Habiendo sido crítico de cine, aceptó que otros de sus libros fueran convertidos en guiones y películas, y fue un cinéfilo irredento. El sabía que adaptar una novela era un trabajo artístico arduo. Pero la densidad de Cien años de soledad, con muy pocos diálogos, era más complejo porque se deben extractar partes narradas o descritas e imprimirle la puesta en escena. El resultado de estos 8 capítulos es satisfactorio, decoroso e ilustrativo. No mutilan lo esencial y dejan los hechos narrados con acierto para describir las circunstancias e ir avanzando en ese mundo garciamarquiano nutrido por la realidad, los hechos exagerados, las costumbres ancestrales, las abusiones, supersticiones, los gitanos y su trasegar; las comunidad indígena Wayuú plegada a un pensamiento mágico y la ignorancia que lleva a deducciones lógicas o erráticas, pero ese fue el imaginario de los primeros pobladores de Macondo que, en el fondo recoge el pensamiento original de todo Colombia, y sigue hoy así: Un país lleno de encantos, donde la gente se rige por aforismos, con mucha población agorera, repentistas y osados. Y la violencia subyace en todas las etapas.
Cien años de soledad es una novela con varios géneros mezclados, con múltiples aspectos, pero básicamente esta basada en hechos ocurridos en Aracataca y en poblaciones de la costa Atlántica, alrededor de la ciénaga, sin ser una novela histórica, transforma los hechos reales al realismo mágico, es un cuadro de costumbres, tiene elementos religiosos, esotéricos, políticos y eróticos. Macondo es un nombre dado a Aracataca, y en la narración se convierte en lo que puede haber ocurrido en cualquier parte del país en las fases de colonización. Y sin ánimo de exagerar, Macondo podría mirarse como la microhistoria de Colombia, su fundación, convulsiones, conspiraciones, organización administrativa y la violencia como forma y método para resolver los conflictos.
El entramado de personajes provenientes de la familia Buendía proporciona un árbol genealógico que confunde a cualquiera sobre todo por el uso de los homónimos. A manera de ejemplo para evaluar su transformación y desempeño, tomemos al segundo hijo de los fundadores, José Arcadio Buendía y Ursula Iguarán (además eran primos), Aureliano, el segundo hijo de los fundadores de Macondo, también fue recibido con temor por Ursula debido a la superstición y premonición fatal que le habían inoculado en su mente (por ser primos), de tener hijos defectuosos como iguanas con cola de cerdo. Por esa superstición Ursula durante un año eludió tener relaciones sexuales con su esposo y lo evitaba usando “un pantalón rudimentario que su madre le fabricó con lona de velero y reforzado con un sistema de correas entrecruzadas, que se cerraba por delante con una gruesa hebilla de hierro”.
García Márquez, entre los narradores de su infancia y adolescencia sobre historias de la Costa Atlántica, tenía a su abuelo que participó en la guerra civil de los 1.000 días, bajo las órdenes del coronel Rafael Uribe; el abuelo le narró la vida de Uribe Uribe , dirigente liberal antioqueño que estuvo al frente de batallones guerrilleros liberales enfrentado a la dirigencia de La Regeneración Nuñista. Rafael Uribe participó en las últimas tres guerras civiles del siglo XIX, la guerra civil de 1885, la guerra civil de 1895 y la de los mil días (1899). En la vida real la guerra de 1885 se originó por el proyecto centralista de Rafael Núñez y la exclusión del partido liberal de la administración pública, mas visible durante 1884 y 1885; la guerra de 1895 por los 10 años adicionales del acorralamiento de los regeneracionistas contra los liberales-Radicales. Núñez formó un partido político nuevo, el partido nacional, con conservadores y liberales disidentes. La guerra de 1899 tuvo varias causas: las altas tarifas del transporte, los productos de exportación se arruinaron, el salario de los trabajadores no subía, los precios de los víveres ascendían, las poblaciones aisladas por falta de vías de comunicación, etc. En la novela se resalta el fraude electoral del Corregidor Apolinar Moscote, un funcionario mediocre, pusilánime y sectario que tomaba medidas arbitrarias como decomisar cuchillos para demostrar que los liberales se estaban armando; las imposiciones del partido conservador para hacer pintar las casas de azul, cambiar hábitos y costumbres, esas medidas crearon la inconformidad, etc.
García Márquez le contó a Plinio Apuleyo en esa larga entrevista publicada dentro del libro El olor de la guayaba, que se inspiró en la vida de este dirigente liberal para construir la personalidad de Aureliano Buendía. En la novela se dice que fueron casi 20 años y si contabilizamos los espacios sin batallas entre una y otra de las guerras se puede verificar que fueron 17 años, pero Uribe Uribe también cuando tenía 18 años estuvo en la Guerra por las Escuelas, una guerra religiosa registrada en 1876 durante el gobierno de Aquileo Parra. Guerra impulsada por el partido conservador e insuflada por la iglesia católica que no admitía la libertad de cultos contrariando el mandato de la Constitución de 1863.
