En medio y luego de la fulgurante carrera mediática de PODEMOS, fue lugar común escuchar a despistados militantes, huérfanos de tolda partidista, como asumirse como responsables en sus casas políticas de la marca morada, como si se tratase de una operación de marketing.
Se olvida, casi con ingenua ternura, que si bien somos ciudadanos del mundo en medio de la feroz globalización digital (la Eurasia orwelliana), seguimos siendo hijos de la aldea de Macondo…
Suponer la emergencia del combo de Pablo y su banda, por fuera de la algarabía majestuosa del 15M, no parece tener sentido: sería reducirlos a un Woodstock sin sicodelia y anorgásmico.
La candidez no parece buena consejera para enderezar ( izquierdizar?) los rumbos…y encontrar respuestas a nuevas demandas: se amerita profundizar la disputa semántica y lidiar con el relato hegemónico, porque pareciese que los súbditos del abdicado rey, leyeron con sentido extraño la transición explicada a sus padres.
Habrá que bañarse en otros ríos y que sean otros los bañistas? Sería deseable un nuevo relato en el que el dictador no se muera en la cama sino abatido, y el reyezuelo no se muera de hastío en su trono sino defenestrado y despertado de su letargo histórico, por una multitud que les espeta a unísono, de nuevo, Que se vayan todos..no nos representan!!!?
Que la virtualidad defina la realidad, puede ser una pesadilla que nos recuerda los cien años de soledad de los descendientes de Sancho Panza, esa centuria que va de la República española hasta los hijos de la reina Letizia…
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Jose Miguel Sanchez
Foto obtenida de: Libertad Digital
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