El FEM tiene como objetivo discutir los desafíos a los que se enfrentará la humanidad de 2024 en adelante. Sin embargo, estos desafíos se ven principalmente desde el punto de vista del capital global y cualquier solución política propuesta está motivada por el objetivo de mantener el orden capitalista mundial.
Esto se revela en el Informe Anual de Riesgos Globales del FEM, que lleva a cabo una encuesta a los participantes de Davos. El informe “explora algunos de los riesgos más graves que podemos enfrentar durante la próxima década, en un contexto de rápido cambio tecnológico, incertidumbre económica, un planeta que se está calentando y en conflicto. A medida que la cooperación se ve bajo presión, a las economías y sociedades debilitadas les basta con el más mínimo choque para desbordar el punto de flexión de la resiliencia”.
En lo que respecta a la economía mundial, el informe muestra su preocupación. La crisis del coste de la vida y el estancamiento económico entran en los diez principales “riesgos” para los encuestados en 2024. El informe del FEM dice: “Aunque por el momento parece producirse un “aterrizaje más suave”, la perspectiva a corto plazo sigue siendo muy incierta. Hay múltiples fuentes de continuas presiones de precios del lado de la oferta que amenazan en los próximos dos años, desde las condiciones de El Niño hasta la posible escalada de conflictos activos. Y si las tasas de interés se mantienen relativamente altas durante más tiempo, las pequeñas y medianas empresas y los países muy endeudados estarán particularmente expuestos a la angustia de la deuda“.
El informe llama a esta situación “incierta”, pero lo cierto es que el llamado “aterrizaje suave”, es decir, la expansión económica constante sin una recesión, se limita a la economía de los Estados Unidos, no a otros lugares, al menos entre las principales economías capitalistas avanzadas.
Incluso las perspectivas de la economía estadounidense no tienen mucho que ofrecer, a pesar de la charlateneria optimista de muchas fuentes estadounidenses. “Una recesión en el próximo año parece menos probable de lo que parecía a principios de 2023, ya que las tasas de interés tienden a bajar, los precios del gas han bajado desde el año pasado y los ingresos están creciendo más rápido que la inflación”, señala Bill Adams, economista jefe de Comerica Bank. Pero admitió que los economistas en general “esperan que la economía de EEUU crezca solo un 1 % en 2024, aproximadamente la mitad de su tasa normal a largo plazo, y una desaceleración significativa desde la estimación del 2,6 % en 2023”. Así que no hay recesión en el mejor de los casos, sino un estancamiento virtual en 2024. “Esto es menos una recesión y más una parada de crecimiento”, señala Rajeev Dhawan, economista de la Universidad Estatal de Georgia.
En el resto de las economías del G7, las cosas se ven peor. La economía alemana disminuyó un 0,3 % en 2023 y bien podría sumergirse más este año, con la industria manufacturera alemana contrayendose a una tasa interanual del 6-7%. Tanto la economía francesa como la del Reino Unido se han vuelto negativas en el último trimestre de 2023. Es lo mismo para Canadá y Japón, mientras que Italia se está estancando. Y hay varias otras economías capitalistas avanzadas que ya están en recesión: Países Bajos, Suecia, Austria y Noruega. En las llamadas economías emergentes, muchas se han ralentizado considerablemente desde el comienzo de la recuperación en 2022 después del final de la crisis de la pandemia de 2020.
Las tasas de inflación están cayendo desde sus máximos en 2022 a medida que los bloqueos de oferta y la debilidad manufacturera se recuperan un poco después de que la pandemia mantuviera la oferta y el comercio internacional débiles. Los precios de los alimentos y la energía han caído bruscamente en 2023. Pero el daño está hecho. En promedio, los precios para la mayoría de las personas en el mundo capitalista avanzado han aumentado un 20 % desde el final de la pandemia (y siguen aumentando). Es aún peor en muchos países pobres y en muchas economías de ingresos medios como Argentina (150 %) y Turquía (50 %). Como resultado, los ingresos reales de los hogares promedio han caído desde 2019, provocando la mayor caída en los niveles de vida en décadas. Además, la inflación podría comenzar a aumentar de nuevo como consecuencia de los recientes ataques contra el transporte marítimo en el Mar Rojo, ya que la destrucción de Gaza y de sus 2 millones de habitantes por parte de Israel comienza a extenderse por todo el Medio Oriente, rico en energía.
El Banco Mundial lo resume en su último informe. Puede que no haya recesión en los EEUU, pero “la economía mundial está en camino de su peor media década de crecimiento en 30 años”.
