En reciente columna para esta Revista Sur, expresé que, Los tres candidatos y sus posturas populistas , aunque lo niegan y le imputen al otro la conducta populista, no pueden evitarlo si uno analiza algunas propuestas. Federico Gutiérrez, ingeniero sin mayor experiencia administrativa, se considera un político formal por estar rodeado de todos los políticos tradicionales y los clanes regionales, pero es un populista ramplón que además, en parte, copia las propuestas de los demás. Tiene un lenguaje chabacano y miente con desfachatez. Gustavo Petro, un economista con un conocimiento extenso en la problemática social y un programa atractivo en modernización agraria, economía campesina, industrialización, derechos sociales para cumplir, minas y energía, educación, salud, etc., también utiliza un componente populista en el discurso, pero es un populismo constitucional que invoca la materialización de los derechos sociales, y los derechos colectivos, es decir lo esencial de la carta de derechos de 1991 que los gobiernos desde 1992 no han hecho realidad. Y Rodolfo Hernández, muestra un populismo desabrochado donde oferta todo lo que la imaginación y los asesores le soplan, propuestas que despiertan interés en el electorado, pero su fuerte en la consigna contra la corrupción para desmantelar las redes de delincuentes empotrados en la administración pública que han desangrado la hacienda pública en ministerios, alcaldías y gobernaciones. Rodolfo, también copia las propuestas, claramente no estaban inscritas ni escritas en el programa de Gobierno inicial.
La votación de los punteros, Gustavo Petro (8.527.421) y la de Rodolfo Hernández (5.953.199), más de 14 millones 480 mil electores es reflejo del rechazo al establecimiento, al gobierno, a la dirigencia de los partidos tradicionales que ni siquiera tenían candidatos propios, estos dos candidatos desde orillas opuestas criticaban el estado de cosas, señalaban los males y carencias de la sociedad, Petro con una confluencia de partidos y movimientos, presentado como un Pacto Histórico, una confluencia atractiva como expresión alternativa de la política, y el Señor Hernández un outsider, sin partido político, inclasificable , de acento derechista, que rechaza a todos y no quiere dejarse ver con los políticos conocidos. Esa es su encrucijada ahora para poder crecer numéricamente. Esos 14 millones y medio, votaron por la anti política (contra las practicas usuales), y quieren un nuevo país. Otra cosa será las volteretas que los lideres vayan a ejecutar y vendrán los desencantos sino hay coherencia con lo que expresaron durante la campaña electoral. La gente verá cómo se dejan rodear en estas tres semanas y dimanaran los pactos secretos o aviesos.
Estamos viviendo una crisis dentro de la Democracia colombiana, desvencijaron las instituciones, concentraron el poder y sobrevino el desencanto. La concentración del poder, paralelamente la pandemia que hizo brotar o notar todas las miserias de sectores subalternos en situación calamitosa, la reforma tributaria que hizo saltar el estallido social, el frenazo económico y la explosión de nuevas violencias porque truncaron la paz firmada; este cuadro produjo la derrota de la derecha en marzo y en mayo 2022. Pero paradójicamente la derecha extiende sus filamentos para recomponerse con una candidatura indescifrable.
El desinflamiento del centro político obedeció a varias causas que en el curso de los últimos 18 meses fuimos resaltando en columnas de prensa que compilé en un libro titulado, “El Centro Político: Concertación y Dispersión”, y desde el año 2018 elabore reflexiones en el sentido de descodificar los pliegues e intersticios más profundos de los comportamientos en el centro político, afirme desde ese 2018 que, el centrismo se presenta como una opción moderada de hacer política, como los portadores del consenso y de soluciones pactadas. Su inserción en el respeto a la institucionalidad hace a los centristas adoptar actitudes reformistas, contemporizadoras y poco confrontacionales. De esta manera, los militantes de izquierda ven a los centristas como tibios, indecisos y pancistas: querer estar bien con todos. El centrismo lleva a una mixtura ideológica entre la socialdemocracia, la tercera vía y la incorporación de criterios liberales que no rompan con las tradiciones. Los partidos de centro se alimentan de políticas progresistas, moderadas y dentro de los mecanismos de participación establecidos convocan a las acciones menos riesgosas para sus socios en el poder.
Lo más grave es que los de centro derecha y los de centro-centro, a la hora de las definiciones transformadoras o ante una situación de cambio real, se inclinan por la derecha. Y cuando la polarización aumenta desaparece al centro de la atención de los ciudadanos que solo miran a los dos polos enfrentados. (Ramos,2022)
Por las mismas disputas el centro político cerró los espacios de competición, una muestra palmaria es la votación del 29 de mayo, Sergio Fajardo no obtuvo ni la votación de sus coaligados en la consulta interpartidista que lograron más de 2.300.000 votos el 13 de marzo, ni tributaron los partidos que la componían y asistieron a la elección del Congreso. Desde la consulta disminuyó más. Y respecto al año 2018 donde obtuvo 4.602.916 votos en la primera vuelta, hasta este 2022 donde logró solo 888.585 votos. En el año 2018 ocupó el tercer lugar, a 256.153 votos del segundo, Gustavo Petro, que obtuvo 4.859.069 sufragios en esa primera vuelta del 2018, y luego se hizo senador por la ley de la oposición recién estrenada llegando a más de 8 millones en la segunda vuelta, conservándolos y acreciéndolos en el 2022. Esa es la comparación, conservó la votación, mientras Sergio Fajardo decreció, y estaba esta vez acompañado con una importante coalición.
