Ya salieron los voceros y las principales figuras de ciertos partidos a explicar porqué no le caminan a semejante canallada de reforma tributaria. Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, tomó distancia del Gobierno y anunció que no votaría el texto de la reforma porque “es totalmente inoportuna y en contravía del objetivo de recuperación de la economía y empleo“.
En su anuncio, el excandidato presidencial reconoció que a pesar de los ofrecimientos e incentivos (mermelada), la decisión unánime es votar negativamente a dicha reforma tributaria. Para aquellos que insisten en creer, con una alta dosis de ignorancia y candidez que Duque “acabó con la corrupción de la mermelada”, lo expresado por Vargas Lleras señala lo contrario.
Mientras tanto, en las huestes del partido de gobierno, el Centro Democrático (CD), no les quedó otro camino que jugar al policía bueno y al policía malo. Siguiendo al pie de la letra el guión político-electoral, Álvaro Uribe Vélez, propietario de esa colectividad y amo del actuar y del pensar del presidente Duque, señaló que esa “reforma tributaria, políticamente le hace daño al Centro Democrático”.
En lo expresado por Vargas Lleras y el expresidente Uribe Vélez confluye el cinismo de la clase política colombiana que, además de parasitaria, continúa burlándose de los electores. Al informar de los ofrecimientos del gobierno de Duque, Vargas Lleras juega con el electorado al presentarse ahora como un político probo y pulcro y enemigo de la mermelada y las reformas tributarias, cuando recordemos que tanto Cambio Radical como el Centro Democrático apoyaron las dos anteriores reformas fiscales presentadas por Iván Duque Márquez. Y aunque fue conminado a que presentara pruebas del ofrecimiento de la mermelada, todos sabemos que “alias coscorrón” no hará las denuncias que debería de hacer, ante los organismos de control. Así recogió El Nuevo Siglo lo que le mandó a decir a Vargas Lleras el ministro del Interior: “En relación con el trino de Vargas Lleras, el Ministro del Interior dijo que <<si aquí hubiese mermelada, probablemente no estaríamos dentro de estas dificultades…si él tiene alguna información debe denunciarla y acudir a los órganos de control, este es un Gobierno que no está en eso>>”.
Y en relación con lo dicho por el expresidiario y excongresista antioqueño, hay que señalar que el impudor y la contumelia que caracteriza al caballista y ganadero son de marca mayor. Es evidente que Uribe Vélez y su secta buscan engañar a sus electores y al electorado en general, al hacerles creer que han tomado distancia del presidente de la República que él, con el concurso de sus borregos miembros del CD, ayudaron a montar en el 2018.
Este juego impúdico, vulgar, obsceno y escabroso solo es posible que sobreviva en una sociedad con millones de ignaros, iletrados, estúpidos, mentecatos y majaderos que aún creen en promesas de campaña, en particular, cuando la academia y los analistas demostraron hasta la saciedad que los 8 años de Uribe solo sirvieron para concentrar aún más la riqueza y la tierra en pocas manos y pauperizar las condiciones laborales y pensionales de millones de trabajadores en el país.
Héctor Vásquez explica los daños que Uribe Vélez produjo a la clase trabajadora en el país: “Con la reforma al régimen pensional contenida en la ley 100 de 1993, de la cual Uribe fue también principal ponente, se aumentó dos años la edad para pensionarse, se incrementaron las semanas de cotización para acceder a este derecho (300 semanas), y se rebajó la mesada pensional. Antes era posible pensionarse hasta con el 90% del ingreso base de cotización. Después de la ley 100 el tope bajó hasta el 80%. Con la reforma laboral plasmada en la Ley 789 de 2002, su primer año de gobierno, se disminuyó la remuneración que los trabajadores recibían por el trabajo entre las 6 y la 10 de la noche, y por el trabajo dominical y festivo. Con datos actualizados, unos 2.2 millones de trabajadoras formales que laboran después de las 6 de la tarde, y 1.9 millones que lo hacen domingos y festivos, han sufrido una reducción de su salario en 17.2% por la supresión del 35% del recargo nocturno, y en 5.8% por la disminución del 25% del pago en dominicales y festivos diurnos”.
Por lo anterior, no podemos caer en las trampas discursivas en las que Vargas Lleras y Uribe Vélez están intentando hacernos caer, para que en el 2022 el electorado vuelva a votar por el que indique el Gran Capataz. Es hora de despertar y de entender que estas dos figuras representan lo más anacrónico y retardatario de la política colombiana. Junto a ellos, caminan Sergio Fajardo, Martha Lucía Ramírez y Alejandro Char, elevados por periodistas y medios incorporados, como alternativas de poder, cuando lo que realmente representan es a un Régimen tenebroso, ilegítimo y criminal.
Germán Ayala Osorio, comunicador social-periodista y politólogo
Foto tomada de: El Colombiano
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