Hace referencia a una serie de cambios llevados a cabo por Nixon, presidente de EEUU, en economía y relaciones exteriores en 1971. Fue su respuesta a la creciente inflación del país. Sus medidas más significativas fueron la congelación de precios y salarios, la subida arancelaria a las importaciones —como ocurre ahora— y la cancelación de la conversión de los dólares en oro a un precio fijo. Provocó la segunda gran crisis económica del siglo XX. La primera fue el crac de 1929.
Aunque Nixon aseguró que volvería al patrón oro estipulado en los acuerdos de Bretton Woods en cuanto las reformas aplicadas diesen resultado, todos los intentos resultaron infructuosos.
Causas
En mayo de 1971, la economía estadounidense sufrió por primera vez en el siglo XX un déficit en su balanza comercial. Para corregir dicho déficit, además de la bajada de valor del dólar y la sangría económica que suponía la guerra del Vietnam, Nixon decidió aplicar las medidas citadas. El objetivo era convertir el dólar estadounidense en una «moneda de confianza» porque su presencia dominaba las finanzas globales.
El 15 de agosto de 1971 Nixon decretó el fin del cambio de dólares por oro —decisión que cambió profundamente la historia financiera del mundo— e impuso una tasa arancelaria del 10% a las importaciones.
«Nuestros dólares son ahora vuestro problema»
Famosa frase de Nixon por lo que de premonitoria tiene en el momento actual.
La crisis de 1971 fue la primera crisis generada por el capitalismo estadounidense a finales de siglo. Luego, vendrían las crisis del petróleo de 1973 y 1979, una crisis de deuda global como consecuencia de la subida de los tipos de interés estadounidenses por encima del 20% en 1981, una crisis producida por el estallido de varias burbujas financieras estadounidenses en 1991, y la hecatombe de los «puntocom»2 en 2001. El nuevo milenio «acogería» la peor crisis vivida hasta entonces por el capitalismo: el crac de 2008.
Todas ellas tienen su origen en el sistema capitalista que se desarrolló a partir de la década de 1960 y que desviaba hacia EEUU más del 70% de los beneficios de los capitalistas europeos y asiáticos. Como consecuencia, cada crisis ha ido debilitando un poco más a Europa, la ha dividido y la ha hecho más reaccionaria.
El fracaso europeo
Tras cada estallido procedente de EEUU, los líderes europeos hacían lo imposible por proteger a Europa de lo que le pudiese deparar en el futuro la economía rentista estadounidense. Lo hicieron ampliando y consolidando las instituciones y creando una moneda única compartida.
Pero fracasaron, porque la UE3 dependía completamente del «pacto oscuro»4 con EEUU. Como China, por cierto. También porque los más listos y poderosos capitalistas europeos —exportadores alemanes, neerlandeses y franceses— ni quieren ni han querido jamás que el euro sustituya al dólar como moneda de reserva. Ese es el motivo por el cual la unión monetaria europea sigue sin completarse.
En síntesis: el pacto oscuro europeo permitió y permite a los capitalistas europeos beneficiarse de la demanda generada por el déficit comercial estadounidense.
Incidencia del «tecnologismo»5 en Europa
Que el dinero se desplace gradual y globalmente de la esfera capitalista a la «nubelista»6 significa que el capital en la nube domina ya al capital terrestre porque extrae muchas más rentas que la segunda.
No podemos obviar que Europa no tiene ni una sola gran empresa tecnológica para hacerle frente a Silicon Valley, y sus sistemas financieros dependen exclusivamente de Wall Street. Europa no tiene capital en la nube; China y EEUU, sí. Por eso, en la nueva guerra fría entre ambas potencias, además de la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, Europa tiene un valor geoestratégico muy reducido.
Tampoco debemos olvidar que el principal problema europeo es el precio de la energía desde la guerra en Ucrania, ya que los grandes capitales europeos han pasado a depender del gas licuado estadounidense.
Incidencia del «tecnologismo» en el sur global
Europa aún es rica y, teóricamente, puede proteger a sus ciudadanos más débiles, aunque cada vez menos. Sin embargo, la mayor parte de Asia y toda África y Latinoamérica no están en la misma situación.
