Aunque la Coalición de la experiencia (hoy Equipo Por Colombia), dice ser del centro derecha, pocos lo creen. Las tres coaliciones son variopintas, no hay homogeneidad, se parecen o son afines dentro de ellas, pero a veces no hay consistencia. Pertenecen a diferentes partidos, las militancias son disímiles, las ejecutorias van en contravía de algunos socios. Y han tenido dificultad para construir las plataformas ideológicas, excepto el pacto Histórico que ha sustentado propuestas en las plazas públicas. Más empatía y animosidad han encontrado los del Pacto Histórico, con los ciudadanos concurrentes a los actos públicos.
Dentro de las tres coaliciones, con 17 candidatos, saben que se necesitan en esos colectivos hacia la consulta popular interpartidista, para concurrir y definir un candidato porque las integran partidos y movimientos pequeños o renacidos, en una de ellas, y los otros porque son exgobernadores o exalcaldes que pretenden zafarse de sus partidos como una impostura, y deben proceder a ajustar las futuras eventualidades gubernamentales si ganan: asuntos de mecánica electoral. En el fondo están jugando a un proceso de tres vueltas, aunque constitucionalmente solo se necesitan dos.
Siempre ha habido coaliciones o alianzas. Pero ahora se volvió prácticamente indispensable la urgencia y necesidad de armar coaliciones previas, esto se explica por la crisis y desmoronamiento de los partidos políticos que se fueron deshaciendo por el clientelismo, la corrupción, los escándalos nacionales que les hizo perder legitimidad y por el incumplimiento crónico de los programas ante las bases. También por la desideologización de estos partidos y la subsumición o incorporación a dos gobiernos de reelección que personalizaron a sus bases adscribiéndolas a los presidentes omnímodos, fuertes entre los años 2002 y 2018, fueron 16 años donde se acabaron de desdibujar los partidos entregados a dos liderazgos fuertes que los “doblegaron” y personalizaron (Uribe Vélez y Santos Calderón).
El pluripartidismo colombiano desde el año 2002 se concentró en una persona, Álvaro Uribe Vélez, recién elegido, y luego reelecto; posteriormente se presentó una fractura interna casi consecuencialmente con el triunfo del uribismo en el 2010, al salirse Juan Manuel Santos, de la órbita del sometimiento a su padrino político que le propicio la votación; empezó a gobernar sin ataduras, además se hizo reelegir; así, varios partidos políticos en esos 16 años fingieron ser del centro político, y eran de derecha. El presidente J.M. Santos hizo un esfuerzo por canalizar varias acciones dentro del marco de la Tercera Vía, una tendencia europea del centro político. Las otras formaciones pluripartidistas se coaligaron en dos bloques de movimientos alternativos, reciclados, nuevos o marginados de otras jornadas electorales: el Polo Democrático, de izquierda; y el Partido Verde, de centro derecha ,con algunas figuras de centroizquierda.
Los partidos políticos que se autoproclaman del centro político surgen más en los sistemas de partidos pluripartidistas; claro no florecen en los sistemas monopartidistas o en los bipartidistas, por obvias razones. Pero en Colombia el pluripartidismo consagrado en la Constitución de 1991, artículos 107 y 108, fue un festín de personerías jurídicas y de avales, que sirvió para fomentar las alianzas de liberales y conservadores rebautizándose con nombre atractivos, pero era el mismo bipartidismo disfrazado. Y peor aún, fue un bipartidismo personalizado por dos líderes que tenía la misma raíz liberal, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, que se distanciaron y fueron reelectos, subsumiendo esos partidos transmutados a sus proyectos personalistas, desdeñando la misma presencia de los partidos, usándolos para sí, pero no dejándolos aupar.
