Con lo reiterado por el Señor Presidente en una excelente intervención desde el balcón del Palacio de Nariño, insiste en que este gobierno está comprometido a presentar las reformas para que el cambio sea una realidad en beneficio de las mayorías ciudadanas, para impactar positivamente en el bienestar del pueblo colombiano. No es una tarea fácil. La oposición, que representa la “oligarquía”, con todo el poder económico, político y comunicacional, está empeñada en distorsionar toda acción gubernamental para pretender sustentar sus posiciones referentes al país que quieren seguir manejando bajo su criterio “Neoliberal” como lo expuso el mandatario.
La respuesta al llamado para salir a la plaza a respaldar en su integridad al gobierno y en particular a las reformas presentadas, ha sido positiva con asistencia notable y en algunas ciudades capitales con gran afluencia. En estas se sigue reflejando la poca o mucha acogida que ha tenido la figura del actual presidente, según cada región. En el eje cafetero, por ejemplo, la participación a favor, es más conservadora e inclusive tímida. En la capital del país y en Cali, el apoyo es entusiasta y masivo. En Medellín llama la atención el aumento de la aceptación al actual gobierno nacional y en barranquilla que pareciera que el cuestionado clan Char dominara en todos los escenarios, la aceptación del gobierno del cambio, se manifiesta con mucho jolgorio, propio del sentir caribe.
Podemos asegurar que pese a todos los temores que se ha estado infundiendo desde oscuros sectores, pese a la desinformación grotesca de los medios masivos de comunicación, fieles representantes y altavoces de sus dueños que a su vez son miembros de la oligarquía mencionada por el Presidente, al nefasto papel en el debate público, de quienes se presentan como figuras visibles de la autodenominada “oposición inteligente”, la aceptación y respaldo al gobierno es notable y requiere que las promesas y compromisos del mismo se cumplan para que las mayorías vivan sus beneficios. Las esperanzas colectivas no se pierden, comprendiendo que es un proceso que requiere tiempo y que se deben superar todos los obstáculos que se interponen inclusive desde algunos personajes institucionales fieles servidores del poder que aún quieren seguir sustentando quienes desfalcaron al país entero.
Las movilizaciones que realizaron los sectores de la derecha rancia, por aquellos que con su lenguaje guerrerista que incitan al derrocamiento del gobierno progresista y más popular en la historia de Colombia, incluso al asesinato del presidente, al rechazo total de toda reforma que conlleve a la democratización profunda de la vida nacional y a la obtención de los derechos universales, no cumplieron con las expectativas creadas por los que aún comulgan con tradición, familia y propiedad, que no es más que el viejo orden opresor en toda su extensión, que aún sigue vivito y coleando. Así lo niegue el “periodismo prepago”, sus movilizaciones no es más que la muestra de su perdida de audiencia.
La misma oposición que calló como cómplice de todas las atrocidades cometidas y saqueos de los recursos de las instituciones que debían ser destinados para el beneficio de las comunidades. Oposición que celebro reiteradamente la represión atroz de la protesta social. La misma que se opone demencialmente a la consecución de la paz total, de la paz plena y duradera. La oposición que solo propone cárcel para la conflictividad social provocada por la exclusión y el empobrecimiento de la población. La oposición que ha vendido los recursos de la nación. La que apoya sin miramientos el saqueo continuo de los territorios. Los vende patria. Los ligados estrechamente a la brutalidad criminal de los grupos armados de la ultraderecha que históricamente han sido los responsables del despojo de las tierras campesinas y del silenciamiento cruel y sistemático de las voces críticas del movimiento social, claro está que en complicidad con sectores del Estado Colombiano
Nunca en la historia colombiana, ha tenido tanta garantía la oposición. Y por igual nunca se ha respetado tanto la protesta pública. Estamos en un gobierno que impulsa a cada paso, el dialogo social para avanzar en la convivencia que tanto hemos reclamado. Como lo decía un cartel de un ciudadano “¡PACIENCIA! SON PROCESOS NO MILAGROS”.
John Elvis Vera Suarez
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