El precio de los alimentos y el combustible han provocado una inflación terrible en el sur global, lo cual ha aumentado de forma espantosa una crisis de deuda semejante a la que padecieron en las décadas de 1970 y 1980. Entonces, EEUU subió los tipos de interés de un 4% a un 20%. Ahora, han subido menos, pero el dólar se ha apreciado un 15%…
Cabe destacar que, durante décadas, se les ha incentivado para que pidieran dólares prestados —sobre todo al FMI7— para que comprasen materias primas que debían convertir en bienes exportables que se convertirían en beneficios internos para que sus oligarcas los invirtiesen en Wall Street.
Pero la situación actual es de quiebra total y solo tienen dos opciones. La primera, dejar de pagar sus deudas en dólares. Eso implicaría que no podrían comprar ni energía, ni alimentos, ni materias primas para alimentar a su población, hacer funcionar las fábricas y trabajar sus campos. La segunda, obtener otro préstamo en dólares para pagar las deudas que tienen y endeudarse todavía más.
En caso de elegir la segunda opción, las condiciones que se les imponen son muy despiadadas: entregar el control de sectores esenciales como el agua y la electricidad a oligarcas y aumentar hasta tal punto el precio de alimentos y combustible que sus pueblos se morirán de hambre.
Ante cualquiera de las dos opciones, es totalmente imposible que salgan del subdesarrollo.
Además, se encuentran en una tesitura más desalmada si cabe: someterse a uno de los dos grandes «tecnologistas» del planeta. Es decir, seguir con los EEUU o pasarse a China. En resumen: ¿a quién le regalarán sus tierras raras y otras materias primas a cambio de una miserable supervivencia? Desgraciadamente, no todo el sur global opta por el mismo «amo» y eso los divide y, en consecuencia, no pueden crear un frente común contra los dos depredadores y, además, se intensifica la nueva guerra fría. Guerra fría que es resultado de un modelo imperialista completamente nuevo que busca triunfar en la extracción de rentas en la nube y que provocará cada vez más guerras y más Estados en crisis.
Incidencia del «tecnologismo» en la catástrofe climática
Hará imposible su freno y posterior desaparición.
El capital en la nube presenta dos obstáculos para su mitigación. Por un lado, cada «tecnologista» poderoso desarrollará una transición verde distinta y, ante dos modelos opuestos —en río revuelto, ganancia de pescadores—, los vencedores son los combustibles fósiles, que seguirán perforando hasta la catástrofe definitiva. Por el otro lado, los «mercados» eléctricos son una falacia. En realidad, se trata de monopolios (controlados por los dueños de las centrales eléctricas) que crean subastas ficticias que aprovechan la situación para apostar en «casinos» de beneficios y rentas de futuros. Es decir, los Estados han regalado sus sistemas energéticos a oligarcas que quieren financiarizar la energía. Después, vendrá el agua…
Por tanto, cuanto más aumente el poder de los «nubelistas» o «tecnologistas», más avanzará el «tecnologismo» y, en consecuencia, menos poder tendremos nosotros —y nuestros jóvenes— para evitar la catástrofe. Así que solo nos queda una opción a todos —jóvenes y viejos, sur global y capas empobrecidas de Estados ricos— y es enfrentarnos al «tecnologismo» y sus dirigentes.
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*Estados Unidos.
2Período de crecimiento económico de empresas vinculadas a Internet. Se produjo entre 1997 y 2001, momento en que estalló la burbuja, a causa del aumento de precio de las acciones, la especulación individual y la gran disponibilidad de capital de riesgo.
3Unión Europea.
4Consiste en activar el déficit comercial de EEUU, que mantiene alta la demanda de los fabricantes europeos. A cambio, los capitalistas europeos invierten el grueso de sus voluminosas ganancias en dólares en finanzas, seguros y bienes raíces —FIRE por sus siglas en inglés— de EEUU. Una vez que este proceso se puso en marcha, EEUU trasladó gran parte de su producción industrial al extranjero, lo que conocemos como «globalización».
5Término creado por mí. Se basaría en la actual revolución tecnológica, que ha generado un sistema económico basado en las rentas en la nube e independiente del beneficio capitalista y las rentas feudales. Los «tecnologistas» serían la clase dirigente, como lo son los capitalistas respecto del capitalismo.
6Término creado por Yanis Varoufakis, antiguo ministro griego de Economía, para referirse a los capitalistas de la «nube», red enorme de servidores remotos de todo el mundo que están conectados para funcionar como un único ecosistema (Wikipedia). Este artículo bebe sus fuentes de El Tecnofeudalismo (Editorial Deusto) de Varoufakis.
7Fondo Monetario Internacional.
Pepa Úbeda
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