Jaramillo dedica muy poco espacio a la exposición de dichas explicaciones -de hecho, el enfoque sobre la economía popular apenas lo menciona- y se concentra en exponer su propuesta conceptual que, de acuerdo con el título, se elabora desde la perspectiva de la “teoría del valor trabajo abstracto”. En el programa de gobierno del Pacto Histórico se utiliza el concepto de economía popular.
En este artículo me propongo comentar el análisis de Jaramillo, tanto en sus implicaciones para el análisis de situaciones concretas, como en lo relativo a la utilización de El Capital como marco teórico de referencia.
Un hecho empírico.
El punto de partida empírico es una observación de un hecho en las formaciones sociales en las cuales predomina el modo de producción capitalista y especialmente en aquellas menos desarrolladas (periféricas las denomina Jaramillo), dentro de las cuales se incluye Colombia. Aunque el capitalismo es el modo de producción dominante, parte de la producción y comercialización se realiza por trabajadores directos que no contratan trabajadores asalariados, es decir, que no compran la fuerza de trabajo de otros trabajadores.
La producción realizada por parte de este tipo de trabajadores es grande, e incluso, según Jaramillo, puede haber aumentado con el desarrollo del capitalismo, aunque en el texto no presenta cifras para sustentar estas afirmaciones. Los datos del DANE muestran que cerca del 50% de las personas ocupadas en Colombia son “trabajadores por cuenta propia” y las estadísticas de Confécamaras y del DANE, indican que más del 90% de las unidades productivas o empresas ocupan menos de 5 trabajadores. Tampoco presenta Jaramillo información sobre la magnitud del producto interno bruto o de la producción nacional elaborado por estos trabajadores directos, por cuenta, propia, que no contratan a otros trabajadores. Ejemplos de estas actividades productivas mencionados por Jaramillo son “el servicio doméstico, las pequeñas reparaciones y el comercio ambulante” (p. 148).
Las definiciones
A este tipo de producción se la denomina de distintas formas, tanto por parte de algunos autores no marxistas como en las estadísticas oficiales: trabajadores por cuenta propia, trabajadores marginales, trabajadores informales, trabajadores de la economía popular.
Jaramillo no está satisfecho con estas denominaciones y dedica unos párrafos a criticarlas (ver páginas 157 a 160). Propone una definición alternativa “forma de producción mercantil simple”, o “economía mercantil simple”, la cual define en la siguiente forma:
“En términos de nuestras categorías, diríamos entonces que una forma de producción mercantil simple se caracteriza porque el trabajo directo es el trabajo propio del agente que transforma la naturaleza; el control técnico y el control económico de la producción los ejerce el mismo productor; el motor de la producción es producir valores de uso que permiten ulteriormente obtener los bienes que van a consumir, y la forma de circulación-distribución es la circulación mercantil” (p. 127)
En el texto se refiere tanto a forma de producción mercantil simple, como a economía mercantil simple y a los agentes de esta forma los denomina “agentes mercantiles simples”. En sus categorías de análisis Jaramillo distingue entre modo de producción, formación social y forma de producción. El modo de producción es una categoría que incluye las distintas dimensiones de una sociedad y no se limita a la estructura económica; consiste en unas relaciones de producción esenciales que no existen puras en sociedades concretas. Marx elaboró la teoría del modo de producción capitalista haciendo abstracción de las formas de producción no capitalistas que persisten y coexisten. La formación social es una sociedad concreta en un período y un lugar específicos; a diferencia del modo de producción que cuenta con una teoría general, la formación social se describe y estudia empíricamente. La teoría del modo de producción capitalista ofrece la teoría que permite guiar las observaciones concretas del capitalismo en distintos países y épocas. La forma de producción se refiere a los procesos específicos de organización de la producción.
En el análisis de Jaramillo la teoría del modo de producción es la expuesta por Marx en El Capital, la forma de producción que le interesa examinar es la forma de producción mercantil simple, en comparación con la forma de producción capitalista y su referente concreto es la sociedad colombiana contemporánea.
La forma de producción mercantil simple tiene algunas similitudes con la economía capitalista, pero una diferencia fundamental: no existe la relación de trabajo asalariado y por tanto, los objetivos perseguidos por los agentes mercantiles simples son esencialmente diferentes a los objetivos perseguidos por los agentes capitalistas.
