Las tensiones también se presentaron en el Partido Liberal. Por lo pronto se apartaron de la lista Horacio Serpa Uribe que había sido tres veces candidato presidencial y había obtenido siendo la cabeza de lista en el año 2014 la mayor votación individual en dicho partido y también se apartó Juan Manuel Galán hijo del inmolado candidato presidencial asesinado en el año 1989, Luis Carlos Galán. Ambos hicieron públicas sus críticas a César Gaviria por la manera cerrada y sin ninguna consulta como decidió armar la lista al Senado de la República. En esta ocasión la cabeza de lista decidida por Gaviria es un joven barranquillero actual representante a la Cámara, Mauricio Gómez Amín, quien es de la cauda electoral de Álvaro Antonio Ashton, barón liberal del Atlántico recientemente detenido por orden de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia acusado de nexos con el paramilitarismo. En los primeros renglones Gaviria colocó representantes a la Cámara jóvenes que aspiran ahora al Senado de la República y dentro de la lista se mantienen viejas figuras clientelistas con las cuales pretende mantener su bancada que actualmente está constituida por 16 senadores de 102 que tiene esta corporación.
Los Ni NI es decir los Verdes, el Polo democrático y Compromiso Ciudadano decidieron finalmente presentar dos listas al Congreso. La lista verde la encabeza Antanas Mockus ex alcalde de Bogotá y dos veces candidato presidencial que entra y sale del Verde de acuerdo a los vaivenes de la coyuntura política. En esta lista se acomodaron los aspirantes del ahora candidato presidencial por esta corriente, Sergio Fajardo. Y en la lista del Polo democrático finalmente se decidió que sea encabezada por Jorge Enrique Robledo precandidato que declinó para adherir a Sergio Fajardo. Esta lista recibe el refuerzo de Robledo pues el Polo Democrático se ha debilitado por las purgas internas la última de las cuales fue la salida de su última candidata presidencial, Clara López Obregón.
La “lista de la decencia” estará encabezada por el escritor Gustavo Bolívar y allí confluyen los partidos políticos Alianza Social Independiente, Maíz, Unión Patriótica, Progresistas, Fuerza Ciudadana y cuenta con el respaldo de los precandidatos Gustavo Petro, Clara López y Carlos Caicedo.
La lista del Partido de la Unidad Nacional, Partido de la U, será encabezada por el senador Roy Barreras. Este partido que es el que tenía la mayor bancada en el Congreso -22 senadores- y es el Partido del presidente Santos, está muy debilitado no solo por la baja popularidad del presidente sino porque están detenidos los dos principales electores los senadores Miguel “Ñoño” Elías y Mussa Besaile además de Martin Morales con lo cual sumaron tres senadores detenidos por nexos con los grupos paramilitares y/o por delitos relacionados con la corrupción. Este partido no ha decidido aún ningún respaldo a la presidencia de la República.
Por su parte el Partido Conservador se jugó por poner en su cabeza de Lista a Miguel Gómez Martínez de la casa política de los Gómez Hurtado herederos políticos de la derecha más radical de Laureano Gómez. Y el Partido Cambio Radical quien también sufrió sus debates internos puso a la cabeza de su lista al Senado a un personaje gris y a pesar de su juventud mañoso que encarna los más viejos vicios de la politiquería, responsable en buena medida del hundimiento y las modificaciones regresivas de los proyectos que buscan su aprobación para la implementación de los Acuerdos de Paz, Rodrigo Lara Restrepo quien actualmente funge como presidente de la Cámara de Representantes.
Los grupos cristianos en esta ocasión y contrario a lo que habían mostrado cuando adhirieron al NO en el plebiscito del 2 de octubre del año 2016 y que fueron decisivos para que ganara en el plebiscito con la bandera de la condena a la llamada ideología de género inexistente en los Acuerdos de Paz, en esta ocasión, se fragmentaron. Un sector decidió concurrir a las elecciones con banderas propias en el movimiento Colombia Justa Libres con un ingrediente importante y es el de poner en primer término los derechos de las víctimas, la reivindicación de los derechos de los campesinos y la salud como derecho fundamental. A la cabeza de esta lista respaldada por una buena cantidad de iglesias cristianas está el pastor John Milton Rodríguez. El sector de la Iglesia Carismática Internacional que abandonó al Uribismo se adhirió a Cambio Radical y a la candidatura presidencial de Germán Vargas Lleras, Claudia Rodríguez de Castellanos ocupara el segundo renglón de dicho partido. Otro sector mantiene su apoyo a Uribe y allí se destacada el pastor Miguel Arrázola de la ciudad de Cartagena y en Barranquilla otro pastor, David Name Orozco apoya a Alejandro Ordoñez mientras Viviane Morales también opuesta a los acuerdos de paz e impulsora de un referendo discriminatorio contra las minorías sexuales se mantiene como candidata al senado por el Partido Liberal. Como se observa la fragmentación de este sector es evidente.
