No obstante, todas estas presunciones están alejadas de la realidad, el aumento de aranceles lo que va a generar es un encarecimiento de los bienes importados que tendrán que asumir los importadores de los EEUU, lo que va a tener una repercusión en la inflación en este país. Si a eso le sumas la idea de deportar más de 12 millones de migrantes que constituyen la fuerza de trabajo de sectores como la construcción, los restaurantes, hoteles y la agricultura, en labores que los ciudadanos de los EEUU no asumirían por los salarios a los que lo realizan los migrantes, lo que sobreviene es una mayor inflación y un colapso de la economía de ese país. Lo que pregona Trump es lo que denomina Stiglitz, una suerte de economía Vudú.
El problema de fondo es que la economía de los EEUU desde hace varias décadas ha venido desindustrializándose, en un contexto en que los distintos gobiernos, demócratas y republicanos, privilegiaron la financiarización de la economía globalista en menoscabo de la industria. Los EEUU perdieron su capacidad de generación de conocimiento, innovación e investigación de alto nivel científico. En cuanto el nivel técnico-científico los chinos en el 2021 eran propietarios de un millón cuatrocientos mil patentes, mientras que los EEUU lo era de 200 mil. Para ese mismo momento los chinos hegemonizaban 57 de 60 sectores de alta tecnología.
La guerra comercial de Trump lo llevó incluso a imponer aranceles a aliados estratégicos asiáticos como Japón, Corea del Sur y Taiwán, para ejercer una disuasión para que disminuyan su relación comercial con la China, a este último le impuso aranceles por 34%, como respuesta el país asiático impuso aranceles por el mismo porcentaje a EEUU, los estrepitosos anuncios de Trump llegaron al punto de decir que les subiría los aranceles a 125%. En respuesta los chinos expresaron que iban a limitar las exportaciones a EEUU de las tierras raras, China tiene el control del 80% de unas tierras de las que depende la producción de toda la industria electrónica, de esto depende desde el encendido de un automóvil hasta el armamento del ejército de los EEUU.
Estos estruendosos movimientos de Donald Trump, han llegado a preocupar a sus propios asesores que han señalado que debe guardar cordura. En los últimos días ha tenido que echarse para atrás y ha expresado que va a replantear la negociación con la China. Tal parece ser ese estilo amenazante, de anuncios megalómanos con apariencia de firmeza para amedrentar al mundo y subordinarlos a los intereses de su gobierno, no le esta funcionando. El aumento exorbitante de aranceles sólo aumentará la animadversión del mundo hacia los EEUU y perjudicará su propia economía, sin un plan estratégico de mediano y largo plazo, que implique una sociedad del conocimiento será imposible la reindustrialización de EEUU. No parece haber un plan de este orden en el gobierno de Trump.
Todo este escenario ha generado una caída de su popularidad en EEUU, y un levantamiento de manifestaciones en todo el país. Se organizaron protestas, bajo la denominación “Manos fuera”, que se convocó en 1.200 puntos de concentración en los 50 estados del país. Las manifestaciones se dieron en ciudades como Boston, Chicago, Los Ángeles, Nueva York y Washington, entre otras.
Se expresó así el descontento con la agenda de Trump, que implican los aranceles, la reestructuración del gobierno, incluyendo la ampliación de la autoridad presidencial. Fueron unas convocatorias importantes que contaron con la presencia de parlamentarios del Partido Demócrata, de lograr afianzar una organización alrededor de estas propuestas, podrían convertirse en una fuerza social contra hegemónica que disuada los excesos de Trump. El “manos fuera” resume el rechazo a la presencia de los super super ricos a quienes Trump ha encomendado tareas como la disminución del tamaño del Estado, el despido de miles de trabajadores públicos, la expulsión de miles de migrantes. Expresa el rechazo por la presencia de estos super ricos como Elon Musk el multimillonario dueño de Telsa fabricante de los autos eléctricos a quien Trump ha encomendado la tarea de reducir el tamaño del Estado.
A estas movilizaciones se han sumado voces de intelectuales, académicos y profesores de las Universidades de Columbia y de Harvard, en donde se han vivido hechos de censura a los contenidos de pensamiento libre e independiente sobre el tema del Medio Oriente. En la prensa internacional llamó la tención la aparición del profesor Jason Stanley, profesor de Yale experto en fascismo quien se fue del país, sosteniendo “Ya somos un régimen fascista”, señala que este tipo de censuras de corte ideológico en las Universidades es algo nuevo, y es uno de los signos del fascismo, que en un principio pasa desapercibido como algo no tan malo. El profesor afirma que las instituciones democráticas están siendo atacadas, los tribunales no reaccionan y están bajo ataque, están deteniendo estudiantes y teme porque sus hijos son negros y esta identidad no está siendo respetada.
Por lo pronto Trump ha dado marcha atrás con la imposición unilateral de los Aranceles los cuales ha aplazado por 90 días ante las caídas abruptas en las bolsas de valores. En cambio, ha anunciado que negociará con cada uno de los países y bloques de países las tasas arancelarías. Incluso ha anunciado la apertura de negociaciones con China.
Este es un panorama interno también bastante convulso, mientras tanto la derecha colombiana, que posa de demócrata en Colombia y apoyó a Trump en EEUU está desconcertada por el aumento arancelario del 10% a Colombia, defender el gobierno de Trump con las medidas que ha tomado frente a Colombia e incluso con países como Argentina que es una aliado ideológico de los republicanos, les implica asumir una responsabilidad política de cara al proceso electoral del 2026 en el que aspiran recuperar el gobierno nacional y mantenerse de manera mayoritaria en el Congreso. Ya veremos que harán.
Carolina Corcho Mejía, Exministra de salud, médica psiquiatra
Foto tomada de: Euronews.com
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