaneció distante del interés del MOIR y en general del sindicalismo de izquierda hasta las grandes tomas de tierra de 1971 y 1972. El M19 presenta un discurso ante la Anapo derrotada electoralmente privilegiando la perspectiva militar. En algunas zonas anapistas como el Caquetá el M19 logró sacar ventaja mientras que en las ciudades la ANAPO como tal languidecía.
La temprana influencia de intelectuales socialistas y Fals Borda o la creación de espacios dentro de la ANUC
En la primera etapa de la ANUC la formación de una tendencia de izquierda estuvo estimulada por la llamada Corriente Socialista que era una agrupación de estudiosos de la cuestión agraria, eran independientes frente a las principales agrupaciones de izquierda y tampoco tenían compromisos con la ANAPO ni Golconda. En general cultivaban buenas relaciones con todos los sectores que quisieran discutir con ellos. No tenían un plan de vincular la ANUC a un proyecto específico armado o legal y ponían énfasis en la educación política.
Cuando la ANUC todavía estaba unida, los socialistas como se les llamaba presentaron el Mandato Campesino que fue aprobado por unanimidad en una reunión de la Junta Nacional reunida en Fúquene en 1971. El Mandato es un documento que plantea una reforma agraria democrática y el apoyo a la agricultura campesina pero también plantea la necesidad de la modernización productiva, así como la necesidad de una alianza con los obreros para impulsar los cambios sociales.
El aporte de los socialistas fortalecía a la ANUC a la vez que ayudó a formar una posición de izquierda dentro de la organización campesina. Sin embargo, dos factores iban interrumpir su trabajo. Primero, ellos se convierten pronto en blanco de posiciones antiintelectuales dentro de ANUC como las sostenida por el célebre Francisco Barrios, aunque eran muy apreciados por otros dirigentes como Jaime Vázquez y Froylan Rivera. Segundo los llamados sectores m-l consideraron que por parecer o ser trotskistas, deberían ser combatidos. La Liga m-l asumió con fervor esta tarea.
“Tierra sin patronos” es una consigna que está en el Mandato Campesino, declaración programática de tipo democrático que fue aprobada por unanimidad en una reunión de Junta Nacional en un momento en que en la ANUC tenían especial presencia los campesinos pequeños propietarios del interior del país. Todavía no se habían formado las líneas Armenia y Sincelejo. A la Liga m-l le pareció esa consigna “socialista” con el problema de que saltaba por encima de la revolución de “nueva democracia”. Al Mandato Campesino la Liga le contrapuso otro documento también de índole democrático llamado Plataforma Campesina. Mientras que para la mayoría de los dirigentes de ANUC esos dos textos eran complementarios, para la Liga y otros sectores m-l eran documentos que partían aguas.
Los socialistas a pesar de su corta permanencia en la ANUC al no pedir la adscripción a un grupo sino a unas tesis políticas, crearon la idea de que era posible una posición de izquierda propia a partir de los dirigentes avanzados y en interacción con intelectuales. Sin esta disposición de los dirigentes mi trabajo político en la ANUC habría sido muy diferente.
Como testigo del desarrollo ideológico en la ANUC de los años 70 me parecía natural que los campesinos tendieran hacia posiciones revolucionarias, pero no tuve respuesta al interrogante de por qué solo en mínima parte se vinculaban a los grupos radicales existentes a pesar que no les eran desconocidos. Claro que en los años 70 todos los grupos armados eran débiles como sucedía con el EPL y el ELN o marcaban distancia con la ANUC como lo hacían las FARC. Esta situación cambiará a partir de los años ochenta cuando los grupos armados dan muestras de gran fortalecimiento antes del contraatque paramilitar que golpeará inicialmente a las organizaciones campesinas y luego a las mismas guerrillas.
Lo cierto, volviendo a los años 70, es que hubo un espacio político dentro de la ANUC que va decantando en la conformación de una tendencia que a mediados de la década se convirtió en movimiento político abierto y con pretensiones electorales hasta que un montaje siniestro los sacó del juego acusándolo de terrorismo. Antes del final inesperado, esta vertiente fue acusada de campesinismo por sectores radicales a pesar del peso de las categorías marxistas en el análisis de la situación nacional y en la formulación programática.
En la creación de espacios políticos dentro de ANUC el sociólogo Fals Borda y su grupo “Rosca de Investigaciones” introdujo en las asociaciones de Córdoba especialmente métodos novedosos de investigación-acción participativa. En comparación con el dogmatismo del adoctrinamiento de los grupos m-l lo de Fals trastocaba los modelos conocidos. Por otra parte, Fals Borda puso sus relaciones internacionales a favor de la consecución de fondos para actividades educativas o para pagar a promotores de organización campesina.
