La modalidad moderna de la autocracia ha ido resultado desde adentro de la Democracia por los defectos de estas, los gobernantes instalados van observando oportunidades, fisuras internas y se despierta la ambición, así se van transformando. Van desmontando partes del engranaje estatal. En un comienzo nadie avizora o calcula que ese nuevo gobernante se transformara, a veces ni él mismo mide ni planea con antelación el tamaño de su transformación. Son varios factores los que facilitan la mutación: la acumulación del poder, las circunstancias y sus aliados de ocasión, la economía boyante del país, las nuevas relaciones internacionales de coyuntura, la geopolítica y sus cambios, varios factores internos pueden propiciar la transformación.
La Democracia mal entendida y mal manejada permite que aparezcan las autocracias porque los líderes de los partidos van perdiendo el horizonte del funcionamiento de gobiernos que se vuelven laxos, permisivos, corrompidos; dan mal ejemplo del manejo de la hacienda pública, la oposición la vuelven rencillas permanentes y descrédito del oponente y terminan todos desacreditados. Le abren paso a figuras sin partido político serio, repentistas y promeseros. Facilitan el aparecimiento de populistas y outsider. Miremos el caso de Milei en Argentina, un ultra-neoliberal, autoproclamado libertario, ganó las elecciones y comenzó a desencantar a la población.
La competencia electoral entre partidos que se destazan o confrontan sin límites, termina siendo un manoseo de la Democracia, una degradación que le abre el camino a quienes no son estadistas, acuden a las elecciones, se aprovechan de la incertidumbre y ya instalados en el poder se van aferrando al mando y se transmutan. Trump y Bolsonaro son dos casos de autócratas larvados, racistas, nacionalistas y xenófobos, que se toman un partido político (Bolsonaro se filtró en el Partido liberal de Brasil y Trump se disfrazó de Republicano, era un populista televisivo que había coqueteado con el Partido demócrata), y luego lograron ser elegidos con un populismo ramplón; toman el gobierno, con bulos, mentiras y fakenews manejan el poder y se enfrentan a los medios, y luego no quieren entregar el mandato, proceden a torpedear al que gana, para repetir el gobierno con fraude, desconociendo al ganador e incitando a los seguidores para asaltar los capitolios.
Y existen autócratas que han perdido el poder, pero conservan el partido político que construyeron y quieren regresar al mando de la nación, para ello empiezan campañas de desestabilización contra el gobierno progresista que les ganó las elecciones y pretende fortalecer la Democracia ampliándola y haciendo realidad los derechos sociales; el autócrata y su corte de adláteres premunidos del dinero que atesoraron y en alianza con los gremios y castas económicas, más los reductos del poder que subsisten dentro de las instituciones, de esta manera comienzan a fabricar lawfares y se encadenan con los medios de comunicación tradicionales, este poder mediático es el más contundente para desdibujar la imagen de quien quieren tumbar. La tendencia de los autócratas es prolongar el período o permanecer a través de un tercero para gobernar en cuerpo ajeno. Álvaro Uribe, impulsó la reforma constitucional para ser reelegido y colocó a un sucesor (JM Santos), que le arrebató el poder, por ello intentó impedir la reelección de Santos, con Zuluaga quien ganó la primera vuelta, pero no la segunda; luego buscó afanosamente una figura manejable, logró hacer elegir a Ivan Duque; posteriormente fraguó el regreso de Zuluaga, la investigación judicial sobre Odebrecht lo impidió, y para el 2022 se movió Uribe entre Fico y Rodolfo Hernández, para influir sobre ellos. Al final no pudo.
David Luhnow, explica la matización entre autocracia personalizada y la autocracia institucional. La diferencia en esos resultados es reveladora. Hussein, como Putin, lideró una autocracia personalizada construida alrededor de una sola figura en oposición a una autocracia institucional construida alrededor de un partido, militar o familia real. Las autocracias personalizadas son más difíciles de erradicar, porque todo el sistema se basa en una sola persona. También es menos probable que den paso a una transición negociada o a una democracia como resultado, dicen los politólogos. Vale la pena señalar que China ha pasado recientemente de una autocracia institucional a una más personalizada bajo Xi.
