Es destacable que el presidente Petro eleve el nivel del debate, esté uno de acuerdo o no con sus planteamientos. Es un cambio notable pasar de un presidente como Duque cuyos referentes intelectuales era los 7 enanitos y Blancanieves, a un presidente que aborda debates sobre la riqueza, el valor, la industrialización, entre otros temas.
Es conveniente entonces examinar las afirmaciones de Armando Montenegro que consisten en una crítica a algunas de las propuestas de Petro. Montenegro no menciona cuáles son los economistas modernos que reconocen que el sector terciario crea valor, pero llama la atención la referencia a la noción de valor que usualmente no interesa mucho a los economistas modernos. El valor es una noción desarrollada principalmente por los economistas clásicos -Smith y Ricardo en especial-, criticada y reelaborada por Marx. El primer capítulo de los “Principios de economía política” de Ricardo se titula “sobre el valor” y Marx en los tres primeros capítulos de El Capital, aunque ningún capítulo se llama expresamente el valor, analiza con detalle el valor de las mercancías, lo cual es fundamental para entender su noción esencial del plusvalor.
La teoría neoclásica se enfoca directamente en los precios de los bienes y servicios y no profundiza en el conocimiento de sus fundamentos. Salvo una que otra referencia marginal, en una introducción a la economía como la de Paul Samuelson no se encuentra un desarrollo a fondo de la materia. Montenegro en su artículo tampoco expone explícitamente su noción del valor.
Marx considera que los precios, la expresión en dinero del valor de una mercancía, son una forma del valor: la forma visible, observable, manipulable. Según su concepción en la sociedad capitalista la riqueza está conformada por un “inmenso cúmulo de mercancías” y las mercancías son, en primer lugar, valores de uso, bienes y servicios que satisfacen necesidades humanas de distinta naturaleza, sean necesidades del consumo individual o del consumo productivo. Esta característica es común a cualquier sociedad: la riqueza material está compuesta por la masa de valores de uso disponibles para satisfacer necesidades.
Pero además del valor de uso, las mercancías son portadoras de valor de cambio: tienen un precio que es la proporción con respecto al dinero que permite intercambiarse por otras mercancías. El valor surge de una característica básica de la sociedad capitalista: el hecho de ser una producción a partir de productores privados formalmente autónomos e independientes que están vinculados entre sí por la división del trabajo. No se trata de una producción organizada conscientemente por los seres humanos, ni una división del trabajo que sea el resultado de un proceso planificado de distribución del trabajo entre las distintas ramas industriales.
La sociedad se constituye por tanto a partir de la interacción en el mercado de los productores privados individuales, el trabajo no es directamente social, sino que se hace social mediante la venta y la compra, mediante el intercambio de los productos. En esta forma de organización social, por tanto, el trabajo de los productores aparece bajo la forma del valor (el precio de las mercancías) y de la magnitud del valor (que es una expresión del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción). Las relaciones de producción no son directas, conscientes, sociales inmediatamente, sino indirectas, mediadas por el intercambio.
Los bienes y servicios tienen, por tanto, valor de uso y valor. Los productores no solamente producen los valores de uso (bienes y servicios útiles que satisfacen necesidades), producen también valor. Si se observa por ejemplo las estadísticas del producto nacional o del producto interno bruto, encontramos que el DANE nos ofrece un valor en pesos determinado en un año cualquiera: por ejemplo, en 2016, el producto total fue de 1.450 billones y el valor agregado de 800 billones. El DANE suma la producción en valor, en precios, en dinero, pero el fundamento material es un cúmulo enorme de valores de uso: alimentos, bebidas, camisas, casas, servicios de salud, etc.
De acuerdo con las propias estadísticas del DANE dentro del producto nacional y del valor agregado producido por la economía nacional se encuentra una parte aportada por el sector comercio y el sector financiero. El DANE toma la información de las ventas e ingresos de estos sectores y les resta los costos para encontrar un excedente, una diferencia en dinero entre los ingresos y los gastos. Desde esta perspectiva, “crea valor”, genera ingresos y excedentes tanto el comercio como la banca. Pero resulta evidente que lo hacen de una manera distinta a como lo hacen los sectores que producen bienes y servicios, como la agricultura, la minería, la industria manufactura, la construcción, los servicios de educación, etc.
El comercio no elabora bienes y servicios. Su actividad consiste en comprarlos a los productores y venderlos a los consumidores; dejando de lado algunas actividades en las cuales añade algún valor, como el transporte, el empaque, el almacenamiento, la función principal del comerciante es transferir los bienes y servicios de unas manos a otras. Por su parte, el sector financiero, en su función básica, realiza una tarea de transferencia de dinero de unas manos a otras, de recibir dinero a una tasa de interés y de prestarlo a una tasa mayor, de donde proviene en gran medida su ganancia. Es claro que se trata de actividades que no añaden nuevos productos a la economía pero que, en el marco del modo de producción capitalista, son necesarias para su funcionamiento. Si no se comercializan los productos el sistema no podría funcionar, sin la intermediación financiera tampoco podría operar el capitalismo.