Detrás de esta desaceleración, el Banco Mundial identifica la desaceleración de la inversión productiva de las principales economías en puestos de trabajo que crean valor e ingresos.
Los marxistas añadirían que detrás de esa desaceleración de la inversión está el bajo nivel histórico de rentabilidad del capital mundial (excluyendo a la pequeña minoría de gigantes de la tecnología y la energía).
El Banco Mundial espera que el crecimiento del PIB en la economía mundial crezca solo un 2,4 por ciento en 2024, desde el 2,6 por ciento del año pasado (y eso incluye a la India, China, Indonesia, etc., que crecerán un 5-6 %). Esto supondría el tercer año consecutivo cuyo crecimiento sería más débil que los 12 meses anteriores. “Sin una corrección importante de rumbo, la década de 2020 acabará como una década de oportunidades desperdiciadas”, afirma Indermit Gill, economista jefe y vicepresidente senior del Banco Mundial.
Se esperaba que el crecimiento del comercio mundial en 2024 fuera solo la mitad del promedio en la década anterior a la pandemia. El comercio mundial de bienes se contrajo en 2023, en la primera disminución anual fuera de las recesiones globales en los últimos 20 años. Se proyecta que la recuperación del comercio mundial en 2021-24 sea la más débil después de una recesión mundial en el último medio siglo.
Se esperaba que las economías avanzadas experimentaran un crecimiento de solo el 1,2 por ciento, en vez del 1,5 por ciento en 2023. Muchas economías en desarrollo siguen bloqueadas por “más de medio billón de dólares de exceso de deuda” y la reducción del “espacio fiscal” (es decir, la capacidad de los gobiernos para gastar en necesidades sociales). La inseguridad alimentaria estalló en 2022 y se mantuvo alta en 2023.
El informe del FEM señala el peligro para el capitalismo de lo que llama “polarización social”, en otras palabras, las crecientes divisiones entre ricos y pobres causadas por el estancamiento económico que conduce a la pérdida de apoyo a los partidos pro-capital existentes y sus instituciones políticas.
El informe no menciona el alcance de la desigualdad social en el mundo en 2024. Pero cada año en Davos, Oxfam presenta su informe “alternativo” sobre el estado de la desigualdad mundial. Es una condena asombrosa del fracaso del orden capitalista para satisfacer las necesidades sociales de la gran mayoría de la humanidad. En su informe de este año, titulado “La supervivencia de los más ricos”.
Oxfam señala que la riqueza extrema y la pobreza extrema han aumentado simultáneamente por primera vez en 25 años. “Mientras que la gente común hace sacrificios diarios en cosas esenciales como la comida, los súper ricos han superado incluso sus sueños más salvajes. Solo dos años después, esta década se perfila como la mejor hasta ahora para los multimillonarios, un rugiente auge como en los años 20 para los más ricos del mundo”, dijo Gabriela Bucher, Directora Ejecutiva de Oxfam International.
Durante los años de crisis de la pandemia y del coste de la vida desde 2020, 26 billones de dólares (63 por ciento) de toda la nueva riqueza fueron absorvidos por el 1 por ciento más rico, mientras que 16 billones de dólares (37 por ciento) fueron al resto del mundo juntos. Un multimillonario ganó aproximadamente 1,7 millones de dólares por cada 1 dólar de nueva riqueza global ganado por una persona en el 90 por ciento inferior.
¡Las fortunas de los multimillonarios han aumentado en 2.700 millones de dólares al día! Esto se suma a una década de ganancias históricas: el número y la riqueza de los multimillonarios se han duplicado en los últimos diez años.
Al mismo tiempo, al menos 1.700 millones de trabajadores viven ahora en países donde la inflación está superando los salarios, y más de 820 millones de personas, aproximadamente una de cada diez personas en la Tierra, tienen hambre. Las mujeres y las niñas a menudo comen y viven menos y representan casi el 60 por ciento de la población hambrienta del mundo. Oxfam cita al Banco Mundial: “es probable que estemos viendo el mayor aumento de la desigualdad y la pobreza global desde la Segunda Guerra Mundial”.
Países enteros se enfrentan a la bancarrota, y los países más pobres ahora gastan cuatro veces más en el pago de deudas a los acreedores ricos que en atención médica. Tres cuartas partes de los gobiernos del mundo están planeando recortes del gasto del sector público impulsados por la austeridad, incluidos salud y educación, por valor de 7,8 billones de dólares en los próximos cinco años.
