Hubo y hay, precandidatos de los partidos Liberal, Verde, Alianza Social Independiente (ASI), Polo Democrático Alternativo, Centro Democrático. Con la excepción del partido Centro Democrático que decidió un mecanismo no claramente conocido basado, al parecer, en una serie de encuestas sucesivas y que decidirá a comienzos del mes de diciembre próximo quien de los cinco precandidatos será su candidato oficial, en el partido verde la candidata es Claudia López, en el Liberal es Humberto de la Calle, en la ASI es Clara López, en el Polo Democrático Alternativo es Jorge Enrique Robledo.
Los partidos Conservador y el de la Unidad Nacional, no han decidido o definieron no tener candidato presidencial.
Sin duda, la elección en la consulta del partido Liberal, de Humberto de la Calle como candidato oficial comienza a aclarar el panorama. Más allá del debate acerca del costo de la consulta –evidentemente la democracia tiene un costo; sería más barato tener un déspota permanente gobernando, pero esas épocas terminaron hace tiempo-, o del volumen de votantes –está claro que las diversas opciones de participación que hemos tenido los colombianos, diferentes a las tradicionales elecciones, han tenido niveles de participación relativamente bajos, lo que no deja de ser preocupante-.
Considero que la elección de Congreso de Marzo próximo será una especie de ‘pre-primera vuelta’ en la cual los candidatos presidenciales, a través de los partidos o movimientos que los apoyan, medirán sus apoyos político-electorales reales. Al respecto, vale la pena mencionar que si bien es un hecho, que por lo menos las encuestas han evidenciado, que una alta proporción de ciudadanos desconfían o no creen en los partidos políticos, sin embargo, en las elecciones de Congreso tendremos la ‘prueba acida’ que definirá si esos partidos políticos serán o no quienes canalizan la mayor representación política congresional. ¿O serán listas de candidatos apoyadas por firmas de ciudadanos las que logren la mayor representación en el Congreso? Y claro, eso plantea ya una discusión relativamente reiterada y es si las redes de interacción informática o los sondeos de opinión pueden remplazar el momento eleccionario de una democracia. Hasta el momento es claro que en la democracia liberal, las decisiones electorales requieren que los ciudadanos habilitados concurran a depositar su voto y expresen de esta manera su opinión; no es válido que un mensaje por una red informática sustituya el voto de los ciudadanos.
Para la primera vuelta presidencial tendremos, desde mi perspectiva, los siguientes candidatos con altas posibilidades de tener la mayor votación –difícilmente nadie ganaría en esta primera vuelta-, el candidato Germán Vargas Lleras apoyado por el partido Cambio Radical y seguramente otros políticos que se van a deslizar hacia esa opción –el clásico transfuguismo político-; el candidato del partido Centro Democrático, que probablemente tendrá el apoyo de un sector del conservatismo; Humberto de la Calle candidato del Partido Liberal y seguramente de otros sectores políticos de la actual coalición de gobierno; el candidato que defina la convergencia entre la candidata del partido Verde Claudia López, el candidato del Movimiento Compromiso Ciudadano Sergio Fajardo y el candidato del Polo Democrático Alternativo Jorge Enrique Robledo; Gustavo Petro del Movimiento Progresistas y Clara López del partido ASI. Hay otros candidatos con menores posibilidades, tanto en la derecha como en la izquierda y el centro, pero no estoy seguro que todos se mantengan hasta las elecciones de mayo de 2018.
En un escenario de esas características la posibilidad de que a segunda vuelta pasen los dos candidatos de centro-derecha, el del Centro Democrático y el de Cambio Radical, es alta, por la dispersión del voto en toda la multitud de candidatos de centro y de centro-izquierda con afinidades.
Lo anterior nos permite dibujar un panorama actual con un candidato de centro-derecha, el del Centro Democrático y otro en el mismo rango del espectro político, German Vargas Lleras que intentaría ganar algunos votantes hacia el centro-izquierda. Y de otro lado tendríamos la posibilidad de que a la convergencia de Claudia López, Sergio Fajardo y Jorge E. Robledo, confluyeran, Humberto de la Calle, Gustavo Petro, Clara López y otras opciones. Si este acercamiento no se da, es altamente probable que ninguno de ellos supere la primera vuelta y tendrían el drama de tener que apoyar en segunda vuelta ‘al menos malo’, según sus particulares perspectivas.
Creo que para los candidatos del espectro de centro y centro-izquierda, el imperativo es unirse o quedarse cada uno en su ‘torre de marfil’ sin posibilidades de lograr ganarle a los candidatos del centro-derecha. Humberto de la Calle es de los candidatos que tiene más reconocimiento y posibilidad de agrupar alrededor de su propuesta y su nombre, el mayor número de convergencias, por su liderazgo en el tema de defensa de los Acuerdos de La Habana, pero también porque representa una política decente y ha mostrado ser un demócrata convencido.
¿Podran más los egos de los candidatos y la intención ‘purista’ de sus propuestas que avanzar hacia una convergencia posible, que eche las bases para una serie de gobiernos democráticos y con una política decente?
ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ: Profesor Titular Universidad Nacional
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