Es necesario un programa que ofrezca un futuro: “Si no construyen un programa, si no enarbolan unas ideas, si no encarnan unas causas con arraigo entre los colombianos, el petrismo vuelve a ganar.” “Si el pueblo no sueña con un futuro mejor con un candidato, nunca votará por ese proyecto.”
Andrés Caro en columna en La Silla Vacía está preocupado también por el hecho de que Petro mantiene un respaldo alto en las encuestas de opinión y hace un esfuerzo por entender la situación. Para Caro el gobierno de Petro “ha sido corrupto, mediocre y mentiroso”[2]. Esto es evidente para él pero no para un “pedazo grande de Colombia”. Petro mantiene un 35% de respaldo en la población. “Esta base de apoyo es más grande que las de los dos gobiernos anteriores.”
Esto lo lleva a tratar de explicar esta situación, que le parece incomprensible. Señala que este apoyo tiene muchas causas y que no todos apoyan por las mismas razones[3]. Algunos son “nostálgicos de izquierda que, aunque reconocen que el presidente no es el líder más capaz, saben que no pueden dejar de apoyar a un gobierno que viene de luchas que ellos mismos han apoyado (y, en algunos casos, hecho) durante décadas.”; otros lo apoyan porque han recibido favores del gobierno: consiguieron un contrato o recibieron un subsidio; otros están convencidos de que Petro es un genio; otros por oposición: “porque no es un gobierno de derecha o porque no ha sido represivo”; otros porque creen que sus discursos sobre la equidad o el cambio climático se han traducido en acciones gubernamentales; otros apoyan al gobierno “porque es distinto a lo que había antes y considera que lo de antes no era ni bueno ni favorable ni justo”.
Considera que: a) estas razones para apoyar al gobierno son malas; y b) las personas que apoyan a Petro están equivocadas. Examina en particular la razón de quienes creen que lo anterior era malo. Señala que la gente que piensa así “no observa el progreso (insuficiente, sí, y quizá mediocre) que ha ocurrido en Colombia, sobre todo desde 1991 y gracias a las instituciones constitucionales, al modelo social de mercado y a la inserción de Colombia en el comercio internacional”.
Caro reconoce, sin embargo, que a muchas personas no se les puede exigir “la paciencia que requiere ver, como en una gráfica, un progreso que, aunque real, no sienten en sus propias vidas.” Plantea que a pesar de todos sus defectos es un gobierno que “ha sabido apropiarse de la idea de cambio y de transformación.” Reconoce que “la elección de este gobierno le dio aire al sistema político, por lo menos respecto a la credibilidad de los ciudadanos sobre su funcionamiento”: Colombia eligió a un gobierno de izquierda, que “llegó para redimir a los colombianos.” Todo esto indica que “mucha gente sí cree, como Coif, que los “dioses viejos” no hicieron nada por ellos, y que, por eso, cualquier dios nuevo va a ser mejor.”
Pero insiste: “lo importante es que hay mucha gente en Colombia que, justa o injustamente (quizá con mala memoria), no le reconoce nada al viejo orden y que prefiere, ha preferido y va a volver a preferir si tiene la oportunidad, a alguien que, por nuevo, por inédito, por revolucionario, le promete todo eso que no tiene y que no le llegó antes.” Caro declara que el cree en las virtudes del viejo orden.
Con base en lo anterior considera que hay que realizar acciones para hacer más evidentes las ventajas y virtudes de la economía de mercado que este gobierno ha rechazado y criticado y de persuasión para convencer a dichas personas de que efectivamente están mejor con ese sistema. Pero no sería solo informar y persuadir: “Hay que mejorar urgentemente las condiciones de vida de muchas personas: “mucha gente ha esperado mucho tiempo a que su vida mejore y hay que reconocer y corregir el hecho de que el viejo orden y los viejos dioses no les mejoraron la vida a todos, y que, como muchos otros de los dioses viejos, fueron violentos, indolentes, caprichosos, perezosos o injustos.”
