A Irina, Francisco, Marco, José Ángel, Dionis, Alejandro, a las veredas de Fría Baja, Alto Cañabraval, Caño Frío y Las Colinas, gracias por todo lo compartido y lo aprendido en este hermoso camino.
Este artículo es en honor a las y los campesinos del Valle del Río Cimitarra, reconocer la gran labor que hacen estas personas día a día, pues son un gran ejemplo de resistencia, cuidado de la vida y el territorio, son la expresión máxima del trabajo y anhelo de la construcción de paz, es mucho lo que tenemos que aprender de este tipo de organizaciones para pensarnos y construir una Colombia distinta. Gracias, por tanto.
San Pablo, municipio vecino del río Magdalena y el Río Cimitarra, ubicado en el extremo sur del departamento de Bolívar, a una hora y media en chalupa por el Río Magdalena desde Barrancabermeja, un lugar hermoso entre las orillas del Magdalena y el imponente bosque húmedo tropical de la Serranía de San Lucas, uno de los ecosistemas más biodiversos y amenazados del planeta.
San Pablo ha tenido que vivir en sangre propia las causas y consecuencias del conflicto armado, y que aun hoy en día, 5 años después de la firma de los Acuerdos de paz, entre el abandono estatal, el cruce de fuego entre grupos armados y el incumplimiento por parte del Estado en la construcción de paz, es un territorio que clama y trabaja por la paz territorial día a día; realidad que se replica en cientos de municipios del país, pero que merece que su historia sea conocida y resaltada por quienes hemos tenido la oportunidad de compartir con sus habitantes y conocer ese maravilloso lugar.
Estuve recorriendo diferentes veredas de San Pablo: Fría Baja, Alto Cañabraval, Caño Frío y Las Colinas en el marco del V Campamento Ecológico de la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra, de la mano y guía de líderes y lideresas sociales de este proceso de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra.
Un proceso que desde el año de 1996 se ha venido organizando y le ha apostado a la construcción de la Zona de Reserva Campesina, puesto que esta zona es declarada como Reserva Forestal, desconociendo el asentamiento del campesinado y los colonos que llegaron por diversas situaciones al Valle del Río Cimitarra, sobre todo huyendo de la violencia, sin embargo, para poblar y no trasgredir con las dinámicas naturales de la Serranía, crearon lo que ellos llaman “La Línea Amarilla” para proteger su territorio, de las economías extractivistas, la tala indiscriminada de bosques nativos, la minería, la contaminación de sus fuentes hídricas, proteger las especies nativas como el jaguar, árboles como el caracolí; se han organizado para defender su territorio, ante la incursión paramilitar y lo que trae junto con ellos, la incursión de estas economías extractivistas y devastadoras, de monocultivos extensivos y las grandes propiedades de tierra sin producir.
“Aquí nacimos, aquí nos quedamos.
Aquí nos matan, pero no nos vamos.
Aquí nacimos, aquí nos criamos.
De aquí no nos vamos, nos matan, nos quedamos”. [1]
Sin embargo, el Estado insiste en declarar la Zona de Reserva Forestal, con el ánimo de no titular tierras a los campesinos y colonos, declarar a los campesinos como “invasores”, pero, por otro lado, si le otorgan licencias de explotación minera, si otorga y vende tierras a proyectos de mono cultivos de palma, a multi nacionales, y desplazan al campesino a las zonas montañosas.
Entre el abandono estatal y el control territorial de los grupos armados al margen de la ley, son víctimas de distintas problemáticas que durante todo el recorrido pudimos evidenciar: Despojo de tierras, abandono estatal pero con represión de la Fuerza Pública, un gran número de víctimas por parte de todos los actores armados, ocupación de multinacionales, hostigamiento por parte de los grupos armados al margen de la ley, incumplimiento con la implementación de los componentes de Reforma Rural Integral y la Sustitución de cultivos.
Al salir de la parte urbana de San Pablo, se podía divisar grandes extensiones de monocultivos de palma de aceite, estas pertenecientes a grandes empresarios y terratenientes de la región, esto no sólo genera una reconfiguración del uso del suelo del territorio (la palma erosiona y esteriliza la tierra, consume grandes cantidades de agua y los agroquímicos, pesticidas, fungicidas y fertilizantes terminan contaminando las aguas de la Ciénaga de Simití y la de Canaletal), sino, también ha generado que los grupos paramilitares persistan en el mismo, alrededor de esos cultivos se veían pintas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, que por cierto, en esos días habían anunciado un “plan pistola”; durante el recorrido los lideres y lideresas nos advirtieron de la condición de seguridad a la que estaba expuesto el municipio, sin embargo a manera personal, todos quisimos continuar, ya que esa es la realidad y que es importante acompañar en esas situaciones, asumir como ellos lo hacen día a día. Un día después de nuestro recorrido se hizo el Consejo de Seguridad por parte de la Presidencia de la República, precisamente por la carente seguridad territorial, hay una gran emergencia.
