El presidente inició su alocución con un hipócrita homenaje a las víctimas del covid-19, este homenaje, es el intento de lavarse las manos de una crisis sanitaria mal manejada, por cuánto no hay ningún compromiso del gobierno por mejorar las condiciones del sistema de salud pública, como tampoco de proporcionar mejores condiciones de contratación laboral al personal que trabaja en la salud, además de señalar que el plan de vacunación ha estado lleno de engaños, anuncios de cantidades de vacunas que no han llegado, ni de manera oportuna y suficiente, y de crear una falsa sensación de bienestar y avances en el control de la pandemia, cuando en realidad no se ha hecho otra cosa, que privilegiar las exigencias del sector económico, el cual no solamente se ha visto favorecido con generosos auxilios del gobierno nacional, sino que se le han proporcionado todas las condiciones para que los trabajadores regresen, sin la suficientes garantías de bioseguridad en sus puestos de trabajo.
Hablando de un país casi desconocido para la mayoría de los colombianos, el presidente se refiere a la vacunación contra el covid-19 como si tratara se de un programa exitoso, cuando en realidad estamos asistiendo a uno de los países con mayores atrasos en la vacunación de la población. Así mismo, se habla de la reactivación económica en el camino hacia la generación de empleo, mientras que la realidad indica todo lo contrario y hemos visto como el gobierno aprovechado la crisis generada por la pandemia, para diseñar políticas que sólo han favorecido los intereses de los grandes grupos económicos a los cuales se les han entregado generosas ayudas económicas, que no necesariamente se han traducido en la conservación del empleo, y en cambio sí se orientan a mantener los privilegios y las ganancias de empresarios y sector financiero.
Así mismo, olvida Iván Duque en su discurso, qué hace tan sólo unos cuantos días el país asistió a un levantamiento popular, donde distintos sectores, especialmente los jóvenes, levantaron su voz de indignación y rechazo a la grave problemática social y económica que afronta el país y la falta de oportunidades para una inserción que garantice la dignidad y desarrollo pleno de sus potencialidades en la sociedad, igualmente olvida el mandatario, qué ese estallido de inconformidad, fue brutalmente reprimido por la fuerza pública, causando decenas de personas asesinadas y miles de lesionados y detenidos arbitrariamente, lo cual lógicamente provocó el llamado de atención de la comunidad internacional y un informe elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que visitó el país en medio de esas protestas, en el cual se hizo un llamamiento para que el gobierno respetara los derechos humanos y abocara cambios profundos en el manejo de la protesta social e incluso transformaciones de fondo en el actuar de la fuerza pública.
En este mismo sentido, el discurso del presidente, trata de esconder lo que es abiertamente inocultable, la problemática de Derechos Humanos que se vive a lo largo y ancho del país, por cuenta de un recrudecimiento de la situación de Derechos, que algunos sectores han denominado “grave crisis humanitaria”, lo que ha hechos que reaparezcan las masacres, se continúe incrementando incesante el asesinato de líderes y lideresas sociales en zonas de una abierta disputa de los grupos ilegales, así como el asesinato de centenares de firmantes del acuerdo de paz, en medio de una actitud de desconocimiento y negacionismo del conflicto armado, impulsado por el gobierno de Iván Duque, qué trata de hacer creer que no pasa nada, mientras en muchas regiones del país, comunidades campesinas se encuentran confinadas o en condición de desplazamiento, por los graves enfrentamientos entre estos grupos ilegales, o los enfrentamiento que la fuerza pública en su guerra contra los denominados grupos armados residuales. Guerra que, está desarrollada bajo una lógica antigua que ya no dio resultado en el país, del enemigo interno y la seguridad nacional, y con la excusa de guerra antidrogas exigida por el gobierno norteamericano; toda esta guerra, tiene como resultado, el aumento de las cifras de la violencia, y sin que ello signifique, avances significativos en la disminución de producción de hoja de coca, porque como lo han señalado los informes de Naciones Unidas, aunque hay menos hectáreas cultivadas, ha aumentado la productividad por hectárea de este tipo de cultivos de uso ilícito.
No menos importante, es hacer alguna referencia a la forma en que el presidente Iván Duque, le hace el quite a la responsabilidades que tiene el gobierno en la implementación del acuerdo de paz, frente al cual son evidentes los incumplimientos y atrasos a pesar de que de cuando en vez, salen a hacerse anuncios rimbombantes, pero que nada tienen que ver con la implementación del acuerdo en cada uno de sus puntos y en todo caso sin tener en cuenta, ni a las comunidades, ni a las víctimas, ni en la construcción de ejercicios concertados, de esta manera, ni el tema de reforma rural integral, ni las ajustes al tema de fortalecimiento de la democracia, como tampoco, al tema de los derechos de las víctimas, donde ha habido en general, un ataque sistemático de los funcionarios gubernamentales y de importantes representantes del partido de gobierno contra la justicia especial para la paz.
En todo caso es necesario señalar que este discurso entonces, suena arrogante, prepotente, y significa una burla miles y miles de personas, que están afrontando agudas dificultades por cuenta de la crisis social, económica y de Derechos Humanos que vive el país, mientras el presidente, en un gesto parecido al “…de qué me hablas viejo” muestra un país que no es el que viven las mayorías de colombianos y las colombianas.
A esta actitud en el discurso, es necesario tener en cuenta que una vez terminada la intervención en la instalación del Congreso, el presidente, contrario a las palabras expresadas en discurso, haciendo un llamado al diálogo y a la concertación para afrontar los desafíos del país a partir de escuchar las distintas voces, toma la decisión de retirarse del recinto y no escuchar el discurso de réplica de la oposición, lo cual reitera de nuevo, el presidente no escucha y sólo sigue los mandamientos que le dictan los gremios económicos, para los cuales ha gobernado durante estos tres años.
Alfonso Castillo Garzón, Defensor de los Derechos Humanos
Foto tomada de: El Universal
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