Como de costumbre, el FEM no ofrece en su informe soluciones políticas para revertir o incluso frenar este grotesco nivel de desigualdad, ni siquiera un impuesto sobre el patrimonio. En cambio, el principal problema de riesgo para los encuestados por el FEM es el “clima extremo”. Las consecuencias económicas del calentamiento global y el cambio climático son lo que preocupan a los líderes corporativos y gubernamentales en Davos. Significa daños a los negocios y la infraestructura, y tener que lidiar con millones de personas obligadas a abandonar sus hogares y migrar.
Sin embargo, como mostró la cumbre climática de la COP28, las empresas y los gobiernos no están cumpliendo con los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero necesarios para evitar temperaturas extremas, inundaciones y sequías. Como dijo el informe del FEM: “Muchas economías seguirán en gran medida sin tomar medidas preventivas cara a los impactos “no lineales”: la activación de un nexo de varios riesgos socioambientales relacionados tiene el potencial de acelerar el cambio climático, a través de la liberación de emisiones de carbono, y amplificar los impactos relacionados, amenazando a las poblaciones vulnerables al clima. La capacidad colectiva de las sociedades para adaptarse podría ser sobrepasada, teniendo en cuenta la gran escala de los impactos potenciales y los requisitos de inversión en infraestructura, dejando a algunas comunidades y países incapaces de absorber tanto los efectos agudos como los crónicos del rápido cambio climático“. El capital no puede hacer frente a esta situación.
El mundo experimentó su año más caluroso en 2023, con “registros climáticos cayendo como fichas de dominó” a medida que la temperatura media mundial alcanzó casi 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, según la agencia europea de observación de la tierra Copernicus. Las temperaturas globales promedio durante 2023 fueron más altas que en cualquier otro momento de los últimos 100.000 años.
De hecho, si la élite de Davos mirara debajo de la nieve en su lujoso complejo residencial, encontrarían que la cubierta general de nieve en Suiza ha caído casi 8 puntos porcentuales comparando los promedios de tres años entre las temporadas 2002-03 a 2004-05 con las temporadas 2020-21 a 2022-23. Según un estudio publicado en Nature el año pasado, el número de días de nieve en los Alpes ha caído más en los últimos 20 años que en los 600 anteriores. El esquí de invierno en Davos es ya problemático.
Los científicos han advertido que los eventos climáticos extremos se volverán más frecuentes e intensos a medida que continúe el calentamiento global y que se deben tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en casi un 45 por ciento para 2030 para limitar el calentamiento a un máximo de 1,5 °C. Ahora evoluciona hacia casi 3C. Pero los participantes del FEM no ofrecen soluciones a este creciente desastre, excepto repetir el llamamiento de la COP28 para “una transición más allá de los combustibles fósiles” y con más energías renovables y cooperación global. No se menciona el control o expropiación de las empresas de combustibles fósiles o la planificación global para ayudar a los países pobres con sus desastres ambientales. En cambio, las compañías de combustibles fósiles están en Davos en gran numero para garantizar que se mantiene el “negocio como de costumbre”.
Otros dos problemas preocupaban a los participantes del FEM: la inteligencia artificial y el peligro de que pudiera haber “información errónea generalizada” que surgiera de las máquinas de IA generativa incontroladas; y el creciente número de conflictos armados interestatales en el mundo.
El capital mundial está preocupado por el daño al comercio, la inversión de las rivalidades geopolíticas y la desilusión social causada por la “desinformación” sobre la desigualdad y el crecimiento económico. Pero los participantes están menos preocupados por la pérdida de puestos de trabajo de la IA de franjas de personas trabajadoras o por la horrenda pérdida de vidas y mutilaciones de la guerra Rusia-Ucrania o la destrucción israelí de Gaza; o los millones de personas hambrientas y desplazadas en la guerra civil en Sudán; o el bombardeo de ciudades y personas en Yemen. Pero, por supuesto, les preocupa que las tensiones en relación con Taiwán se convirtan en un conflicto militar directo entre China y los Estados Unidos, lo que amenazaría todo el orden mundial.
¿Cúal es la conclusión del Informe de Riesgos del FEM de su encuesta a los participantes de Davos? “A medida que entramos en 2024, destacamos una perspectiva predominantemente negativa para el mundo en los próximos dos años que se espera que empeore en la próxima década. … La perspectiva es notablemente más negativa durante el horizonte temporal de 10 años, con casi dos tercios de los encuestados esperando una perspectiva tormentosa o turbulenta”.
No es bueno para el capital y aún peor para los trabajadores.
Michael Roberts, habitual colaborador de Sin Permiso, es un economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente: https://sinpermiso.info/textos/davos-y-el-derretimiento-de-la-economia
Foto tomada de: https://sinpermiso.info/textos/davos-y-el-derretimiento-de-la-economia
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