Sin embargo la gran mayoría de planteamientos sobre la pandemia consiste en criticar al neoliberalismo y no al capitalismo, señalando que el modelo neoliberal que desmanteló o limitó los sistemas públicos de salud y deterioró el mercado laboral condenando a grandes masas de trabajadores a empleos precarios o actividades por cuenta propia e informales con bajos ingresos, es el responsable de sus consecuencias económicas. El propio Zizek no hace un planteamiento claro del comunismo que propone y cuando trata de aclarar más bien confunde: “El comunismo que debería prevalecer ahora no es un sueño oscuro sino lo que ya está ocurriendo. El Estado debe asumir un papel mucho más activo”. Es decir, se trata del propio Estado capitalista y cuando pone ejemplo de comunismo se refiere a la coordinación global que hace y debería hacer una entidad como la Organización Mundial de la Salud. Y cuando Butler habla de socialismo se refiere a la social democracia: “La propuesta de salud universal y pública revitalizó un imaginario socialista en los Estados Unidos, uno que ahora debe esperar para hacerse realidad como política social y compromiso público en este país[2]”
Esto coincide con el pensamiento progresista y crítico dominante en muchos países: la crítica se enfoca principalmente en el modelo neoliberal, y especialmente en el papel del Estado, y no en el modo de producción capitalista en su conjunto. Esto se observa también con claridad en el caso colombiano donde la gran mayoría de análisis críticos se enfocan en los resultados de las políticas neoliberales, con énfasis en las políticas de privatización en salud y en las políticas de flexibilización laboral.
Esta concepción considera que el problema de fondo es que se trata de una sociedad de mercado con fallas que no son reguladas adecuadamente por parte del Estado, razón por la cual las propuestas se dirigen a lograr una mayor y mejor intervención estatal para solucionar dichas fallas y lograr un capitalismo bueno, preocupado por las condiciones de vida de la gente y, de su salud. En estos análisis se habla de la desigualdad, de la pobreza, de la informalidad, pero no de la explotación capitalista y de las características de este modo de producción que hace que dichas situaciones sean rasgos inherentes del sistema y no fallas o deficiencias accidentales, que pueden ser resueltas mediante la intervención del Estado.
En un extenso y detallado artículo publicado en Revista Sur titulado “La crisis del neoliberalismo”, Ricardo Chica[3] hace un análisis del tema y sirve de ejemplo de la base teórica de la gran mayoría de analistas críticos y progresistas. Según su concepción el mercado es un mecanismo eficiente de asignación y coordinación de recursos, pero tiene fallas que deben ser resueltas por el Estado mediante diversos instrumentos de intervención. Los neoliberales y los fundamentalistas del mercado ignoran esto o no le dan importancia con lo cual el mercado, a pesar de ser un mecanismo tan maravilloso, conduce a resultados muy negativos como el deterioro ambiental, las crisis económicas, la desigualdad, el desempleo, etc.
Algunas frases de Chica para mostrar su posición:
a. La idea genial de la mano invisible: “El mercado hace posible que agentes interactuando cada cual buscando su propio beneficio sean coordinados por el mercado para beneficio de todos. Esta es la idea genial de la mano invisible que acertadamente captó la esencia del mecanismo de mercado en el capitalismo poniendo en movimiento el análisis de éste en la ciencia económica.”
b. El mejor mecanismo de coordinación económica: “El mercado es una innovación institucional de la importancia del fuego, la rueda, la imprenta, el parlamento, la democracia liberal, el internet; y el capitalismo es una fuerza cuya dinámica ha sacado de la pobreza a billones (sic) de personas. No se ha descubierto un mejor mecanismo de coordinación económica que el mercado.”
c. Sin embargo este maravillo mecanismo tiene fallas: “Pero el mercado no controlado genera, entre otras cosas: catástrofe climática y la depredación, agotamiento y contaminación/destrucción de recursos naturales como el aire y el agua, los bosques y la fauna marina; niveles de inequidad/concentración/exclusión y marginalidad /miseria que se extiende por el tercer mundo (particularmente en África)”
d. Los neoliberales y fundamentalistas del mercado lo fetichizan: “La idea obvia de que el mecanismo de mercado permite el funcionamiento económico, al transmitir información a los participantes coordinando así sus múltiples acciones descentralizadas, es convertida en una fetichización del mercado como el único mecanismo para alcanzar toda forma de coordinación social gracias a su carácter omnisciente, omnipresente y omnipotente”
e. Pero el mercado está sesgado hacia el interés privado: “Casos en los cuales hay una severa desalineación de lo que beneficia a la sociedad y lo que beneficia al individuo erosionan la validez del postulado neoliberal que (siguiendo a Adam Smith) ve el mercado como capaz de conciliar el interés privado y el interés social.”