Lograr mantenerse dentro de los cánones de la Democracia implica o significa que ese país debe impedir que la cúpula en el poder lleve a la nación hacia el statu quo; hay que ejercer controles ciudadanos para impedir la concentración o manejo de la rama judicial desde la presidencia, o rama ejecutiva; que el equilibrio de poderes no se pierda, ni la independencia de las ramas del poder público; un síntoma de la eclosión autocrática se observa cuando intentan reformar el sistema electoral o logran penetrar el sistema y dejan la apariencia de elecciones garantizadas, pero ya han modificado las reglas de juego; el ejercicio de la oposición debe conducirse con racionalidad y proporcionalidad respecto a lo que se determine desde el poder central, es decir oponerse a lo inconveniente con gradualidad y de manera oportuna para evitar los abusos del poder , una oposición bien enlazada o en estrecha relación con la población de todos los matices para contar con amplias bases populares. No hacer una oposición irracional que niegue todos los cambios, conlleve a la inmovilidad y negación de los ascensos sociales, esto conduce a la polarización y la violencia; acudir a las elecciones sin perder espacios administrativos significativos que les abran campo a los autócratas.
Según el Instituto V-DEM de Gotemburgo (Suecia), hay 90 democracias y 89 autocracias en el mundo. Este dato es alarmante porque en el fondo las autocracias son dictaduras disfrazadas de democracias funcionales. Civiles que se apoyan en los militares para cogobernar, así lo hizo Bolsonaro. Pero su origen si fue militar de carrera. “No obstante, 2.200 millones de personas, el 28 % de la población mundial, viven en autocracias cerradas como China, Irán, y Vietnam. Por otro lado, 44 % lo hace en autocracias electorales como India, Nigeria, Pakistán y Turquía. Solo 14 países, que representan el 2 % de la población, muestran tendencias hacia la Democracia. En los últimos dos años, nueve países se han convertido en autocracias cerradas: Afganistán, Irán, Myanmar, Haití, Chad, Malí, Guinea, Turkmenistán y Uzbekistán”. (Blücher López, 2023).
Rusia e Israel tienen autocracias semicerradas con elecciones, pero la jefatura del estado es férrea. Corea del Norte permanece en el comunismo, pero el mando está en la cabeza de un sucesor por dinastía que práctica una autocracia cerrada. Rusia e Israel son países de diferente origen, pero han llegado a esa situación. Rusia desde la descomposición de la URSS empezaron los cambios, salió del comunismo como sistema, hicieron una apertura con el Glasnost y la perestroika, se produjeron las secesiones y básicamente desde el año 2000 con el ascenso de Putin al poder se enrutó por la construcción de la Federación Rusa, concibiendo recomponer el viejo poder; Israel, surge por la decisión de la ONU de trasladar a las víctimas del holocausto Nazi para que coexistieran en la tierra Palestina, mandato que irrespetaron y se iniciaron las casi 6 guerras internas por destazar el territorio. Hoy una coalición de extrema derecha es la gobernante y en la mitad, el autoritarismo de Netanyahu. Cinco mandatos de coalición con las derechas, para ser primer Ministro, hicieron que en el año 2023 Netanyahu formara con los ortodoxos una coalición de extrema derecha, iniciando reformas constitucionales para concentrar más poder y perfilar la autocracia, desdibujando la Democracia.
Tiene procesos judiciales abiertos desde el año 2020 ante la Corte Suprema de Justicia. La idea concebida era supuestamente fortalecer la relación entre la Rama Ejecutiva y el legislativo, pero desvanecer a la Rama Judicial, aminorándola para que no tenga injerencia en los controles del ejecutivo. Pretendía que el ejecutivo pudiera designar los jueces y desde el parlamento (Knesset) anular las decisiones de la Corte Suprema de Justicia. Netanyahu, inspirado en Viktor Orban, empotrado en el partido político Fidesz, gobernante autócrata de Hungría que formuló reformas para subyugar a los medios de comunicación, al sistema electoral y a los tribunales. La sociedad civil no toda contempla y celebra sus acciones, lo han demostrado durante los últimos 18 meses de reclamos y protestas en las calles.
Kenneth Roth, dentro de un análisis publicado el año 2021 afirmó que la autocracia estaba en ascenso y la Democracia en retroceso. Citaba para ilustrar esta afirmación, la represión contra voces opositoras en China, Rusia, Bielorrusia, Myanmar, Turquía, Tailandia, Egipto, Uganda, Sri Lanka, Bangladés, Venezuela y Nicaragua. Y agregó el surgimiento de líderes con ribetes autocráticos en democracias que estaban consolidadas como Hungría, Polonia, Brasil, El Salvador y Estados Unidos. En estos tres últimos se refería a Bolsonaro, Bukele y Donald Trump.