Dificultades para la descripción y medición
La descripción y medición de este fenómeno presenta dificultades, para las diferentes perspectivas teóricas. Si tomamos como criterio fundamental la existencia o no de contratación de trabajadores asalariados podría ser, en principio, relativamente fácil orientar las actividades de observación (así haya dificultades en las fuentes disponibles); sería agente mercantil simple aquel trabajador que elabora un bien o un servicio, y lo vende en el mercado[2], solamente con su propia fuerza de trabajo y de su familia y la forma de producción mercantil simple sería el conjunto de dichos productores. La economía capitalista sería aquella en la cual la producción se hace contratando trabajadores asalariados, a cambio de un salario, para que produzcan un bien o servicio (o lo comercialicen) con destino al mercado.
Bajo estos criterios, una empleada del servicio doméstico no haría parte de la economía mercantil simple, porque lo que vende es su tiempo de trabajo y no un servicio independiente; es una trabajadora asalariada en una actividad no orientada a la producción del plusvalor sino simplemente a la creación de unos valores de uso. Igualmente se presentan dificultades para incluir en esta clasificación a un trabajador de reparación
De otra parte, una empresa que ocupa un trabajador, en sentido estricto, sería catalogada como capitalista; pero aquí el capitalista (el dueño o patrón) tiene que trabajar a la par con su trabajador, es decir, no puede vivir de la plusvalía: el trabajador no genera un excedente suficiente para que pudiera vivir sin trabajar. Aparece un problema cuantitativo. Jaramillo, por tanto, opta por establecer una escala que va desde el trabajo por cuenta propio solo (o apenas con su familia) a la empresa capitalista de gran dimensión, para lo cual les da peso a factores como la búsqueda de un plusvalor y de acumulación. Esta escala incluye: 1) trabajadores por cuenta propia que laboran solos; 2) trabajadores que contratan a otros trabajadores en pequeña escala, sin que se persiga acumulación y en una relación en la cual no existe explotación; 3) pequeñas unidades de producción en las cuales se genera un excedente cuya magnitud permite liberar del trabajo al patrón, pero en las cuales no hay un objetivo de acumulación; 4) pequeños empresarios que acumulan presionados por la competencia lo que les obliga a crecer; 5) agentes capitalistas, cuyo fin último es la acumulación y la expansión, grupo en el cual a su vez hay también diferentes sub-categorías. Como puede verse, establecer límites concretos para la observación entre estas categorías es difícil; las diferencias más precisas se encuentran entre los extremos.
La observación empírica debería mostrar cuál es la situación en cada mercado en concreto y además determinar el peso cuantitativo en la producción y en la fuerza de trabajo, y las tendencias.
Sobre las relaciones de la producción mercantil simple con los modos de producción
Además de los criterios básicos que permiten caracterizar a una unidad de producción individual, aparece también el asunto de las relaciones dentro de las cuales se inscribe, lo cual contribuye a precisar su naturaleza. Jaramillo menciona que la economía mercantil simple ha existido junto a diversos modos de producción:
Es decir que la economía mercantil simple ha operado como forma de producción, en diversas sociedades que tuvieron como matriz básica otro modo de producción. Parece ser el caso de la artesanía urbana en la economía feudal[3], y tal vez sea el origen de muchas concepciones, explícitas o implícitas, que tenemos al respeto. Probablemente en la sociedad esclavista de la antigüedad clásica, y en las sociedades con un modo de producción asiático, existieron fracciones de la sociedad que operaban como economías mercantiles simples. Esto es importante porque guía la reflexión sobre el desempeño de estas estructuras, en especial acerca de un aspecto que es decisivo: las repercusiones de la instancia económica sobre otras esferas de lo social.” (p. 122).
Tenemos entonces que la forma de producción mercantil simple o la economía mercantil simple ha existido, según Jaramillo, en diversas sociedades en las cuales dominaba otro modo de producción. Su funcionamiento concreto varía entonces según las características de dichos modos de producción.
Sobre las articulaciones con la economía capitalista.
