El demócrata necesita confirmar su victoria en Arizona y Nevada para ser presidente mientras que Trump apuesta por recuperar uno de esos Estados y mantener Pensilvania para asegurar su reelección.
Joe Biden acaricia la presidencia de Estados Unidos a 15 días de cumplir 78 años. El candidato demócrata está pendiente sólo del recuento final en cinco Estados (Nevada, Arizona, Georgia, Pensilvania y Carolina del Norte) y de los recursos por fraude o para exigir recuentos presentados por el equipo de campaña del presidente Donald Trump en Michigan, Pensilvania, Georgia y Wisconsin. Para ser presidente, Biden sólo tiene que mantener Arizona y, sobre todo, Nevada, donde gana por apenas 8.000 votos, una escasa diferencia que trasladó la inquietud este miércoles a los dos equipos de campaña. En los otros tres Estados cuyo recuento de votos queda por cerrar (Georgia, Pensilvania y Carolina del Norte) Biden está remontando. El miércoles terminó en Estados Unidos y las elecciones siguen aún abiertas.
Tras ir por delante desde el principio de los recuentos en Nevada y Arizona, Biden logró este miércoles tener la presidencia a mano tras acabar adjudicándose en un golpe de efecto Michigan y Wisconsin, Estados que Trump ganó en 2016. Todo ello supuso que la imagen del miércoles fuera la de un Biden acariciando la Casa Blanca. Sin embargo, Nevada se erigió este miércoles en un Estado inquietante. Por un lado, por su extraordinariamente lento recuento de papeletas; por otro, por la estrecha diferencia entre ambos candidatos: con el 86% escrutado, Biden va ganando en ese Estado por apenas 8.000 votos. Si Trump remontara Nevada, sólo tendría que mantener Georgia y Pensilvania para ser presidente, aunque en ambos territorios Biden va remontando.
El fiscal general de Nevada, Aaron Ford, aseguró este miércoles a la cadena CBS sobre las 19.30 horas de Washington (seis horas más en la España peninsular) que aún quedaban decenas de miles de votos por terminar contar, entre ellos, los del condado de Las Vegas (con una población de 1,9 millones de personas) y que el Estado no actualizaría sus resultados hasta el jueves. A pesar de todo, tanto el recuento del voto anticipado como del del condado de Las Vegas deberían favorecer a Biden.
La importancia de Nevada en este punto es que, de perder Biden ese Estado, el demócrata tendría que remontar por fuerza en Pensilvania o Georgia para ser presidente, que es donde tiene más opciones. En estos dos Estados quedan por contar muchísimos votos: en el primero, este miércoles por la mañana quedaban casi un millón por contar y en el segundo, ayer por la tarde restaban 107.000 votos, según The Guardian. En ambos casos, el voto anticipado debería beneficiar a Biden, que este miércoles, en sólo 24 horas, redujo la diferencia en Georgia de 70.000 a 28.000 votos. Ni siquiera Obama pudo ganar en Georgia en ninguna de sus dos elecciones. En Pensilvania, Biden está ya a menos de 200.000, si bien este Estado estará aceptando (y por lo tanto contando) los votos que lleguen hasta este viernes (siempre que tengan matasellos del martes electoral o antes), de modo que no se está cerca de tener un resultado fiable.
En cuanto a Carolina del Norte, el martes parecía un Estado claro para Trump, sin embargo este miércoles, cuando quedaban por contar 350.000 votos, el presidente apenas iba unas 77.000 papeletas por encima de Biden. Pero, de nuevo, el candidato demócrata saldría beneficiado del voto por correo y no es descabellado que pueda remontar esa distancia así que, de perder Nevada, Biden tendría opciones de recuperar el terreno y ser presidente, si bien eso le pondría una preocupante piedra en el camino y lo obligaría a remontar, cuando ahora es Trump quien está contra las cuerdas: no sólo ha de remontar Estados sino que tiene que asegurarse de no perder ninguno ante el empuje de su oponente.
Por último, la mayoría de los medios de Estados Unidos adjudicaron el martes Arizona a Biden y aunque es todavía el favorito, Trump quiere dar la batalla ahí y hasta su equipo aseguró este miércoles que el presidente ganará allí por unos 40.000 votos. El gobernador en ese Estado, el republicano Doug Ducey, alertó en un tuit publicado al mediodía, que era “demasiado pronto” para adjudicar el Estado a ningún candidato. Ducey pidió cautela tras avisar de que quedaban por contar “cientos de miles de votos”. Biden aventajaba a Trump en Arizona en casi 93.000 sufragios por la mañana, una distancia que por la tardenoche se redujo a 79.000. Y Arizona es un Estado tradicionalmente republicano.
Si se diera la triple carambola de que Biden remontara en Georgia y Trump hiciera lo mismo con Arizona y Nevada, habría un empate a 269 en el colegio electoral. En ese caso, la Cámara de los Representantes votaría quién es el presidente pero no sería un voto por diputado sino un voto por representación estatal y hay más Estados republicanos que demócratas, por lo que en ese escenario Trump sería reelegido presidente.
Trump pasa al ataque y da la batalla legal
El equipo de campaña de Trump cifraba este miércoles la presidencia en la siguiente jugada: mantener Georgia, Carolina del Norte y Pensilvania y acabar ganando en Arizona. Si el presidente vence en esos Estados será reelegido incluso perdiendo Wisconsin, Michigan y Nevada. Si pierde Arizona, tendría que ganar Nevada… y es que el país entero se pasó el día haciendo cábalas y cuentas sobre el enorme tablero electoral de los Estados Unidos.
Que Trump perdió este miércoles todo el impulso que obtuvo al cierre de la primera noche electoral, es evidente y lo demostraron dos elementos: su agresividad en Twitter, donde no cesó de emitir y retuitear acusaciones de fraude electoral, y su decisión de pasar al ataque: el equipo del presidente reclamó un recuento en Wisconsin (tiene derecho a ello al haber perdido por menos del 1% de los votos totales) y sendos recursos en Michigan, Pensilvania y Georgia para detener el recuento de votos anticipados por considerarlos fraudulentos.
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