Y quede esto claro: estas elecciones no fueron unas elecciones normales entre dos candidatos. Fueron algo mucho más importante que eso. Fueron unas elecciones para conservar nuestras democracia, para preservar el imperio de la ley, para creer en la ciencia y acabar con la mentira patológica en la Casa Blanca. Y, con una participación que ha roto todas las marcas, el pueblo norteamericano votó por rechazar el racismo, el sexismo, la homofobia, la xenofobia, la intolerancia religiosa y el autoritarismo del presidente Donald Trump. Esas son muy buenas noticias.
Aun así, la verdad sea dicha, los resultados electorales en la Cámara y el Senado fueron decepcionantes. Pese a que Joe Biden ganara en voto popular por más de cinco millones de votos, los demócratas perdieron escaños en la Cámara y, hasta ahora, sólo han cosechado un escaño más en el Senado.
Ahora que comienza el juego de las culpas, los demócratas empresariales están atacando las medidas políticas a las que se denomina de izquierda radical, como Medicare for All y el Green New Deal, como responsables de las derrotas electorales en la Cámara y el Senado. Están completamente equivocados.
He aquí los datos:
112 copatrocinadores de Medicare for All se presentaban a las elecciones. Los 112 lograron su escaño.
98 copatrocinadores del Green New Dealse se presentaban a las elecciones. Sólo uno de ellos perdió la suya.
Resulta que apoyar la atención sanitaria universal durante una pandemia y llevar a cabo inversiones de envergadura en energías renovables, cuando nos enfrentamos a la amenaza existencia para nuestro planeta del cambio climático, no sólo son buenas medidas políticas públicas. También es buena política. De acuerda con una encuesta realizada a la salida de los colegios electorales por Fox News, que no es ningún bastión del socialismo, el 72% de los votantes estaba a favor de cambiar “a un plan de atención sanitaria del gobierno” y el 70% de los votantes apoyaba “aumentar el gasto público en energías verdes y renovables”.
La lección no estriba en abandonar medidas políticas populares como Medicare for All, el Green New Deal, empleos con salarios que dén para vivir, una reforma del sistema de justicia penal y una atención infantil universal, sino llevar a la práctica una agenda que encare la desesperación económica que siente la clase trabajadora, negra, blanca, hispana, asiática e indígena. La gente está sufriendo y pide ayuda. Tenemos que responder.
Por toda Norteamérica, los votantes han dado su aprobación a medidas políticas progresistas que mejoran la vida de millones de personas:
Los votantes de Florida aprobaron una iniciativa para elevar el salario mínimo a 15 dólares la hora.
Colorado votó a favor de proporcionar 12 semanas de permiso familiar con sueldo.
Arizona votó en favor de aumentar los impuestos a quienes ganan más de 250.000 dólares para incrementar la financiación de la educación pública.
Los votantes de Arizona, Montana, Nueva Jersey y Dakota del Sur votaron para acabar con la “guerra contra las drogas” y aprobaron la legalización de la marihuana.
El pueblo norteamericano está asqueado y harto de ver enriquecerse todavía mucho más a los multimillonarios y Wall Street, mientras los veteranos duermen en las calles, se desmoronan nuestras infraestructuras y los jóvenes acaban su formación inmensamente endeudados.
Quieren un gobierno que trabaje por todos, no sólo para unos pocos. Y eso es lo correcto, lo que es moral y, para el Partido Demócrata, esa es la forma de ganar elecciones.
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