La primera gran conclusión resultante del precitado Informe es que por lo menos será necesaria otra generación de mujeres para que se pueda alcanzar por parte de ellas, la paridad de género. Factor importante para esta situación es lo ocurrido con la pandemia por COVID-19, que según los analistas del FEM, ha llevado a que el pretendido cierre de la brecha de género en el mundo haya aumentado en una generación de 99,5 años a 135,6 años.
Precisamente, con respecto al tema de la pandemia, el Informe señala que la emergencia sanitaria y el impacto económico global que ella trajo, afectó principalmente a las mujeres, lo que hizo que se reabrieran parcialmente brechas que ya se habían cerrado.
En la primera dimensión analizada por los investigadores, (Oportunidad y Participación Económica), la brecha de género existente es la segunda más grande de las cuatro dimensiones rastreadas en el Informe. En números, esa brecha se ha cerrado en un 58% y aunque ha habido en este ítem una mejora marginal desde la última medición previa a ésta, los miembros del FEM calculan que su cierre definitivo tardará aún 267,6 años más.
En la fase actual de mitigación de la pandemia, los expertos estiman que aumentaron las brechas de género en participación laboral desde el momento que estalló la emergencia sanitaria y que, a nivel mundial, la brecha de género se estima entre un 1% y un 4% más amplia de lo que se informa, de acuerdo con los datos preliminares derivados de proyecciones sin tener todavía definidos los impactos reales y completos en la economía como consecuencia de la pandemia.
Con referencia al segundo punto valoración y evaluación (Logro Educativo), la brecha de género está casi cerrada, evidenciándose según el FEM el cierre del 95% a nivel mundial, habiéndose ya conseguido la paridad en 37 países. Sin embargo, la parte final en la búsqueda de este cierre definitivo, que en el Informe lo llaman “la última milla”, avanza lentamente y por eso se estima que se requerirán otros 14,2 años para cerrar por completo esta brecha.
En el tercer parámetro evaluado (Salud y Superviviencia), se informa que hay un cierre de la brecha de género del 96%, sin definirse aún el tiempo que se espera demandará ese cierre definitivo.
Y con respecto a la cuarta dimensión evaluada (Empoderamiento Político), esa sí es la dimensión que sigue siendo la que tiene la brecha de género más grande, habiéndose cerrado solo un 22% hasta la fecha, habiéndose inclusive aumentado 2,4 puntos desde la última medición antes de la del 2020. Por ejemplo, de los 156 países que hicieron parte del análisis del Informe, las mujeres representan solo el 26,1% de cerca de 35.500 escaños parlamentarios y ocupan la dirección del 22,6% de los más de 3.400 ministerios en todo el mundo.
Otro resultado que confirma que esta última dimensión mantiene la brecha más grande es el hecho que por ejemplo en 81 países de los 156 analizados, nunca una mujer se ha desempeñado como jefa de Estado, por lo menos al corte del 15 de enero de 2021. Por esas razones, entre otras, el FEM calcula que se van a requerir 145,5 años para poder lograr la paridad de género en la participación política.
Cuando se hace un análisis simultáneo de los resultados en las cuatro dimensiones aquí mencionadas, se puede observar que si bien tanto para la educación como para la salud hay mayor progreso en el cierre de la brecha de género que en la economía y la política, la pandemia todavía vigente generará importantes implicaciones a futuro en el avance del cierre de la brecha en cada uno de estos ámbitos, pero también de manera específica en temas como la calidad según los ingresos, la geografía, la raza y el origen técnico.
Dejando un poco de lado el difícil presente y aún sombrío futuro que tienen las mujeres en su búsqueda del cierre de la brecha de género que hoy existe y se vislumbra aún para varias generaciones en el mundo, existe otro tema de igual connotación que merece especial atención en Colombia.
De acuerdo con un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OCDE, anuncia que Colombia es uno de los países más desiguales en estos tópicos de América Latina y resalta que el tema es tan grave que la pobreza en este país se perpetuará aún por más de 10 generaciones.
Aunque el informe para febrero de 2022 de la OCDE revela que existen aspectos positivos que muestran reactivación económica tras el descalabro mundial generado por la pandemia por COVID-19, se infiere también que el panorama económico de Colombia visto desde la óptica de esta Organización, muestra que, para las familias colombianas pobres, el futuro no es nada favorable porque su pobreza actual será heredada y la padecerán de manera constante aún por sus tataranietos. En otras palabras, la escasez de recursos que hoy tienen los pobres en Colombia, según la OCDE, continuarán con ellos por 10 generaciones más.
Según Jerns Arnold, quien es economista principal de la OCDE en Colombia, manifestó profunda preocupación frente al hecho que este país tenga “uno de los niveles de pobreza, desigualdad de ingresos e informalidad del mercado laboral más elevados de América Latina, lo que también afecta a las futuras generaciones”.
De igual forma, impacta mucho que este tipo de estadística venga siendo una constante desde el año 2018, lo que indica que en estos 4 años en Colombia se viene siendo señalada que la pobreza se hereda hasta por 11 generaciones, siendo mayor a la situación de Brasil (9), Argentina y Chile (6).
Frente al tema laboral, la OCDE resalta que en este país el 60.9% de los trabajadores “están en una situación de informalidad laboral, la cual los excluye del acceso a la seguridad social y reduce la productividad y los ingresos tributarios y que la mitad de la población de 65 años no recibe ningún tipo de pensión”. Así mismo, informa que “la deserción escolar aumentó especialmente en menores que pertenecen a entornos socioeconómicamente desfavorecidos”.
Así las cosas, ambos informes, tanto el del FEM como es la de la OCDE pronostican escenarios sombríos: el primero establece que en el mundo se van a requerir aún muchísimos años para que las mujeres logren cerrar las brechas de género en las cuatro dimensiones valoradas y el segundo dice que las familias colombianas pobres seguirán siéndolo por 11 generaciones más en este país. Esos panoramas, tanto el mundial como el colombiano, invitan a la reflexión que debe conllevar a actuar con inmediatez por parte de quienes tienen la responsabilidad en los países de generar el direccionamiento y el desarrollo de las políticas públicas en el mundo y obviamente en Colombia.
Mientras no se logre priorizar en el mundo las políticas más efectivas necesarias para cerrar cuanto antes las persistentes brechas de género y en Colombia la ruptura de la cadena generacional que hoy tienen en frente las familias pobres de este país, tanto las mujeres del mundo como las familias colombianas en esa condición, parecerían estar “Condenadas y sin salida” de sus actuales lamentables condiciones.
Ulahy Beltrán López, Médico Cirujano, Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Especialista en Seguridad Social Latinoamericana. Ha sido: Vicepresidente de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), Consejero Nacional, Departamental (Atlántico) y Distrital (Barranquilla), de Seguridad Social en Salud, miembro de juntas directivas de IPS privadas y de Empresas Sociales del Estado, asesor en salud de la Contraloría General de la República, gerente de Empresas Sociales del Estado. Actualmente: docente universitario, columnista en medios impresos y virtuales, consultor y asesor en servicios en salud, editor de NOTAS DE ACTUALIDAD EN EL SECTOR SALUD. Todas las columnas del autor encuéntrelas en https://ulahybeltranlopez.blogspot.com o solicítelas al contacto: [email protected]
Foto tomada de: Eltiempo.com
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