Biden reconoce que la política económica de los Estados Unidos ha sido equivocada. Que el país está perdiendo competitividad en el panorama internacional, y que se encuentra en un punto de inflexión delicado. Y se corre el peligro de perder “nuestro objetivo como nación”. La infraestructura, continúa Biden, era la mejor del mundo. Ahora ocupa el puesto 13. En logro educativo, Estados Unidos está en el puesto 35 entre los 37 países de mayor desarrollo. Y Biden advierte: “no podemos competir en la economía global del siglo XXI si continuamos con esta dinámica descendiente”.
Para transformar la situación actual, dice, es importante re-construir la sociedad desde abajo, y no desde arriba, esperando que las migajas le lleguen a quienes están en el piso. Reconoce que esta visión ha sido un fracaso. Y en este proceso no solamente se han perjudicado las familias más pobres, sino que el daño también ha impacto a los grupos medios. El aumento de la riqueza de los súper ricos ha ido en contra del bienestar del resto de la sociedad. La prosperidad ha sido a favor de una estrecha minoría.
En esta secuencia perversa, continúa Biden, las más perjudicadas han sido las mujeres. Hace 30 años, entre los países avanzados, Estados Unidos ocupaba el séptimo lugar en la participación de las mujeres en el mercado laboral. Hoy ha descendido al puesto 23. Actualmente 2 millones de mujeres no pueden trabajar porque tienen que cuidar a sus hijos, y el dinero no les alcanza para pagar las guarderías. Una familia típica tiene que destinar 11.000 dólares año al cuidado de cada uno de sus hijos. En algunos estados la cifra es de 14.500 dólares.
Para corregir esta situación, Biden propone que las familias que ganan menos de 300.000 dólares al año, destinen máximo el 7% al pago de guarderías. Gracias a las ayudas públicas, las mujeres podrán volver al mercado laboral.
Y para mejorar las condiciones educativas, el promedio de años de formación, garantizando cobertura universal, debe pasar de 12 a 14. La educación, reconoce Biden, es la base de la productividad. La pandemia también ha puesto en evidencia las brechas en el acceso de internet.
Estos beneficios sociales deben ir a la par con una estrategia que favorezca la sostenibilidad ambiental. Biden se compromete a que en el 2030 los Estados Unidos deben reducir las emisiones de carbono en un 52%. Indudablemente, para que este proceso sea exitoso es necesario subsidiar a los hogares de tal forma que puedan modificar sus fuentes energéticas. Por ejemplo, mediante paneles solares.
El transporte tiene que ser más limpio. Estados Unidos se ha rezagado en el desarrollo del sistema férreo, y le ha dado demasiada relevancia al automóvil, que es altamente contaminante. Recuerda que el 95% de los 840.000 buses escolares utilizan diésel.
Los cambios de la matriz energética, y el mejoramiento de la atención social a los grupos de ingresos bajos y medios, requieren un aumento considerable del gasto público. Para cerrar la brecha fiscal es indispensable que la tributación sea progresiva. No se incrementarán los tributos a quienes ganen menos de 400.000 mil dólares al año. Pero sí es indispensable que las personas ricas paguen más impuestos. En palabras de Biden:
“No voy a impedir el éxito de nadie. Soy un capitalista. Quien desee – y lo logre – puede ser millonario o billonario. Pero les pido que paguen una porción justa de sus ganancias. Repito, paguen una porción justa!. Paguen una porción justa! Actualmente muchos de estos ricos no están pagando nada. El año pasado 55 de las empresas más rentables de los Estados Unidos – repito 55 – pagaron cero impuestos federales – cero -, a pesar de que su ganancia fue de 40 billones de dólares. Si están distribuyendo una porción significativa de sus ganancias a los accionistas, entonces pueden pagar impuestos. Es así de simple […] Se estima que el 1% de las personas más ricas evaden 160 billones de dólares al año. Esto es inaceptable, y lo vamos a cambiar”.
Para comenzar, a las empresas globales se les obligaría a que paguen un monto de impuestos equivalente al 15% de sus ganancias.
El llamado a la intervención del Estado que hace Biden, y su insistencia en aumentar los impuestos a los ricos, contrasta con los llamados a la austeridad que ha hecho el gobierno de Duque, y con su negativa a exigirle mayores impuestos a los más ricos. La última reforma tributaria, llamada “ley de inversión social”, se distancia de manera radical del mensaje de Biden. Colombia va en la dirección opuesta.
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[1] MAZZUCATO Mariana., 2011. El Estado Emprendedor, RBA Libros, Barcelona, 2014.
Jorge Iván González
Foto tomada de: https://a57.foxnews.com/
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