Antes de la elección los resultados de las encuestas permitían augurar un choque de titanes entre los líderes de las posiciones extremas. Ahora bien, aunque la Gran Consulta por Colombia y la Consulta por la Inclusión Social para la Paz constituyeron un éxito, los resultados estuvieron por debajo de las expectativas de sus organizadores y no exentos de contradicciones. La holgada victoria de Iván Duque, quien se impuso a Marta Lucía Ramírez y a Alejandro Ordóñez, confirmó lo que indicaban las encuestas desde hacía semanas, pero a su mentor no le fue tan bien pues no alcanzó el millón de votos que esperaba y el Centro Democrático, a pesar de ser el partido ganador con una fuerte presencia en las regiones, no superó los 19 escaños que tenía en el Senado y varios de sus más destacados alfiles fueron derrotados. En cuanto al candidato de la llamada izquierda, Gustavo Petro, su votación no alcanzó los tres millones de votos y es poco probable que con ese resultado llegue a la segunda vuelta de la elección presidencial pues habrá votos que no volverá a recibir porque irán a otros candidatos.
En cambio, la fortuna sonrió a los que parecían rezagados en las encuestas, particularmente a Germán Vargas Lleras y a Sergio Fajardo. Cambio Radical logró 16 escaños al Senado cuando tenía 9 y 30 en la Cámara cuando tenía 16, doblando su representación en el Congreso. La Alianza Verde, por su lado, logró un resultado inesperado al sumar 10 senadores cuando tenía 5 y 9 representantes cuando tenía 6, lo que da oxígeno a una campaña que muchos analistas ponían ya en entredicho. El Partido Liberal, del que se decía que estaba en su peor momento, perdió 3 senadores y 3 representantes, pero logró mantener sus posiciones en el Congreso al poner 14 senadores y 35 representantes.
Entre los partidos más importantes, los derrotados fueron los conservadores y, sobre todo, la U. Los primeros perdieron 3 curules de las 18 que tenían en el Senado y su cabeza de lista se quemó. El partido de la U pasó de tener 21 senadores a 14, y de 27 curules en Cámara a 25, por lo que dejó de ser la fuerza más grande en el Congreso. Otros perdedores fueron Opción Ciudadana, que pasó de tener 5 senadores a perder la personería jurídica y el movimiento cristiano Colombia Justa Libre que no alcanzó el umbral de participación.
El Polo Democrático y el Mira lograron mantener estables sus caudales electorales mientras la FARC apenas superó los cincuenta mil votos.
En resumen, y ante este panorama es claro que, en las condiciones actuales habrá dos vueltas. Que en ambas estará Iván Duque y que los demás contendientes están obligados a formar coaliciones. Así mismo, que, dependiendo de cómo se formen dichas coaliciones, la confrontación en la segunda vuelta será entre las dos vertientes de derecha o entre el Centro Democrático y las fuerzas del centro.
Iván Duque tiene una fuerte opción de alzarse con la presidencia, pero según los expertos se requiere un mínimo de 8,5 millones de votos para lograrlo por lo que está condenado a aumentar su caudal electoral. De allí que, como los demás candidatos opcionados, esté obligado a aliarse con otros partidos o movimientos.
En la puja por las alianzas presidenciales los apoyos más buscados son los de los partidos sin candidato: el de la U que tuvo 1,8 millones de votos y el Conservador que sumó casi 2 millones, caudal nada despreciable. De hecho, ni el Centro Democrático, ni Cambio Radical han descartado realizar acuerdos con otros partidos.
Muy pronto el candidato Vargas Lleras declaró que si Cambio Radical lograba consolidar unas mayorías con la U, el Partido Conservador y el Partido Liberal, estaría en condiciones de poder garantizar en el Congreso las reformas que necesita el país.
Tanto el Partido de la U como el Partido Conservador son conscientes de que son el fiel de la balanza y que de ellos depende que esta se incline hacia uno u otro sector. Sin embargo, en su seno las opiniones están divididas: los hay partidarios de aliarse con Cambio Radical como los hay de unirse al Centro Democrático. De allí que tanto los unos como los otros hayan decidido darse tiempo y promover consensos en el seno de cada una de las mencionadas organizaciones.
En este escenario cobran importancia dos factores: en primer lugar, el tema de la paz. Mantener una posición dura ante los acuerdos pactados por el gobierno Santos con las Farc iría en contravía de una estrategia inclusiva que sume y no reste apoyos. En segundo lugar, las antipatías y las animadversiones personales de algunos dirigentes que se erigen como obstáculos a posibles acuerdos. No obstante, tal como se escucha con frecuencia, “la política es dinámica” y cuando a la lógica partidista se impone el peso de los intereses personales que alimentan el transfuguismo, predecir es imposible.
En consecuencia, las alianzas parecen ser necesarias para pensar en la segunda vuelta pero adelantar cómo se van a concretar es por el momento complicado.
RUBÉN SÁNCHEZ DAVID: Profesor Universidad del Rosario
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