El voto de opinión, que es un voto programático encarnado en una personalidad carismática, o en un movimiento político que despierta en el electorado el deseo de votar por quien uno cree, es la mejor opción para llevar a cabo ciertas transformaciones de carácter económico, social, cultural y política que requiere el país; fue el que se expresó de manera significativa en las importantes votaciones para senado y cámara por las listas de los verdes, del Polo y de la naciente opción política de los denominados “decentes”. No se vota en opinión por quien regala un tamal, por quien promete pavimentar una cuadra, ni por quien te promete un empleo; ni mucho menos se vota en opinión, para continuar con la consuetudinaria tradición política de sus padres o familiares mayores.
Ahora bien, el país en las pasadas elecciones al Congreso pudo observar cómo fue de significativo lo que podría denominarse un nuevo voto, y fue el que se expresó de manera particular, en un caso, a nivel nacional, a favor de Antanas Mockus, y a nivel regional, a favor de Alexander López del Polo Democrático. Es el nuevo voto que he denominado como el voto de gratitud, y que podría definirse: como aquel voto, que a parte del reconocimiento a las personas de las virtudes tradicionales de la política, hace que el ciudadano exprese con su voto un acto de agradecimiento a un dirigente político por su impecable trayectoria política y pública como en el caso específico de Mockus; o vote para reconocer un trabajo tesonero y altruista en favor de las comunidades y sus luchas, como lo fue en el caso de Alexander López senador reelecto por el Valle del Cauca.
Mockus siempre ha sido un hombre pluralista cuya bandera ha sido el tema cultural y en particular la cultura ciudadana. Reconocido como un maestro irreverente desde los días en que como profesor y rector de la Universidad Nacional les mostro el culo a los estudiantes en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional en Bogotá, como una invitación no a la grosería, sino como un acto simbólico. Después de varios intentos para que lo dejaran hablar en medio de una tremenda rechifla, esto hizo, sin pensarlo dos veces, que se bajara los pantalones como una forma eficaz de silenciar a los estudiantes y acaparar toda su atención.
Mockus como candidato al senado en medio de un llamado contra la corrupción e invitando a la rectitud política rechazando el “todo vale”, centro su gran apuesta electoral por la educación, la cultura, la inclusión social, la honestidad y la amabilidad. Y por supuesto, los temas del medio ambiente y de los animalistas nunca faltaron en su discurso político. Pero, ante todo, los ciudadanos y ciudadanas reconocieron con su voto, a un ciudadano que en su discurso transmitió una nueva forma de hacer política transparente, y que estimula eficazmente un discurso de pedagogía política en función de la seguridad, el respeto, y la convivencia ciudadana, a través del dialogo y la concertación de las comunidades.
Ese reconocimiento a la pedagogía ciudadana por la paz y la no violencia que encarna Mockus quedo gravada en la mente y los corazones de miles de colombianos desde sus épocas de Alcalde Mayor de Bogotá, y ello hizo que el pasado 11M se reconociera en las urnas como un acto de gratitud toda su trayectoria en favor del diálogo civilizado entre diferentes, Antanas Mockus, dio una de las grandes sorpresas en las elecciones al Congreso obteniendo la cifra de 540.783 votos para el senado de la república; la segunda votación nacional más importante después de los casi 870.000 votos de Álvaro Uribe Vélez.
Otro acto de gratitud política fue la inmensa votación alcanzada por el senador Polista Alexander López Maya en la ciudad de Buenaventura. Casi 16.000 votos, de cerca de 86 mil votos alcanzados a nivel nacional, dan testimonio de un pueblo que agradeció así la lucha y el empeño de un dirigente político en favor de los más olvidados del Pacifico colombiano, reconociendo en las urnas su destacado papel y liderazgo en el Paro cívico que vivió el Puerto el año pasado. Quienes conocemos un poco de política, sabemos lo difícil que es cautivar un voto en Buenaventura; una población permeada por la compra y venta de votos, y dominada históricamente por las relaciones del clientelismo político; de ahí, lo significativo de la alta votación que alcanzo el senador López Maya en el Puerto que contribuyo a su reelección para el periodo 2018-2022.
Alex, como le dicen sus amigos, siempre se ha destacado como militante de las causas de los más oprimidos, llámense corteros de caña, trabajadores portuarios, amas de casa, madres comunitarias, pensionados, empleados o trabajadores de empresas del Estado, trabajadores informales, estudiantes, profesores, campesinos, negros, indígenas, etc. Él, siempre va adelante donde va el tropel. Allí, con su diminuta figura y su potente voz va arengando, megáfono en mano, a los más sufridos y marginados para que reclamen y hagan respetar con vehemencia sus derechos; es la voz de los que no tienen voz.
Lo de Alexander López en Buenaventura fue, sin duda alguna, otro acto de gratitud política. Fue una muestra más de que se puede hacer política sin mermelada, sin compra de votos y sin contratistas esclavizados. Así lo expreso el senador del POLO cuándo afirmo que, “este es el ejemplo que el pueblo de Buenaventura le está dando al país, cambiando su historia, modificando la forma de hacer política, diciéndole a quienes se han aprovechado de su pobreza que los bonaverenses no tienen precio, que solo recibirán el respaldo, quienes los acompañen en su lucha por recuperar su territorio, la salud, la educación, el bienestar y la dignidad su gente”.
HÉCTOR ALONSO MORENO PARRA: Profesor Univalle.
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