Los acuerdos interpartidistas son necesarios cuando un solo partido político no alcanza a lograr el poder, le es imposible ganar las elecciones, necesita aliados y debe transigir con los otros actores políticos. Otra cosa puede ocurrir una vez logre el triunfo y se desprenda de sus aliados para hacer un gobierno de partido o hegemónico. En Colombia el Centro Democrático (C.D) ganó las elecciones del 2018 en junio, y en agosto, con la posesión presidencial compuso un gobierno de partido único, un gabinete que desconoció a quienes lo acompañaron, entregándoles posiciones de segundo y tercer orden. Con el paso de los meses, ante la necesidad de conservar las mayorías en el Congreso les otorgó dos ministerios a los socios de la coalición. Pero el desgaste ante la opinión pública por el cúmulo de escándalos fue de tal proporción que para la elección del año 2022 ni siquiera sus socios gubernamentales de otros años, siendo también de derecha (aunque se maquillen), no quieren presentarse a una consulta con ellos para no sufrir los impactos de un voto negativo.
Entonces hoy, la variedad de consultas y la multiplicidad de candidatos se deben a la efervescencia para reordenar y organizar nuevos partidos políticos, y al vacío de líderes de cobertura nacional. Con el malabarismo de partidos nuevos, otros hechizos, inventados a horcajadas, o renacidos sin alcanzar a rehacerse. El descrédito de los dos partidos tradicionales entre 1848 hasta 1991 por el convivialismo recurrente con fórmulas de consocios, más el deterioro de los partidos transmutados ( 2002 hasta 2018), y la hegemonía de un partido nuevo del año 2014 que, pretendió ser hegemónico, el Centro Democrático ( 2018 hasta 2022), ha llevado a esta calamitosa situación, todo agravado porque el sistema neoliberal hizo crecer la pobreza hasta reventar a inmensos sectores.
Ingresaron como candidatos la semana pasada a la Coalición de la Esperanza, Ingrid Betancourt y Luis Gilberto Murillo. Con ambos se han presentado inconvenientes que agrietan las relaciones e irradian falta de unidad. Ingrid cuyo partido Verde Oxigeno, resucitado también ,se benefició de los efectos de la sentencia SU-257 de la Corte Constitucional, ella empezó como vocera o mediadora para terminar de constituir la coalición, rápidamente se convirtió en candidata, creció ante los medios de comunicación y ahora en los debates reclama que todos deben competir solo por el voto de opinión, impugnando alianzas con sectores de partidos cuestionados, esto puede afectar las relaciones entre los candidatos y conllevar a renuncias antes del 4 de febrero, fecha límite para modificaciones e inscripciones. Quien no renuncie a tiempo, participará y luego no podrá lanzar la candidatura para la primera vuelta, y deberá pagar una sanción pecuniaria, según la Ley1475 del año 2011.
El exministro Luis Gilberto Murillo, del partido Colombia Renaciente, al escuchar la propuesta de reducción del número de candidatos, se marginó y empezó una campaña por separado, este también es un partido nuevo. Una coalición con partidos recién aparecidos, como En Marcha (a lo Macron), Dignidad, de centro izquierda, desprendimiento del Polo Democrático, otros renacidos, el Nuevo Liberalismo , o Verde Oxigeno. Y el Parido Verde que solo lleva 11 años de existencia. Hay además dos candidatos sin partido Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria, quien se distanció de quien impone el manejo del partido liberal. Esto denota la crisis de los partidos que venía dándose. Así, los partidos tradicionales y los aparecidos después del año 1991 no están en consultas de coalición, sus congresistas están desperdigándose, y las selecciones internas las ha hecho por encuesta o por convención o por bolígrafo (imposición).
