Diagnósticos y propuestas
En ninguno de los programas se incluye un diagnóstico que presente una descripción medianamente aceptable, pero la carencia más grande es que no se exponen las interpretaciones sobre el fenómeno ni se examinan sus causas. En los programas de gobierno de Duque, y Petro no aparece la palabra desempleo, Vargas De la Calle y Fajardo la mencionan apenas una vez. Esto es usual en los programas de gobierno, pero no deja de ser un vacío importante por cuanto se carece de información sobre la explicación de la situación y específicamente de la identificación de las causas que deben abordarse, lo cual no permite comprender suficientemente de donde surgen las propuestas.
En el programa de gobierno de Duque no hay diagnóstico alguno sobre el desempleo, de hecho la palabra no se menciona una sola vez. Más que los empleados le preocupan quienes generan empleo: “nos duelen los impuestos asfixiantes, las dificultades para crear y ver surgir un negocio, los abrumadores trámites burocráticos, las demoras en responder a las necesidades de quienes generan empleo.” Las dolencias de los desempleados no le duelen tanto al punto que ni los menciona; tampoco aparece la palabra subempleo. El programa no tiene meta alguna concreta en materia de empleo y desempleo. El empleo es mencionado en 8 de las propuestas con relación al turismo, el otorgamiento de incentivos tributarios, nuevos sectores (internet de las cosas, inteligencia artificial, etc.), formación laboral y población afrodescendiente, pero no se encuentra una estrategia integral; todo se reduce a esperar que si se logra crecimiento económico y cierta diversificación se mejorará la situación del empleo.
Petro tampoco realiza diagnóstico alguno sobre el desempleo y el subempleo. No tiene una meta concreta sobre número de empleos o tasa de desempleo y en sus propuestas aparece el empleo disperso en diversos sectores: cultura, deporte, salud, tecnologías de la información y la comunicación, emprendimiento. Se queda también en afirmaciones generales sin medidas concretas, como por ejemplo, “adoptará medidas para generar y mantener trabajo decente con condiciones dignas de remuneración, estabilidad, seguridad social y calidad de vida tanto a nivel urbano como rural.”
Vargas presenta unos datos de desempleo en una tabla pero tampoco tiene diagnóstico elaborado sobre la materia. Presenta como meta crear 300.000 nuevos empleos formales al año, como consecuencia de una tasa de crecimiento anual del 5%, pero no tiene una estrategia desarrollada; en general plantea lugares comunes, como retomaremos la senda del crecimiento económico, mejoraremos la competitividad, facilitaremos la creación de empleos formales, implementaremos una política de empleo activa.
Fajardo, aunque tampoco tiene un buen diagnóstico, dedica mayor espacio al tema en sus propuestas e incluye una estrategia específica de empleo, pero tampoco tiene medidas que evidencien que se pueden lograr grandes cambios. Propone como meta crear 1.500.000 empleos durante el período de gobierno. Entre las medidas incluidas están garantizar una educación más pertinente para el trabajo, cierre de las brechas entre demanda por trabajadores técnicos, tecnológicos y profesionales y los estudiantes que se están formando, apoyo al emprendimiento, mejoramiento y fortalecimiento del SENA, fortalecimiento del servicio público de empleo, mejoramiento de la información sobre empleo y oportunidades laborales, mejoramiento de la calidad del empleo público, mejoramiento de las funciones de vigilancia del gobierno para garantizar el respeto a los derechos de los trabajadores, promoción del teletrabajo, simplificación del marco regulatorio. Aunque hay más medidas agrupadas en torno a la estrategia de fomento del empleo, en comparación con los otros programas, no queda claro como contribuirán específicamente al cumplimiento de la meta.
De la Calle apenas menciona el desempleo una vez pero propone reducir el desempleo a una cifra inferior al 6%, para lo cual propone un plan de choque al estilo del realizado por Franklin D. Roosevelt en los años 30. Aparte de este plan de inversiones públicas en gran escala no se encuentra una estrategia con medidas concretas y se menciona el tema en forma dispersa en varias partes del programa; incentivos a la inversión privada en zonas afectadas por el conflicto, impulso al turismo, fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas.
¿Se puede solucionar el problema del desempleo?
De acuerdo con la revisión de los programas de gobierno todo indica que no va haber ningún cambio de fondo en materia de empleo; todo dependerá de la suerte que tenga el candidato ganador en materia de comportamiento del mercado mundial o de alguna otra circunstancia ajena a sus decisiones. Es usual que los políticos propongan algo en materia de empleo: si las cosas no van bien, pueden decir que afortunadamente tomaron ciertas medidas porque de lo contrario hubiera sido peor; si tienen la suerte de que ocurra algo inesperado, podrán llevarse los créditos afirmando que es resultado de sus políticas.
