La encuesta de Gallup
La prensa presentó recientemente los datos de la Encuesta de Opinión Pública de la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo Gallup, que indagó con 1.200 ciudadanos de 13 países –cinco suramericanos y ocho centroamericanos la probabilidad que tienen de emigrar si tuvieran la plata o los recursos para hacerlo. El resultado en Colombia es contundente: la mitad de los colombianos se irían del país si pudieran hacerlo[2].
¿Cómo es posible que en un país tan maravilloso y rico en recursos naturales y turísticos la mitad de sus habitantes no quiera quedarse? Es posible que quienes se quieren ir no hayan visto la película Encanto de Disney, que “cuenta la historia de los Madrigal, una familia extraordinaria que vive escondida en las montañas de Colombia, en una casa mágica, en un pueblo vibrante, en un lugar maravilloso conocido como un Encanto.[3]” Parece ser que los Madrigal son solamente unos pocos afortunados mientras que la gran mayoría no vive un lugar tan maravilloso. De hecho, muchos sitios hermosos en Colombia solo pueden ser visitados por turistas extranjeros o por los colombianos de más altos ingresos. Colombia es un país maravilloso para los capitalistas y sus servidores de altos ingresos en las capas medias, los cuales, en su gran mayoría hacen turismo en el exterior, al tiempo que otros millones migran con la esperanza de conseguir algún empleo.
Las razones para querer irse del país son muchas, pero las de mayor importancia son la carencia de empleos y de ingresos suficientes. Este no es un fenómeno nuevo. Durante su historia capitalista de las últimas décadas millones de personas salieron del país y continúan haciéndolo. A pesar de que según Alberto Carrasquilla los salarios en Colombia son ridículamente altos, muchos consideran que no les alcanzan para vivir y viajan al exterior en busca de empleo y mejores ingresos. Son tan bajos los ingresos, que una proporción importante de colombianos no puede alimentarse bien y tienen hambre.
Durante los últimos días se informó también en los medios de comunicación sobre los resultados de una encuesta hecha por el DANE sobre el hambre[4], que mostró que el 28% ( cerca de 15 millones de personas) no logran alimentarse bien y tienen hambre. El DANE y la FAO utilizan un eufemismo: “Prevalencia de la inseguridad alimentaria en hogares: moderada o grave, y grave”, que en lenguaje sencillo es sencillamente hambre. La inseguridad alimentaria llega al 60% en La Guajira y al 48% en Sucre.
“La Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria (FIES, por sus siglas en inglés) es una herramienta de medición del acceso a los alimentos en términos de cantidad y calidad. A través de ocho preguntas la escala recoge la experiencia de la situación de inseguridad alimentaria de los hogares y personas, y proporciona una medición de la gravedad de la inseguridad alimentaria. Los estudios sobre el tema indican que la experiencia de la inseguridad alimentaria es un proceso que inicia con la preocupación sobre la capacidad de conseguir alimentos suficientes. Si la inseguridad alimentaria se agudiza, el paso siguiente será realizar cambios en la dieta, disminuyendo la calidad y variedad de los alimentos. En etapas más avanzadas de la inseguridad alimentaria, se disminuirá la cantidad de alimentos consumidos por los hogares o individuos.
Las ocho preguntas de la Escala FIES se apoyan en un modelo conceptual de experiencias en inseguridad alimentaria debidas a la falta de dinero u otros recursos, que abarcan desde experimentar incertidumbre o preocupación sobre la capacidad para obtener alimentos; pasando por la disminución en la calidad y variedad de alimentos a los que los hogares o individuos tienen acceso; la reducción de las cantidades de alimentos consumidos o saltarse comidas principales; hasta quedarse sin alimentos o pasar un día entero o más sin comer.” (DANE) |
Es apenas evidente que millones de personas quieran irse de un paraíso en el cual se padece de hambre y además no se puede conseguir el pan con el sudor de la frente, porque no hay empleos.
Estas noticias son reseñadas en la prensa[5] pero pasan rápidamente. No ameritan mayores debates ni profundizaciones. No conviene hurgar mucho en estos temas. En los programas periodísticos de variedades como la W o Blu Radio, se mencionan de pasada, entre un comentario sobre los mejores restaurantes de lujo en Barcelona o Nueva York, y las fantasías sexuales de Ana Vargas. Los periodistas, cuyo lema es la búsqueda de la verdad, no hacen el menor esfuerzo por entender y explicar por qué existe el hambre, o el desempleo o los bajos ingresos. Simplemente repiten como loros boletines de prensa o noticias difundidas por otras organizaciones. En el fondo saben que no es conveniente explorar las causas de estos problemas porque quizá llegarían a cuestionar a sus patronos capitalistas.
El desarrollo capitalista colombiano conduce a este tipo de resultados. Mientras los políticos y periodistas defensores del sistema están más preocupados del hambre y de la democracia en Venezuela, Nicaragua o Cuba, omiten ir al fondo del asunto en Colombia. Finalmente, es algo casi natural y obvio. En un país donde se destinan cientos de miles de millones a alimentar perros y gatos, mientras millones de niños tienen hambre y desnutrición, es mejor no preguntar demasiado.
El capitalismo colombiano conduce a estos crímenes. Es criminal que la gente tenga hambre, carezca de empleo y no tenga ingresos suficientes, y se vea forzada a irse del país apenas pueda. Pero es un crimen legal y constitucional. Es un resultado inherente al capitalismo. Por eso los dueños de los medios de comunicación no quieren que se hable mucho del asunto, salvo con fines de oposición política al gobierno de Petro. Y tienen a su servicio a los economistas para que inventen explicaciones absurdas o pueriles sobre la pobreza y la miseria con el fin de ocultar.
La estrategia es clara: los diversos fenómenos se observan aisladamente, en forma separada de la totalidad del modo de producción capitalista. Se habla de la pobreza por un lado, del hambre por el otro, del desempleo por allá. No se ve, ni quiere verse el vínculo existente entre todos ellos. Mucho menos se explora el vínculo existente entre la riqueza de unos pocos y la pobreza de la gran mayoría. El objetivo es claro: ocultar las consecuencias inevitables del capitalismo y desviar la atención. En lo cual no les va nada mal.
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[1] https://www.bluradio.com/nacion/campana-colombia-el-riesgo-es-que-te-quieras-quedar-rompio-paradigmas
[2] https://www.pulzo.com/economia/revelaron-que-mitad-colombianos-se-irian-pais-si-pudieran-hacerlo-PP2879195A
https://elpais.com/america-colombia/2023-07-09/la-mitad-de-los-colombianos-quiere-irse-del-pais.html
https://qpasa.com/inmigracion/la-mitad-de-los-colombianos-estan-buscando-la-forma-de-irse-del-pais/
[3] https://www.disneylatino.com/peliculas/encanto
[4] https://www.dane.gov.co/files/operaciones/FIES/pre-FIES-2022.pdf
[5] https://www.eltiempo.com/economia/sectores/inseguridad-alimentaria-de-colombia-en-el-2022-segun-el-dane-783306
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Asodefensa
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