Fals Borda tuvo que soportar un ataque muy fuerte de algunos sectores de izquierda que lo acusaban de ser agente del imperialismo norteamericano. Eso ya le había pasado en la Universidad Nacional y se repetiría en Córdoba. El PC m-l acuñó el término “falsbordista” para descalificar a quien colaborara con Fals. Esta acusación le cayó encima al mismo Comité Ejecutivo de la ANUC Línea Sincelejo. La solidaridad de algunas ONG de Europa, especialmente de Holanda, fue calificada por un vocero sindical del sector m-l como dineros del “imperialismo negrero holandés”. Se acusaba a Fals de ser el que conseguía esos fondos y al Comité Ejecutivo de ANUC de recepcionarlos. En realidad, se trataba de trámites y manejos diferentes. Cuando la organización campesina decidió buscar solidaridad por su propia cuenta se produjo un roce entre Fals y la ANUC, pero nunca se llegó a una ruptura.
El trabajo de Fals Borda se complementó con la labor ideológica e informativa de la Revista Alternativa. Aquí también jugaba un papel muy importante Enrique Santos Calderón muy cercano a la ANUC en sus primeros días y luego impulsor del movimiento Firmes.
Un miembro de la Rosca, Víctor Daniel Bonilla, rompió con de Fals e impulsó el trabajo indígena que separándose de la ANUC cristalizó en el CRIC. Aparecía así el discurso de la identidad cultural que conmovió visiones que hasta ese momento no eran cuestionadas en la ANUC como aquella convicción de la unidad de campesinos e indígenas que correspondió al tiempo en que Trino Morales era encargado de asuntos indígenas en la organización campesina.
El norte radicalizado
El Partido Comunista marxista leninista (PCC ml) que tenía desde mediados de los años 1960 al EPL como brazo armado, pudo influir en Córdoba y Sucre algunas asociaciones municipales y durante algunos años, pero se convirtió en un factor conflictivo cuando aparecieron manifestaciones de autonomía campesina desde varias asociaciones adscritas a la ANUC.
La propaganda del PCCml y el EPL difundida en español por Radio Tirana, así como un folleto editado en Chile con el nombre de “Colombia el Vietnam de América” presentaba las zonas campesinas organizadas de Córdoba y Sucre como bases de apoyo del EPL. Este tipo de propaganda coincidió con la ruptura del PCCml con el Partido Comunista de China y su férrea alianza con el gobierno y el Partido del Trabajo de Albania. Los conceptos políticos se volvieron más dogmáticos y con ello desapareció la posibilidad de impulsar acuerdos y alianzas. Las asociaciones de base de la ANUC pasaron a ser consideradas como una fuerza campesinista o incluso como sector contrarrevolucionario. Ir a elecciones sería también un sacrilegio.
Una agrupación derivada del PCml que mostró más flexibilidad en el trato con las asociaciones y de hecho. Aquí se agruparon cuadros que consideraron precipitado el inicio de la lucha armada en el Alto Sinú por parte del EPL y el PCml. La Liga consideró como algo muy positivo el surgimiento de la ANUC y las tomas de tierra. Este era otro punto de diferenciación con el PCml que veía con desconfianza tanto a la ANUC como las tomas de tierra. La Liga dirigió algunas asociaciones municipales y tuvo posiciones directivas en Sucre, Antioquia y Putumayo e incluso en la Junta Nacional. Más tarde, en 1975 la dirección de la Liga ml decidió, venciendo resistencias internas, ir al debate electoral cuando todavía el abstencionismo era un artículo de fe. Por fuera del Partido Comunista, solo el MOIR había decidido en 1970 participar en elecciones. Hacia 1983 el sector abstencionista y la práctica de la lucha armada se impusieron en la Liga que pasó a constituir MIR-Patria Libre y bajo este nombre en 1987 se unió al ELN. En 1994 lo que una vez había sido la Liga ml se desmovilizó como sector del ELN y se transformó en Corriente de Renovación Socialista pero el trabajo campesino hacía mucho que se había debilitado (Ver Molano 2017).
El EPL se disolvió como guerrilla poco después de la dejación de armas del M19 y parte de sus simpatizantes y exmilitantes han participado en el desarrollo de políticas públicas del gobierno de Petro y otros ha intentado construir organizaciones campesinas nuevas. El ELN es una fuerza que cambió sus ideales, pero que se consolido en varias regiones del país siendo muy notoria su presencia en el Catatumbo, Arauca y el Cauca. El ELN no tolera una organización campesina independiente y ha confrontado al gobierno reactivando el conflicto armado. En cambio, la mayoría del campesinado y de la ANUC en particular está por una política de colaboración con los planes oficiales y a la vez ejerce presión sobre la institucionalidad para el cumplimiento de programas.