Esta es una concepción muy extendida entre los economistas y diversos analistas defensores del capitalismo. Nótese como, casi imperceptiblemente, Chica pasa de las virtudes del mercado, a las virtudes del capitalismo y cómo señala la necesidad absoluta de los incentivos del mercado, como si no pudieran existir otro tipo de incentivos para la coordinación de la producción social.
Conviene por tanto darle una mirada a las características y fundamentos de esta concepción para lo cual recurriré a uno de los mejores exponentes del tema, Paul Samuelson, premio nobel de Economía y autor de uno de los textos de introducción a la economía neoclásica más estudiados en el mundo[4], quien además tiene la virtud de escribir en un lenguaje relativamente sencillo. Lo que dice Chica es básicamente lo mismo que Samuelson ha enseñado a sus estudiantes desde hace décadas. Intentaré presentarlo en una forma muy resumida citando al propio autor.
Las maravillas del mercado y sus fallas
Samuelson nos explica que toda sociedad debe tomar tres decisiones económicas básicas: 1) ¿Qué producir?; 2) ¿ Cómo producirlo; 3) ¿Para quién producirlo? Señala que hay dos grandes formas de hacerlo, una mediante el mecanismo del mercado y otra mediante la dirección o planificación estatal. “El sistema de mercado es un sistema en el cual las decisiones son tomadas en mercados donde individuos o empresas acuerdan voluntariamente intercambiar bienes y servicios, usualmente por medio de pagos en dinero”. “Una economía de mercado es un mecanismo elaborado para coordinar personas, actividades y negocios, mediante un sistema de precios y mercados. Es un aparato de comunicación para unir el conocimiento y la acción de miles de millones de individuos diversos, sin inteligencia central resuelve problemas de producción y distribución que involucran billones de variables y relaciones desconocidas”. Y afirma Samuelson que nadie diseñó el mercado y “funciona notablemente bien”.
En las sociedades capitalistas la mayoría de decisiones económicas son tomadas a través del mercado. ¿Quién responde las tres preguntas fundamentales, qué, cómo y para quién en una economía de mercado? Respuesta: “ningún individuo u organización o gobierno es responsable por resolver los problemas económicos en una economía de mercado. En cambio, millones de negocios y consumidores se involucran en un comercio voluntario, intentando mejorar sus propias situaciones económicas y sus acciones son coordinadas invisiblemente por un sistema de precios y mercados. Sin dirección centralizada ni coerción estas actividades económicas son coordinadas a través del mercado. Millones de mercancías son producidas por millones de personas cada día, voluntariamente, sin dirección, control o un plan maestro”.
Dice que en un sentido general “los mercados son lugares donde compradores y vendedores interactúan para establecer precios a intercambiar bienes y servicios; hay mercados para todo, hay mercados centralizados como el mercado de acciones o descentralizados como es el caso del mercado de trabajo. Los precios representan los términos en los cuales las personas y las firmas voluntariamente cambian diferentes mercancías. Adicionalmente los precios sirven como señales para los productores y consumidores. Si los consumidores quieren más de algún bien el precio subirá, enviando una señal a los productores de que se necesita más oferta. Precios más altos tienden a reducir las compras para consumo y a estimular la producción; precios más bajos estimulan el consumo y desestimulan la producción. Los precios son el timón del mecanismo del mercado. Balancean todas las fuerzas que operan en la economía y encuentran un equilibrio de mercado entre la oferta y la demanda en medio del movimiento constante”.
Además “si se ponen juntos los diferentes mercados de mercancías y de factores de producción, tierra, trabajo y capital, los mercados trabajan simultáneamente para determinar un equilibrio general de precios y de producción”. Los determinantes esenciales que moldean los mercados son los gustos y la tecnología. “Los gustos innatos y adquiridos que se expresan en los votos en dólares de las demandas del consumidor dirigen el uso de los recursos de la sociedad. Pero los consumidores solamente no pueden decidir que bienes se producirán; los recursos disponibles y la tecnología establecen una restricción fundamental en sus elecciones”.
Dice Samuelson que el orden que se contiene en una economía de mercado fue reconocido primero por Adam Smith quien vio la armonía entre la ganancia privada y el interés público. “Aunque el individuo solo busca su propio beneficio es guiado por una mano invisible para promover un fin que no hacía parte de su intención”.
