A raíz de premio Nobel en economía otorgado a David Card, Joshua D. Angrist, Guido W. Imbens, se ha vuelto a agudizar la discusión sobre la causalidad en economía. Los autores tratan de explicar las relaciones causales subyacentes a fenómenos sociales complejos.
Card y Krueger[1] examinan el efecto que tiene el aumento del salario mínimo en el empleo. En 1992 el salario mínimo hora en New Jersey subió de 4,25 dólares a 5,05 dólares. De acuerdo con el pensamiento económico que se impuso a partir de los años 80s, este aumento del salario debería reflejarse en un mayor desempleo. En contra de la opinión dominante, Card y Krueger llegan a una conclusión muy diferente. Al comparar la dinámica del empleo en New Jersey y Pennsylvania, donde no subió el salario mínimo, observan que en New Jersey el empleo subió, mientras que en Pennsylvania bajó. En sus palabras: “A pesar el aumento de los salarios, el empleo de tiempo completo aumentó en New Jersey, comparado con Pennsylvania” (p. 776).
A pesar de que Card y Krueger llegaron a esta conclusión hace 25 años, el paradigma dominante no se ha cambiado. Y en el caso de Colombia en las negociaciones salariales de estos años, el gobierno y los empresarios han repetido el mismo estribillo: el aumento del salario mínimo genera desempleo.
Las interacciones sociales son multicausales
El resultado de Card y Krueger muestra que es equivocado hacer afirmaciones de tipo universal. En ciencias sociales nunca será posible eliminar los efectos multicausales. Su hallazgo no se puede interpretar como la afirmación de una casualidad definitiva, sino como la negación de una lógica que se insiste en presentar como una verdad inequívoca.
El pensamiento dominante, que ha tenido mucha incidencia en la política económica colombiana, impidió aumentos del salario mínimo. Los estudios de Card y Krueger ponen en tela de juicio estas conclusiones, y muestran la complejidad de las interacciones entre el salario y el empleo. Los autores falsean el enfoque dominante.
Siguiendo a Popper[2], no hay verdades universales. Y en las disciplinas sociales no es posible la relación unicausal. La economía no responde a la misma lógica que las disciplinas naturales. La aproximación económica apenas es una manera de conversar de forma ordenada.
La economía no es una ciencia dura. Además, como sucede con todas las disciplinas, ninguna de sus conclusiones tiene validez eterna. Y sus resultados no se pueden interpretar como verdades que son inmutables a lo largo del tiempo.
Todo proceso de conocimiento tiene limitaciones intrínsecas. El acercamiento a la verdad es progresivo y sin fin.
“En Viena, mi maestro ebanista me mostró no solamente lo poco que yo sabía, sino que también me enseñó que la máxima sabiduría a la que podía aspirar, no era otra que la cabal comprensión de la enorme magnitud de mi ignorancia”[3].
En la perspectiva de Popper, a cada problema se le responde con una teoría tentativa, que se mantiene mientras no sea falseada. La teoría, cualquier teoría, siempre es frágil. Se trata de una aproximación “tentativa”, ya que puede ser falseada. La racionalidad es “limitada” y las aproximaciones a la realidad son parciales, y están marcadas por la percepción subjetiva de las personas que se manifiesta en sus deseos y creencias.
Desde la mirada de Popper, Card y Krueger dejan por el piso la “verdad” que había dominado la política económica colombiana durante el último cuarto de siglo. Y frente a su hallazgo ahora no se puede caer en el positivismo ingenuo, ya que las interacciones complejas que marcan las dinámicas sociales no se resuelven con una afirmación causal simple. La economía tiene que ver con las personas y sus acciones, y ningún análisis unicausal es suficiente para entender el comportamiento de los individuos.
La argumentación económica, como cualquier discurso científico, busca persuadir. Y en este proceso, el discurso siempre recurre a verdades parciales. La persuasión es un arte, que en un diálogo permanente ayuda a construir sociedad. La construcción del discurso económico tiene que superar el espacio de la lógica y de la argumentación estrictamente formal. La cientificidad de una disciplina no se identifica con el conocimiento verdadero, sino con la conversación ordenada.
Card y Krueger debilitan una concepción que ha tenido enormes implicaciones políticas, y que ha obstaculizado el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores. Adicionalmente, la restricción del aumento salarial ha tenido efectos perversos en la productividad de las empresas.
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[1] CARD David., KRUEGER Alan.., 1994. “Minimun Wages and Employment: A Case Study of the Fast-Food Industry in New Jersey and Pennsylvania”, American Economic Review, vol. 84, no. 4, sep., pp. 772-793. Ver, además, CARD David., KRUEGER Alan., 1995. Myth and Measurement: The New Economics of the Minimum Wage, Princeton University Press, Princeton.
[2] POPPER Karl., 1981. La Quête Inachevée, Calmann-Lévy, Paris.
[3] Popper 1981, La Quête Inachevée, p. 55.
Jorge Iván González
Foto tomada de: https://www.eleconomista.es/
C says
La falsacion aplica también a las ciencias naturales, ciencias de la vida. La multicausalidad es inherente a los problemas y sistemas complejos de todo tipo. La uní causalidad lineal es un instante … etc