Situaciones de dominio del estamento militar poco democráticas
Se dan en dos situaciones: cuando controla el ámbito político y cuando el estamento político se vale del militar para conseguir sus objetivos.
La perversidad del poder militar
Reside en su influencia, que suele ser dañina para la ciudadanía, ya que invade territorios, somete a la población y provoca conflictos bélicos.
La posesión de armas, además, siempre resulta onerosa para el país, porque los gobiernos que gastan enormes cantidades de dinero en armamento se lo sustraen, sobre todo, a la Sanidad, la Educación, la Cultura, el Sistema de Pensiones. Pueden, incluso, bajar de forma radical el nivel de vida de la ciudadanía, que se puede ver incapacitada para vivir con el mínimo indispensable.
Dwight D. Eisenhower, 34º presidente de Estados Unidos y militar de alta graduación, defendió a lo largo de su vida un militarismo ofensivo frente al comunismo, en el contexto de la Guerra Fría y del feroz anticomunismo norteamericano. Incluso promovió dos golpes de Estado: uno en Irán y otro en Guatemala. Sin embargo, no espoleó al gobierno ni a las Cámaras políticas para que aumentasen los gastos militares si ello suponía un menoscabo para la calidad de vida de sus conciudadanos. De hecho, mantuvo el New Deal y se opuso al senador Joseph McCarthy. Al final de su mandato, tachó de muy negativo que se destinase a la producción armamentística el dinero necesario para la mejora social. Auguró que esa inversión provocaría la destrucción de los países en guerra y el empobrecimiento de la población mundial.
Manifestaciones del poder militar
Las más destacables son las armas ofensivas —entre las que se incluirían las de destrucción masiva—; una proporción muy elevada de efectivos militares en relación con la población civil; gastos militares elevados y no justificados ante la ciudadanía; una industria militar onerosa no sujeta a ningún control de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; y la intromisión del estamento militar en la política de un país.
No suelen presentarse por separado, sino combinadas. En algunos casos, dicha combinación puede abrazarlas a todas, que es lo más habitual en Estados Unidos y China.
Desde siempre, el objetivo militar más extendido de un país ha sido dominar el propio territorio o el de otros países para ejercer la máxima supremacía posible.
Sin embargo, aunque pueda parecernos sorprendente, que un país cuente con un ejército amplio y bien armado no implica que termine ganando una guerra. La historia demuestra que solo un 3% o 4% de los conflictos bélicos acaban en triunfo para una de las partes. El ejemplo más revelador vuelve a ser Estados Unidos, que ha sido incapaz de ganar una sola guerra destacada en solitario. Tuvieron que abandonar Vietnam y Afganistán derrotados. La segunda, también derrotó a la antigua URSS.
Papel del armamento
Depende del tipo, pero el nuclear sigue siendo la gran amenaza para la pervivencia de la humanidad. Se comprobó en Hiroshima y Nagasaki cuando los Estados Unidos dejaron caer sus bombas atómicas, a pesar de que Japón ya se había rendido a la URSS, aliada en aquel momento de los vencedores.
No obstante, los pronunciamientos de la mayoría de países del planeta por limitar su fabricación y uso no entusiasman demasiado a quienes lo poseen y modernizan: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.
Que sepamos, desde 1945, se han realizado 2000 pruebas como mínimo.
Armamento ofensivo
El defensivo es más inocuo que el ofensivo, que también puede ser provocativo, y suele utilizarse en territorios donde quiere implantar su hegemonía el país atacante. Además, son más agresivos cuanto más se desplazan hacia el exterior. El segundo es el más utilizado por la OTAN.
Dentro del ofensivo, destacan los misiles, portaviones, submarinos, aviones y helicópteros de combate y aviones de transporte.
Los países que poseen más armamento ofensivo son Estados Unidos, China, Rusia y la India, y su potencial represor se deja sentir ya en los ejercicios militares. Lo hemos visto en China ante Taiwán.
Con frecuencia, las armas ofensivas proyectan las aspiraciones territoriales de las potencias que las poseen. China, por ejemplo, se está modernizando con mucha rapidez y responde con operaciones ofensivas contundentes cada vez que las islas sobre las que tiene aspiraciones buscan el amparo de países como Estados Unidos. Pero no solo se trata de aspiraciones territoriales, sino también comerciales o de apropiación de materias primas imprescindibles para su industria. Antiguamente, ocurría entre las metrópolis y sus colonias. Modernamente, entre las potencias con un armamento ofensivo importante y antiguas colonias o imperios ya desaparecidos.
El ámbito económico capitalista es el que rige la utilización del armamento ofensivo, por eso, el ámbito militar le es de gran apoyo. Es más probable que el poder económico utilice el ejército para sus intereses que lo contrario. Con todo, los beneficios son para las élites económicas, porque las facturas armamentistas las pagamos el resto.
