Fieles a la “intuición” de la Tanga, eso hicieron cientos de familias campesinas y pesqueras con las actuales inundaciones que azotan a la Mojana y parte de los municipios del San Jorge, quienes, ante el incremento desmesurado de los niveles de las aguas salieron a buscar tierra alta y la encontraron en la carretera que une a San Marcos, en el San Jorge, con los municipios de Majagual y Guaranda, en la Mojana. No es decirlo, es sentir y ver las condiciones infrahumanas en que sobreviven; hacinados en cambuches de plástico y trozos de madera, allí confluyen además de los miembros de la familia, perros, gatos, cerdos y aves de corral que lograron salvar de la invasión hídrica, expuesto a la pandemia y otros problemas de salud, sin comida y sobre todo se arriesgan a que un conductor en estado de embriagues o un vehículo con desperfectos mecánicos arrase con los cambuches y todo lo que hay a su interior; hombres, mujeres, niños, niñas y animales domésticos, lógico, uno de los sitios más altos lo constituye el promontorio construido para establecer la red vial y es público.
Parte de la subregión San Jorge y especialmente, la Mojana, históricamente sufren del flagelo invernal con las inundaciones cíclicas que generan grandes pérdidas económicas, naturales y sociales a sus habitantes; la sedimentación de los cuerpos de agua, producto de la minería, deforestación, el cambio climático y la ganadería extensiva, así como la contaminación y el daño antrópico, no solo acortan el ciclo de las inundaciones, los niveles de las aguas suben cada vez más alto, sino que los ecosistemas sufren severos deterioros y lo que existía en abundancia para la alimentación, hoy escasean produciendo hambre y pobreza extrema en la población, tendencia que se mantiene y que es objeto de discusión pública en cada proceso electoral donde sobran las promesas de solución y en cada ciclo de inundaciones cuando los gobernantes van a lavar su mala imagen y desgobierno con las calamidades que sufren los habitantes de la Mojana.
La Mojana, es la región más diagnosticada y objeto de estudios por entidades nacionales e internacionales y la raíz de los problemas sigue incólume, es más, sus estragos, cada vez son mayores y causan ingentes afugias denigrante de la condición humana que no se resuelven con un discurso o visita efímera de los gobernantes. Los mojaneros, a lo largo de la historia han permanecido por fuera de la voluntad de los gobiernos y de una política pública que solucione definitivamente el problema de las inundaciones, que en el pasado, sin tecnologías, estudios hidráulicos y grandes volúmenes de dinero supieron manejar y controlar los indígenas, nuestros ancestros zenúes, deberían sentir vergüenza, sobre todo los gobernantes, que desidia e ineptitud.
Lo preocupante de todo esto, es que no se avisora solución a las inundaciones en el corto plazo, la población por lo general agro pesquera, está condenada a sufrir sus consecuencias y solo se consuela con el desfile de gobernantes y políticos clientelista que juegan con sus necesidades en la repetición del ciclo. En épocas anteriores, convivían de manera folclórica con el flagelo; construían tambos, utilizaban canoas o embarcaciones y hasta usaban botas altas de caucho en las zonas urbanas para desafiar el agua, la gente no perdía la felicidad, la creciente era un factor que generaba buenas emociones, por eso Orlando Fals en su convivir con los pescadores cuando escribía el tomo “La Resistencia en el San Jorge” de la Historia Doble de la Costa, la caracterizó como cultura anfibia y en verdad los habitantes eran felices, tanto en tiempo de sequía como en creciente.
Hoy las cosas son diferentes, la sedimentación o abono de ríos, ciénagas y caños hacen que el nivel de las aguas suba tanto que se hace inmanejable, no se pueden utilizar indicadores empíricos para determinar el grado de la creciente, según Orlando Fals, los pescadores le enseñaron que hasta la altura del árbol donde ponía sus huevos el caracol rosado, allí subía el agua, pero éste ya no existe, la contaminación por mercurio ha desaparecido varias especies. La introducción de la ganadería de búfalo, es otro factor que genera desequilibrio ambiental y amenaza a los ecosistemas que representan los humedales, no se entiende cual es el rol de entidades como CORPOMOJANA, si no tiene la capacidad para salvaguardar el interés general por encima del particular, lo único bueno de las actuales inundaciones es que obligaron a los ganaderos a sacar su hato de búfalos corriendo de la zona, lo que significa descanso para los humedales.
El presidente Duque, desfiló por la Mojana, en visita relámpago con el gobernador de Sucre, prometió 2.5 billones de pesos para invertir en seis (6) años, como solución definitiva, no se conocen bajo que parámetros, desde cuándo y quien o que entidad asume la inversión como tal, o es lo mismo de siempre, con los recursos dispersos en diferentes entidades hacen unidad de caja y anuncian una gruesa suma de inversión que al final nunca se ve. Es indudable que el cambio climático va acelerar crisis en el territorio, por ello es indispensable que se asuman soluciones concretas y rápidas por parte de los gobiernos tanto nacional como territoriales, pero sobre todo los ciudadanos y ciudadanas de la Mojana y parte del San Jorge, dos subregiones con altos índices de pobreza y desigualdad, que asuman con responsabilidad la defensa de su territorio y sus derechos para que dejen de ser víctimas de la corrupción, la politiquería y el clientelismo.
El Fondo de Adaptación, las Naciones Unidas, Universidad Nacional y hasta los chinos, según, tienen propuestas basadas en la ingeniería zenú; conectividad hídrica de caños, ciénagas e hidráulica del humedal con canales para que las aguas fluyan naturalmente y con otros programas complementarios que involucran a las comunidades y buscan restaurar los ecosistemas. Sin embargo, es absolutamente necesario que el pueblo afectado se levante y obligue a los gobernantes a mirar con seriedad y respeto, la llamada dispensa agrícola de Colombia, por la productividad de sus tierras, convertidas en sitio de veraneo de la ganadería extensiva. Los ganaderos sucreños en verano llevan el ganado bovino a pastar en la Mojana y en invierno lo traen de nuevo a la sabana sucreña.
Seguirán los pobladores del sur del departamento, padeciendo la interminable tortura de Sísifo, víctimas de las inundaciones, la politiquería, el clientelismo, la corrupción, el abandono estatal y colonizado por grupos armados ilegales, o asumirán con gallardía la defensa de sus derechos organizándose en movimientos alternativos por la defensa del territorio, como ya lo hizo Buenaventura, en el Valle del Cauca, ese es el gran reto, existen ejemplos, embriones de experiencias en la zona, manos a la obra, si no queremos seguir siendo la pasarela de siempre donde en cada período electoral o ciclo de inundaciones desfilan político y gobernantes corruptos que no hacen otra cosa que refrescar la imagen mediática con sus promesas, pero que no dan soluciones a los graves problemas. No hay más opción; nos organizamos y luchamos o nos toca buscar tierra alta como la tanga.
José Fredy Aguilera Garavito
Flor de María Hernández says
Excelente informe, mi querido amigo. Haré mi parte. Un abrazo.