Un trabajador por cuenta propia produce mercancías que vende a otros capitalistas (comerciales o industriales) de mayor tamaño y poder económico; aunque formalmente independiente, termina en la práctica trabajando al servicio de un capitalista que desarrolla ciertas prácticas que permiten controlarlo: a) Mediante crédito, legal o ilegal, para garantizar, por ejemplo, el suministro; b) Mediante manipulación de los precios debido a su poder dominante; c) Mediante restricciones o limitaciones a la venta de sus productos.
En ciertos casos, estos pequeños productores (los campesinos, por ejemplo), están articulados con capitalistas mayores y terminan siendo una especie de trabajadores asalariados disfrazados, a domicilio. Otros trabajadores, por ejemplo, los tenderos, vendedores callejeros (ambulantes o estacionarios) venden productos de las empresas capitalistas, incluso de las más grandes; hacen parte de la fase comercial del capital, en condiciones muy precarias; o los repartidores de comida y mensajeros. Además, hay ciertas actividades que, aunque aparecen como trabajadores independientes son realmente asalariados sin los beneficios de un trabajo de planta.
Lo anterior llevaría a que muchos “presuntos” agentes mercantiles simples realmente fueran en la práctica trabajadores asalariados en proceso o disfrazados; Jaramillo menciona algunos ejemplos de estas situaciones y la distinción que hace Marx en términos de supeditación o subsunción formal o real al capital por parte de los trabajadores.
Todo lo anterior llevaría a la necesidad de depurar la información estadística de manera tal que, probablemente, una parte de los trabajadores por cuenta propia pasaría a la categoría de asalariados (en proceso de transición, disfrazados, etc.) y por tanto se reduciría su peso en el conjunto de la economía.
Es necesario también mirar si los trabajadores por cuenta propia que no contratan asalariados siempre han desarrollado su actividad así (por ejemplo, campesinos), o se trata de asalariados que abandonan o son despedidos de trabajos asalariados. Igualmente es necesario diferenciar los trabajadores por cuenta propia según otras variables como el grado de formación o especialización técnica, que tiene implicaciones sobre los ingresos y la calidad de vida.
Las categorías en transición: unidades productivas con un número muy reducido de trabajadores. En el caso de estas unidades, que Jaramillo expone en la escala mencionada anteriormente, se trataría de formas híbridas o en proceso de transición en algunos casos. Aquellos que emplean muy pocos trabajadores podrían quedarse en la categoría de trabajadores por cuenta propia.
La medición de los anteriores fenómenos serviría para examinar la estructura y las tendencias. Efectivamente, el desarrollo del capitalismo no ha desaparecido estas formas, pero es necesario determinar si se han estancado, están decreciendo o incluso creciendo como menciona Jaramillo.
Competencia y coexistencia
Jaramillo hace un análisis de la competencia y la coexistencia de unidades mercantiles simples y de unidades capitalistas. Señala que en la concepción de Marx y de muchos seguidores se pensaba que el desarrollo del capitalismo llevaría a la desaparición de la producción mercantil no capitalista, como resultado de la mayor fortaleza competitiva por su tamaño, riqueza, y productividad. Sin embargo, el hecho empírico de que muchos han resistido señala la necesidad de indagar sobre las condiciones que lo han permitido.
¿Por qué pueden competir estas unidades supuestamente menos productivas? Jaramillo señala varias situaciones: a) El bajo nivel salarial puede conducir a incentivar que trabajadores se mantengan en la producción mercantil simple o abandonen la relación capitalista con la expectativa de sostenerse en forma independiente; b) No todas las actividades productivas de bienes y servicios tienen economías de escala suficientes para otorgar una ventaja decisiva a los capitalistas; c) Hay bienes, como la vivienda, que tienen algunas características que restringen su producción dentro de marcos capitalistas; d) los trabajadores independientes pueden ofrecer ciertos servicios en forma más flexible, con horarios muy extendidos, con mayor flexibilidad y menores gastos de coordinación; e) relacionado con lo anterior, los trabajadores por cuenta propia puede extender sus jornadas de trabajo lo cual reduce su ingreso por hora, aunque le parezca aceptable en el total (caso de los tenderos, taxistas, por ejemplo); f) el desarrollo tecnológico permite que actividades en pequeña escala puedan usar herramientas modernas.
