El cambio es imperativo en la sociedad colombiana, hay un mundo de autoritarismos, exclusiones y vulneración de derechos por superar, en todos los órdenes: salir del mundo del privilegio y construir un orden democrático donde los derechos son posibles por que hay decisión, trabajo y políticas para hacerlos realidad, eso es lo que se discute ahora con las necesarias transformaciones en los derechos a la salud, la pensión o la justicia tributaria en la que se avanza en la exitosa reforma del año pasado, para mencionar algunos temas que están en la agenda publica y vienen más debates y propuestas de cambio, una agenda amplia y diversa liderada por el gobierno del presidente Petro, que hay voces que critican ese “abarcar tanto…”, pero ese es el mandato y la necesidad de una parte importante de la sociedad, la mayoría, así no se refleje en el estrecho margen con que Petro y Francia Márquez, ganaron las elecciones.
Es cierto que estrictamente este no es un gobierno exclusivamente de izquierda, que ganó una coalición apoyada por sectores del “Centro político”, digamos que personas que no vienen de la izquierda y cuyo concurso fue clave para ganar, eso es así y se expresa en el gobierno y sus dinámicas de discusión y construcción de acuerdos, lo hemos visto en el importante debate y concertación en curso sobre las reformas al sistema de salud, para colocar un ejemplo, este gobierno con clara extirpe popular desde la presidencia y la vicepresidencia, ha logrado concitar otras fuerzas y tienen la identidad de cambio, con que profundidad y en que sentidos, está por verse en la compleja agenda publica en la que trabaja, pero sin duda es para transformar e incluir a amplios sectores sociales hoy excluidos de derechos y de garantías para que su voz y sus aspiraciones legitimas de vida digna, sean parte de la nación colombiana.
El presidente Petro ha logrado incluir en la acción publica a un importante sector del Uribismo, representado por José Félix Lafaurie a la acción de transformaciones en el mundo rural, con la pragmática oferta de comprarles a los ganaderos que tienen mucha tierra, tres millones de hectáreas para cumplir con el punto uno de reforma rural integral, pactado con las FARC y el gobierno del presidente Santos, en el histórico acuerdo de paz firmado en 2016 e igualmente el presidente Petro, incluyó a José Félix Lafaurie en la delegación para los diálogos y la construcción de un acuerdo de paz con el ELN, que bien sabemos es la ultima organización insurgente de nuestro viejo alzamiento armado de los años sesenta.
La semana pasada se firmó en la ciudad de México, en el marco del segundo ciclo de negociaciones, la agenda que va a guiar este importante proceso y allí se establece que este ejercicio de dialogo y concertación de transformaciones se propone aportar al “Acuerdo Nacional”, propuesto por el presidente Petro, acuerdo que está en construcción , pero que debería dejarnos un conjunto de derroteros que cobijen un amplio espectro político, ojalá todo el, alrededor de un conjunto de formulaciones para seguir trabajando por una Colombia en paz y con una democracia de calidad.
La paz de la que participe el ELN, por supuesto que puede ayudar a buscar un entendimiento político donde es clave que entre el Uribismo, hoy con un destacado líder participando de este proceso y es deseable que en ese proceso igualmente participen los que lideraron el proceso con las FARC, como Humberto De La Calle y Sergio Jaramillo, que han levantado voces criticas a lo firmado en México y que han colocado un campo de debate importante a tramitar.
La paz con el ELN, en una dinámica de sociedad, tiene un derrotero definido ya en la agenda firmada, la lógica es la más amplia participación de la sociedad, en su amplia diversidad, buscar transformaciones que sean pertinentes y con esa dinámica de participación y transformaciones tener una visión compartida de lo que debe ser una sociedad en paz y allí estaría un importante insumo para el “Acuerdo Nacional”, que este gobierno quiere dejar instalado en la sociedad colombiana, como un derrotero de acción, no solamente para este cuatrienio sino para un rumbo de actuación del conjunto de la sociedad, es un proyecto ambicioso y necesario, si queremos tener una posibilidad de aunar fuerzas para hacer de Colombia una potencia mundial para la vida y dejar atrás esta historia de violencias y exclusiones que nos han caracterizado en las ultimas ocho décadas.
Luis Eduardo Celis
Foto tomada de: Infobae
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