Hasta aquí el mundo maravilloso del mercado. Pero Samuelson no es ciego, es un observador de la realidad económica y se da cuenta de que las cosas no son como él las pinta. Nos dice a continuación: “Sabemos que existen fallas del mercado, que los mercados no siempre llevan al resultado más eficiente”. La primera falla es que existen monopolios y otras formas de competencia imperfecta. La segunda falla del mercado surge cuando hay efectos adicionales o externalidades, fuera del mercado; por ejemplo, una externalidad positiva es un descubrimiento científico, una externalidad negativa es la contaminación. La tercera falla del mercado surge cuando la distribución del ingreso es política o éticamente inaceptable. Cuando ocurre alguna de estas fallas la doctrina de la mano invisible se rompe.
“Bajo competencia perfecta y sin fallas del mercado, los mercados exprimen tantos bienes y servicios útiles de los recursos disponibles, como sea posible. Pero donde los monopolios o la polución o fallas del mercado similares lleguen a ser dominantes, las destacadas propiedades de la mano invisible pueden ser destruidas”. Y continúa: “en el “mundo real” ninguna economía realmente se ajusta a este mundo idealizado de la mano invisible funcionando suavemente”. Más bien “toda economía de mercado sufre de imperfecciones que conducen a enfermedades tales como polución, desempleo y extremos de riqueza y pobreza.” Además en la práctica no existe la competencia perfecta, todo lo contrario, la competencia es imperfecta. Por esta razón “ningún gobierno en ninguna parte del mundo, no importa que tan conservador sea, deja sus manos fuera de la economía”. En las economías modernas los gobiernos ejecutan muchas tareas en respuesta a las imperfecciones del mecanismo del mercado.
Las actividades estatales para corregir las fallas del mercado se pueden clasificar en tres grandes funciones en una economía de mercado, incrementar la eficiencia, promover la equidad y fomentar la estabilidad macroeconómica y el crecimiento. “Los gobiernos incrementan la eficiencia promoviendo la competencia, frenando externalidades y proveyendo bienes públicos. Los gobiernos promueven la equidad utilizando impuestos y programas de gasto para redistribuir el ingreso hacia grupos particulares. Los gobiernos fomentan la estabilidad macroeconómica reduciendo el desempleo y la inflación, al tiempo que estimulan el crecimiento económico mediante la política fiscal y la regulación monetaria”
El mercado y la equidad
Como vemos el mercado a pesar de sus extraordinarias virtudes tiene serias fallas incluyendo una distribución inadecuada del ingreso según sus propios defensores. Los mercados pueden ser eficientes, dice Samuelson, pero no generar una distribución equitativa:
“Los mercados no producen necesariamente una distribución justa del ingreso, una economía de mercado puede producir desigualdades de ingreso y consumo que no son aceptables por el electorado.” “¿Por qué podría el mecanismo de mercado producir una solución inaceptable a la pregunta de para quién? La razón es que los ingresos están determinados por una amplia variedad de factores, incluyendo el esfuerzo, la educación, la herencia, los precios de los factores y la suerte. La distribución de ingresos resultante puede no corresponder a un resultado justo. El gato de un hombre rico puede beber la leche que un niño pobre necesita para estar saludable. ¿Ocurre esto porque el mercado está fallando? En absoluto, porque el mecanismo del mercado está haciendo su trabajo, poniendo los bienes en las manos de aquellos que tienen los votos en dólares. Si un país gasta más fertilizando sus prados que alimentando a los niños pobres, este es un defecto de la distribución del ingreso, no del mercado. Incluso el sistema de mercado más eficiente puede generar gran desigualdad” (p. 39).
Esto suena muy extraño: el mercado funciona eficientemente pero pueden producir desigualdades extremas de ingreso, pobreza y miseria. Pero esto no es problema del mercado, es problema de la distribución del ingreso, ¡cómo si el ingreso no hiciera parte de los mercados!
¿Qué puede hacer el gobierno para resolver esta injusticia?
1) Tributación progresiva: poner tasas mayores a los ingresos más altos
2) Poner impuestos sobre la riqueza o sobre las grandes herencias
3) Transferencias a las personas de menores ingresos, como por ejemplo a viejos, ciegos, discapacitados, personas con niños dependientes; esto conforma una red de seguridad para proteger a los infortunados de privaciones.
4) Subsidio al consumo de grupos de bajos ingresos, mediante estampillas de alimentos, servicio médico subsidiado, vivienda de bajo costo.