*La presencia de los grupos paramilitares, Ejército de Liberación Nacional, y Disidencias de las FARC ha generado una reconfiguración de poder territorial por vía armada y, por ende, un recrudecimiento de la violencia; la reconfiguración de poder territorial genera que las economías ilícitas de las cuales se nutren los grupos armados y las mafias estén a toda máquina, y las personas ante el incumplimiento del Estado en la implementación del Plan Nacional Integral de Sustitución se han visto en la obligación de volver a sembrar, también por el hostigamiento y presión que estos grupos hacen contra ellos y la resistencia que evidentemente tienen contra la sustitución.
En el municipio de San Pablo para el año de 2016 tuvo a 1003 familias vinculadas al Plan Nacional Integral de Sustitución de Cultivos y alrededor de unas 1.119 hectáreas sembradas de coca según el Informe 23 de la UNODC, para el 2020 han sido 430 hectáreas erradicadas manualmente voluntariamente y 413 hectáreas que hoy en día siguen sembradas. Pero, según la UNODC también dice que el 71% de la población dentro de los acuerdos ha recibido la asistencia técnica para sus proyectos productivos y de sustitución de cultivos y que 981 familias han recibido el Plan de Asistencia Alimentaria.
A pesar de esas alentadoras cifras en el papel, la realidad es otra: en todas las veredas que estuvimos la comunidad manifestó que no han cumplido con absolutamente nada y eso evidenciábamos, no más en las carreteras en pésimas condiciones, no hay puestos de salud y las escuelas que vimos estaban en muy malas condiciones. En cuanto a la sustitución de cultivos de coca, no hay mayor avance, pues en San Pablo se ve claramente esta problemática, cuando se camina alrededor de unas 5 horas hacia el interior de la Serranía se dibujan en las faldas de las montañas, grandes, medianas y pequeñas extensiones de cultivos de coca aún.
En algunas de las entrevistas con Presidentes de Junta de Acción Comunal de las veredas, manifestaron reiteradamente que el gobierno no les ha cumplido con el $1.800.000 que prometieron para empezar los proyectos de Asistencia Alimentaria, también a muchos campesinos que se acogieron al PNIS, pidieron insumos y dinero para cierto tipo de cultivos como café, cacao, y máquinas para poder procesar y sacar productos terminados, es la hora que tampoco han recibido nada, sólo mallas para hacer cercos, por cierto de muy mala calidad, puntillas y clavos y tras del hecho todo lo que llevan es con sobre costos absurdos, “En eso es que se roban la plata” decían. Los funcionarios del PDET ofrecían el asesoramiento técnico para sembrar yuca y arroz, y les cobraban a parte los viáticos de los funcionarios, cómo decían uno de los habitantes de Las Colinas: “¿Cómo para qué carajos necesitamos nosotros asesoramiento en cosas que hemos venido cultivando toda la vida? Enséñenos a sacar chocolates, productos terminados de café, dulces, alimentos, golosinas, pero no lo que hemos hecho toda la vida”.
Los que tuvieron la oportunidad de recibir alguno que otro animal como cerdos o vacas, dijeron que llegaron muy mal de salud y que de eso no queda absolutamente nada. También denuncian que a las familias que por una y otra razón pudieron tener algo del dinero para los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, los $12.000.000, las dejaron solas a la deriva sin ningún tipo de asesoramiento y este ha sido el blanco de personas que han vuelto a cultivar coca, o utilizaron el dinero para desplazar los cultivos de coca, “la gente no supo qué hacer con el dinero, si gastarlo en lo que ya tenía o pagar deudas, pero no para desarrollar su proyecto, con el miedo de que no saliera adelante”.