La ANUC y el gobierno del Cambio ante la posibilidad de un nuevo acuerdo
Quien esté cerca de la política agraria del actual gobierno o de las organizaciones campesinas se da cuenta fácilmente que la relación del gobierno con la ANUC no ha sido de un solo color sino llena de matices y de cambios. Sin embargo, son relaciones que tienden desde hace varios meses a privilegiar la cooperación.
Si bien la ANUC es la organización más extendida y la más fuerte, es muy desigual regionalmente en calidad organizativa y cantidad de afiliados. En algunas partes puede haber nuevas organizaciones que muestran puntualmente una notable capacidad de convocatoria especialmente cuando se apoyan en alguna entidad oficial.
El acercamiento de ANUC con la institucionalidad ha llevado a que la organización campesina asuma un papel importante no solo como demandante de tierra sino también de mercadeo y de desarrollo de capacidades.
La interlocución con las instituciones del sector agropecuario es cada vez más intensa mientras que la interlocución política sigue siendo raquítica.
La participación de dirigentes y activistas de ANUC en los dos últimos procesos electorales, el presidencial y el de las elecciones regionales, ha sido muy amplia pero también dispersa. La presidencia anterior de la ANUC no propició una declaración abierta de apoyo a Petro a pesar de ser la posición de la inmensa mayoría de los dirigentes. Esto se tradujo en marginalización política.
Es posible que los rasgos corporativos de ANUC se estén acentuando lo que significa un énfasis en derechos y prerrogativas para los formalmente afiliados. Esto puede estar afectando la capacidad de hacerse eco de las reivindicaciones campesinas en general o de ciertas agendas específicas como las que dieron origen a las Zonas de Reserva Campesina.
El tema de la reforma agraria en general, sus limitantes y posibilidades legales, se dejan de lado para concentrarse en la exigencia de cumplimiento de pliegos de peticiones que señalan taxativamente metas para la indemnización de la ANUC como víctima colectiva del conflicto armado.
La problemática de la reforma agraria va más allá de determinado número de fincas a repartir y toca un organismo del cual se ocupa poco la ANUC y las demás organizaciones campesinas: el poder legislativo. Casi no hay presiones dirigidas al Congreso y si un buen número dirigidas al gobierno y sus agencias.
También pude decirse que la confrontación directa con terratenientes no está a la orden del día como en los primeros años de ANUC, pero sí las presiones al gobierno.
En las instituciones se prefieren organizaciones que apoyen mucho al gobierno y demanden poco. El rumbo de la política agraria aparentemente se consulta con innumerables organizaciones de todos los niveles, pero en la práctica se mantiene como un conjunto de decisiones reservadas a profesionales y tecnócratas que no muestran mucho afán en la ejecución de los planes oficiales.
La falta de influencia política ha llevado a algunos sectores de dirigentes y amigos de la ANUC a promover la intervención política diferenciada pero dentro del progresismo y en concreto manteniendo el apoyo al plan de gobierno.
El final de la administración del presidente Petro está aproximándose y el temor de perder las elecciones de 2026 en manos de la derecha o centroderecha preocupa a algunos dirigentes campesinos. Esta situación abre un campo de análisis estratégico sobre cómo puede el campesinado organizado en la ANUC hacerse sentir en la coyuntura política que está en gestación.
El gobierno ha convocado para este 21 y 22 de febrero a las organizaciones campesinas incluida la ANUC a impulsar un nuevo pacto por la reforma agraria. Para ello se ha escogido, por su simbolismo, la población de Chicoral donde en 1972 se pactó un acuerdo reaccionario contra la reforma agraria y el movimiento campesino, en ese entonces encabezado por la ANUC.
Dado que los resultados políticos de este nuevo encuentro de Chicoral pueden marcar el futuro inmediato de la ANUC, esperamos poder incluirlos en un próximo artículo sobre la situación actual de ANUC.
Referencias
Borelli, Augusto (2019): Izquierda y Cristianismo en Colombia. El caso de Golconda (1968-1971). XIII Jornadas de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, B.A. En: https://www.aacademica.org/000-023/306
Molano, C, Frank (2017): El campo es leña seca para arder. La Liga Marxista Leninista de Colombia, 1971-1982, Universidad Distrital, Bogotá. En: https://doi.org/10.15446/achsc.v44n2.64018
Perry, Guillermo (2019): Decidí contarlo. Prólogo de Angela Gaviria. Debate, Bogotá
Miguel Gamboa
Foto tomada de: Coordinador Nacional Agrario en X
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