A pesar de su lenguaje eufemístico e impreciso, Caro reconoce que el viejo orden no le resuelve los problemas a la mayoría de los trabajadores: el progreso ha sido insuficiente y mediocre; a muchas personas el sistema no le ha mejorado la vida a todos, mucha gente no siente el progreso en sus vidas.
El desarrollo capitalista genera progreso capitalista: es decir, un progreso contradictorio caracterizado por una gran riqueza en un polo y una gran pobreza y miseria en el otro polo. Parte de los trabajadores asalariados y por cuenta propia consiguen salarios e ingresos por encima del promedio de la gran masa y por tanto se benefician. Además, el Estado realiza algunas acciones de compensación hacia los trabajadores más pobres y efectivamente garantiza, algunos derechos, pero en forma “insuficiente y mediocre”. Algunos ejemplos:
- El derecho y garantía de la propiedad es un espejismo para la gran mayoría que solo cuenta con su fuerza de trabajo, o con medios de producción muy precarios, al tiempo que un porcentaje reducido concentra la propiedad urbana y rural, el dinero, las acciones y las empresas.
- El derecho a un trabajo digno para todos se queda escrito: millones de personas no consiguen empleo, o lo consiguen en pésimas condiciones, o simplemente tienen que rebuscar en actividades por cuenta propia. Una cantidad de trabajadores busca opciones migrando al exterior.
- El derecho a un ingreso mínimo vital adecuado se queda también escrito. La gran mayoría de trabajadores no gana más de dos salarios mínimos, un porcentaje enorme está alrededor del mínimo y millones por debajo. Como resultado las tasas de miseria, pobreza y vulnerabilidad son enormes y una parte importante de la población ni siquiera puede alimentarse bien.
Las estadísticas e informes oficiales, así como declaraciones de reconocidos economistas y funcionarios defensores del capitalismo, muestran que: 1) En los últimos 60 años no ha mejorado la distribución del ingreso medida por el índice de GINI; 2) En los últimos 72 años siempre ha habido desempleo y millones de personas no logran vender su fuerza de trabajo; 3) La gran mayoría de trabajadores ha tenido ingresos apenas superiores al salario mínimo; 4) Actualmente alrededor del 65% de la población es pobre y vulnerable.
Me parece que es absolutamente comprensible que millones de personas vean una esperanza en Petro, a pesar de sus rasgos negativos y limitaciones. La pregunta que quizá debería explorar Caro es la contraria: ¿por qué no hay muchos más trabajadores que adoptan una posición de izquierda y buscan suprimir el capitalismo?
Caro y Lozano deberían unir fuerzas para plantearle al establecimiento que proponga un programa de gobierno cuyo objetivo general sea cumplir la Constitución política con énfasis en : 1) Igualdad material real; 2) Trabajo digno para todos; 3) Ingreso suficiente para eliminar la pobreza y la vulnerabilidad.
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[1] https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/instrucciones-para-perder-otra-vez-las-elecciones-3437955
[2] https://www.lasillavacia.com/opinion/dioses-viejos-y-nuevos/
[3] Algunos son “nostálgicos de izquierda que, aunque reconocen que el presidente no es el líder más capaz, saben que no pueden dejar de apoyar a un gobierno que viene de luchas que ellos mismos han apoyado (y, en algunos casos, hecho) durante décadas.”; otros lo apoyan porque han recibido favores del gobierno: consiguieron un contrato o recibieron un subsidio; otros están convencidos de que Petro es un genio; otros por oposición: “porque no es un gobierno de derecha o porque no ha sido represivo”; otros porque creen que sus discursos sobre la equidad o el cambio climático se han traducido en acciones gubernamentales; otros apoyan al gobierno “porque es distinto a lo que había antes y considera que lo de antes no era ni bueno ni favorable ni justo”.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: La Silla Vacía
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