Por otro lado, el tema de las fumigaciones con glifosato. San Pablo y otros municipios del Valle del Río Cimitarra han sido históricamente azotados por las fumigaciones con glifosato en los años 90 y la primera década del 2000, y denunciaban que en el Gobierno de Iván Duque fueron blanco del Ejército y Policía Antinarcóticos para hacer erradicación manual forzada, hubo muchos enfrentamientos con la Fuerza Pública, hostigamientos, abuso de la autoridad donde incluso les robaban animales y parte de sus cosechas de cultivos de pan coger. Hasta unas semanas antes de nosotros hacer el recorrido, nos denunciaban que el Ejército los seguía hostigando. Durante el recorrido tuvimos la oportunidad de hablar con la madre de un niño que tiene una discapacidad motora y cognitiva, ella asegura que dentro de los exámenes que le han realizado al niño, se encontró que su condición era dada porque ella cuando estuvo en gestación tuvo que vivir la aspersión de glifosato como muchas otras mujeres, y se sabe de muchos casos de niños con malformaciones en sus rostros, en sus manos y pies, se conoció de mujeres que tuvieron abortos espontáneos, las personas empezaron a presentar brotes en la piel, y problemas respiratorios, incluso animales en estado de gestación perdieron las crías, se contaminaron muchas fuentes hídricas y dejaron estériles muchas zonas donde antes se sembraba, es por eso que el campesino también se ha visto en la obligación de deforestar para poder sembrar y comer ante tanto abandono y represión.
Dentro de todas las conversaciones que tuvimos durante este develador recorrido pude recoger algunas de las propuestas de los campesinos y Juntas de Acción Comunal para la reformulación del PNIS y el nuevo enfoque que debe tener la política de drogas, pues para hablar de paz total en estos territorios, primero hay que hablar de: presencia estatal con todo lo que implica a nivel político, social, económico y a nivel de seguridad territorial, hay que hablar del desmonte de las estructuras armadas persistentes en el territorio y por ende, la intervención de economías ilegales e ilícitas que genera la reconfiguración y formación de nuevos grupos al margen de la ley, si no, este país jamás verá paz total y completa, solo vestigios e intentos fallidos. Hay que ponerle lupa a esto y trabajar de la mano de las comunidades más afectadas, ellas ante estas adversidades saben perfectamente el territorio que quieren y requieren para salir adelante, a pesar de tantas problemáticas, son personas muy trabajadoras, soñadoras, alegres y sonrientes, seres tan dignos y amorosos, sin duda alguna lo merecen todo.
Propuestas y conclusiones de las mesas de trabajo y entrevistas a líderes y lideresas de San Pablo
Dentro de las mesas de trabajo se tocaron temas relacionados con la niñez, jóvenes, mujeres, economías locales, problemáticas sociales, económicas y políticas, entre ellas, especialmente siempre se habló del tema de los cultivos de coca y el narcotráfico, y el tema del cuidado del medio ambiente como un tema transversal.
Para recoger las conclusiones y sus puntos de vista, la última pregunta que realizaba era: ¿Qué le diría a este nuevo Gobierno del Pacto Histórico para cambiar toda la situación de violencia y conflicto que hoy en día su territorio padece?
Las conclusiones que pude recoger entre grabaciones, insumos y el compartir de experiencias fueron las siguientes:
Se le pide al gobierno del Pacto Histórico en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez que:
- Como punto de partida, se haga la creación de la Reforma Agraria Rural Integral y Popular, y claramente que se les tenga en cuenta en su creación.
- Se le cumpla a las familias que ingresaron al PNIS, a las 1003 familias que para ingresar tuvieron que arrancar sus matas, su sustento y entre el abandono estatal, el incumplimiento del Estado, se encuentran hoy en día hostigadas por los grupos armados, presionándolas para que cultiven y no sigan con el proceso de sustitución, se encuentran hoy en día entre el abandono e incumplimiento y las necesidades básicas que necesitan satisfacer y sólo pueden hacerlo por medio de estos cultivos, si no hay otra opción.
- La Fuerza Pública deje de hostigar y amedrentar los diferentes caseríos y veredas de San Pablo.
- Se les tenga en cuenta en la construcción de paz, ya que el proceso de la ACVC y ZRC se han encomendado a esa tarea históricamente, son gestores y conocedores de su territorio y es importante que, dentro de los Diálogos Regionales Vinculantes con los grupos armados, se les reconozca participación.
- Dentro de los PDET y el PNIS (O que en la nueva política de drogas que venga) se tenga en cuenta a los raspachines y personas que trabajaban cocinando y haciendo otras labores en los cultivos, se ha proliferado una gran cantidad de cultivos ya que vieron que no fueron tenidos en cuenta en el PNIS, ni en los proyectos PDET, y que de pronto al tener cultivos, si puedan llamar la atención del gobierno para acceder a estos programas y otros más.
- Priorización en la atención e integración social de niños, niñas y adolescentes pues al no haber un sistema de educación fortalecido con educación primaria y secundaria, los NNA optan por trabajar desde muy temprana edad en los cultivos de coca, estas dinámicas no permiten que el municipio avance y siga sumida en las mismas dinámicas de conflicto.