Si contabilizamos el armamento ofensivo existente, 31 países poseen misiles balísticos.
En cuanto a submarinos, Estados Unidos sigue siendo la máxima potencia y posee la mitad de los que hay en todo el mundo. Si bien, China ya superó a Estados Unidos en número de buques en 2015. Se utilizan con frecuencia en países en tensión permanente, como la que existe entre las dos Coreas o entre Grecia y Turquía. Por su parte, Irán aspira a controlar el estrecho de Ormuz a causa del petróleo y para convertirse en una potencia regional.
La zona más militarizada y de alto riesgo en cuanto a tipos de armamento es la del Asia-Pacífico, debido a la presencia de China, India, las dos Coreas y Pakistán. A corta distancia, se encuentra la de Estados Unidos y, a continuación, Europa. Después, Rusia y sus aliados de Asia Central y, finalmente, Oriente Medio.
Hasta la guerra de Ucrania, Europa poseía poco armamento: prefería utilizar la economía como arma de fuego.
Por lo que respecta a los drones, han aumentado de forma espectacular a partir del presente siglo y pocos países carecen de ellos. El que más tiene es Estados Unidos, seguido de Turquía, Rusia e India. No sabemos cuántos posee China.
En cuanto a efectivos, China dispone de dos millones de militares, India de millón y medio y Estados Unidos le anda cerca. Rusia, casi un millón. Europa, entre 150.000 y 200.000.
La militarización del espacio
Es la innovación más poderosa de los últimos tiempos, porque su control tiene una enorme dimensión geopolítica. En 2021, había 4.852 satélites funcionando, un 61% de los cuales era de Estados Unidos. Su dominio es absoluto. Le siguen China y Reino Unido.
Se utilizan en comunicación, meteorología, demostración de tecnologías, navegación y posicionamiento, ciencias de la Tierra, espionaje, etc.
El lanzamiento de satélites se ha multiplicado por mil y la saturación se ha hecho evidente, sobre todo desde que ha entrado el ámbito civil.
En cuanto a satélites militares, Estados Unidos, China —ha avanzado de forma espectacular en los últimos años— y Rusia van muy por delante de los restantes países y es muy preocupante su gran capacidad de control.
Ahora bien, tanto Rusia como China hace años que presionan para que se controle el uso de la fuerza contra objetos espaciales. Es porque han militarizado el espacio exterior y no quieren ser abatidos.
En 2021, la Asamblea General de la ONU aprobó cinco proyectos encaminados a prevenir la carrera de armamentos en el espacio ultraterrestre, pero China y Rusia se opusieron.
Las bases militares
Se trata de otro terreno minado. Sobre todo, si pertenecen a un país que las asienta en otro…
Su ubicación depende de múltiples causas: antiguas colonias, erigidas durante la Guerra Fría, objetivos expansionistas, expectativas de convertirse en potencias regionales, participación en una guerra determinada o deseo de controlar una zona específica.
Hay 20 países con bases en el extranjero. Estados Unidos es el que cuenta con más en el exterior: está presente en 83 países o territorios. Su objetivo es fundamentalmente expansionista.
Rusia busca más la propia protección. Sus objetivos están en Asia Central y el continente africano. Como carece del potencial estadounidense, se vale de mercenarios. En la actualidad, ocupa territorios que fueron francés o norteamericano. El objetivo propagandístico también es importante, si bien le sale más rentable tener facilidades de paso en puertos y aeropuertos extranjeros que potenciar bases fijas.
Reino Unido y Francia combinan su pertenencia a la OTAN con haber sido imperios coloniales.
Erdogan se ha situado en diez países, pero Turquía no es una potencia que pueda mantener ese estatus tan caro. En realidad, es un reflejo de las ansias imperialistas de su presidente.
China es más prudente y prefiere invertir económicamente a instalar bases militares.
India se ha situado en el océano Índico, porque es muy importante comercialmente para el país, aunque China lo tiene sitiado mediante su Franja y su Ruta de la Seda.
Caso curioso es el de Yibuti, que cuenta con bases de Estados Unidos, Francia, China, Italia, Arabia Saudí y Japón.
África es el espacio más cotizado, lo cual puede terminar militarizando todo el continente.
Estados Unidos tiene más de 750 bases repartidas en más de ochenta países, muchas más que embajadas, consulados y misiones… Le sirven para apoyar a regímenes antidemocráticos y participar en múltiples guerras, aunque con resultados desastrosos. Desde principios de siglo, ha participado en 25 conflictos, que le cuestan la broma 55.000 millones de dólares al año.