A estas coaliciones se han presentado disidentes en rebelión o inconformidad para concursar ante el cierre de oportunidades en esos partidos. Como el liberalismo con un manejo cerrado y en contravía de la tradición de un partido que fue ejemplo de grandes reformas sociales, pero después de López Pumarejo, Gaitán y Galán se fue despintando y desideologizando. Mientras tanto los cristianos se definen en una coalición denominada Colombia nos Une, compuesta por los partidos Colombia Justa Libres y el MIRA, candidatos J. Milton Rodríguez y Aydee Lizarazo, pero no se ha resuelto un diferendo con Ricardo Arias Mora. La señora Lizarazo se sumó finalmente al Equipo por Colombia. Desde varios partidos les hacen coqueteos en una especie de cacería de pastores, esta relación iglesias y partidos políticos es malsana, pues altera la correlación de fuerzas y la fe es instrumentalizada. Además, se presentará el otro partido renacido, Salvación Nacional, de corte derechista, con el Señor Enrique Gómez Martínez, descendiente de un expresidente belicoso de la década de los años 50s. De otro lado, Rodolfo Hernández, ex alcalde de Bucaramanga, se presenta como outsider, es un independiente, populista/ trumpista, que ha retado a todos, sin partido y sin coalición, enarbola un discurso contra la corrupción y aparece de segundo en la mayoría de las encuestas. Se prevé que de pasar a la segunda vuelta sería cooptado por el uribismo y el C.D.
La integración de una coalición es previa a la realización de la consulta popular cuando se trata de buscar un candidato único entre varios partidos y movimientos políticos, en los sistemas presidenciales con dos vueltas electorales. Pero si la norma constitucional contempla una sola jornada, la coalición se arma para llegar a la elección con unos acuerdos de gobernabilidad. Estamos hablando de coaliciones electorales para elegir un presidente. Una vez triunfado, si es insuficiente el número de congresistas obtenido, las coaliciones tienen otro carácter, se hacen para obtener mayorías congresionales, acrecer la bancada y apuntalar al gobierno. Hay una diferencia clave entre las coaliciones del sistema parlamentario y las coaliciones del sistema presidencial. Dentro del parlamentarismo cada partido concurre solo a las elecciones para obtener los escaños en el parlamento (Senado y Cámara de los Diputados), y luego presentarse internamente a la elección indirecta del presidente o del primer ministro, conformando el gobierno con pactos entre los partidos y movimientos. Dentro del sistema presidencial es como quedó explicado porque la elección del presidente es directa con voto universal , así no exista el voto obligatorio en algunos países.
Como quiera que los partidos de derecha y los de izquierda no actúan monolíticamente, siempre hay matices y comportamientos disímiles dentro de la estructura de estos partidos, quienes propugnan por salidas o soluciones más moderadas, evitando rupturas o agrietamientos que puedan llevar a una guerra civil o a actos violentos, son vistos como centristas, aunque no se retiren de la militancia en esos partidos.
Y dentro de los mismos partidos políticos tradicionales existen miembros que se distancian de la cúpula dirigente para hacerse llamar de centro. A manera de ejemplo cito un caso invocado por Jean Werner Muller, profesor de política en la Universidad de Princeton, menciona a dos congresistas norteamericanos del Partido Demócrata, a los senadores Kyrsten Sinema, de Arizona, y Joe Manchín, de Virginia, que han obstaculizado el plan de reconstrucción ( Build Back Better), del presidente Joe Biden, se autoproclaman centristas como si el partido demócrata fuera de izquierda.(Müller, 2022)
Si observamos el resultado de muchas encuestas la gente preguntada tiene preferencia por el centro político para poder salir de la polarización, ese es el argumento que esgrimen , o lo dan los analistas. Entonces por qué los candidatos de los partidos de centro no puntean ¿.Podríamos pensar que el anhelo de las personas es salir de la crispación, pero los temas tratados apasionan o mueven el ánimo y van fijando posiciones o criterios para debatir en los medios de comunicación dispersos, y son temas que tocan las fibras más íntimas pues están ligados a lo económico, a los bolsillos familiares y quieren que alguien los defienda con denuedo, entonces el equilibrio que quieren conservar los del centro político, los desdibuja, y pierden arrastre o atracción. Esta demostrado que los cambios efectivos en un país se logran con los partidos de centro izquierda.
