Previamente, en 1973 se había publicado un informe acerca del Peak Oil2 y surgía amenazadora la primera crisis del petróleo.
El NSSM, desclasificado el 3 de julio de 1989, analizaba de forma exhaustiva el crecimiento de la población mundial, sus implicaciones a largo plazo —sobre todo para los intereses de los EEUU— y las actuaciones necesarias para evitar males mayores.
¿Por qué los EEUU consideraron de vital importancia el NSSM?
Su ansia por convertirse en la primera potencia industrial llevó al país a invertir en infraestructuras a principios del siglo XX para que el precio de sus manufacturas bajase con respecto a las europeas y dominar así el mercado mundial.
Después, para mantener su nivel de producción frente a los países desindustrializados, todas las potencias industriales comprendieron que era necesario un suministro constante de materias primas. En el caso de los EEUU, su codicia por ser «primus inter pares» le llevó a convertirse en una potencia militar para asegurarse un crecimiento inexorable. Se trataba de bloquear todas las salidas geográficas a los productos europeos y cualquier intento por acceder a las materias primas necesarias que había en China, el sur de Asia y, sobre todo, Latinoamérica. En consecuencia, los EEUU incrementaron sus inversiones en la última para controlar los recursos renovables y no renovables que necesitaban.
La crisis del petróleo en 1973 les recordó que no solo se trataba ya de mantener el control, sino también de evitar que se produjesen revoluciones en sus áreas de dominio. No tardaron en comprender que un crecimiento demográfico desaforado podía facilitarlas. Por tanto, había que evitarlo a toda costa. El NSSM fue la respuesta que ofreció Kissinger al gobierno.
La necesidad de un «ejercicio de memoria»
Nos permitiría constatar que las consecuencias del NSSM han llegado hasta hoy. De hecho, el auge de China, otros países asiáticos y Rusia ha incidido en la pérdida de poder de los EEUU, y el continente europeo ha quedado gravemente afectado por la tensión entre ambos bloques y la falta de voluntad colectiva. Lo estamos comprobando en Ucrania, una de las últimas fichas jugadas en el tablero planetario…
Coyuntura en la que aparece el NSSM
Richard Nixon lo recibió antes de su renuncia como presidente a causa del escándalo Watergate por espiar al Partido Demócrata de su país. También las Secretarías de Defensa y Agricultura, la Agencia para el Desarrollo Internacional y la CIA.
Las causas de su aparición hay que buscarlas en el período previo, muy crítico en los EEUU.
Energéticamente, el Peak Oil significó una clara amenaza con la subida de un 400% del precio del petróleo por parte de la OPEP3, «castigo» que le infligían los países árabes por apoyar a Israel en la guerra de Yom Kippur (1973).
Económicamente, las exportaciones de productos norteamericanos disminuyeron a causa de su encarecimiento.
En política interior, significó el principio del fin del Estado de bienestar, lo que amenazaba la estabilidad interna del país, bastante debilitada por los movimientos contestatarios iniciados en los 1960.
En política exterior, la situación era aún peor. En primer lugar, perder la guerra en Vietnam facilitó el avance de la URSS en la región y neutralizó el acercamiento de Nixon a China. En segundo lugar, la guerra de Yom Kippur, que había enfrentado a Israel con los países árabes liderados por Egipto y Siria, puso en un aprieto a los EEUU, que tuvieron que apoyar al primero. Comprobaron así que no era tan fuerte como siempre había parecido. La consecuencia más importante fue un acercamiento de los países árabes a la URSS. En tercer lugar, Cuba se erigió como modelo para los movimientos revolucionarios latinoamericanos, que empezaron a atentar contra los intereses económicos de los EEUU. Finalmente, la URSS había iniciado su expansión en África.
El objetivo fundamental del gobierno norteamericano era conservar el control sobre los recursos naturales de los países que habían empezado a rebelársele, pues le impedía mantener su hegemonía como primera potencia industrial. El NSSM fue la respuesta de Kissinger.
Contenido del NSSM
Empezaba con un resumen ejecutivo de lo que venía a continuación: un informe dividido en dos partes. En la primera, analizaba la situación demográfica a nivel planetario. En la segunda, presentaba una serie de recomendaciones para contener su crecimiento.
Lo que viene a continuación es una síntesis del resumen ejecutivo y, obviamente, con una perspectiva capitalista.
Tendencias demográficas mundiales
El crecimiento de la población mundial tras la II Guerra Mundial era cuantitativa y cualitativamente superior a la de cualquier época precedente —80 millones anuales frente a los 10 de 1900— a causa del rápido descenso de defunciones y una tasa mantenida de nacimientos.
Dicho crecimiento era mucho mayor en áreas densamente pobladas y con escasos recursos ubicadas en los países pobres, lo cual agudizaba las diferencias entre ricos y pobres. Asimismo, se daba en las generaciones más jóvenes.