Esta “teoría”, que primero dice que el mercado es una maravilla y luego señala que esta maravilla genera monopolios, externalidades negativas como la contaminación, desigualdad del ingreso, pobreza y miseria, crisis económicas, desempleo, bajo crecimiento, etc., predomina entre los economistas y mayoría de analistas de la sociedad colombiana y se enseña a todos los estudiantes de economía
El mercado capitalista
Samuelson muy hábilmente enfoca la discusión sobre las formas de organización de las sociedades sobre la distinción entre sociedades de mercado o sociedades dirigidas y deja en penumbra, aunque obviamente no puede ocultarlo del todo, el asunto de las relaciones entre clases y las diferencias en las fuentes de ingresos, el hecho por ejemplo que unos pocos vivan de las ganancias y los intereses y la gran mayoría de los salarios. Samuelson, sin embargo, no explora esta dimensión del capitalismo. Tampoco aborda el tema de la naturaleza del Estado y su dependencia con respecto a los poderes económicos, aunque obviamente las conoce. Presenta al Estado como un actor neutral que evalúa las situaciones técnicamente, con apoyo de los economistas, e interviene para corregir las fallas del mercado.
El modo de producción capitalista se caracteriza sintéticamente por lo siguiente:
1) Es una organización social basada en la interacción de unidades privadas independientes y autónomas que se vinculan por medio de las ventas y compras de mercancías, operaciones que se realizan en el mercado; por tanto, es una sociedad no organizada consciente y planificadamente por parte de sus miembros; la estructura económica es un resultado de dichas interacciones, rasgo que está en la base de la tendencia a las crisis en el capitalismo.
2) Es una organización social donde la fuerza de trabajo se convierte en una mercancía, es decir, donde parte de la sociedad no tiene medios de producción para producir mercancías y solamente cuenta con dicha fuerza de trabajo, que está obligada a vender a los dueños de los medios de producción y del dinero; en esta sociedad la tendencia es a reducir los salarios al mínimo posible.
3) Los trabajadores elaboran todo el producto nacional y el valor agregado en cada año, pero deben entregar a sus patronos una parte enorme, los cuales acumulan por tanto los ingresos y la riqueza de la sociedad. Es por tanto, una sociedad de explotación similar al esclavismo o la servidumbre, pero escondida detrás de relaciones de mercado donde aparentemente contratan personas libres e iguales.
4) La finalidad del capitalismo no es satisfacer necesidades humanas sino obtener ganancias; los capitalistas no producen leche para satisfacer las necesidades de los niños pobres, producen leche para obtener ganancias. Si la leche la compran los ricos para alimentar gatos no es problema de ellos.
5) En la búsqueda de la ganancia los capitalistas compiten entre sí, estimulan un gran desarrollo de la tecnología y capacidades de producción, lo cual conduce a que se desplacen trabajadores y exista siempre una parte de los trabajadores desempleados o por fuera del mercado laboral.
Autores como Samuelson no se preguntan nunca por qué razón existe esta desigualdad en la distribución de las personas en la estructura económica, no indaga por qué hay millones de asalariados y unos pocos capitalistas. Esto para Samuelson es un hecho natural y cuando intenta dar alguna explicación se queda en respuestas pueriles.
La existencia de una sociedad de mercado, no organizada ni planificada, genera consecuencias graves para las clases trabajadoras y para los propios capitalistas en ciertas circunstancias, específicamente en las crisis que paralizan la producción, generan quiebras, aumentan el desempleo, etc. Pero no es un mercado cualquiera, es un mercado capitalista. El Estado efectivamente interviene, y en ciertos momentos históricos debido a circunstancias particulares de fuerza de las clases trabajadoras, adopta medidas para compensar los ingresos y mejorar las condiciones de vida. Pero cuando la fuerza está del lado de los capitalistas estás mejoras tienden a desaparecer. El Estado no es ninguna instancia neutra que busca el bienestar de la sociedad, el Estado está al servicio fundamental del modo de producción capitalista, su finalidad es mantenerlo. Para lograr la permanencia del capitalismo tiene que hacer concesiones a los trabajadores y limitar algunas libertades de los capitalistas, pero siempre conservando su función central.
Cuando pase la crisis sanitaria del COVID-19 puede que haya algunos cambios a favor de una mayor intervención del Estado y de fortalecimiento de los servicios públicos de salud. Pero no habrá cambios de fondo en cuanto a la situación de explotación y de condiciones de vida de grandes masas de trabajadores. La concepción de la mayoría de los trabajadores y sus dirigentes políticos es básicamente la misma de Ricardo Chica, Paul Samuelson o de Stiglitz: el sueño de un capitalismo bueno.
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[1] https://www.sur.org.co/la-filosofia-y-el-coronavirus-un-nuevo-fantasma-que-recorre-el-mundo/
[2] https://www.lavaca.org/notas/el-capitalismo-tiene-sus-limites-la-mirada-de-judith-butler-sobre-el-coronavirus/
[3] https://www.sur.org.co/la-crisis-del-neoliberalismo/
[4] Samuelson, Paul y William Nordhaus, Economics, McGraw-Hill-Irwin, 17 edición, 2001.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Elblogsalmon.com/
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