Se trata por tanto de la lucha competitiva específica, en productos particulares. En cada producto hay una competencia entre productores capitalistas y no capitalistas; el capitalismo, como dice Jaramillo está buscando siempre como expandirse, buscando quitar nichos a los pequeños productores mercantiles simples (sastres, modistas, tenderos, etc.); pero en este proceso encuentra límites que es preciso examinar en cada circunstancia en concreto.
Hay muchas actividades con menores barreras de entrada (lo que no quiere decir que no existan, como bien lo señala Jaramillo) en las cuales buscan obtener un ingreso porcentajes elevados de los trabajadores. En algunos sectores esto conduce a una saturación y a que los ingresos que recibe cada cual en promedio sea muy bajo, pero ante la falta de otra oportunidad de ingresos los trabajadores se mantienen en la actividad por cuenta propia. Además, hay un movimiento permanente de entrada y salida de trabajadores.
La fundamentación teórica
Me parece muy relevante enfocar el análisis de esta producción “no capitalista” en el marco de la estructura y la acumulación capitalista, tanto en términos teóricos como empíricos. El hecho observable es que, en la economía mundial, así como en la economía colombiana domina el modo de producción capitalista, y las formas no capitalistas son objeto de competencia por la producción capitalista al punto de haber desaparecido o no poderse desarrollar en muchas ramas productivas. Aunque en número de trabajadores sea muy alta la proporción de trabajadores por cuenta propia en las cifras oficiales, estos datos esconden probablemente trabajadores que son realmente asalariados bajo condiciones de mayor precariedad y también, en buena medida, son refugio de desempleados. Igualmente, la proporción de la producción de esta forma de producción mercantil simple es mucho menor a la proporción en el total de personas ocupadas. Los datos oficiales no ofrecen una estadística sobre esta situación.
Buena parte de los trabajadores mercantiles simples son, por tanto, explotados por el capitalismo bajo formas salariales distorsionadas; y otra parte de los trabajadores por cuenta propia, como los campesinos, son explotados en sus relaciones comerciales y financieras con capitalistas. Aunque aparentemente muy distintos, hay muchos elementos en común entre estos dos grandes grupos de trabajadores.
Jaramillo fundamenta su explicación teórica en Marx, específicamente en la primera sección del Tomo I de El Capital y principalmente en el capítulo primero. Sostiene que la teoría expuesta en dichas partes del capital es una teoría de una economía (o producción mercantil simple); se trataría de un recurso metodológico especial de Marx que le sirve para comprender aspectos fundamentales del modo de producción capitalista. Señala que no ha existido un modo de producción mercantil simple, pero que empíricamente si existe, y existió en modos de producción anteriores, una forma de producción mercantil simple. Coincido con Jaramillo en que El Capital nos ofrece un conocimiento útil para entender estas formas de producción no capitalista, en la medida en que el capitalismo y estas formas comparten el hecho de ser una producción basada en productores privados independientes, que no se conciertan entre sí, que compiten en el mercado y cuyo producto solamente se socializa mediante la venta y la compra.
No comparto la interpretación que hace Jaramillo sobre las características y el contenido de la exposición de Marx. Jaramillo considera que Marx en estos tres primeros capítulos de El Capital está exponiendo una “economía mercantil simple” o una “forma de producción mercantil simple”; yo considero que Marx está exponiendo una primera dimensión de las relaciones capitalistas de producción: la relación de los productores como unidades privadas formalmente independientes cuyo vínculo no es planificado ni decidido colectivamente sino resultado de la interacción en el mercado, tanto de complementariedad como de competencia. En esta sociedad, cuya máxima extensión solo se ha alcanzado en el capitalismo, el trabajo social no se presenta directamente socializado, no se distribuye abierta y conscientemente entre sus miembros, sino que se presenta oculto bajo la forma del valor de las mercancías.
Esto es lo que Marx expone realizando la crítica de los economistas políticos clásicos: detrás de las relaciones de cambio por medio del dinero lo que existe es una relación de intercambio de los productos y los trabajos de los seres humanos. Al no existir una distribución directa, la distribución se hace por el mecanismo de los precios en el mercado, que es la forma en la cual el productor sabe si ha producido lo suficiente y lo ha hecho al costo social promedio; los productores solamente se enteran de esto cuando llevan sus productos al mercado.