Como la aplicación de políticas de fertilidad que redujesen la tasa de crecimiento era muy lenta, urgía introducir políticas más efectivas. Se conseguiría así una demanda menor de alimentos y una mejora en los servicios colectivos (salud, educación, etc.) que implicarían el aumento en inversiones productivas y la aceleración de su desarrollo.
Por el contrario, si no se tomaban medidas, Naciones Unidas (NU) preveía que los 3,6 mil millones de habitantes de 1970 se convertirían en 8 mil millones en 2000. Los EEUU preveían 12 mil millones para 2075. Por continentes, se quintuplicaría en el sur de Asia y Latinoamérica, se septuplicaría en África, se duplicaría en el este de Asia y crecería un 40% en los países desarrollados. La mayoría de demógrafos, NU y el Population Council4 de los EEUU consideraban que el límite máximo para mantener la estabilidad demográfica mundial no debía sobrepasar los 10 mil millones de habitantes, aunque se pudiesen producir y distribuir alimentos para evitar las hambrunas.
Idoneidad de los suministros alimentarios mundiales
El crecimiento demográfico desmesurado tendría un serio impacto en la obtención de alimentos, sobre todo en los países en vías de desarrollo más pobres y de crecimiento más rápido.
Aunque fuese posible una producción agrícola mayor, aumentarían los problemas graves en cuanto a su distribución y financiación. Una mayor escasez, sobre todo en las regiones más pobladas de los países en desarrollo y sin tener en cuenta años con malos cultivos, provocaría malnutrición seguida de muerte. De hecho, ya morían entre 10 y 20 millones de personas anualmente.
Los efectos más graves a corto y medio plazo serían las hambrunas masivas en las regiones más pobres del planeta, agravadas por los efectos de una producción excesiva y las dificultades para convencer a los agricultores de sustituir una agricultura tradicional por otra intensiva y moderna.
Los países superpoblados y de crecimiento desmesurado amenazaban el medio ambiente y la producción agraria a largo plazo a causa de la explotación de tierras marginales, el sobrepastoreo, la desertificación, la desforestación, la erosión de suelos, la destrucción de tierras, la contaminación de acuíferos, la colmatación de reservas y la disminución de tierras interiores y costas pesqueras.
Minerales y combustibles
El mundo desarrollado dependía cada vez más de combustibles fósiles y minerales para mantener el desarrollo económico y el progreso social. Si un crecimiento poblacional rápido frustraba su expansión industrial y crecimiento sostenido, la inestabilidad social se instauraría en ellos.
A la hora de pagar las materias primas y la energía, tendrían más dificultades los países pobres, menos desarrollados y con un índice de crecimiento más rápido.
Desarrollo económico y crecimiento demográfico
El crecimiento demográfico rápido frenaba de forma severa el crecimiento económico o lo hacía imposible. Al no aumentar la renta per cápita, la calidad de vida no permitía un progreso social y económico similar al de los países desarrollados.
Otros factores económicos incluían la reducción del ahorro familiar; la necesidad creciente de moneda extranjera para importar alimentos; la intensificación severa de desempleo y subempleo; grandes desembolsos en ayuda a la dependencia, educación y salud que hubiesen podido destinarse a inversiones más productivas; y la inversión de recursos para el desarrollo de la producción alimentaria a fin de asegurar la supervivencia de una gran población en vez de mejorar las condiciones de vida de una población menor.
En áreas densamente pobladas, de menor desarrollo y golpeadas por la crisis del petróleo, el PIB podía ser menor del 1%. Para la mitad de la población de dichos países, con una renta de 100$ la perspectiva era no crecer o retroceder.
Si el crecimiento poblacional disminuía, el impacto en el PIB y en la renta per cápita sería positivo y contribuiría al progreso económico y social, además de ayudar a disminuir los niveles de fertilidad.
Las elevadas tasas de natalidad eran resultado de una información inadecuada y una carencia de medios para controlar la fertilidad, la escasa motivación para reducir el número de niños — vistos como un freno a la alta mortalidad infantil y ayuda a la dependencia en la vejez— y la lentitud en el cambio de preferencias familiares a causa de la tradición.
De acuerdo con los estándares mundiales de vida, el crecimiento económico debería superar al demográfico. En áreas de crecimiento demográfico elevado, el PIB era menor y se ahorraba mucho menos. Por ello, las inversiones en servicios de planificación familiar eran más efectivas en países en vías de desarrollo a la hora de generar más bienestar y un mayor crecimiento de la renta per cápita. Además, no había tiempo para modernizar y desarrollar áreas superpobladas antes de producir índices de natalidad más bajos, porque llevaría muchas décadas y el crecimiento poblacional ralentizaría el desarrollo, y la distancia entre ricos y pobres aumentaría aún más.
La interrelación entre desarrollo económico y crecimiento demográfico es compleja y difícil de comprender. Ahora bien, se ha constatado que el desarrollo económico y la modernización están más directamente relacionados con índices de natalidad más bajos.
