Ambas informaciones de la OMS, distintas la una de la otra con solo unos días de intervalo, debe invitar a la sana reflexión a los tomadores de decisión en los gobiernos de los países, pero también a la ciudadanía: no puede haber triunfalismo ni falsa sensación de seguridad ni que el problema de la propagación del virus ya es historia, sino que precisamente, con mucha cautela hay que seguir trabajando por el control de esa propagación y la protección de las personas.
Así las cosas, el caso de Colombia debe analizarse en detalle, para que no se pierda lo que se ha ganado hasta ahora en el tema del control y la mitigación de esta pandemia, sobre todo porque el proceso de vacunación tuvo un inicio tardío y su ritmo ha sido muy lento en esta primera etapa que tiene como beneficiarios al talento humano en salud de la primera línea de lucha contra el coronavirus y los mayores de 80 años.
El análisis de las cifras en Colombia muestra una disminución vertiginosa de casos nuevos y fallecimientos, después del segundo pico presentado en el cierre del 2020 y el inicio del presente año 2021. Esas cifras del segundo pico en Colombia marcaron 325.369 casos reportados y 6.477 muertes en diciembre de 2020 y 453.009 casos confirmados y 10.770 muertes en enero, presentándose una significativa disminución en febrero cuando apenas los casos reportados sobrepasaron en poco los 150.000 y las muertes fueron algo más de 5.550.
Según los expertos, esta caída en los registros es consecuencia de las medidas restrictivas aplicadas por las autoridades en el pico de enero, sumadas al comportamiento de la gente, pero advierten también que el mundo aún continúa en pandemia y por ello la disminución de casos y muertes que se observó en febrero, no se puede tomar como el fin de la misma, pues el virus sigue circulando y mutando, además que no se ha demostrado que haya disminuido su capacidad para infectar.
Es por eso que hay que tener presente que las cifras bajaron pero por las medidas restrictivas de movilidad que afortunadamente tuvieron efectos en el pretendido control de la propagación del virus pero que ese hecho jamás debe ser el motivo para el relajamiento de la gente frente a las ya muy conocidas medidas de bioprotección y autocuidado tanto individuales como colectivas, relajamiento que pudiera estar condicionado por una errada percepción de seguridad derivada de la disminución de los números de nuevos casos y muertes por la pandemia que ya se mencionaron.
Como complemento a dichas medidas, es importante que los gobernantes (gobernadores y alcaldes) comprendan que es absolutamente mandatorio mantener el control de los aforos y la ventilación de todos los espacios, además de flexibilizar horarios laborales, permitir la alternancia en el trabajo y estar vigilantes con los sobrecupos en el transporte, así como mantener la restricción en los eventos públicos masivos.
El análisis debe igualmente ser consistente en las consideraciones que se hagan sobre el cuestionado proceso de vacunación contra el coronavirus que se ha adelantado en el país, pues si bien la estrategia de inmunización “masiva” (entre comillas porque hasta ahora no ha sido masiva) pudiera ser considerada como una razón que evitaría la reactivación de la pandemia, esto no aplica aun Colombia toda vez que hasta ahora se han aplicado poquísimas dosis de vacunas, circunstancia que no tiene efecto evidente en términos de protección colectiva, faltando aún la aplicación de millones de dosis y por lo menos otros meses para que ocurra el impacto real de la estrategia de inmunización sobre la pandemia, sin dejar de lado que en el período de tiempo mientras se consigue ese significativo número de vacunas aplicadas en el país, puede ocurrir que la pandemia se reactive.
En poco tiempo tendrán lugar actividades relacionadas con la Semana Santa, época en la que tradicionalmente se incrementa la movilidad, la cercanía de personas y se configuran conglomerados, que son el caldo de cultivo ideal para la aceleración de contagios, por lo que deberá haber expresa prohibición de las procesiones y aglomeraciones en esa época.
Si no se observan esas recomendaciones, Colombia empezará a vivir lo que fue la segunda advertencia de la OMS en días recientes y que se mencionó en el inicio de este escrito: la reactivación de la pandemia con un crecimiento exponencial de los casos de COVID-19 como el que se evidenció en todo el mundo al finalizar la semana pasada. La OMS advirtió que por primera vez en siete semanas se vio un crecimiento exponencial de los casos de COVID-19 en todo el mundo, solo con excepción de Africa y el Pacífico Occidental.
El análisis que la OMS hizo al respecto indica que después de seis semanas consecutivas en las que se registró una disminución de los casos positivos registrados en todo el mundo, las cifras de la semana pasada rompieron con esta tendencia, pudiéndose deber a “la relajación de las medidas de salud pública, la circulación continua de variantes y la gente, que baja la guardia”.
Con el coronavirus Colombia lleva ya dos picos, que han significado a lo largo de toda la pandemia más de 2´260.000 de casos y un poco más de 60 mil fallecidos, además de todo el impacto financiero en la economía del país pero también en la de millones de hogares y de empresas colombianas.
Por tal razón la disminución observada en febrero en los números de casos y muertes por coronavirus en Colombia no puede llevar al relajamiento de la población que es el que ha permitido la reactivación de las cifras en el mundo en la última semana. No hay espacio para el triunfalismo porque la pandemia sigue, el virus continúa circulando y no ha disminuido su capacidad de infectar, la vacunación contra el coronavirus no cumple aún con la expectativa de ser masiva y para que logre su impacto debe pasar aún mucho tiempo y aplicarse millones de dosis de vacunas.
No puede haber espacio para la relajación, por ello mucha cautela y disciplina ciudadana. Si no se actúa así, el tercer pico llegará a Colombia con la reactivación de la pandemia, inclusive con crecimiento exponencial.
Ulahy Beltrán López, Médico Cirujano, Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Especialista en Seguridad Social Latinoamericana. Ha sido: Vicepresidente de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), Consejero Nacional, Departamental (Atlántico) y Distrital (Barranquilla), de Seguridad Social en Salud, miembro de juntas directivas de IPS privadas y de empresas sociales del estado, asesor en salud de la Contraloría General de la República, gerente del Hospital Universitario CARI ESE. Actualmente: docente universitario, columnista en medios impresos y virtuales, consultor y asesor en servicios en salud, editor de NOTAS DE ACTUALIDAD EN EL SECTOR SALUD. Todas las columnas del autor encuéntrelas en https://ulahybeltranlopez.blogspot.com o solicítelas al contacto: [email protected]
Foto tomada de: El País
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