“En Colombia hay dos países: El país político, que piensa en sus empleos, en su mecánica, y en su poder, y el país nacional, que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura, desatendido por el país político. El país político tiene rutas distintas a las del país nacional. ¡Tremendo drama en la historia de un pueblo!”. Jorge Eliécer Gaitán
Así describió el Tribuno del pueblo dos países divergentes en Colombia: El país formal, con sus partidos, clases dominantes e instituciones, y el país real, el de los trabajadores, el del pueblo. Su magnicidio frustró la aspiración de reunir la República en un solo destino. Pretendió el general Gustavo Rojas Pinilla congregar a los pueblos liberales y conservadores en una bandera que integrara sus colores con el de la paz en medio de ellos, y lo malogró el fraude electoral de 1970. Decía Germán Rojas Niño, constituyente de 1991, que junto a la separación del país político y del país nacional, había surgido una tercera vertiente: La del país utópico, con los grupos de izquierda, sus militantes, sus artistas, y sus oenegés, a su vez separada de las instituciones y del pueblo.
Tal disociación es debida a que en Colombia el poder está ligado a la propiedad de la tierra, y la política se hace bajo el modelo de la hacienda, donde el patrón se convierte en caudillo, el capataz deviene gamonal, y los peones clientela. El caudillismo ha sido protagonista de dos siglos de vida republicana y los gamonales son mediadores ante el Estado, así el ciudadano desaparece como sujeto de derechos para ser objeto de favores, que un gamonal tiene o no la merced de hacer. Hasta la vida es un favor que un matón le concede, o no, a cualquier parroquiano.
La izquierda critica teóricamente el establecimiento, pero prácticamente hace semejante política, porque funciona con el modo clientelista de los demás partidos. Hasta la izquierda armada practica el clientelismo, cuando trata de ganar el favor popular regalando leche, o pollos, así resultan intermediarios de derechos, y la ciudadanía subsumida por la clientela.
Gustavo Petro tiene virtudes que hasta sus enemigos reconocen: Cincelada inteligencia con inagotable capacidad de trabajo, es además excelso orador, un pedagogo, y un hombre audaz… no obstante, ha sido rehén de sus devaneos caudillistas, y desde sus inicios adverso a construir organización. Sin embargo, el destino es travieso: Hoy le corresponde en suerte liderar la construcción de una organización política que ha de superarlo a él mismo, porque la construcción de un andamiaje de participación política, cualquiera que sea, es una apuesta más estratégica que la que un personaje, por épico que sea, pueda asumir. De la forma en que encare esta responsabilidad se sabrá si será una anécdota en la historia, o un punto de quiebre.
Pese a los llamados ritualizados a la organización esta tiene menos amigos de lo que se espera, porque por su ausencia proliferan vicios en la militancia, especialmente los representantes solipcistas, que consideran que sólo existen ellos mismos y solo van por privilegios. De ahí la frecuencia con la que terminan en toldas del enemigo. En los departamentos donde menos trabajo hay más medran estos sujetos reñidos con la organicidad.
Aún la militancia más veterana, la que al instante improvisa un ensayo sobre la organización, ha mucho tiempo milita en la desestructuración de la izquierda, donde no obedece a una estructura, sino a un pequeño grupo dentro de ella, por eso cuando son llamados al orden resultan tan proclives a la división.
Colombia Humana ha sido tallada en la adversidad, desde el desconocimiento oficial, al asesinato; desde hacer política en la indigencia al fraude electoral; de ahí su fuerza, de ahí su sintonía con el pueblo, de ahí el magnetismo que ha logrado entre los jóvenes. Pero esto propone un reto adicional, el tipo de organización a construir.
La respuesta que lleva casi un cuarto de milenio llama a construir un partido de cuadros, pero esta figura que llegó a ser definida por Erick Hobsbawm como la mayor ingeniería social del siglo XX, carga con el lastre del burocratismo que siniestró importantes experiencias. Juan Carlos Monedero exponía que el esclarecido partido reemplazaba a un pueblo, los cuadros reemplazaban a las bases, el comité central a los cuadros, y el Secretario General al Comité, donde el Secretario General resulta reemplazando a un pueblo. Tal desviación se da por la suposición de saber que el modelo implica, donde los que saben orientan a los que saben menos, o tienen menos consciencia. Como hay unos que supuestamente saben, y otros que supuestamente son ignorantes, los primeros mandan a los que solo pueden aspirar a ser mandaderos.
Hay una nueva generación de militantes que no está dispuesta a participar desde la suposición de ignorancia, para hacer mandados. El nuevo sujeto de la política reclama un lugar activo en la estructura. La coherencia entre medios y fines exige que una organización que propende por la vida digna en sus postulados, debe propiciar un espacio digno de participación.
No por ello la claridad política es despreciable, y justamente la organización es instrumento para propiciar esas claridades e irradiarlas. Tampoco ha de pensarse la laxitud extrema, donde no se reconozcan los límites de la organización, dolencia de los movimientos, y que Gonzaloarango ironizó en su Manifiesto Nadaísta: “Se es nadaísta dejando de serlo”. Entre la disciplina férrea del partido y el sentimiento oceánico del movimiento habrá que encontrar lugar para un sujeto que hace política a partir de decisiones éticas, y no declamando recetas.
La política se define como ciencia de lo posible, pero la Colombia Humana se debe plantear como el movimiento del más allá de lo posible, tanto en la concreción de su manifiesto, como en la forma de organizarse. Aunque, hacer posible lo imposible es revolución.
El fallo del Consejo Nacional Electoral, al otorgar personería jurídica a Colombia Humana, lanza a Petro a superar su estatura, y le da tareas de historia universal. Bajo este nombre simple surge la posibilidad de reagrupar la sociedad colombiana, desperdigada en países políticos, utópicos y nacionales. Ojalá Colombia Humana lleve a Colombia al siglo XXI, pero con sacarla de la Edad Media cumple la misión.
José Darío Castrillón Orozco
Foto tomada de: Infobae
José Darío
Un análisis muy crítico, claro y e histórico, que anima a seguir construyendo la “Colombia Humana”.
Me parece excelente, tu invitación a ser sujetos políticos desde una postura Ética.
Muy buen titulo y contenido
Muy buen artículo, que recoge las experiencias y deja implícito en su crítica una propuesta, que debe ser entendida por el conjunto de la izquierda.
El cambio de consiencia será el fiel reflejo del naciente movimiento así para muchos no sea el candidato, diría que los diferentes manifiestos juveniles nos están llamando a gritos por una nueva patria.
Análisis claro y conciso que debe ser tenido en cuenta..
COLOMBIA DICES SER UN PAIS DIVERGENTE, PERO LO DICHO NO TIENE SENTIDO PORQUE ES MEJOR EL QUE TIENE SUS INSTITUCIONES, ES FORMAL CON SUS PARTIDOS , Y DE DOMINANTE PASA HACER EL REAL DONDE EL PUEBLO TRABAJA PARA UN LIDER SOCIALISTA Y DURA TODA LA VIDA AHI EN EL PODER MIESTRAS QUE EL PRIMERO SE PUEDE DERROTAR AL LIDER CORRUPTO Y SOLO DURA EL TIEMPO QUE ACABE EL MANDATO.POR ESO EN POLITICA ES MEJOR VER LOS TOROS DESDE LAS BARRERAS…