Esta región del centro de Colombia posee una historia particular. En el pasado, la antigua vía que conectaba la capital colombiana con Medellín a su paso por Puerto Triunfo, Doradal, La Danta, las Mercedes y otras partes de este territorio, fue escenario de actividades vinculadas al narcotráfico, llegando a ser parte del emporio de Pablo Escobar. En Doradal funcionó la Hacienda Nápoles. Hoy, la región se ha transformado en un símbolo de recuperación ambiental y económica, donde el turismo ha jugado un enorme papel y las actividades productivas alrededor de la producción cementera ha convertido esta región en un polo dinámico del desarrollo económico de Antioquia.
La Hacienda Nápoles se convirtió en el parque temático Hacienda Nápoles que está entre los diez más importantes del mundo y donde hoy llegan más de 600.000 turistas anuales y el refugio de Rio Claro donde llegan cada vez más gentes de todas las latitudes, nacionales y extranjeras, atraídos por su enorme belleza y por el proceso de restauración ambiental de la zona. Esta transformación va de la mano de las actividades de la Fundación Amazonas, dirigida por Juan Guillermo Garcés.
El encuentro fue organizado por diversas instituciones del Magdalena Centro y contó con la participación de figuras relevantes en el ámbito ambiental, cultural y académico como el doctor Germán Ferro, director del Museo del Rio en Honda, Tolima, el doctor en Ciencias del Agua, Freddy L. Franco, de la Universidad Nacional sede Manizales, el doctor Jorge Eliécer Rivera, director de la Corporación Ser Ciudadano, el Programa para la Paz del Magdalena Centro, PDPMC, todo bajo el auspicio generoso de la Fundación Amazonas, María Cristina Garcés, quien ha desplegado, por toda Colombia, pero especialmente en la región de Puerto Triunfo-Doradal, Antioquia, la necesidad de emprender una cruzada por rescatar la cuenca Magdalena-Cauca del estado de profundo deterioro ambiental en que se encuentra. La reunión fue también convocada por la Fundación Salvemos el Río Magdalena, bajo la tutela del escritor William Ospina quién desde la ciudad de Nueva York presentó al encuentro su visión sobre la importancia del Río en la construcción de una Colombia resiliente, sostenible y en paz.
El Grupo de Amigos de la Biblioteca de La Dorada (GAB), dirigida por Mario Vera, la Fundación ProDesarrollo de este importante municipio del Magdalena Centro, la Federación Colombiana de Pescadores Artesanales y Ambientalista (FECOLPAA), el ex alcalde de Puerto Boyacá, Hernando Muñetón, resaltando el compromiso de estos sectores y personalidades por la recuperación ambiental, cultural, la navegabilidad en condiciones de sostenibilidad del rio Magdalena, la pesca y el saneamiento ambiental de los ríos de la Cuenca y sus afluentes, como condición absoluta, sin la cual, cuidar el valioso recurso agua, no se lograría y la vida humana estaría en riesgo.
La relación entre agua y vida tiene como punto de partida el examen de esta relación en los diferentes niveles en los que esta transcurre, para llegar a constatar que es, precisamente, en el nivel de la vida, donde esta relación acontece de manera más primaria y elemental. Sin agua no hay vida.
Este cambio de paradigma es esencial en un país donde la Cuenca Magdalena-Cauca abarca cerca del 25% del territorio nacional, se extiende por 17 departamentos y más de 700 municipios, alberga el 80% de la población y donde se genera el 80% del PIB nacional. La cuenca es el corazón geográfico y económico de Colombia. Con una extensión de 1,540 km de longitud en el Río Magdalena y 1,350 km en el Río Cauca, sus desafíos ambientales son de gran envergadura y definen en gran mamera el destino ambiental, sostenible y económico del país.
Unas formas de producción no sostenible han contribuido a su profundo deterioro. Esto debe cambiar de forma radical si queremos seguir contando con este recurso para prospectar el futuro de la nación y de sus gentes. Hoy Bogotá sufre por el agua y muchas poblaciones del país padecen estrés hídrico. Existen diversos estudios y análisis que indican que aproximadamente entre el 45 y el 50% de nuestros 1,122 municipios padecen de este delicado y peligroso síndrome, en uno de los países de mayor abundancia del recurso en el planeta. La gran mayoría de sus pueblos y ciudades ribereñas no tienen PTAR funcionando, poniendo en riesgo la salud de la población, envenenando los ríos.
