Lo han hecho, como es lógico, quienes carecen de partido o de los votos indispensables o de la representación parlamentaria requerida. Pero también han procedido de esta manera –es una sorpresa que desborda el curso de las expectativas rutinarias- quienes poseen partidos y tienen seguro su liderazgo interno.
Primero fue el ex – ministro Pinzón, el del partido de la U, quien queriendo capturar votos entre los opositores a la Paz, deseaba sin embargo mantenerse en el partido del Presidente, una contradicción insostenible; razón por la cual, terminó sin partido y lanzándose a la recolección de las firmas.
Luego, fue el turno del que mayor revuelo causó con su determinación. Germán Vargas Lleras, ex – vicepresidente y jefe de Cambio Radical, uno de los partidos de la coalición de gobierno, ha dicho, como cualquier político debutante, que va a lanzar su candidatura a partir de firmas.
Fracturas en la opinión y franjas emergentes
Una de las razones por las que ahora proliferan las candidaturas por firmas es la emergencia de corrientes de opinión, un hecho debido a la urbanización y al mismo tiempo a cierto ascenso de clases medias y profesionales, sin que por otra parte encuentren expresión en unos partidos muy poco innovadores, fragmentados ellos, pero muy parecidos entre sí. Tal es el caso de fenómenos como el de la candidatura de Fajardo, significativa y respaldada por firmas; y sin cabida muy clara en alguno de los partidos existentes.
Así mismo, los faccionalismos irredentos de algunos partidos de izquierda explican de otra manera el fenómeno, como lo ilustra la candidatura de Clara López.
Por otra parte, los fenómenos polarizantes de la coyuntura, en este caso el Acuerdo de Paz, hacen brotar algunas otras corrientes de opinión desde la derecha, las cuales buscan posicionarse en la disputa grande que se vive entre los partidos. Dicha fractura surgida en el curso de la coyuntura política explica la aspiración por firmas de un individuo como el ex – procurador Alejandro Ordoñez y su evangélico vice – presidente, el hijo del antiguo senador Name.
Crisis en los partidos
Otra causa de impacto –tal vez la más resonante- para que decenas de candidatos no confíen en el apoyo de sus partidos y, en cambio, prefieran el aval previo de los votantes, no es otra que el descrédito de los propios partidos.
El 80% de los colombianos tiene una opinión negativa de la presencia de estos en el escenario político. Es una opinión negativa que carcome su credibilidad. Sencillamente casi ningún ciudadano de buena voluntad cree en la conducta correcta de tales partidos.
Muchos de sus jefes regionales y de sus representantes parlamentarios aparecen involucrados en causas criminales. Es como si participaran, frenéticos, en un festín generalizado en medio del cual se produce la depredación de los bienes públicos.
Los partidos y los congresistas recogen la legitimación proveniente del interés general; y, así mismo, el respaldo ciudadano por su intermediación en lo que concierne a la prestación de los servicios a los ciudadanos; a los cuales ellos pasan después una factura convertida en votos.
El efecto que ahora arroja la coyuntura, por la corrupción rampante, es el derrumbe de la legitimación de carácter simbólico, la que nace de la entrega al interés general. El clientelismo y la corrupción de la representación funcional, la de intermediar los servicios en favor de las comunidades, como la de un estadio o de un acueducto, mientras se saquea el tesoro público, secó por completo la representación simbólica, en la que ya nadie cree.
Por eso, algunos políticos, aunque posean partidos, como Vargas Lleras, se inclinan por la recolección de firmas, como si padecieran la orfandad de un partido que, por otra parte, existiendo realmente, ha abrigado sin embargo a delincuentes, a aventureros y a depredadores públicos.
En tal caso, es mejor salir a la calle a llenar planillas de firmantes, algo que siempre transmite la idea de político nuevo. Después, los partidos se encargarán de aceitar otra vez, su capacidad de intermediación en materia de servicios y favores a cambio de votos, por supuesto.
RICARDO GARCÍA DUARTE: Ex rector Universidad Distrital