Putin es un dirigente ruso excomunista que lleva 24 años en el poder y aspira a continuar hasta el 2030, no habla del poder para el proletariado. Es una nacionalista, apoya y reconoce a los empresarios oligarcas, se apoya en la iglesia ortodoxa. Se le imputan fraudes electorales, cierre de la competencia democrática por la vía normal, ausencia de canales de participación política, la inexistencia de partidos políticos independientes, y practica una fuerte represión. Putin gobierna basado en el autoritarismo, ha suprimido el pluralismo, coartando las libertades políticas. Ha limitado el periodismo independiente; ha perseguido, encarcelado a las cabezas más visibles; ha limitado las organizaciones no gubernamentales, ha construido un régimen vertical donde el poder se ejerce desde la cúspide del líder intocable, donde la disidencia incómoda es hostigada y eliminada.
David Luhnow, escribió en el Wall Street, que los autócratas para sostenerse en el poder combinan la fuerza letal y arrestos generalizados para detener las protestas, atacando a los líderes de la oposición con asesinatos selectivos, encarcelamiento y exilio, y permitiendo que las poblaciones descontentas se vayan. Y emplean tecnologías de vigilancia cada vez más sofisticadas para realizar un seguimiento de los disidentes.
Los autócratas no perdonan deslices ni traiciones. Se fortalecen cuando desmantelan un complot. Yevgeny Prigozhin, el mercenario que se creció destruyendo partes de Ucrania, se rebeló frente al mando militar Ruso y pretendió derrocar al Ministro de Defensa, resultando enfrentado a su patrocinador Putin, casi que lo retó por excesos en la reclamación. Esta confusión y la imagen que generó conllevó a su muerte en un confuso accidente aéreo. No toleraron a quien dejó ver su inconformidad.
La relación con las medidas de fuerza, la represión y la negación del dialogo, hace que dentro de una Autocracia se inclinen más por la guerra que la búsqueda de la paz. Sergio Photone, escribió para la página Web The Conversation, “En palabras de Úrsula Von der Leyen: La guerra de Ucrania es la guerra de la autocracia contra la democracia” . Por eso resulta tan relevante la unidad de los países europeos y su solidaridad con los ucranianos. El Parlamento Europeo acogió el 14 de septiembre el debate sobre el estado de la Unión. Como ha señalado la presidenta de la Comisión Europea, es el primero que se celebra mientras la guerra asola el territorio europeo. Una guerra de agresión que Rusia inició en febrero contra Ucrania, pero también contra el modelo de democracia que representa la Unión Europea. Y es que los sistemas democráticos no solo reaccionan frente a sus propias imperfecciones, también lo hacen frente a elementos externos si amenazan peligrosamente su equilibro”.
Por eso la reseña del libro “Democracia y Autocracia frente a la guerra en Ucrania”, edición coordinada por Susanne Gratius, dice en uno de sus apartes : El declive de la democracia coincide con el auge de países no democráticos que están ganando presencia internacional y cuestionando el orden liberal creado después de la Segunda Guerra Mundial bajo el liderazgo de EEUU…Este conflicto también ha dividido el mundo entre un bloque que apoya el país invadido, otros, minoritarios que apoyan Rusia, y un tercer grupo de países que se mantienen neutrales. La actitud de autócrata exhibida por Netanyahu, desconociendo la Corte Penal Internacional, y a los mismos EEUU su aliado, se vio claramente ante la última visita de Antony Blinken, siendo renuente a la tregua inmediata en Gaza e insistiendo en la operación militar de exterminio contra Rafah con el falaz argumento de que allí se encuentran todos los batallones de Hamas.
Alberto Ramos Garbiras, Especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; Ph.D en Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España. Ha sido profesor de las asignaturas: derecho internacional, ciencia política, derecho constitucional y derechos humanos, Facultad de Derecho, Universidad Libre (Seccional Cali).
Foto tomada de: DW
Ernesto Pino says
Artículo elocuente sobre los conceptos y las realidades del mundo actual frente a la democracia y a la autocracia. Surgen muchas preguntas en el contexto latinoamericano, como cual sería la tendencia en el mediano plazo de sus gobiernos. Cualquiera que sea, siempre el papel de l capital jugará un papel dominante. Cómo jugarán las fuerzas políticas en Colombua en 2026? Lo de,Uribe entre 2002 y 2010 fue predominantemente una autocracia muy bien disimulada? Los gobiernos de Santos y Duque fueron tan grises que no sabe uno donde ubicarlos, con la excepción muy rara de Santis como promotor de un Acuerdo de Paz en 2916. Y Petro en su pelea por hacer democracia podrá reelegir su movimiento de izquierda?Hipotesis: con varias reformas aprobadas y una lucha implacable contra la corrupción podría pelear el futuro poder político? Si mejora su estrategia de comunicación masiva, creo que lo podría lograr.