El gobierno nacional en cabeza del jefe del ejecutivo no podía desconocer esa voluntad política mayoritaria de cerca de doce millones de ciudadanos, quienes recurriendo a la democracia participativa expresaron mediante una consulta popular inédita el rechazo a la historia de corrupción y a las prácticas políticas y del manejo de lo público de ese viejo país, que con sus alianzas y coaliciones electoreras y clientelares habían logrado ganar las elecciones con el candidato Duque escasamente un mes atrás.
El resultado de la consulta popular creo el primer hecho político en el gobierno de Duque como un triunfo de los sectores del progresismo, que permitirá avanzar en los diversos temas acerca del acuerdo sobre lo fundamental que requiere el país a fin de consolidar el posconflicto y transitar hacia una democracia más vigorosa.
La mesa temática instalada por el gobierno con todos los partidos políticos, incluido el nuevo partido de la Farc, deberá trascender en ese espacio los 7 puntos votados mayoritariamente en la consulta anticorrupción, y abordar, igualmente, algunos de los temas sobre reforma política, reforma a la justicia, e implementación de los acuerdos de paz de La Habana como elementos esenciales para la profundización de la democracia; asuntos temáticos que, en la pasada legislatura, se negaron a aprobar los congresistas en el senado de la república, debido entre otras cosas, al constante saboteo del quórum reglamentario mediante la inasistencia a las plenarias que aplico el Centro Democrático en cabeza del expresidente Uribe, personaje quien también en esta ocasión llamo a no votar la consulta anticorrupción, y se constituye como un derrotado más de este proceso de democracia participativa.
Ese electorado que se expresó el 26 de agosto son en su mayoría afines al progresismo, al centro del espectro político y a la Colombia humana, que en esta ocasión; conto con el apoyo de votantes de otras colectividades políticas tradicionales que ayer comprometieron su voto con la coalición del viejo país que le permitió el triunfo a Duque; pero que en la votación de la consulta se expresó como un voto libre de ataduras sectarias, partidistas, clientelares; pues el propósito que nos unió fue decir sí, a la necesidad de una reforma política e institucional que cambie las prácticas corruptas tradicionales del manejo de lo público y se reinvente de nuevo la política como una actividad decente al servicio de la comunidad y sus intereses.
En cuanto al sur occidente colombiano, de nuevo el electorado de opinión y alternativo se hizo presente con otras fuerzas políticas apoyando una vez más mediante el voto las justas causas de la paz, la renovación política, y la lucha contra la corrupción y el clientelismo.
Cerca de dos millones de personas votaron la consulta anticorrupción en los departamentos que constituyen el pacifico colombiano sin ningún estímulo diferente al rechazo a la clientela y el continuismo corrupto. No hubo en esta ocasión tamales ni aguardiente, tejas ni cemento, solo mujeres y hombres de todas las edades invitando a votar por primera vez en conciencia.
En el departamento del Valle y Nariño se logró con 1.180.000 mil votos y cerca de 400 mil respectivamente, superar la cifra del umbral establecida para la consulta. Los centros urbanos de Cali y Pasto fueron fundamentales en el triunfo, pues aportaron casi la mitad de los votos en ambos departamentos, destacándose que las votaciones fueron muy superiores a las alcanzadas por Petro en la segunda Vuelta Presidencial.
Por su puesto, que todo no fue parejo en el suroccidente colombiano. Incidió en la baja votación en muchas partes de la zona rural del Litoral Pacífico, y particularmente, en las zonas de Choco y Cauca, las difíciles condiciones en que viven muchas personas del litoral pacífico, sin vías de infraestructura, con insalvables obstáculos naturales y geográficos que dificultan desplazarse a las zonas de votación, y sin la garantía de transporte fluvial.
Igualmente, hay que señalar que hubo cierta apatía electoral en los cascos urbanos de dos poblaciones del suroccidente colombiano donde los hechos de corrupción han sido muy notorios en los últimos años. Uno es Buenaventura, como quiera que tres exalcaldes están presos y más de una veintena de funcionarios de diferentes administraciones están purgando cárcel por corruptos. Allí, solo participó un 22%, cerca de 50 mil votos en total, muy inferior a la votación alcanzados por Petro y la Colombia Humana en la segunda vuelta presidencial.
Buenaventura es un municipio que se levantó en un gran Paro Cívico Regional contra la desidia, la ineficiencia del Estado y la corrupción, obteniendo la victoria de lograr mayores recursos para el Puerto, y que expresó su apoyo irrestricto y mayoritario en la segunda vuelta a la Colombia Humana. Se considera que en la consulta popular, no se contó con el acompañamiento y apoyo necesario por parte de los promotores para que mayoritariamente se demostrara en las urnas nuevamente el rechazo a los corruptos.
Lo mismo ocurrió en Tumaco, el Municipio Nariñense más importante en la Costa Pacífica que según cálculos cultiva un poco más de 25 mil hectáreas de coca, y donde los escándalos de corrupción han pululado a través de la historia de sus administraciones públicas. Allí participó solo el 20% del electorado con una votación cercana a los 25 mil votos; menos del doble de la votación que hubo en segunda vuelta presidencial.
Finalmente, es preciso reiterar que pese a que no se logró el umbral nacional para constituir una obligación legal vinculante a fin de que se dé tramite a los proyectos de ley que establece la votación de la consulta, ello si logro, como se anotó anteriormente, crear un nuevo escenario de acercamiento y discusión entre los diferentes sectores políticos con miras a buscar acuerdos sobre lo fundamental que fortalezcan el tejido democrático colombiano.
Ese escenario de concertación, no deber ser obstáculo para que las agendas de los diferentes partidos y movimientos políticos no se continúen ventilando en los diferentes escenarios de la vida política y social de país. Hay temas que son propios de la dinámica de los partidos y de su propio trámite de iniciativas legislativas en su condición de partidos independientes y/o partidos de oposición.
Temas como el control político, la lucha contra el modelo económico neoliberal, la defensa del campesinado cocalero, la reforma rural integral, la defensa de los reivindicaciones laborales de los trabajadores y la lucha por mayor presupuesto para la educación pública y la salud; así como la reforma política que democratice la vida política nacional, y la defensa de los acuerdos de paz; seguirán siendo el eje que haga la diferencia entre el continuismo, la corrupción y las fuerzas del progresismo alternativo.
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Héctor Alonso Moreno Parra: Profesor Universidad del Valle
Foto obtenida de: Twitter
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