Fueron muchas las dificultades del centro político en su trasegar de dos años, la principal no haberse configurado como tal, fue una agrupación y concertación de voluntades para conformarse pero faltó cohesión ideológica y construcción programática, además la convocatoria se concentró en 7 líderes importantes desde Humberto de la Calle hasta Alejandro Gaviria , pero nunca se hizo un esfuerzo por convocar a los líderes de los movimientos sociales, como sino fueran fuerzas políticas o como si percibieran que todos representaban a la izquierda, esta discriminación no los dejó crecer. Y las disensiones internas, las disputas, los desencuentros no se supieron resolver internamente con mesura, se ventilaron en público perdiéndose la esencia de la conciliación que querían reflejar para superar la polarización. Este centro político inacabado tenía que alcanzar mínimo dos objetivos Vencer la polarización que afecta a los colombianos y que podía impedir que ellos se consolidarán, y desmarcarse, distanciarse del continuismo que representaban otros.
Los centristas se dividen en tres ramas: centro derecha, centro-centro y centro izquierda. En casi todos los países occidentales tratan de caracterizarse actuando con posturas moderadas, por no correr riesgos respecto a la movilidad social lograda, o ante los intereses económicos que han alcanzado. Los centristas de derecha alimentan el discurso político tomando ideas de varias ideologías, se inspiran en temas de ambos lados (derecha e izquierda) atemperando o modulando las temáticas; son descubiertos por los observadores y analistas debido el oportunismo que destilan; la radiografía final es la de: políticos mutantes.
Cuál es la ideología del Centro Político. Los centristas confeccionan un discurso para atraer y usan también, en ocasiones, un populismo moderado. Su mixtura ideológica la transmiten al electorado y seducen a ciudadanos decepcionados del bipartidismo, de otros partidos que han incursionado en el campo político y han fracasado o desengañado a los seguidores; estos ciudadanos ahítos de mentiras, de frustraciones, desencantados, sin norte ideológico creen en las propuestas de centro, pero quedan navegando en la indefinición de una doctrina que no aparece: corren el riesgo de un nuevo desencanto.
El hecho de no decidir la Coalición Centro Esperanza (CCE) una posición colectiva, producto de una discusión en asamblea u otro medio, para acompañar a uno de los candidatos que van a la segunda vuelta (dos candidaturas supérstites de los 8 aspirantes que había), demuestra el grado de desorganización o de inconsistencia orgánica para definir una elección crucial en un momento coyuntural importante donde se evidenció en Colombia la crisis de la Democracia. Disolver la coalición para dejar en libertad, frente a la segunda vuelta electoral, a los lideres de los partidos, es atomizar lo que quedaba del centro político y una irresponsabilidad con la Nación. Se necesitaba una reflexión multilateral de los miembros de la coalición para enfrentar un reto eleccionario ya que en los próximos 4 años el ganador y la nueva coalición que resulte en tres semanas orientará los destinos de un país hecho jirones. Los dos que pasaron a la segunda vuelta, son de ideologías contrarias y había que encontrar la cercanía o proximidad con el programa que se tenía en la CCE.
Que credibilidad puede plantar una coalición que no afronta un momento crucial porque estando unidos podían inclinar u orientar más una votación donde se espera inclusive un nuevo modelo económico, o que al menos se necesita intentar hacerlo. Desunidos es contribuir a la confusión y complejidad de esta elección donde se enfrentan dos candidaturas que lograron el 29 de mayo aunar por separado, más de 14 millones de inconformes, un electorado descontento con el estado de las cosas, con un voto antipolítico y anti-establecimiento. Otro asunto es que luego con las volteretas que sobrevengan protagonizadas por los líderes visibles, los desencanten. Se apartaron y vemos que por un lado Luis Gilberto Murillo, que se desempeñó como fórmula vicepresidencial de Fajardo, se adhirió al Pacto Histórico; y Alejandro Gaviria, ex candidato presidencial, también. Dos posturas coherentes con el programa que tenían. Lo mismo se espera de Galán y el nuevo Liberalismo. Si Sergio Fajardo, Robledo, Cristo, Amaya, toman otro camino, el de Rodolfo Hernández, entrarían en un sendero contrario a lo que pregonaron, siendo incoherentes ideológicamente. Teniendo Fajardo un buen programa de gobierno, harían el aporte a una campaña que no tiene fundamentos programáticos sino consignas y slogan. Pero podrían quedar entrampados más adelante si el Señor Rodolfo Hernández es atenazado por las derechas y no lo dejan moverse al centro, si pretende hacerlo.
Citas.
Ramos Garbiras Alberto . El centro político: concertación y dispersión. Libro de la editorial impre libros. Universidad Libre y Centro de Pensamiento Estratégico. Isbn 978-958-56403-3-2-o. Cali, abril 2022
Alberto Ramos Garbiras, Especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; PhD en Realidad Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España; ha sido profesor de ciencia política en la Universidad Libre y la Universidad Santiago de Cali. Actual profesor de las asignaturas: derechos humanos y derecho internacional y cátedra de paz, Universidad Libre.
Foto tomada de: Semana.com
Ernesto pino says
Excelente artículo que aclara mucho lo que significa el centro político. Interesante el concepto de populismo constitucional. Mi reflexión del significado de populismo en términos empíricos y no académicos : se es populista cuando se prometen cosas que no se pueden cumplir. O se es populista cuando lo prometido efectivamente favorece a un sector significativo de la población al contrario de la mayoría de gobernantes neoliberales claramente decididos a favorecer a las élites y alas grandes corporaciones. A la mayoría de nuestros gobernantes en la historia de Colombia los cobija este refrán : “Prometer para meter y después de haber metido, olvidar lo prometido “. Colofon : todos han sido populistas infames y vergonzantes, astutos, latinos.
Ernesto pino says
Dije ladinos.