El Plan de Acción Poblacional Mundial adoptado en la Conferencia Demográfica Mundial recomendaba que los países que quisiesen bajar los índices de natalidad deberían potenciar programas que desarrollasen la salud y la educación en ese sentido. Para ello, era indispensable la cooperación internacional y los programas deberían incluir: una asistencia médica y alimentaria superiores para reducir la mortalidad infantil, una educación y mejora del estatus social de las mujeres, el crecimiento del empleo femenino, modernizar la asistencia a la vejez y la ayuda en el ámbito rural de los países pobres, donde mayor era el grado de fertilidad. No obstante, era difícil establecer programas seguros sin antes realizar un estudio previo de la situación. Por eso, había que recabar más información acerca de los costes reales de dichos programas.
Posiblemente, el tamaño familiar en los países en desarrollo solo disminuiría cuando las familias amplias viesen que los beneficios de ser menos miembros serían mayores que los costes de tener familias numerosas. Se necesitaría, pues, mejorar la calidad de vida de los pobres para que quisiesen controlar su tasa de fertilidad.
Efectos políticos de los factores poblacionales
Las consecuencias políticas del crecimiento poblacional en países en desarrollo —rápido, migración interna, altos porcentajes de gente joven, lento crecimiento del nivel de vida, concentraciones urbanas desproporcionadas y presiones de las migraciones exteriores— estaban dañando la estabilidad interna y las relaciones internacionales en países que interesaban económicamente a los EEUU. La consecuencia más severa, un riesgo elevado para los sistemas económicos, políticos y ecológicos mundiales y, cuando empezasen a fallar, la pérdida de valores humanitarios.
El crecimiento demográfico estaba intensificando la migración del campo a ciudades superpobladas. La responsabilidad era, por tanto, enorme para los gobiernos de esos países en cuanto a administración pública, sanidad, educación, seguridad ciudadana y otros servicios. En cuanto a los habitantes de los suburbios, podían convertirse en fuerzas volátiles y violentas que amenazarían la estabilidad política.
Las condiciones socioeconómicas adversas generadas por el crecimiento demográfico elevado podrían contribuir a altos y crecientes niveles de abandono infantil, delincuencia juvenil, subempleo y desempleo crónicos y crecientes, pequeños robos, mafias organizadas, revueltas por obtener bienes básicos, movimientos separatistas, masacres comunitarias, acciones revolucionarias y golpes de Estado contrarrevolucionarios. Todo ello desincentivaría al capital extranjero, vital para el desarrollo de dichos países.
La cuestión fundamental era saber qué política poblacional mundial debería aplicarse para que la población no sobrepasase unos niveles adecuados de supervivencia.
En cuanto al desarrollo tecnológico, no se sabía si permitiría la alimentación de más de 8 mil millones de habitantes. Tampoco si los cambios climáticos de las décadas posteriores posibilitarían alimentar a una población creciente. Lo que quedaba claro es que las condiciones de vida de muchos habitantes de zonas superpobladas iban a ser muy duras. Incluso pudiendo alimentar a grandes cantidades de población, se trataría de una supervivencia inclemente, puesto que los años de buenas cosechas solo servirían para compensar los de las malas. Asimismo, tendrían que depender de los países ricos para su supervivencia.
Por el contrario, disminuir la tasa de natalidad implicaría una ganancia material para los países en desarrollo y una distribución más equilibrada de la renta per cápita. En el lado opuesto, el aumento de la tasa de natalidad, conllevaría una pobreza permanente y crecientes diferencias salariales, además de enormes tragedias originadas por la malnutrición y el hambre de forma crónica.
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1 Se puede encontrar el texto completo en https://pdf.usaid.gov/pdf_docs/PCAAB500.pdf (fuente gubernamental).
2 También conocido como el “cenit o agotamiento del petróleo”. Se trata de la “teoría del pico de Hubbert” y expone la tasa de agotamiento a largo plazo del petróleo y de otros combustibles fósiles. De acuerdo con las contabilizaciones llevadas a cabo desde entonces, se alcanzó dicho pico en 2006.
3 Organización de Países Exportadores de Petróleo.
4 Fundado por John D. Rockefeller III en 1952 y con una importante financiación del Rockefeller Brothers Fund.
Pepa Úbeda
Rosana Cervera says
Muy interesante este informe Kissinger, desconocido para la mayor parte de la gente. Resulta muy útil y esclarecedor comprobar las coincidencias existentes entre el diagnóstico de la situación y la visión geopolitica de EEUU de aquel momento, y las actuales. Así como conocer las directrices politicas que entonces se recomendaron poner en marcha referidas a las variables clave establecidas también en “Los límites del crecimiento”, informe fundacional del ecologismo político. Esas recomendaciones han guiado en gran parte lo que han sido las politicas públicas y las politicas de desarrollo aplicadas en las últimas 5 décadas en los países desarrollados y en los denominados en vias de desarrollo. Igualmente en el informe se dibujan escenarios de escasez de recursos naturales, combustibles fósiles y escasez muy al uso en las actuales tesis de colapso y decrecimiento. En definitiva, un informe premonitorio y plenamente vigente. Gracias a Pepa Úbeda por alumbrarnos con este artículo,