Finalmente la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC, decidió presentar una lista al senado encabezada por Iván Márquez quien fue el jefe negociador por parte de las guerrillas de las FARC en los acuerdos de La Habana. En esta lista al Senado los primeros cinco renglones corresponden a miembros de la dirección de ésta guerrilla recién transformada en Partido Político.
Quizás los más escandaloso de las listas no sea que una buena parte de ellas están encabezadas por reconocidos barones electorales que en los partidos mayoritarios y tradicionalistas son la mayoría, lo más escandaloso es que de acuerdo con un informe reciente de la Corporación Paz y Reconciliación, 61 aspirantes que tienen las mayores probabilidades de ser elegidos pertenezcan a clanes, es decir, familias con poder político localizado en unos territorios bien demarcados.
Estos clanes han establecido relaciones de poder con grupos de narcotraficantes, usufructúan la contratación pública de entidades públicas nacionales, departamentales y municipales, han establecido o han impulsado organizaciones paramilitares y mantienen un dominio sobre los poderes públicos desde donde realizan alianzas y acuerdos con actores políticos bien enquistados en el nivel central del Estado tanto del poder ejecutivo como del poder judicial. Como muchos de sus principales jefes políticos han sido condenados por estos delitos comprobados por la justicia, se recurre a figuras del Clan para perpetuar y mantener el poder. Frecuentemente son hermanos, hermanas, tíos, primos o figuras emergentes dentro del clan que ya ostentan algún cargo de representación pública y por tanto son ya aceptados como miembros del clan respectivo.
Por ejemplo el clan de los Elías, en el Departamento de Córdoba. Uno de sus patriarcas Ramón Elías Nader fue condenado en el llamado proceso 8000. Ante un magistrado de la Corte Suprema de Justicia confesó que había estado en la nómina de la mafia y que había recibido 515 millones de pesos de la época, a mediados de los años noventa, procedentes del cartel de Cali es decir de los hermanos Rodríguez Orejuela. Otro ejemplo podría ser el clan de los Genecco en el Magdalena o el de los Aguilar en el departamento de Santander o los García en los departamentos de Bolívar y Sucre o los Guerra en el departamento de Sucre o los Araujo en el Departamento del Cesar.
Estos clanes enraizados ya no solo en el clientelismo sino en la delincuencia, la corrupción y en algunos casos en el crimen, han presentado 61 candidatos que tienen las mayores probabilidades de volver ahora en cuerpo ajeno al Congreso de la República. En Colombia no hay delitos de sangre es decir no se puede perseguir a alguien por tener un familiar condenado y en este sentido como lo señala Paz y Reconciliación en su informe los alcances de estos análisis son académicos. Y lo que demuestra en Colombia es el muy bajo nivel de cultura política y una muy débil opinión pública democrática en estas regiones en donde la mayor parte de los ciudadanos respaldan y siguen votando a estos clanes a pesar de las condenas contra sus miembros y ello ocurre porque estos clanes manejan el patrimonio público como recursos privados para alimentar mediante dádivas, puestos públicos, inversiones en obras, manejan una red de clientela que también en algún momento ha contado con actores armados para coaccionar a los ciudadanos para que voten por ellos. Una buena parte de estos clanes respaldan la candidatura de Germán Vargas Lleras y se encuentran en el partido Cambio Radical pero también se encuentran en las listas de los partidos Conservador, Liberal, Partido de la U, Opción Ciudadana. Estos partidos avalan sus candidaturas pues a cambio reciben votos y mantienen su presencia en el Estado. En estos partidos no existen mecanismos para la depuración de las listas y por el contrario como lo hizo Vargas Lleras se dedican a buscar su respaldo a pesar de que muchos de sus integrantes han sido condenados. Mientras no haya una reacción de la sociedad civil en éstas regiones seguiremos viendo como saquean los recursos de la educación, la salud y en general los recursos públicos en su beneficio.
Las dificultades de unidad entre la izquierda y el centro
Como mencionamos antes al tiempo que se definieron las listas para el Congreso de la República se han ido decantando las opciones presidenciales. En la derecha se perfilan dos bloques que concurrirán, si no sucede algo extraordinario, a la primera vuelta presidencial en el mes de mayo. El primer bloque del uribismo lo encabezará quien resulte ganador en una consulta entre Iván Duque recién elegido mediante la metodología de encuestas y Martha Lucía Ramírez y Alejandro Ordoñez. Lo más probable es que estos tres precandidatos realicen una consulta en las elecciones parlamentarias del 11 de marzo. German Vargas Lleras es el otro aspirante de la derecha quien ya se inscribió por firmas y cuenta como hemos señalado con el apoyo de clanes tradicionales en 22 departamentos del país. Los une además de su rechazo a los Acuerdos de Paz una concepción sobre el manejo de la economía de corte neoliberal con anuncios de rebajas de impuestos a los empresarios, el modelo extractivista y retoques sin mucha profundidad a las políticas vigentes en salud, educación y al mismo tiempo los unen fuertes denuncias por corrupción a los gobiernos de los que han tomado parte.