Esto tienen en común tanto los productores mercantiles simples como los productores capitalistas.
Esto lleva a una discusión muy interesante: si El Capital es una obra teórica que explica científicamente el modo de producción capitalista, por qué razón en los primeros capítulos Marx se enfocaría, como sostiene Jaramillo, en explicar una forma de producción no capitalista. De otra parte, plantea un problema: Marx efectivamente conocía la existencia de estas formas de producción no capitalistas, pero en su exposición teórica se concentra en el modo capitalista de producción puro, es decir, en un modo de producción en el cual solo existe la relación social de capital, es decir, la relación entre capitalistas, terratenientes y trabajadores asalariados. ¿Hay aquí un vacío en El Capital?
De otra parte, la economía (o producción) mercantil simple no solo existe dentro del modo de producción capitalista, sino que existió también en el modo de producción feudal, el modo de producción esclavista, y quizá en otros antes del desarrollo del capitalismo. Esto implica que su comprensión exige un estudio de sus relaciones específicas con cada modo de producción.
Sobre la teoría en El Capital
Jaramillo considera que Marx utiliza la categoría de economía mercantil simple o producción mercantil simple, aunque Marx explícitamente no lo hace. Utiliza circulación mercantil simple o circulación directa y circulación del capital, refiriéndose a las dos formas de circulación del dinero.
Marx no dice “circulación capitalista”; al utilizar este término, Jaramillo induce a pensar que la otra circulación no es capitalista. Pero Marx claramente dice que existen las dos formas de circulación en el capitalismo. En los tres primeros capítulos se concentra en la primera forma de circulación, que es la forma que está más a la vista, en la superficie, para los agentes del capitalismo y va a desarrollar elementos fundamentales para la comprensión del capitalismo, como bien lo dice Jaramillo.
Pero en este nivel de la superficie de la sociedad capitalista, que es su práctica cotidiana, hay otra forma que parece contradictoria: es la fórmula en la cual se lanza a la circulación más dinero y en la que por tanto no hay equivalencia: una suma de dinero D se convierte en una suma de dinero mayor D´. Esto lo observa cualquier persona en el capitalismo, sin necesidad de ser capitalista: se trata de la práctica comercial, comprar barato para vender caro, o de la práctica del crédito, prestar una suma con el compromiso de devolverlo con un interés, es decir con un mayor valor. Este mayor valor no se puede generar en la circulación simple de mercancías y además Marx señala que es también la característica del capital industrial: comprar barato (medios de producción y fuerza de trabajo) para vender más caro la mercancía resultante.
Por tanto, en el capitalismo se dan permanentemente transacciones en el mercado en las cuales predomina el cambio de un valor de uso y no se busca la obtención de un plusvalor; el trabajador asalariado vende su mercancía para conseguir dinero para comprar lo que necesita (Jaramillo examina esta similitud entre los trabajadores asalariados y los agentes mercantiles simples); un productor capitalista le compra a otra una materia prima para producir, es decir, le interesa el valor de uso de la mercancía; lo mismo ocurre con la compra de la fuerza de trabajo, al capitalista le interesa su valor de uso; pero también un capitalista vende su mercancía y con la parte de su ganancia compra bienes de consumo de lujo. En todos estos casos hay una circulación mercantil simple.
Marx no está haciendo una teoría de una economía mercantil simple, que como bien lo dice el propio Samuel, no ha existido nunca como modo de producción; ha existido como forma de producción articulada a otros modos de producción dominantes.
Marx comienza su exposición haciendo una abstracción: comienza por la célula de la sociedad capitalista: la mercancía, y por tanto, con una dimensión fundamental pero no la única ni principal del capitalismo: las relaciones de mercado, etc.
Lo que ocurre es que muchos de los rasgos de la circulación capitalista son comunes con la producción por parte de trabajadores por cuenta propia: producen no para satisfacer directamente su necesidad, sino para obtener el dinero que les permita conseguir los bienes de consumo que requieren; están por tanto sujetos a condiciones del intercambio mercantil con todas sus características y consecuencias.
