El debate al Ministro en torno a los bonos de agua fue un hecho trascendente al que los sectores afectos al Gobierno han pretendido restarle importancia. El Ministro Carrasquilla salió mal librado, sus argumentos tuvieron muy poco peso y las defensas desde los partidos amigos no lo ayudaron lo suficiente, en especial el hecho de que solo se ganó 8.000 millones de pesos (el 8.000 parece una cifra mágica en este país), o porque su argumento estrella, el de las tasas de interés como asignación del mercado, quedó en nada al demostrarle desde distintos frentes como el mercado podía tener condiciones mucho más favorables para los municipios. Carrasquilla se queda, hasta ahora no hizo nada en contra de la Ley, aunque ya hay escenarios en busca de esa posibilidad. Lo cierto es que ética y moralmente el Ministro estrella y sin duda el de mejor posición política frente al presidente, quien abandera la lucha contra la corrupción, ha quedado sin mayores fuerzas para enfrentar en el congreso las ansias de “mermelada” de algunas bancadas, en particular las de su propio partido.
Carrasquilla participó entonces, fue su promotor, de un juego financiero en donde no sólo perdieron 117 municipios, también se le pasó factura a todo el país ya que el Ministerio de Vivienda y Findeter debieron salir a respaldar con un fideicomiso para reemplazar la deuda y lograr aligerar las tasas de interés y beneficiar al menos a los 100 municipio pequeños que se metieron en este lío. La banca participó como intermediario, los fondos los facilitó Findeter a tasas subsidiadas y los bancos comerciales cerraban la operación y cobraron, obviamente, por mantener la financiación. Así que se le dio la vuelta al tema, además de la empresa Carrasquilla, también a los bancos privados que participaron se les dio juego en las ganancias. Mauricio cabrera plantea y con acierto, que al menos Findeter lo pudo haber hecho directamente y nos habíamos ahorrado la comisión a los intermediarios. No hay problema, en este país todos ponen y todos ganan, o mejor, todos ponemos y algunos ganan mucho dinero, y allí está el presupuesto, el fisco, para responder a los buenos negocios que se lideran desde la codicia de una parte del sector privado, precisamente quienes siempre lo defienden par su gran eficiencia y capacidad de hacer buenos negocios.
Así entonces, los apoyos al Ministro no serán gratis, pero este ya ha demostrado con suficiencia que no tiene escrúpulos la hora de darle juego a distintos actores. En esto es hábil, sabe cómo moverse. Por ahora el apoyo mayor lo tiene del sector empresarial que sigue esperando la disminución prometida de impuestos, la cual tendrá que cumplir, so pena de perder esta especie de “pacto corporativo” que existe entre gremios y Gobierno, manifiesto desde la campaña misma. El hueco tributario lo tendrá que llenar con impuestos a los sectores medios y bajos. A estos últimos les ha propuesto devolverles el IVA sin que existan estrategias reales para estos sectores para hacerlo, es decir, si bien la devolución es posible, el gobierno y los estratos más pobres no cuentan con los instrumentos idóneos para hacerlo.
De tenerlos, esto sería una salida importante ya que es cierto que las exenciones y exclusiones del IVA generan subsidios indebidos a sectores a los que no habría por qué hacerlo. Como el Ministro lo sabe, explora otros escenarios, como el aumentar la tasa impositiva a personas naturales con salarios medios y ampliar el pago del impuesto a salarios a partir de 1.9 millones. También juega con distintos escenarios para el tema del IVA, con un pequeño guiño de Uribe que quiere hacer una pequeña reducción de la tasa si se genera la ampliación a todos los bienes.
Sea la propuesta que se dé, hay dos cosas que son ciertas: la primera es que el Gobierno ni sus bancadas tiene claros los caminos a seguir, lo cual empieza a generar un ambiente de incertidumbre nada propicio. La segunda tiene que ver con la capacidad de consumo de las familias, un aumento de IVA o de impuestos golpea, como ya se vivió con la pasada reforma tributaria, la capacidad de consumo de las familias. Recuérdese que el 80% de las familias en Colombia devenga hasta dos salarios mínimos y un 12.5% más entre 2 y 4 salarios mínimos, así que los impuestos al consumo son un mecanismo eficiente en tanto facilidad de recaudo, pero es regresivo en tanto golpea las familias de menor capacidad de consumo. En la propuesta el ministro solo espera compensar a las familias que se ganan hasta medio salario mínimo. La conclusión será una recesión, que si se une a lo que está sucediendo en la Región y con las guerras comerciales EEEUU – China podría generar un reversazo de enormes proporciones a la economía colombiana.
El otro camino menos explorado y al que el Gobierno si debería ponerle toda la atención es a la evasión. Siempre se habla de que se va a combatir con todo el peso de la Ley. Pero las instituciones no tienen las herramientas suficientes e incluso algunos funcionarios, como se ha dado en la DIAN, hacen parte de complejas redes de corrupción, lo que facilita que el 38% del impuesto de renta se evada, También los que están obligados a devolverle el IVA a la DIAN ya que lo recaudan y no lo entregan (se lo roban) llega al 22% del recaudo. En todos los ámbitos se da la evasión, el senador Alberto Castilla ha denunciado la evasión del pago de ARL y pensiones por parte de las empresas en los trabajadores de altos riesgos, que puede ascender a los 7 billones de pesos. La debilidad institucional y la corrupción hacen que las salidas sean posibles para el Gobierno sean apretar el consumo de las familias, mala política ésta en un país que ha hecho ingentes esfuerzos por reducir la pobreza y consolidar una clase media, pero que terminará dejándolas en la absoluta vulnerabilidad.
Así que las discusiones del presupuesto no son de poca monta, en especial porque irán de la mano de varias cosas: impuestos, prioridades de gastos, ajustes, pero ante todo unas negociaciones políticas que podrán dejar al Gobierno entrampado en la corrupción, en las mermeladas que tanto ha criticado. Habrá que seguirle la pista a esto, pero a Duque poco le ayudan sus ministros y sus bancadas, que no solo parece que tienen agendas diferentes, sino, en especial, el Centro Democrático que aún no se entera que es Gobierno y actúa como si fuera oposición.
Jaime Alberto Rendón Acevedo, Universidad de La Salle
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