Desde que se consolidó el capitalismo en Colombia siempre ha habido desempleo abierto y subempleo, aunque con variaciones en la tasa. El máximo de desempleo desde 1984 fue de 20% y el mínimo ha sido del 7%, en las siete áreas metropolitanas; para el total nacional desde 2001 el máximo ha sido 18% y el mínimo 7%. Estos datos confirman una de las tesis de Marx en El Capital: la dinámica de la acumulación capitalista conduce a la creación de un excedente permanente de población trabajadora, de población que no puede absorber el sistema productivo. Esto no es un defecto ni un problema del capitalismo, sino un rasgo inherente que cumple además una función especial muy útil para la generación de ganancias: la existencia de un mercado con exceso de oferta de fuerza de trabajo genera condiciones favorables a los empleadores que cuentan con un mayor poder de negociación, lo que les permite restringir el aumento de salarios. Teniendo una enorme fila de candidatos a la puerta de las fábricas, almacenes y oficinas, el capitalista cuenta con un arma para disciplinar y controlar las ansias de los trabajadores de mejorar sus ingresos.
El desempleo y el subempleo es un problema, no para el “país” sino para los trabajadores, que sufren las consecuencias terribles de no encontrar una fuente de ingresos para satisfacer sus necesidades. Pero para el sistema capitalista en su conjunto es muy conveniente, aunque esto genere obviamente problemas de control social, de conflictos, de degradación de masas grandes de la población que terminan dedicándose a la delincuencia, a la prostitución, a la mendicidad, y demandando recursos del Estado para su subsistencia.
No puede entonces decirse que el desempleo sea realmente un problema ni tampoco puede juzgarse a los gobiernos porque no lo resuelvan: este no es un objetivo del capitalismo, el capitalismo busca ganancias no generación de empleos[4]. Genera empleo en la medida en que pueda obtener ganancias, de lo contrario no lo hace. Por tanto las declaraciones y propuestas para combatir el desempleo son usualmente hipócritas o ilusas, no tienen en la mayoría de los casos un asidero en la realidad. Si efectivamente los candidatos tuvieran la fórmula para disminuir o eliminar el desempleo, no se entendería que no hubieran tenido ya la amabilidad y solidaridad de entregársela a los gobiernos de turno. Pero ni siquiera Uribe, el mejor presidente de la historia según muchos, ni los mejores alcaldes y gobernadores, han logrado desparecer o disminuir sosteniblemente este fenómeno.
Desde la Constitución de 1991, para solo mencionar un período reciente, han pasado por el Ministerio de Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación, muchos de los mejores economistas y hacendistas del país; por ejemplo, Armando Montenegro, Juan Camilo Restrepo, José Antonio Ocampo, Rudolf Hommes, Guillermo Perry, Roberto Junguito, Cecilia López, Mauricio Cárdenas, Santiago Montenegro, para mencionar solo algunos de los más destacados. Esto es lo mejor que da la tierrita en materia de economistas conocedores de la macroeconomía. Y ninguno de ellos tuvo la fórmula ni logró realmente eliminar el desempleo, ni reducirlo en forma sostenible, ni tampoco suprimir el subempleo y el trabajo informal. Y no es por incapacidad técnica e intelectual ni por falta de voluntad, es simplemente que se trata de un problema irresoluble.
Si todos estos famosos economistas y funcionarios no fueron capaces de resolver el problema, ¿qué haría pensar que nuestros candidatos presidenciales van a hacerlo?
A pesar de esto, todos ellos y los actuales candidatos al a Presidencia insisten en promover la idea de que se puede resolver, en generar o tratar de crear ilusiones a la gente. En esto su posición, más o menos consciente, termina siendo una defensa del sistema capitalista y un engaño descarado para la gran masa de desempleados y subempleados.
En conclusión, el desempleo, el subempleo y la informalidad continuarán, con ciertas variaciones, condenando a una buena proporción de nuestros compatriotas a las graves consecuencias materiales y espirituales que ello genera.
Imagen tomada de Semana: http://www.semana.com/economia/articulo/desempleo-en-colombia-en-el-2017/555370
NOTAS
[1] El problema del desempleo es probablemente el principal en la economía colombiana. Sobre este punto no parece haber mucha discusión. Pero todavía estamos lejos de un acuerdo sobre su dimensión y sus características. Y estamos aún más lejos de un consenso sobre los determinantes de los mediocres resultados del mercado laboral colombiano. Alejandro Gaviria, https://www.elespectador.com/impreso/negocios/articuloimpreso191651-el-problema-del-empleo
[2] https://noticias.caracoltv.com/colombia-decide-2018/desempleo-corrupcion-y-salud-los-temas-que-mas-preocupan-los-colombianos-encuesta-invamer
[3] De la Calle, Humberto, “La paz en marcha. Con la economía y los tributos”; Duque, Iván, Construyendo País, Propuestas para el futuro de Colombia”; Fajardo, Sergio, “Desarrollo económico para enfrentar las desigualdades y abrir la puerta de las oportunidades. Propuesta de política económica”; Petro, Gustavo, “Colombia Humana. Hacia una era de paz”; y Vargas Lleras, Germán, “Nuestra política económica y tributaria.” Las afirmaciones sobre el número de menciones del término desempleo se basan en la revisión de estos textos.
[4] “De ahí que sean desacertados los llamamientos a los empresarios para que contribuyan a disminuir el desempleo. Pero también es errónea una crítica al capitalismo que le haga el reproche de que produce desempleo: el único fin del capital es la valorización, en modo alguno la consecución del pleno empleo o de una vida buena para la mayoría de la población”. Heinrich Michael, Crítica de la economía política. Una introducción a El Capital de Marx, Escolar y Mayo Editores, Madrid, 2008, p. 136.
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