En su edición dominical, EL ESPECTADOR publica la entrevista que Iván Duque Márquez, nominalmente el presidente de la República, concedió a varios periodistas de esa casa editorial. Haré referencia no al video que muestra a Duque contestando los interrogantes, sino a la nota editada.
Antes de comentar la nota, fruto de la entrevista, debo decir que asumo el ejercicio de ese género desde un sentido crítico con el que se confronta con vehemencia lo que a bien tenga que decir el entrevistado. Lo anterior supone una preparación de los periodistas. No se trata simplemente de hacer preguntas inteligentes o que cuestionen la gestión, en este caso del Presidente de la República, sino de estar atentos a examinar críticamente las respuestas. Al final, creo, que una buena entrevista debe, en precisos momentos, hacer que el entrevistado se sienta incómodo cuando lo que diga, sea cotejado con los siempre tozudos hechos de nuestra realidad, a los que siempre, todo presidente, se inclinará a desconocer.
Iván Duque Márquez y su gobierno en pleno hicieron de la mentira, del cinismo y del uso de eufemismos, una doctrina política con la que no solo salieron al paso a sus críticos, sino con la que buscaron provocarlos, por la mendacidad de las explicaciones y las respuestas dadas.
El editor general de EL ESPECTADOR tituló la nota así: “Hemos hecho más que lo que hizo el anterior gobierno para implementar la paz”. Un título de cita en el que confluyen la impudencia y la farsa con la que Iván Duque “capotió” a los pocos periodistas que intentaron confrontarlo por su nefasta gestión. Es una lástima que los periodistas que escucharon a Duque no hayan sido capaces de recriminarlo por el asesinato sistemático de excombatientes farianos(ya casi 300), las masacres de campesinos e indígenas (van 54 en lo que va corrido del 2021), a lo que hay que agregar los proyectos de ley que congresistas de su secta, el Centro Democrático, presentaron con el objetivo de afectar los pocos avances institucionales, en materia de restitución de tierras, con el fin de dar cuenta del Punto 1 del Acuerdo de Paz de La Habana.
Cuando se lo tocó el tema de la discutida polarización política que, según la derecha existe en Colombia, esto respondió el mandatario:
“…Ahora, uno de los de los debates más polémicos que tuvo el país y que dejó una gran fractura fue el del plebiscito por la paz. Fui defensor del ‘No’ porque creía que se podía lograr un mejor acuerdo, pero nunca hice un ataque personal y siempre me referí a los temas puramente programáticos. Después de los resultados de las elecciones, siempre hablé de la construcción de un acuerdo nacional. Le doy un ejemplo: las objeciones a la Ley Estatutaria de la JEP, fueron a seis artículos de 159. Si se hubiera podido llegar a un acuerdo en uno, dos o tres, hubiera sido también un gran triunfo de unidad en torno a entender una institucionalidad nueva y no quedarnos en esa fractura. Como presidente, lo que ha buscado siempre es tener canales de entendimiento, tanto así que he sancionado leyes que son de iniciativa de la oposición. Ahora, el Gobierno sí estuvo presente para escuchar a la oposición, a través de un decreto del Ministerio del Interior. Siempre hemos tenido la voluntad de escuchar. Estoy convencido de que si tenemos un espíritu dialogante, eso nos ayuda a ser una mejor democracia”.
Los periodistas de EL ESPECTADOR dejaron pasar la gran oportunidad que les dio Iván Duque en la citada respuesta, para confrontarlo y exponer el cinismo con el que se atreve a señalar que es un defensor de la paz de La Habana, cuando todos sabemos de sus ataques a la JEP y a los comparecientes del partido Comunes.
Como un defensor del NO, Duque no puede presentarse como defensor del Tratado de Paz. Al decir que habló de la construcción de un acuerdo nacional, los periodistas de EL ESPECTADOR pudieron señalar que así estaba contemplado en el Acuerdo de Paz y que sus acciones, discursos y decisiones siempre fueron en contravía de unir al país. Bastaba con recordarle cuando objetó varios artículos de la Ley Estatutaria de la JEP. Con esa acción presidencial, demoró la entrada en operación de esa importante y definitiva jurisdicción de paz.
Este provocador profesional y consumado cínico dice que siempre estuvo atento a escuchar a la Oposición. En dos ocasiones, en el Congreso, no fue capaz de quedarse en ese recinto para escuchar las réplicas de sus contradictores políticos. La última vez, fue en la reciente instalación de la última legislatura, el 20 de julio, de donde salió corriendo para no escuchar a los partidos declarados en oposición.
Lástima que EL ESPECTADOR haya dejado pasar la oportunidad de confrontar a Duque. En una de las preguntas, el diario capitalino dice lo siguiente: “La oposición dice que la Colombia que usted retrata es una Colombia irreal. Con esos resultados que muestra, ¿por qué cree que su gestión tenga tan alto índice de desaprobación?”
No señores periodistas, Duque no es que viva en una realidad paralela o en un país irreal, lo que sucedido es que un provocador profesional, un cínico consumado y un magistral mentiroso.
Otro tema en el que EL ESPECTADOR fue incapaz de confrontar las vaguedades de Duque fue el de la visita y el informe entregado por la CIDH. Esto dijo el huésped de la Casa de Nari: “Cuando miramos el reporte, primero dije que hay que recibirlo de manera constructiva, pues la gran mayoría de él es de cosas que ya se están haciendo en Colombia, por vocación propia del Estado y hay otros temas en los que tengo discrepancias. Por ejemplo, a la necesidad de tener una instancia adicional de observación, pues Colombia tiene un sistema de protección y tutelaje de los derechos fundamentales que no tienen otros países. Hay una Defensoría del Pueblo, una Procuraduría y a nivel territorial existen personerías, es decir, una institucionalidad robusta”.
No sé qué produjo esta respuesta en los periodistas que hicieron parte de este monólogo que el diario bogotano presenta como entrevista. ¿Institucionalidad robusta? Cuando todos sabemos que el Ministerio Público está en manos del uribismo. Ahora bien, si el objetivo de los periodistas era dejar claro que Duque miente y poner en evidencia su reconocido cinismo, hay que decir que lo lograron. Pero es un logro a un costo periodístico muy alto, pues quedaron como muy mal ante una opinión pública que espera más de sus periodistas.
Germán Ayala Osorio, comunicador social-periodista y politólogo
Foto tomada de: El Espectador
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