La visita a España, en la cual fue recibido por el presidente del gobierno Pedro Sánchez, por empresarios españoles y por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ambas de Unidas Podemos, además del expresidente Felipe González, marcan una nueva senda de lo que tradicionalmente han sido los debates políticos en campañas presidenciales en Colombia; en el cual, los candidatos del establecimiento se han ocupado preferiblemente de asuntos de la parroquia; y como en la presente campaña, de cómo armar las maquinarias políticas para enfrentar la ola progresista que inunda las calles de Colombia producto del descontento popular con el régimen político actual.
La reciente reunión de Petro con su santidad el Papa Francisco en su sede en Roma, en la cual durante casi una hora se habló de paz y cambio climático, envía un claro mensaje, no solo a la millonaria comunidad católica colombiana de respeto a su iglesia, sino también, del interés de trabajar conjuntamente con ellos en temas tan sensibles para los colombianos como es la defensa de la vida, la consolidación de la paz, y la lucha por garantizar un ambiente favorable para la conservación de la especie humana mediante la defensa del medioambiente.
Pero no solo Gustavo Petro ha mandado mensajes a la comunidad política y eclesiástica internacional. También, en un claro mensaje al mundo del capital y del trabajo, hizo pública su relación personal y de afinidades con las posturas en materia de la búsqueda de la producción y la equidad que promueve el economista francés Thomas Piketty; de quien aseguro vendría al país a asesorar a su gobierno. Son conocidas en el mundo académico las diversas obras de este economista alternativo; quien en su reciente texto “Una Breve Historia de la igualdad” (2021) nos recuerda de manera acertada que “la desigualdad es ante todo una construcción social, histórica y política. En otras palabras, para un mismo nivel de desarrollo económico o tecnológico, existen múltiples formas de organizar un régimen de propiedad o un régimen de fronteras, un sistema social y político, un régimen fiscal y educativo. Son elecciones de naturaleza política. Dependen del estado de los equilibrios de poder entre los distintos grupos sociales y las distintas visiones del mundo implicadas, y dan lugar a niveles y estructuras de desigualdad extremadamente variables según la sociedad y las épocas.”
El candidato del pacto histórico también fue recientemente invitado a la toma de posesión de Gabriel Boric en Chile, el Joven presidente electo, de 35 años, quien fue un gran líder estudiantil y destacado parlamentario en su país, y quien ha manifestado ciertas simpatías políticas con las ideas de Petro. El candidato de la Colombia humana-hoy pacto histórico- afirmo recientemente que estará dispuesto a establecer con Chile una alianza estratégica para revitalizar y volver muy poderoso lo que fue una idea buena, que dejaron morir, que es un mercado común en todo el territorio Andino. El candidato del progresismo se ha venido reuniendo además con centenares de compatriotas colombianos quienes lo han ovacionado en las diferentes ciudades del mundo que ha visitado.
De tal manera, que la internacionalización de la campaña electoral colombiana que viene desarrollando el pacto histórico con una agenda alternativa y comprometedora, es diferente a la que tiene establecida el gobierno del presidente Duque; y se constituye además, en una gran ventaja político-electoral sobre los demás candidatos, en particular sobre los del establecimiento articulados en la llamada “Coalición Equipo por Colombia” cuyos hechos políticos de trascendencia internacional estas relacionados con escándalos de corrupción y compra de votos como el reciente escándalo que ha marcado la campaña de Char en el caso de Aida Merlano, y denostar de forma reiterada del acuerdo de paz con las FARC; tema muy sensible para la comunidad internacional. Lo mismo ocurre con la Coalición de la Esperanza, que ha hecho trascender a nivel internacional sus disputas internas de quien debe ser el depositario de la “moral política” entre un sector encabezado por el doctor Alejandro Gaviria y la candidata Colombo Francesa Íngrid Betancourt.
Mientras Petro tiende puentes con la comunidad internacional y construye confianzas, la gran preocupación del régimen político en su conjunto es vender internacionalmente los miedos sobre las consecuencias de una insurgencia electoral que se avecina, que no es otra cosa, que la respuesta de los sectores populares y democráticos, acompañados de sectores del empresariado medio y de una burguesía nacional que despierta frente a la profunda crisis política, social y económica que vive nuestra patria. Una insurgencia electoral inspirada también, de alguna manera, en los vientos de cambio y ajustes de cuentas electorales con las viejas oligarquías, que se viene expresando en el sur del continente americano con el triunfo en las elecciones presidenciales de sectores progresistas.
Es preciso recordar que las relaciones diplomáticas del actual gobierno colombiano han estado muy alejadas del espíritu de la Constitución Política que consagra que las relaciones internacionales se fundamentan en la soberanía nacional, el respeto a la autodeterminación de los pueblos, y el reconocimiento del derecho internacional; e igual forma, establece que la política exterior debe estar orientada a la integración latinoamericana y del caribe.
Toda la política del actual gobierno ha sido contraria a ese espíritu de la Constitución de 1991 que ha llevado al país a un gran aislamiento internacional, Basta recordar como el gobierno de Duque, en sus primeros actos de su diplomacia de cañoneras para América Latina, trato de invadir con camiones la frontera del hermano país de Venezuela. Para no recordar las centenares de veces que ha tratado de inmiscuirse en asuntos internacionales de otros países, incluidas las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.
De igual forma, son muchos los llamados de atención de parte de la comunidad internacional al gobierno del presidente Duque, en particular, por su férrea oposición a implementar los acuerdos de paz, y por no aceptar, y controvertir sin fundamentos los reiterados pronunciamientos de la comunidad internacional por el serio deterioro de los derechos
humanos y las condiciones de hambre y miseria que viven muchos colombianos debido a la ausencia de políticas que garanticen una seguridad alimentaria para los más olvidados.
Petro, en el marco de su campaña electoral, ha puesto el tema de las relaciones internacionales no en el horizonte de la incertidumbre política como ocurre actualmente con el gobierno Uribista, sino en la certeza de que si es elegido presidente de Colombia honrara a pie junto los compromisos internacionales en materia de derechos humanos y trabajara aunadamente con la comunidad internacional en función de afianzar la paz y la convivencia pacífica. Igualmente, ha mandado un mensaje en clave de seguridad jurídica y económica al precisar que su gobierno estimulara la tendencia histórica hacia la igualdad en el marco de la cooperación internacional y el respeto a la autodeterminación de los pueblos, y a la democracia como forma ideal de gobierno; tal y como lo proclaman y reclaman los organismos internacionales que luchan contra la desigualdad, el hambre, la corrupción y la pobreza. No es de extrañar que próximamente la campaña de Gustavo Petro pise los escalones del congreso de los Estados Unidos, donde seguramente encontrara audiencia en un gran sector parlamentario del Partido de gobierno del presidente Biden.
Héctor Alonso Moreno Parra, Politólogo
Foto tomada de: Revista Semana
Deja un comentario