Los partidos políticos que se autodenominan del centro-político tratan de ganar las elecciones cuando se unen y actúan en bloque, pero usualmente se dispersan apoyando candidaturas de izquierda o de derecha. Cuando, los centros políticos son afines preparan la ruta para afrontar la campaña y buscar un solo candidato por selección interpartidista. Sino construyen acuerdos previos en una consulta interpartidista o cualquier otro mecanismo, se ven abocados a adherirse en la segunda vuelta electoral al más afín de los que superó la prueba. De esta manera entran en minoría a la coalición de emergencia y son supeditados a imposiciones de gobernabilidad porque disminuyeron la capacidad negociadora ingresando al final de las rondas electorales. Así se atomizaron los centros políticos en las elecciones de Ecuador y Perú del año 2021.
Los partidos políticos de centro surgen en coyunturas especiales y logran desempeñar un papel en medio de la crisis que les permitió su nacimiento, pero son transitorios y si el desgaste es mayor, son deleznables. Miremos 5 situaciones registrables. 1). Si la crisis obedeció al debilitamiento de los partidos tradicionales, los centristas ocupan el lugar de estos porque los otros han perdido credibilidad. 2). Si se trata del fin de una dictadura, los centristas aparecen como bisagra mientras se lleva a cabo un proceso de redemocratización y reaparecen los partidos políticos o se fundan los que van a ocupar los extremos clásicos de Derecha e izquierda. 3). O si los partidos tradicionales dejan de representar a las masas de seguidores por pérdida del rumbo o corrupción de las élites partidistas, y el populismo llena ese lugar, los populistas también se visten del centro; o los centristas marginados actúan después que el populismo ha cumplido un ciclo. 4). Si los centristas han llegado en medio de una crisis que les abrió el camino para la formación de un partido, y una vez lograda la creación de la formación política con escaños en el parlamento, el comportamiento en los debates y la confección de las leyes no es consecuente con las necesidades de los votantes, al ver posturas que se inclinan en alianzas con las derechas, y hacen una oposición cerrera e irracional, viene el desencanto porque los votantes no ven las actitudes de mediación y conciliación para lograr soluciones, antes por el contrario atizan el clima político y la polarización. 5). Si se presenta una situación de convulsión nacional o un hecho extraordinario que mueva los hilos del nacionalismo, y en medio de los debates parlamentarios los centristas no contribuyen a la solución efectiva, y se alían con uno de los extremos para radicalizar el conflicto, van perdiendo el discurso que les permitía presentarse como de centro, entonces son subsumidos por el partido político que acentúo los debates nacionales para cerrar la solución.
La importancia de las coaliciones esta señalada en un ensayo titulado “Los gobiernos de coalición y su incidencia sobre los presidencialismos latinoamericanos: el caso del Cono Sur”, de los autores, Josep Ma. Reniu y Adrián Albala, publicado en la revista Estudios Políticos de México, se nos dice, “Un rápido repaso al panorama gubernamental mundial indica que los países más desarrollados y la mayoría de los países europeos llevan más de medio siglo gobernados por coaliciones, sean éstas mayoritarias o minoritarias, por ejemplo, Alemania, Holanda, Bélgica, Austria, Suiza, Suecia, Noruega o Dinamarca,(…) se ha señalado repetidamente que gobernar en coalición permite expresar mejor los principales valores de la democracia. Compartir responsabilidades de gobierno con otras formaciones políticas supone una apuesta decidida por el pluralismo político, ampliando de esta forma la base social del gobierno. ( Reniu y Albala, 2012).
Bibliografía :
Muller Jean-Werner. “Que significa hoy ser de centro ? “. Columna de prensa publicada en el periódico El País de Madrid. Sección Ideas página 4. política, domingo 9 de enero de 2022.
Reniu Josep Ma y Albala Adrian . “Los gobiernos de coalición y su incidencia sobre los presidencialismos latinoamericanos: el caso del Cono Sur”. Ensayo publicado en la revista Estudios Políticos de México, número 26, versión impresa ISSN 0185-1616. Mayo/ agosto del año 2012.
Alberto Ramos Garbiras,Especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; Magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; PhD en Realidad Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España; ha sido profesor de ciencia política en la Universidad Libre y la Universidad Santiago de Cali. Profesor de las asignaturas derechos humanos y derecho internacional, también de la cátedra de paz, en la Universidad Libre.
Foto tomada de: RCN Radio
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