Es preciso saber que en Estados Unidos existe un Estado profundo o gobierno de sombra. Así como Clinton sufrió un ataque del Estado Profundo en la recta final de las elecciones cuando el FBI presentó nuevos correos electrónicos relacionados con el mal manejo de información clasificada, también Trump puede ser comido por el omnipotente ´Deep State´ e incluso antes de asumir la presidencia. Ya seis miembros del Colegio Electoral estadounidense, han anunciado que no tienen intención de votar en línea con los resultados pero hacen falta 21 para evitar que Trump asuma la presidencia. Todo sucede en un paisaje económico con alto riesgo de otra crisis financiera mundial. Si Trump asume la presidencia las tasas de interés subirán porque necesita dinero rápido para su proyecto de invertir un millón de millones de dólares en infraestructura. Es un proyecto que constituye un genuino neo-keynesianismo anti-neoliberal que conllevaría a la des-globalización.
Con aumento en las tasas de interés, en el entorno de una inmensa pirámide invertido de crédito y deudas, otra gran crisis financiera global se pondrá en marcha. La nueva política económica no podrá evitarla, pero los globalistas sí podrían hacerle responsable a la administración Trump por el caos que resulte de ello. En semejante coyuntura el capital financiero globalista (el verdadero responsable de la especulación financiera) se presentará como los salvadores del caos global. Ante la tesis que los nacionalismos solo generan caos, racismo, xenofobia y hasta fascismo, trabajan para poner nuevo orden en el mundo, con un proyecto del Estado Global que estaría por encima de las naciones e incluso por encima de los EE.UU. Para lograr su cometida no se puede descartar en este contexto un golpe, la ley marcial para no mencionar la eliminación física del nuevo presidente.
Lo prioritario en este contexto es lograr que se conserve la paz. No se olvide que ahora, si algo se rompe, estamos en pie de guerra, todos contra todos. No está nada claro que exista una red de seguridad internacional. Y ni Trump ni nadie puede estar seguro de que no la necesitará. La salida más sensata en el momento parece ser ir por un nuevo orden multipolar con diferentes regiones en el mundo sin guerra. La paz mundial tiene también su precio cuando China y Rusia, deberían ser solidarios y ayudar incluso a Estados Unidos a salir de su marasmo civilizatorio y económico. En un mundo multipolar más proteccionista se erosiona el comercio internacional. La suma de las cuentas nacionales daría negativa, o sea, habrá decrecimiento económico a escala mundial y sin mayor perspectiva que lo habrá en el futuro. Tal vez se anuncia una nueva era de decrecimiento estructural sin otra salida que la lucha social por otra civilización donde la re-producción de la vida colectiva está en el centro de nuestros valores y para lograrlo hemos de dar vida colectiva a las cosas que producimos. Solo así también podamos devolver la vida a la naturaleza y saber ser parte de ella.
San José 25.11.2016
Wim Dierckxsens, sociólogo-economista, de origen holandés, radicado en Costa Rica.
Deja un comentario