Las tres guerras en la novela son narradas sin pausa y sin explicaciones de cada una frente a los hechos reales; y la producción audiovisual estrecha más la descripción de lo realmente sucedido: Así trabajan las elipsis (pasos del tiempo), para abreviar la extensión de lo filmado o grabado, pero no rompen el impacto de esa violencia desencadenada.
En el siglo XIX Colombia vivió 8 guerras civiles y al menos 35 guerras locales, todas con el componente partidista de la lucha entre liberales y conservadores, con otros ingredientes para cada guerra: la libertad de los esclavos, el federalismo o el centralismo como orden territorial, las negadas reformas agrarias, el proteccionismo mercantil, los caudillos agrarios como élite militar buscando afianzar el poder regional, las reacciones de los artesanos, la iglesia insuflando o animando a los terratenientes y reclamando el monopolio en el manejo de la religión, el despojo por los conventos, las soberanía territorial. El universo garciamarquiano comprime todo en los hechos de finales del siglo XIX, pero la violencia siguió en el Siglo XX y esta presente en el siglo XXI. Acertó García Márquez, describiendo esa práctica violenta para solucionar las reformas del Estado, las controversias y los apetitos políticos de las élites.
La actriz Marleyda Soto, se consagró aquí como una actriz talentosa, desempeña el papel de Ursula Iguaran, en la edad adulta y en la vejez (Susana Morales hizo el papel de Úrsula joven). Soto es profesora de la Universidad del Valle , tiene formación actoral y literaria, había actuado en 6 largometrajes, entre ellos El Doctor alemán, Perro come perro y La tierra y la sombra. La actriz logró caracterizar a la fundadora de Macondo que verá crecer una familia con conductas díscolas, un marido anarquista imbuido por los asuntos mágicos que le trasmitió Melquiades, el gitano. Una hija Amaranta, rencorosa por la competencia amorosa en la disputa por el músico-galán italiano Pietro Crespi; se vio impelida criar y educar los dos hijos de Piedad Ternera, concebido uno con su primogénito (José Arcadio jr) y el segundo hijo, con Aureliano Buendía. Otra persona incorporada abruptamente a la familia fue Rebeca (Laura Grueso/Akima), que come tierra y cal y carga una bolsa con los huesos de sus padres. Ursula de madre a matrona, de fundadora a guía y autoridad local sin nexos gubernamentales, Madres del rebelde que enfrenta al gobierno y al partido conservador (al morir Núñez, el Sr Miguel Antonio Caro, conservatiza el país), y otros roles que complementan su liderazgo forzoso ante la enfermedad de Jose Arcadio.
Fernando Cruz Kronfly, abogado, novelista, PhD en literatura de la Universidad del Valle, explica que, “Cien años de soledad” no es cualquier novela. Es una obra literaria asombrosa para nuestro tiempo, cuya virtud más significativa consiste en configurar un campo literario en el que domina la racionalidad mítica, la conciencia mítica (Palencia-Rhot) y, a la vez, el pensamiento mágico y la lógica agorera. Campo, ligeramente en el sentido de Pierre Bordieu, aunque en el presente caso no un campo sociológico sino un campo literario. Este campo literario debe ser conservado y exige ser respetado, ya sea por la adaptación cinematográfica o por la serie televisiva, según sea el caso. Siempre dando libertad y licencia a la utilización autónoma de todos los recursos y los signos que cada género demanda.
La grandeza de esta novela de Gabo, radica precisamente allí: en el campo que configura en términos simbólicos y lingüísticos. Esencial a este campo, como acaba de escribirse, es el magistral uso del lenguaje de apoyo al “núcleo-corazón” mítico, mágico y agorero. Hasta el punto de que, ese lenguaje es el que en últimas crea el campo. Todo esto, en su conjunto, configura lo que me estoy permitiendo denominar campo literario o centro-corazón en “Cien años de soledad” (…) He de agregar que las formas de pensamiento son performativas, en cuanto crean realidad social y conductual individual. Se trata de sistemas y formas de pensamiento que se viven y se incorporan a la vida, la praxis y las formas de existir.(Cruz Kronfly,2025).
Cita:
Cruz Kronfly Fernando. “Cien años de soledad, en Netflix”, publicado y difundido por el Blog NTC , NTC http://ntcblog.blogspot.com, Cali, enero 16 del año 2025.
Alberto Ramos Garbiras, Especialización en derecho constitucional de la Universidad Libre; Magíster en Ciencia Política de la Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); estudios de actualización política en la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor de las cátedras: derecho internacional, ciencia política, derechos humanos, derecho constitucional y derecho ambiental, en la Universidad Libre, Cali .
Foto tomada de: CNN
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