Pero, en sentido estricto, lo que hacen estos sectores es apropiarse de parte del valor producido por los sectores productivos. Lo pueden hacer porque dentro de la economía capitalista realizan funciones necesarias.
La producción capitalista es un proceso en el cual el capital pasa por las fases del capital dinero, el capital productivo y el capital mercancías. La producción capitalista se divide a su vez en diferentes agentes que se especializan en estas funciones, hay una división del trabajo y también una división del producto; existe una pugna por el producto total. Todos son necesarios, pero desempeñan papeles diferentes. Los capitalistas comerciales invierten su capital en la fase de comercialización de las mercancías de capitalistas de diversas ramas de producción; los capitalistas financieros acumulan las reservas en dinero de la sociedad y las destinan a la inversión productiva, permitiendo que capitalistas activos sin suficientes recursos pueden llevar a cabo la producción y la comercialización.
Desde la perspectiva de los capitalistas, la inversión de su dinero con miras a obtener una rentabilidad es igual ya sea en una actividad productiva, en el comercio o en las finanzas. Los capitales se invierten con la perspectiva de obtener una tasa de rentabilidad usual, de lo contrario se apartarían de ciertas actividades.
Por tanto, desde un enfoque global, desde la producción y la circulación, todos participan en la producción de valor y principalmente en la producción de plusvalor. En esto tienen un interés común, extraer la mayor cantidad posible de excedente a partir del valor agregado creado por los trabajadores. Pero al mismo tiempo luchan entre ellos en la competencia directa al interior de las distintas ramas de producción y entre ramas de producción y sectores con el objetivo de quedarse con la mayor parte del plusvalor. Son hermanos en lucha por el botín. De aquí que entre los propios capitalistas se ataquen y critiquen; los capitalistas productivos consideran que el capital financiero no crea valor y aprovecha su poder para exprimirles por la vía de los intereses parte de sus ganancias.
De otra parte, Montenegro en el mismo artículo formula una crítica a los planteamientos en favor de la industrialización.
Montenegro señala que la tendencia de las economías capitalistas, e incluso socialistas, es hacia el incremento de la producción de servicios y por tanto no ve tan relevante las propuestas en materia de industrialización. Utiliza la noción de sector terciario en el cual incluye además de la banca y el comercio, la educación, la salud, el transporte, el gobierno y la justicia, entre otros. Afirma que al aumentar la riqueza las personas destinan una parte cada vez mayor de sus ingresos no solo a productos agrícolas y manufactureros sino, especialmente, a servicios.
La noción de sector terciario y sector de servicios es confusa, no ayuda a entender la estructura y dinámica económica. El incluir el transporte, al mismo nivel de la educación, o el comercio y las finanzas es un indicador de dicha confusión. Me parece que es mejor la clasificación basada en las nociones de Marx: capitalistas productivos, capitalistas comerciales y capitalistas financieros.
El capital productivo no se limita a la producción de objetos tangibles e independientes, que pueden ser almacenadas mientras se consumen; las mercancías son tanto estos objetos como los servicios, es decir actividades materiales que ofrecen un valor de uso, pero cuya producción coincide con su consumo: por ejemplo el transporte, el teatro, la educación, los cortes de pelo, etc. Si se mira el PIB se encontrara que la mayoría de las ramas industriales son ramas productivas de mercancías: agricultura, minería, industria manufacturera, construcción, energía eléctrica y agua potable, comunicaciones, transporte, servicios de educación, salud, turismo, restaurantes, etc. Además, desde la perspectiva capitalista, todos estos son sectores que producen plusvalor.
El motor de la producción capitalista es la obtención de plusvalor bajo diversas formas productivas. Un capitalista invierte allí donde puede obtener excedentes, no importa el tipo de bienes y servicios, por más desagradables y repugnantes e ilegales que puedan ser. En esta perspectiva los capitalistas colombianos invierten tanto en la industria manufacturera como en las demás ramas productivas. Y obtienen ganancias en todas ellas. Su interés no es desarrollar el país, o industrializarlo, su interés es conseguir la mayor rentabilidad para su capital.
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[1] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/armando-montenegro/ideas-de-difuntos/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Bloomberg
jovito acevedo says
El artículo es muy interesante, pero creo que para los no economistas valdría la pena amp´liar mas este tema en el sentido de esclarecer rotundamente si estos sectores no productivos crean o no valor y por qué con algunos ejemplos, mediante el proceso de distribución de las mercancías o la prestación del dinero, o por ejemplo si los accion istas crean valor cuando sus aciiones se valorizan y las venden a un mayor valor del que contienen. Porque la idea del artículo es ilustrar para el conocimiento de las gentes que estan por fuera de las truculencias de los economistas al servicio del capital que derrochan teorías económicas con el fin de que no los entienda sino su grupo académico; es im portante para establecer si la élite económica y politica merece tanto por encima de del resto de la población.