El encuentro no solo se centró en el análisis de la problemática, sino que también trazó un ambicioso plan de acción a corto, mediano y largo plazo. Entre las tareas identificadas destacan:
- Organización en las orillas de la cuenca: A diferencia de reuniones previas, esta instancia buscó impulsar un enfoque integrado desde las orillas de los ríos, promoviendo la articulación entre actores locales y regionales. Las acciones de la ciudadanía local en el cuidado del agua resultan vitales.
- Formación de Comités Especializados: Se resaltó la importancia de crear un comité jurídico que aborde temas legales y normativos relacionados con la recuperación y limpieza de los ríos Magdalena y Cauca. Las PTAR, Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales, son una obligación legal que la inmensa mayoría de los municipios no cumple.
- Reconocimiento del Agua como Recurso Vital: El encuentro puso de relieve la necesidad urgente de atender la contaminación de los ríos Magdalena y Cauca, señalando la inversión en tecnologías y estrategias de saneamiento como una prioridad para garantizar la salud pública y la sostenibilidad ambiental.
- Impulsar la conformación de la RAP, Región Administrativa y de Planificación del Magdalena Centro que articule el diálogo y las inversiones entre los diferentes municipios y departamentos que configuran la zona del Magdalena Medio Central y que ayude a gestionar conjuntamente los temas ambientales urgentes de la región, posibilite la convergencia regional y la organización del territorio alrededor del agua.
- Creación y fortalecimiento de un Centro de Documentación que, a través de museos y bibliotecas, difunda la historia y los retos de la cuenca, replicando la iniciativa en ciudades como Neiva, Barranca, Girardot y Barranquilla.
- Campañas de Sensibilización y educación ambiental: Implementar programas educativos y campañas en escuelas y comunidades para concientizar sobre la problemática ambiental, la importancia del tratamiento de aguas residuales y el uso responsable del agua. La concientización sobre el uso responsable del agua y el tratamiento de aguas residuales es fundamental. Programas de educación ambiental en escuelas, barrios y comunidades pueden promover prácticas de reciclaje de aguas contaminadas y el uso sostenible del recurso.
- Infraestructura y Drenaje: Mejorar la infraestructura de drenaje en zonas rurales y periféricas es crucial para evitar que las aguas residuales se viertan directamente en los afluentes. La inversión en sistemas de tratamiento y manejo adecuado del recurso hídrico se plantea como una necesidad imperante.
- Colaboración Público-Privada: La participación del sector privado es definitiva para sacar adelante este propósito nacional, se requiere establecer alianzas internacionales para la obtención de recursos financieros necesarios para modernizar la infraestructura y garantizar un tratamiento efectivo de las aguas residuales.
El encuentro dejó en claro que la problemática de la Cuenca Magdalena-Cauca demanda soluciones urgentes y colaborativas. El compromiso asumido durante el encuentro abre la puerta a una serie de iniciativas que, de ser implementadas, podrían transformar el destino de la Cuenca Magdalena-Cauca.
El encuentro en Río Claro es un paso adelante en los esfuerzos por la recuperación y conservación de la Cuenca Magdalena-Cauca. La integración de esfuerzos, la articulación de propuestas en mesas temáticas y el compromiso declarado por todos los actores involucrados en la reunión y las discusiones presentadas constituyen una señal clara de que el cambio es posible pensando en la inquietante situación actual de la cuenca y en las generaciones venideras. El encuentro va encaminado a concretar, en el mediano plazo, un proyecto de ley para el cuidado del agua y la recuperación de la Cuenca Magdalena-Cauca a lo largo de varios gobiernos, una política de Estado independiente de los inciertos vaivenes políticos.
Fernando Guerra Rincón
Angela María Upegui, abogada e historiadora con Maestría en educación de la Universidad del Norte.
Foto tomada de: La Alianza
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