Gastos militares
Aunque parezca paradójico, desde el final de la Guerra Fría, su aumento ha sido tan descomunal que no ha podido destinar el “dividendo del desarme” a fines sociales.
Los países más gastosos son India, China, Rusia y Estados Unidos, si bien el rearme ha sido generalizado en todo el planeta.
China es la que más ha desembolsado. Sin embargo, no se explica tanto despilfarro en rearme cuando ya ha colonizado a medio planeta y controla todo el mundo a través del comercio y las finanzas. Quizás, sea para proteger sólidamente su Ruta de la Seda y las franjas del Índico, el Pacífico y el Ártico.
De acuerdo con el PIB, Rusia y Estados Unidos superan el 3%, lo cual implica que están muy militarizados. India se les acerca, a pesar de que el país, tienen enormes necesidades de todo tipo. Los países de la zona del Pacífico-Índico también han aumentado sus gastos armamentísticos. La creciente tensión entre los países limítrofes con Rusia y esta ha aumentado el despilfarro, aun habiendo formado parte de la URSS. Son, excepto Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Belarús, Ucrania, Finlandia, Georgia y Azerbaiyán.
Un indicador de que se espera el inicio de un conflicto es que empiecen a rearmarse países que no lo habían hecho antes. Un ejemplo lo constituyen Armenia y Azerbaiyán.
Aparte del PIB, otro indicador importante de una situación armamentística son los intercambios comerciales. Si son mayores que sus gastos militares, es porque existe una dependencia comercial mutua. Si se iniciase un conflicto, los países más armados serían más vulnerables comercialmente que los que no lo son. Es el caso de la guerra de Ucrania, porque ha abierto el rearmamento de la Unión Europea.
La industria militar
En 2020, las 50 principales industrias de armamento facturaron por valor de 471.360 millones de dólares. La empresa más potente fue Lockheed Martin Corp. Otra muy pujante fue la Boeing.
Es una industria que goza de muy buena salud. Antes, eran las norteamericanas las que controlaban el mercado mundial. Ahora, hay chinas —todas estatales— y rusas.
El comercio de armas
La venta de armas pesadas está en manos de Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido y China.
Se trata de un gran negocio para el que no existen fronteras, pues se pueden vender armas simultáneamente a dos países enfrentados entre ellos. Ahora bien, su peso comercial no tiene la misma importancia para todos. Mucha para Rusia, muy poca para China.
Por lo que respecta al clientelismo político, es muy importante para Estados Unidos, Rusia y China. Mucho menos para Francia, Alemania o Reino Unido. Hay países que dejaron de ser clientes de uno para serlo de otro: Egipto, Irán, Iraq y Corea del Norte. Un índice claro de los cambios geopolíticos que se han producido en la segunda década del siglo XXI es que ha habido cambios clientelares y de producción importantes.
Clientes actuales de Estados Unidos son Arabia Saudí, Australia, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Japón e India. Es decir, se han reorientado hacia Asia, aunque también se ocupan de Grecia y Turquía.
Rusia es el segundo gran exportador y se ha reorientado hacia India y China. Esa exportación es muy importante económicamente. Pero también exporta a Argelia, Vietnam, Irán y Venezuela, además de haber recuperado a Egipto.
Francia, el tercer exportador, tiene como clientes a Emiratos Árabes Unidos, China, Taiwán, India, Arabia Saudí, Egipto, Qatar y Singapur.
Alemania vende a Grecia, Turquía, Corea del Sur, Australia, Israel y Estados Unidos.
Reino unido, a Arabia Saudí, Estados Unidos, India, Omán, Canadá y Brasil.
A China, le compran Pakistán, Myanmar, Bangladesh, Irán, Tailandia, Argelia, Venezuela y Sri Lanka.
Aunque los países africanos no tienen tantos medios para comprar armamento pesado, la penetración política está siendo muy importante. Rusia lo ha hecho en Eritrea, Guinea, Malí, Mozambique, Ruanda, Sudán, Uganda y Zambia. China en Ghana, Somalia y Tanzania. Por eso no votaron contra Rusia en la ONU cuando invadió Ucrania.
Aspectos militares que preocupan en la segunda década del siglo XXI
Los que rodean a Taiwán, la incorporación de Australia a Estados Unidos y la OTAN, la estrecha dependencia de Pakistán respecto de China y la alianza de India, China y Rusia. Si se les une Pakistán, darán mucho que hablar, pues tienen al 40% de población del planeta.
* Los datos objetivos de este artículo han sido tomados del libro Hegemonías, Bloques y Potencias en el siglo XXI. El orden mundial tras la guerra de Ucrania, de Vicenç Fisas (Editorial Catarata, 2022).
Pepa Úbeda
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