- “Vender más cómodo pa poder vivir tranquilos”, esto hace referencia en primer lugar al tema de las vías que están en pésimas condiciones y los campesinos no tienen la forma de sacar sus productos por los altos costos y la carencia de transporte. Se hace un llamado grande a la Alcaldía Municipal a que cumpla con lo que se comprometió en campaña.
- Crear Cooperativas para la compra de cosechas, incluso si es de coca, el campesino necesita una priorización dentro del mercado y que se le asegure la compra de la cosecha de lo que venda, esto como una propuesta dirigida a la sustitución de cultivos transitoria, en aras de construir confianza con el nuevo Gobierno y que los campesinos no se queden sin su sustento de un día para otro.
- Exista una verdadera voluntad política para generar todos estos cambios.
- Que la Sustitución se dé de manera voluntaria, no se le puede venir a exigir al campesino que ha sido tan atropellado por todos los actores armados incluido el Estado, hay que reconstruir tejido social, hacer un proceso de reconciliación y atención a víctimas, y una comprensión de la situación que se vive día a día en los territorios, para forjar lazos de confianza y empezar con un nuevo proyecto de sustitución. No más represión y hostigamientos contra el campesinado.
- Para quienes no vean una opción de la sustitución de cultivos, pues para nadie es un secreto que la hoja de coca le ha dado con que vivir a muchas familias y que hoy en día es supremamente difícil decir que un cultivo de aguacate, cacao, café les va a generar los mismos ingresos, en Colombia se debe optar y dar un viraje hacia la Sustitución de los usos de la hoja de coca. En países como Perú y Bolivia la hoja de coca es utilizada como suplemento alimenticio, pues posee otros alcaloides supremamente benéficos para la salud y la alimentación, se debe incursionar en el uso culinario, medicinal e industrial de la hoja de coca y darle la oportunidad a estas cooperativas y asociaciones campesinas para que encabecen y se empoderen de estos procesos productivos.
- Es necesario hacer un censo completo de cultivadores y trabajadores de la coca y se les dé opciones para todas y todos, pues personas no se acogieron al PNIS o simplemente no pudieron porque no dejaban ingresar personas que no tuvieran cultivos propios generó que las condiciones no fueran iguales, esto terminó en desplazamiento de cultivos, nuevos cultivadores y resiembra.
- Atención y priorización las comunidades cocaleras que se encuentran acorraladas por parte de los grupos armados, pues hostigan a quienes estén apoyando la sustitución de cultivos, dan incentivos económicos a quienes continúen con la siembre, si se rechaza el dinero o hay resistencia ante la siembra los grupos armados estigmatizan a las personas y arremeten contra ellas.
- Que los funcionarios del programa PDET sean personas, técnicos y profesionales que realmente conozcan el territorio y sepan las dinámicas existentes, profesionales que están totalmente desconectados de las realidades que estas comunidades atraviesan no permite que prosperen los planes, ni se den los insumos correctos. Esto genera tropiezos dentro de la implementación de los planes de desarrollo.
- El monitoreo de la sustitución de cultivos debe hacerse de la mano de las personas conocedoras del territorio, no por entidades externas y extranjeras que no conocen el territorio y solo generan cifras, sin análisis, ni intervención social.
- Satisfacción de necesidades básicas de servicios públicos, alcantarillado y puestos de salud en las veredas.
En conclusión, a grandes rasgos se pide al Nuevo Gobierno ponerle lupa a la reformulación de los planes que pretenden construir paz territorial, que el dinero de la implementación llegue efectivamente a las comunidades que más lo necesitan. Que se le de un viraje urgente a la política de drogas, y tome un enfoque verdaderamente territorial, diferencial, y de priorización para el campesinado, pues no pueden seguir existiendo poblaciones inmersas y sumergidas en el conflicto, por otro lado, hablar de paz en los atriles y en ruedas de prensa. Si este gobierno quiere generar un verdadero cambio en estos aspectos, la paz se debe construir en el territorio con el territorio, no desde escritorios y oficinas en Bogotá.
Nuevamente, agradezco enormemente la oportunidad de asistir a este maravilloso encuentro, son muchos los recuerdos que me llevo conmigo siempre, y que este aporte de crónica, artículo, o como le quieran decir, refleje la situación que viven estas personas y se ponga real atención a las comunidades que han tenido que resistir en medio del conflicto.
¡VIVA LA ZONA DE RESERVA CAMPESINA!
Maria Francisca Perdomo Herrera, Politóloga e Internacionalista, Investigadora del Observatorio de Conflicto y Posconflicto de la Corporación Nuevo Arcoíris
Imágenes de Maria Francisca Perdomo Herrera
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[1] ACVC-RAN (2016) Comunidades en medio del conflicto. Memorias campesinas en el valle del Río Cimitarra 1996-2016. Pg: 85
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