En determinadas circunstancias logran resistir a su desaparición por la competencia, debido a factores como los que menciona Jaramillo: a) productos como la vivienda o los alimentos perecederos no son propicios para el capitalismo; b) hay actividades donde el desarrollo técnico es todavía insuficiente y por tanto no hay grandes economías de escala; c) hay actividades productivas en las cuales las barreras de entrada son relativamente bajas y permiten el ingreso de muchos productores que se reparten el mercado, tocándole a cada uno una parte muy pequeña; d) hay una sobreexplotación propia, una extensión de la jornada de trabajo (tenderos, taxistas); una complementación de actividades e ingresos; una aceptación de un nivel de vida inferior recibiendo ingresos más bajos o intermitentes.
Jaramillo examina también las posiciones que ven a los agentes mercantiles simples como parte del ejército industrial de reserva. Igualmente presenta unas reflexiones sobre la ideología de este sector poblacional. Temas interesantes que abordaré posteriormente.
Me parece que la aproximación de Jaramillo es muy interesante y con mayor capacidad explicativa que los enfoques desde la informalidad o de la economía popular.
La economía popular en el programa de gobierno del Pacto Histórico
En el programa de gobierno del Pacto Histórico se incluye una propuesta denominada pacto con la economía popular. No hay en el programa un diagnóstico ni precisiones conceptuales y se mezclan conceptos: “proponemos un pacto con las economías populares que permita recuperar la confianza en el Estado y construir una sociedad basada en el reconocimiento del trabajo de al menos dos tercios de la población económicamente activa, que realiza su trabajo en la llamada informalidad, de los cuales el 80% trabaja por cuenta propia, principalmente en actividades que no les permiten ganar ni siquiera un salario mínimo mensual.” De acuerdo con esto la economía popular incluye los trabajadores informales y los trabajadores por cuenta propia; no se utiliza el concepto de economía mercantil simple o de producción mercantil simple.
La propuesta es “reconocer” a estos trabajadores que “producen valor social y económico”, lo cual incluye: construir la política pública hacia ellos mediante concertación directa; respetar sus formas organizativas garantizando una participación vinculante; visibilizarlos dentro de las cuentas nacionales; fortalecimiento de la institucionalidad para la promoción y el fortalecimiento de la economía popular y constitución de alianzas público-populares.
Dentro de las medidas de promoción se mencionan las compras del Estado a las organizaciones de la economía popular, acuerdos asociativos de compra de insumos y encadenamientos productivos, creación de líneas especiales de microcrédito y crédito condonable, articulación de las tiendas populares de manera asociativa al sistema de microcrédito público, reemplazo del gota a gota por el crédito público, formación a través del SENA, fortalecimiento de la capacidad organizativa, técnica y productiva.
Estas políticas y medidas deben contribuir a la subsistencia de la economía popular y se menciona específicamente a los tenderos: “salvaguardaremos la pervivencia a las y los tenderos, hoy amenazados por las grandes superficies.”
Convendría que previo a visibilizar la economía popular en las cuentas nacionales se profundizara en su conocimiento y explicación haciendo énfasis en las condiciones de mercado que han permitido su permanencia y en qué condiciones, para lo cual análisis como los realizados por Jaramillo son muy útiles. De otra parte, no sobraría hacer una evaluación del impacto alcanzado por políticas anteriores dado que buena parte de las medidas propuestas ya se han probado en el pasado (crédito, formación, asistencia técnica y organizativa, etc.), aparentemente sin buenos resultados.
________________
[1] Jaramillo, Samuel, Heterogeneidad estructural en el capitalismo: una mirada desde la teoría del valor trabajo abstracto, Ediciones Uniandes, 2021, Universidad de los Andes, Facultad de Economía.
[2] En los ejemplos de este tipo de actividades de producción mercantil simple Jaramillo incluye el comercio ambulante, pero en el análisis realizado en el texto se enfoca en la actividad productiva y no examina específicamente la actividad comercial.
[3] Como ejemplo menciona a los artesanos antes del capitalismo: “En la artesanía urbana europea correspondiente a la transición del feudalismo al capitalismo, sobre la cual Marx hizo algunas reflexiones, había núcleos pequeños de trabajadores clasificados en jerarquías, maestros, oficiales, aprendices que parecen corresponder a este esquema” (p. 158).
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Vivir en el poblado
Deja un comentario