Y para desgracia de los cambios y del momento histórico que atraviesa el país se vislumbran dos bloques de los sectores de centro y de izquierda. Un primer bloque esta ya conformado alrededor de la candidatura de Sergio Fajardo Valderrama que es apoyado por los partidos Verde, Polo Democrático y el movimiento Compromiso Ciudadano. Fajardo fue ungido como candidato por acuerdo de estas organizaciones sin ningún mecanismo de refrendación, simplemente el argumento es que marcha adelante en las encuestas. Una vez seleccionado como candidato Fajardo ha señalado que no concurrirá a ninguna consulta y por tanto se desprende de sus afirmaciones que concurrirá directamente a la primera vuelta presidencial del mes de mayo. Tanto Claudia López como Jorge Enrique Robledo que competían con Fajardo y que terminaron adhiriendo a él, han señalado que no contemplan dentro de su estrategia buscar la unidad con otros sectores del centro y de la izquierda. Al respecto Robledo señaló recientemente “”Coalición Colombia no hará consulta para elegir candidato presidencial el 11 de marzo. Porque Sergio Fajardo ya es nuestro candidato presidencial. Es nuestro derecho. Y es hasta absurdo que con calumnias e insultos quieran obligarnos a `unirnos´ con alguien. Qué unitarios”. En las encuestas este bloque mantiene en conjunto una intención de voto del 25%. La estrategia a mi juicio poco probable que se repita es generar alrededor de Fajardo un fenómeno como el de la Ola Verde en las elecciones de 2010 en que Antanas Mockus logro subordinar a la izquierda en primera vuelta presidencial. Los elementos y la coyuntura no están mostrando estas características y me parece no solo arrogante sino irresponsable desdeñar sin argumentos la posibilidad y a mi juicio la necesidad de una confluencia o coalición del centro y de la izquierda para garantizar que si no se gana en primera vuelta se pueda pasar a la segunda vuelta.
En el otro espectro se mantiene aún la dispersión a pesar de la confluencia de tres precandidatos presidenciales que presentaron una lista conjunta para el Senado de la República y que ante la negativa de Fajardo a concurrir a una consulta se verán obligados a mi juicio a acelerar la búsqueda de un acuerdo para seleccionar a un solo candidato que no solo enfrente a la derecha sino a Fajardo en la primera vuelta. O que lo obligue a él y a su bloque a replantear una estrategia que a todas luces no parece la más adecuada, en las actuales circunstancias políticas del país.
En ese otro espectro en primer término están Gustavo Petro, Clara López y Carlos Caicedo que en su conjunto tienen una intención de voto del 24% en las encuestas. Fajardo directamente le ha dado un portazo al candidato Liberal Humberto de la Calle Lombana de quien ha señalado públicamente que no buscará acuerdos con un candidato de un partido como el Liberal que es corrupto y clientelista. A ello ha respondido de la Calle “Lo que requiere Colombia es consolidar la paz, defender la sociedad abierta y pluralista basada en la no discriminación, derrotar la corrupción y aprovechar el fin del conflicto militar para superar la injusticia.
Eso exige obrar con generosidad buscando sumar voluntades en vez de propiciar divisiones entre quienes estamos del mismo lado. Creo que el doctor Fajardo hace una lectura equivocada. Lo que queremos defender está en riesgo. La división solo favorece a las fuerzas del pasado”.
Así pues la única alternativa que le queda a este espectro al cual habría que sumar a Piedad Córdoba que no registra muy bien en las encuestas para que en las elecciones del 11 de marzo mediante el mecanismo de una consulta abierta los ciudadanos decidan un solo candidato y a esa consulta deberá invitarse públicamente a Fajardo. Si no concurre ellos serán responsables de la división de los sectores de centro y de izquierda. A esa consulta deberá invitarse al candidato Liberal Humberto de la Calle. Esa consulta deberá acordar antes un programa mínimo con temas como la lucha contra la corrupción, la reindustrialización del país, una política agraria en beneficio de la economía campesina, la aplicación y cumplimiento de los acuerdos de Paz, una reforma estructural al sistema de salud y a la educación así como límites al modelo extractivista y medidas de protección al medio ambiente. El costo político de quedarse por fuera de la Unidad y de una convergencia amplia como la propuesta pienso que será muy elevado. Pero se requiere desde ya de la iniciativa de estos sectores para que podamos avanzar en la construcción de la paz y la implementación de los cambios que con urgencia requiere nuestro país.
PEDRO SANTANA RODRÍGUEZ: Director Revista Sur
Bogotá diciembre 14 de 2017.
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